miércoles, 20 de agosto de 2014

"La Reina India", de Henry Purcell




La Reina India (Tilton, Nueva Hampshire)




La segunda cadena de RTVE estrenó el pasado domingo en su programa El Palco, que presenta la soprano Ainhoa Arteta, la ópera "La Reina India" (The Indian Queen) del compositor barroco británico Henry Purcell, muerto en 1695, y considerado el más grande compositor británico de todos los tiempos. El libreto es una versión revisada de la obra de 1664 de John Dryden y Robert Howard. La ópera "The Indian Queen" fue estrenada en el Teatro Real Drury Lane de Londres en 1695. 

La versión estrenada en el Teatro Real de Madrid es obra de Peter Sellars, bajo la dirección musical de Teodor Currentzis, y relata el primer contacto entre los indios maya y los conquistadores españoles del Nuevo Mundo, y es un espectáculo que auna danza, música, literatura, teatro y artes visuales.

Pueden verla completa en el enlace de más arriba. Les aconsejo que lo hagan en cuanto puedan porque el enlace de RTVE no suele estar disponible más allá de unas pocas semanas. Espero que la disfruten.  

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El compositor Henry Purcell




Entrada núm. 2145
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)

martes, 19 de agosto de 2014

Sobre el estado de la nación española. Análisis de una encuesta (I)



Axel Oxenstierna (1583-1654), gran canciller de Suecia



El gran historiador austriaco Hanns Leo Mikoletzsky (1907-1978), cuenta en su monumental "Historia de la Cultura" (Labor, Barcelona, 1966) una interesante anécdota referida al que fuera gran canciller del rey Gustavo Adolfo de Suecia y más tarde de la reina Cristina, Axel Oxenstierna (1583-1654), una de las más grandes personalidades de la historia del país nórdico. Por lo que parece, uno de sus hijos, destinado como estaba por su inteligencia y linaje a suceder a su padre en el servicio a la monarquía sueca, mostró a este sus reticencias a involucrarse en ello por que estimaba no estar suficientemente preparado para tan alta misión. La mordaz respuesta del Gran Canciller a su hijo fue, por lo que se cuenta, digna de su talla política: "No sabes, hijo mío, con cuan poca inteligencia puede ser gobernado el mundo". Del acierto de sus palabras da prueba indudable el lanzar una simple ojeada a la situación actual, no solo de nuestro país, sino de cualquier otro al que echemos el ojo. ¡Y podíamos estar peor, aunque parezca difícil de creer!

Como ya he comentado con anterioridad, a la mayoría de los políticos, pero no sólo a ellos, también a jueces, médicos, militares, obispos, misioneros, funcionarios, maestros, banqueros, periodistas y líderes de opinión, por citar algunos especímenes de la diversa fauna humana, se les llena la boca con lo de la "vocación de servicio"; sobre todo cuando hablan de la suya. No deberíamos creerles siempre. El altruismo no es moneda de uso corriente entre las clases altas (ni entre las medias, ni las bajas, dicho sea de paso) aunque excepciones, haberlas haylas. Y lo que ellos llaman "vocación de servicio" la mayoría de las veces no pasa de ser ambición personal, ganas de medrar, búsqueda de gloria, pasión por el poder, ansias de mando, y a veces, hasta búsqueda del martirio como medio para ganarse el cielo. Casi cualquier cosa menos altruismo.

Que con la que nos está cayendo los españoles sigan confiando en el sistema político democrático que nos dimos en 1978, es una indudable prueba de madurez política, que nuestros representantes no deberían tomar como un cheque en blanco. Según la primera entrega de la encuesta de Metroscopia para El País, titulada "Pulso de España 2014" y publicada el pasado domingo, un 66 por ciento de los consultados considera que sin partidos políticos no puede haber democracia; y un 75 por ciento que los partidos políticos son necesarios para defender los intereses de los distintos grupos sociales.

Simultáneamente, esos mismos españoles, o al menos el 75 por ciento de los encuestados, consideran que tal y como los partidos están ahora organizados y funcionan, es muy difícil que logren "atraer" y "reclutar" para la actividad política a las personas más "competentes" y mejor "preparadas" (los entrecomillados son míos), y que España necesita una segunda Transición que, con el mismo espíritu de pacto y concordia de la primera, modifique y actualice muchos aspectos de nuestro actual sistema político (otro 75 por ciento).

Les invito a examinar los restantes datos de la encuesta en el enlace de más arriba, y de paso el comentario y anális que de la misma realiza para el diario El País el sociólogo Juan José Toharia, doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y por la Universidad de Yale, que pueden leer aquí. Y quedamos a la espera de esa segunda entrega que se nos promete interesante.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España



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domingo, 17 de agosto de 2014

El poeta Manuel Alcántara y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLV)





La Alcazaba (Málaga, Andalucía)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Manuel AlcántaraNace en Málaga (Andalucía) en 1928. Poeta, literato y columnista, la guerra civil, que vive de niño en su Málaga natal, le deja una profunda huella que marcará su infancia y juventud. A los 18 años se traslada con su familia a Madrid donde comienza los estudios de Derecho, que abandonará sin concluir. A los 23 años se estrena como poeta en los cafés literarios madrileños. En 1958 comienza a colaborar en los más prestigiosos diarios españoles de la época, como columnista, al igual que en radio y televisión. Colaboración que perdura aun hoy, lo que le convierte en el decano de los columnistas españoles. Ha obtenido el Premio Nacional de Literatura, el Antonio Machado de Poesía, y los premios Mariano de Cavia y Luca de Tena de periodismo, entre otros muchos. Sigue viviendo en Madrid. Les dejo con su poema "En el sitio del pan. Sobre la mesa":


Sobre la mesa está: madera limpia,
lento vino, pobreza soleada...

Sobre la mesa están los campanarios,
el domingo en la aldea, los programas
de las fiestas del pueblo,
el tiempo que madura las naranjas...

Sobre la mesa están
los campos labrantíos, las campanas
y los trigales cuando el viento,
el ruido de la patria.

Aceitunas y espacio, muerte y muerte,
España,
sobre la mesa estás,
desmantelada.

Retóricos azules,
piedras desmemoriadas,
gentes buscando
los atajos del agua...

En el sitio del pan,
en la hora de comer, aquí sentada
estás, madre de tierra, más morena,
más triste que en las últimas semanas,
con tu pañuelo negro en la cabeza,
pensando en hijos, cátedra de lágrimas,
valiente como siempre y bien dispuesta,
acaso un poco más cansada.

Como un río de noche,
como una niña ciega en la ventana,
sobre la mesa estás, viva y terrible,
sangre de toro y tapias encaladas.

Aceitunas y penas
vidrios rotos del alba
y un mar en cada puerta
te guardan.

Zurcidora del tiempo
que se ha roto, artesana
de tu propio crepúsculo y tu adobe,
sobre la mesa estás, madre y España,
hija nuestra, pensando en otros días,
ocupada en las cosas de la casa.


"En el sitio del pan. Sobre la mesa"
Manuel Alcántara


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Manuel Arce. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Manuel Alcántara





Entrada núm. 2143
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sábado, 16 de agosto de 2014

El poeta Rafael Santos Torroella y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLIV)




Portbou (Cataluña)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Rafael Santos TorroellaNace en Portbou (Cataluña) en 1914. Crítico de arte, traductor, pintor y poeta. Estudio Derecho en las universidades de Valladolid y Salamanca. Durante la guerra civil colabora en la edición de varias revistas culturales de la zona republicaba en Barcelona y Valencia. Renovador de los estudios culturales y artísticos en Cataluña, está considerado como una de las máximas autoridades mundiales en Miró, Picasso y Dalí. Tradujo al español a Fernando Pessoa y Carles Riba, así como numerosos libros de literatura infantil francesa e inglesa. Pero sobre todo se siente poeta, alguien que define la poesía como "filosofía del corazón". Obtuvo el premio Boscán de Poesía y la medalla de oro de las Bellas Artes. Muere en Barcelona el año 2002. Les dejo con su poema "El rostro de la patria desde el aire":



Cruzando el duro y combatido lecho
de este río de rubes, allá abajo
con hoja de cristal delgado, el Tajo
te hiere, oh tierra sumergida, el pecho.

Dijérsa ensoñada y al acecho
de la tristeza que por ti contrajo
este mirar en vuelo que hacia abajpo
como a la muerte se me va derecho.

Madre dormida, el rostro hoy puedo verte
bellamente tendido, como el ave,
si no con  su mirada fugitiva.

Y nunca como ahora he de saberte
tan dulcemente dolorosa y grave,
tan, en muerte y amor, definitiva...

"El rostro de la patria desde el aire"
Rafael Santos Torroella


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Manuel Alcántara. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta Rafael Santos Torroella



Entrada núm. 2142
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jueves, 14 de agosto de 2014

El poeta José Antonio Muñoz Rojas y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLIII)




El Torcal (Antequera, Andalucía)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta José Antonio Muñoz Rojas. Nace en Antequera (Andalucía) en 1909. Poeta de la Generación del 36. Estudia con los jesuitas en Málaga y Madrid, licenciándose en Derecho por la Universidad Central. En 1929 funda junto con Leopoldo Panero la revista poética "Nueva Revista". Hace amistad con Vicente Aleixandre y otros poetas de la Generación del 27 y colabora con las revistas que dirigen, respectivamente, Pablo Neruda y José Bergamín. Al inicio de la guerra civil marcha como lector de español a la universidad de Cambridge, volviendo a Málaga al finalizar la misma. Allí funda, junto a otros poetas, la colección "A quien conmigo va". En 1952 marcha a Madrid, y entra a trabajar en el Banco Urquijo, del que llegará a ser secretario general. Su larga vida como poeta le permite transitar por todos los estilos: las vanguardias, el revolucionario, el tremendismo, el socialrealismo... En 1998 obtiene el Premio Nacional de Poesía. Muere en Madrid el año 2009. Les dejo con su poema, otro soneto, "Te he querido cantar":



Te he querido cantar. Yo te he querido
dejar (¡mas no podía!), este arroyuelo
del verso (¡fuera claro!) por tu suelo
y darte algún frescor, a ti, crecido

de siempre por mi sangre, no en olvido,
nunca, mas en amor y en el desvelo
siempre de tu labor, olivo, vuelo,
de ramón bronco, en el secano ardido.

¡Oh señor de este campo que te quiere
y por ti se desnuda y se despoja
de lujurosa hierba y flor bravía!

¡Oh sangre de mi sangre que se muere,
por tu raíz y tronco, flor y hoja,
oh campo de olivar, oh Andalucía!


"Te he querido cantar"
José A. Muñoz Rojas


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Rafael Santos Torroella. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta José Antonio Muñoz Rojas



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miércoles, 13 de agosto de 2014

El poeta Gerardo Diego y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLII)




Palacio de La Magdalena (Santander, Cantabria)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Gerardo Diego. Nace en Santander (Cantabria) en 1896. Poeta, escritor, cirítico literario y profesor, es uno de los más importantes poetas de la Generación del 27 e impulsor de la vanguardia poética española. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Deusto (País Vasco), doctorándose en la de Madrid. En 1925 obtiene el Premio Nacional de Literatura. El inicio de la guerra civil le coge en Francia, de donde vuelve para unirse al bando franquista. Al final de la misma, se incorpora como profesor al Instituto Beatriz Galindo de Madrid en el que permanecerá hasta su jubilación. En 1947 ingresa en la Real Academia Española, y en 1979 obtiene el Premio Cervantes. Su poesía representa el ideal de la Generación del 27 al alternar la poesía tradicional con la vanguardista. En la primera trata los paisajes de España, la religión, la música y el amor; en la segunda, trata temas como el creacionismo, lo intrascendente y las imágenes extraordinarias. Muere en Madrid el año 1987. Les dejo con su poema "El ciprés de Silos", considerado por muchos como el mejor soneto de la literatura española:



Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado asimismo el loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llega a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

"El ciprés de Silos"
Gerardo Diego


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta José Antonio Muñoz Rojas. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Gerardo Diego



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martes, 12 de agosto de 2014

El poeta Eladio Cabañero y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLI)




Las Lagunas de Ruidera (Castilla-La Mancha)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Eladio Cabañero. Nace en Tomelloso (Castilla-La Mancha) en 1930. Su padre, destacado dirigente socialista local, muere fusilado al finalizar la guerra civil. Trabaja en el campo y la construcción para ganarse la vida. De formación autodidacta, en 1956 se traslada a vivir a Madrid. Trabaja durante varios años en la Biblioteca Nacional de España y más tarde en la editorial Taurus y como redactor jefe de varias publicaciones literarias. Miembro de la conocida como Generación del 50, ganó el Premio Nacional de Literatura. Su poesía canta al paisaje y las gentes de su Castilla-La Mancha natal, así como al amor, la soledad y la queja ante las injusticias. Todo ello con emocionado lirismo. Murió en Madrid el año 2000. Les dejo con su poema "La Patria", que se inicia con un verso de Francisco de Quevedo:


"Miré los muros de la patria mía..."
Francisco de Quevedo

Abierta a los paisajes, silenciosa,
se deja resbalar por sus colinas
hasta las manos que la aman.
Montes a la redonda
cobijan a los pueblos más perdidos,
blancos, disimulados
entre las trochas y el romero.
Pero no basta.

La Patria disecada en los museos,
la Patria del recuerdo y las cenizas
donde un analfabeto nunca cuenta
y una rosa tampoco,
la Patria de antes, la que ha recibido
tantas lecciones de sus hijos muertos,
mejor será olvidarla,
dejarla atrás.

A Dios alaban cuantos de la piedra
construyen una estatua para un hombre,
un muerto predilecto.
Parados en los parques y las plazas,
piloteando la deriva propia,
habitan unos pocos
de los que consiguieron sentar nombre
de héroe.

Mejor que pechos de oro, frentes
de bronce y cinturón de acero con espada,
hombres dando al arado sus derechos
de siembre, hombres
con las manos de encina, tendones
de la propia cordillera, venas
como las fintas de los rayos, dedos
haciendo por el aire y los barbechos
la señal de la siembra.

Yo estoy con los que eligen un amigo,
los que agrupan los nombre naturales
para dar riego al corazón.
Quiero aprender del padre que trabaja
para que el hijo coma,
quiero elegir un pueblo abandonado
donde conozca a todos los vecinos,
para vivir debajo de su tejas
con mi familia y mi conducta.
Quiero
defender la verdad de cada día,
merecer bien el aire,
comer mi pan de harina bien ganada
como lo come un labrador cansado
de luchar con la tierra y de ser pobre.

Cumpliré mi palabra.
Entregaré las cuentas a lo último;
después me saldré al campo
a ver desde algún cruce de caminos
ponerse al sol un día por mi Patria.

"La Patria"
Eladio Cabañero


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El poeta Eladio Cabañero



Entrada núm. 2139
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lunes, 11 de agosto de 2014

El poeta Luis Felipe Vivanco y el tema de España en la poesía española contemporánea (XL)




Monasterio de San Lorenzo (El Escorial, Madrid)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

 Hoy traigo hasta el blog al poeta Luis Felipe Vivanco. Nace en San Lorenzo del Escorial en 1907. Hijo de un magistrado pasa los primeros años de su niñez en continuos traslados de una ciudad a otra. En 1915 su familia se afinca en Madrid y allí estudia arquitectura, a lo que se dedicará profesionalmente, y poco más tarde filosofía y letras. En su juventud fue amigo personal de Rafael Alberti y Xavier Zubiri, publicando sus primeros versos en la revista Cruz y Raya. Al inicio de la guerra civil, a pesar de su republicanismo (era sobrino del también poeta José Bergamín), se decanta por la Falange y se suma al golpe militar colaborando en la propaganda del régimen franquista junto a otros poetas como Luis Rosales, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo, con los que conforma la denominada Generación del 36 y con los que funda la revista Escorial. En su poesía adquiere una gran importancia el tema religioso, pero también el amor, la naturaleza, la familia y la vida cotidiana. Obtuvo el premio de la Crítica y el Fastenrath de la Real Academia Española. Muere en Madrid en 1975. Les dejo con su poema "Romance":


Contigo, tierra de España,
contigo y solo contigo.
Mañana contigo muerto,
pero hoy ya contigo vivo.

Contigo y con las distancias
leonadas de tu mutismo.
Contigo y con tus barbechos.
Contigo y por tus caminos.

Contigo y tus encinares,
y en cabezo, el novillo.
Contigo y con tus barrancos
donde la flor del espino.

Contigo y con tus laderas
de primavera y estío:
contigo en chortales verdes
y en pastizales pajizos.

Contigo en cerros de pieda
para el olor del tomillo.
Contigo en grietas de tesos
y en arroyos repetinos.

Contigo y con tus azadas
que riegan huertos raquíticos.
Contigo en oueblos que aplasta
la luz de un cielo agresivo,

Contigo y con tus ciudades
de agrestes rincones íntimos.
Si en tu Segovia me pasmo,
en tu Ávila me alucino.

Contigo, tierra de España.
Primero contigo niño,
pero hoy ya contigo hombre.
Contigo y con tu castigo.

"Romance"
Luis Felipe Vivanco


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Eladio Cabañero. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt






El poeta Luis Felipe Vivanco




Entrada núm. 2138
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sábado, 9 de agosto de 2014

El poeta Claudio Rodríguez y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXXIX)





Catedral del Salvador (Zamora, Castilla y León)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".  

Hoy traigo hasta el blog al poeta Claudio Rodríguez. Nacido en Zamora en 1934, en el seno de una familia burguesa propietaria de fincas rurales, su padre fue apasionado lector y autor de poesías. Pasó de niño largas temporadas en las fincas de su abuela materna. A la muerte de su padre, tiene que hacerse cargo de la administración de las mismas, lo que le permite adentrarse en la lectura de la biblioteca familiar donde  se aficiona a los místicos españoles, los románticos ingleses y la poesía francesa de finales del XIX. Abandona los estudios de Derecho en la Universidad de Madrid para hacer los de Filología, doctorándose en Filología Románica. Fue lector de español en las universidades de Oxford y Cambridge y profesor en la de Madrid. Tuvo un paso fugaz por el partido comunista, que abandonó casi inmediatamente a causa de enfrentamientos personales con sus dirigentes. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1983 y en 1997 el Príncipe de Asturias de las Letras. En 1987 ingresó en la Real Academia Española. La crítica le considera uno de los más grandes poetas españoles de la segunda mitad del siglo XX. Muere en Madrid en 1999.  Les dejo con su poema "Al ruido del Duero":


... Y como yo veía
que era tan popular entre las calles
paséel puente y, adiós, dejé atrástodo.
Pero hasta aquí me llega,quitádmelo, estoy siempre
oyendo el ruido aquel y subo y subo,
ando de pueblo en pueblo, pongo el oído
al vuelo del pardak, al sol, al aire,
yo qué sé, al cielo, al pecho de las mozas
y siempre el mismo son, igual mudanza.
¿Qué sitio es este sin tregua? ¿Qué hueste, qué altas lides
entran a saco en mi alma a todas horas,
rinden la torre de la enseña blanca,
abren aquel portillo, el silencioso,
el nunca falso? Y eres
tú, música del río, aliento mío hondo,
llaneza y voz y pulso de mis hombres.
Cuanto mejor sería
esperar. Hoy no puedo, hoy estoy duro
de oído tras los años que he pasado
con los de mala tierra. Pero he vuelto.
Campo de la verdad, ¿qué traición hubo?
¡Oid cómo tanto tiempo y tanta empresa
hacen un solo ruido!
¡Oid cómo hemos tenido día tras día
tanta pureza al lado nuestro, en casa,
y hemos seguido sordos!
¡Ya ni esta tarde más! Sé bienvenida,
mañana. Pronto estoy: ¡sedme testigos
los que aun oís! Oh, río,
fundador de ciudades,
sonando en todo menos en tu lecho,
haz que tu ruido sea nuestro canto,
nuestro taller en vida. Y si algún día
la soledad, el ver al hombre en venta,
el vino, el mal amor o el desaliento
asaltan lo que bien has hecho tuyo,
ponte como hoy en pie de guerra, guarda
todas mis puertas y ventanas como
tú has hecho desde siempre,
tú, a quien estoy oyendo igual que entonces,
tú, río de mi tierra, tú río Duradero.


"Al ruido del Duero"
Claudio Rodríguez



Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Luis Felipe Vivanco. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Claudio Rodríguez




Entrada núm. 2136
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viernes, 8 de agosto de 2014

El poeta José Bergamín y el tema de España en la poesía española contemporánea (XXXVIII)




Fuente de Neptuno (Madrid)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".  

Hoy traigo hasta el blog al poeta José BergamínNace en Madrid en 1895 en el seno de una acomodada familia liberal, conservadora y católica, en la que su padre fue ministro en gobiernos de la Restauración. Católico y comunista convencido intentó armonizar toda su vida ambas ideologías. Estudió Derecho en la Universidad de Madrid, escribiendo sus primeros trabajos en la revista Índice que dirigía Juan Ramón Jiménez, al que profesó siempre una profunda amistad, al igual que a Unamuno. Participó en las actividades de la Generación del 27, aunque no se le considera miembro de la misma. Ocupó cargos políticos en los gobiernos de la República y durante la guerra civil presidió la Alianza de Intelectuales Antifascitas. Al final de la misma se exilia sucesivamente en México, Venezuela, Uruguay y, finalmente, Francia. Vuelve a España en 1961 y se exilia de nuevo en 1963. Retorna definitivamente en 1970. Sus últimos años de vida los pasa en el País Vasco, donde apoyó dedicidamente a la organización Herri Batasuna. Murió en San Sebastián en 1983. Les dejo con su poema "Al volver":


Aquí nació mi vida a la esperanza
y aquí esperó también que moriría;
ahora que vuelvo aquí, parecería
que el tiempo me persigue y no me alcanza.

Detiene otoño el paso a la mudanza
que en la luz, en el aire se extasía:
los árboles son llamas, su alegría
enciende ya mi bienaventuranza.

Todo pasó. Todo quedó lo mismo:
como si el otoño floreciera,
ardiendo en el fulgor de su espejismo,

última para mí, la primavera.
Abismo del no ser al ser abismo
la eternidad, del tiempo prisionera.


"Al volver"
José Bergamín



Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Claudio Rodríguez. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta José Bergamín




Entrada núm. 2135
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri