El blog de HArendt - Pensar para comprender, comprender para actuar - Primera etapa: 2006-2008 # Segunda etapa: 2008-2020 # Tercera etapa: 2022-2024
viernes, 16 de diciembre de 2022
[ARCHIVO DEL BLOG] Shirin Ebadi: la conciencia de Irán. [Publicada el 19/6/2013]
jueves, 15 de diciembre de 2022
De las encuestas de opinión
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz viernes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va de las encuestas de opinión, que como dice en ella el politólogo Fernando Vallespín, son el eco de nuestra voz, nuestro papel como actores políticos, y que una que se hacen públicas, impactan sobre la realidad que reflejan y, por tanto, la transforman. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
Democracia demoscópica
FERNANDO VALLESPÍN
11 DIC 2022 - El País
La política democrática se representa en los medios de comunicación. Estos ponen el escenario en el que actúan los agentes políticos. Un escenario en el que podemos ver su actuación cotidiana a la vez que esta es evaluada de forma permanente. Nosotros, el público, los observamos y vamos tomando nota poco a poco del despliegue de la trama. Unos actúan —no en vano los llamamos actores políticos— y otros miran. Con la diferencia de que ahora el público también puede hacerse oír a través de las redes sociales, donde de modo continuo invade el tablero como un actor más. Pero se trata de una irrupción ruidosa y poco representativa, más propensa a añadirle picante al argumento que a reflejar la verdadera opinión de la ciudadanía. Para acercarse a esta no hay más remedio que acudir a las encuestas. Cuando se presentan, la ciudadanía deja ya de ser audiencia para convertirse en parte del espectáculo, en participante directo de la acción. Con una peculiaridad relevante, representa a “los buenos” de la función, a aquellos que dotan de sentido a todo el espectáculo, su fuente de legitimidad.
Como se ve, nuestra teatrocracia queda coja sin introducir a esta especie de coro griego que alecciona o reprende a los protagonistas. No en vano se ha dicho de las encuestas que son el principal instrumento de democracia aplicada entre periodos electorales. Y, por tanto, un instrumento de poder, un mecanismo de control capaz de diluir o ratificar los argumentarios de los partidos o dar cuenta de la performance efectiva de sus líderes, un espejo que permite que los políticos puedan ver cómo se refleja su imagen y la de sus adversarios y actuar en consecuencia. Recordemos que Pablo Casado sucumbió ante ellas y a Alberto Núñez Feijóo le cambiaron el paso después de que, como ocurriera con la madrastra de Blancanieves, empezara a percibirse que ya no era tan claramente el más guapo del reino, algo que antes ya le pasara a Pedro Sánchez. También, porque tienden a ser performativas. Se limitan a recoger datos, a presentar una fotografía de un determinado estado de opinión en un momento específico —esto nos lo recuerdan una y otra vez sus profesionales—, pero una vez que se hacen públicas, impactan sobre la realidad que reflejan y, por tanto, la transforman.
Por eso todos quieren tenerlas de su lado, controlar al controlador. Aquí es donde entra el elemento preocupante, la extensión de la sospecha de que se haga un uso instrumental de ellas, que se subordinen a los diferentes intereses en conflicto, sobre todo a los de los creadores de opinión; es decir, a los medios. Y el recelo aumenta cuando cada medio va con su casa de encuestas bajo el brazo y se prodigan en exceso. Conozco bien a suficientes empresas demoscópicas como para poder afirmar que hacen su trabajo siguiendo a rajatabla las reglas del gremio, aunque se vean más o menos afectadas por limitaciones presupuestarias. Están en el mercado, o sea, que son los primeros interesados en no manchar su prestigio, sobre todo en lo que hace a las estimaciones del voto. Todas prefieren acertar antes que satisfacer a quien se las encarga, aunque pueda haber excepciones. Otra cosa es, y esto no es responsabilidad suya, que la interpretación de sus datos se sujete después a estrategias específicas. La clave está, pues, en su interpretación, que no es tan simple como parece. O en que se pregunte sobre una cosa y no sobre otras, o que solo se editorialice sobre las que coinciden con la línea del medio en cuestión. Así que, estén atentos a lo que se hace con ellas, porque son el eco de nuestra voz, nuestro papel como actores políticos.
[ARCHIVO DEL BLOG] Malas nuevas desde Kosovo. [Publicada el 16/12/2010]
miércoles, 14 de diciembre de 2022
Del ChatGPT
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz jueves. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va del ChatGPT, el programa de inteligencia artificial, del que la escritora Marta Peyrano dice en ella, que es un maestro de la palabrería, un mitómano irredento que no sabe lo que dice pero suena tan bonito que nos seduce sin remedio. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
[ARCHIVO DEL BLOG] Eichmann en Jerusalén. [Publicada el 15/12/2015]
Escribí sobre ello en el blog con motivo del cincuentenario de su ejecución y me resultó llamativo que el aniversario de un acontecimiento de tanta notoriedad mediática como fue el juicio y posterior ejecución de Aldof Eichmann pasaran absolutamente desapercibidos. Un excelente artículo del escritor argentino Álvaro Abós en El País de aquel día, titulado "Eichmann en la horca", rememoró el hecho analizando con detalle las consecuencias que tuvo para la instauración de una justicia internacional que persiguiera y enjuiciara delitos calificados como crímenes contra la humanidad, sentando principios jurídicos como los de la imprescriptibilidad y la no consideración de la obediencia debida como eximente cuando se juzgan crímenes de lesa humanidad. Y es que, como dice Abós al final de su artículo, el olvido no puede lavar el horror.
Resulta imposible hablar del secuestro, procesamiento, condena y ejecución de Adolf Eichmann sin hacer mención a una obra capital de la teórica política norteamericana de origen judeo-alemán Hannah Arendt. Si desean profundizar en el conocimiento de aquel hecho histórico y sus consecuencias nada mejor que recurrir a las fuentes, que no pueden ser otras que el propio texto de Arendt, "Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal" (Lumen, Barcelona, 2003), al que pueden acceder en el enlace anterior. Les recomiendo igualmente que vean el documental de la cadena televisiva ORF2, con imágenes reales del proceso llevado a cabo en Jerusalén. Está subtitulado en alemán, aun así, merece la pena verlo.
Hannah Arendt, siguió todo el proceso de Eichmann en Jerusalén como corresponsal de una prestigiosa revista neoyorkina y escribió una serie de artículos sobre el mismo que más tarde publicaría en forma de libro. Ese libro fue "Eichmann en Jerusalén. Un informe sobre la banalidad del mal", un texto que levantó notable polémica en Estados Unidos, en Alemania, y dentro del mundo judío, por lo atrevido de algunas de sus conclusiones, por ejemplo, la de que el mal no necesariamente encarna en psicópatas delirantes como Hitler, sino que puede también presentarse en envases cotidianos, bajo la forma de un señores normales como Adolf Eichmann, buenos padres de familia, ciudadanos ejemplares y funcionarios cumplidores.
Yo tenía catorce años cuando Adolf Eichmann fue secuestrado por el Mossad, y llevado de forma clandestina a Israel. No recuerdo nada especial sobre el proceso que se siguió contra Eichmann, del que conocí muchos años más tarde los detalles, gracias entre otras razones al libro de Hannah Arendt. Si recuerdo en cambio el revuelo que causó la noticia de su ejecución en España, y sobre todo recuerdo con precisión la admiración que suscitó en mí, quizá, y en gran parte, por ser descendiente de conversos y sentirme orgulloso de mis orígenes judíos, la operación desarrollada por el Mossad, con detalles que parecían sacados de una novela policíaca, y que a tan temprana edad no era capaz de enjuiciar en todas sus dimensiones políticas, diplomáticas y jurídicas.
Pero fue el escritor y crítico literario Rafael Narbona, en su blog Viaje a Siracusa, de Revista de Libros, quien trajo de nuevo a colación el asunto en un documentado análisis titulado "Hannah Arendt y la terrible banalidad del mal". ¿Casualidad? No lo creo; más bien permanente actualidad de un texto tan trascendental como el de Hannah Arendt.
Hace unos años, continúa diciendo Rafael Narbona, el líder ultraderechista Jean-Marie Le Pen declaró que el Holocausto sólo era una nota a pie de página en la historia de la Segunda Guerra Mundial. Desgraciadamente, tenía razón, si juzgamos el genocidio de judíos, gitanos y otras minorías desde el punto de vista del lugar que ocupó en la conciencia de la sociedad europea o la norteamericana. El destino de los judíos nunca preocupó demasiado a nadie y su exterminio contó con la cobertura legal e institucional del Reich alemán. Las leyes de Núremberg, aprobadas por unanimidad el 15 de septiembre de 1935 durante el séptimo congreso anual del NSDAP, sólo representaron el primer paso de la discriminación, exclusión y exterminio de la población judía, un procedimiento que no adquirió el carácter de secreto de Estado hasta su último tramo (Conferencia de Wannsse, 20 de enero de 1942), si bien por entonces corrían por toda Europa historias sobre asesinatos masivos en cámaras de gas. Jan Karski , enlace del gobierno polaco en el exilio, y el conde Edward Raczyński, ministro de Asuntos Exteriores, informaron del genocidio a lo largo de 1942. Karski aportó su testimonio, pues había visitado clandestinamente el gueto de Varsovia y el campo de transición de Izbica, y Raczyński proporcionó pruebas y documentos en un informe titulado «El exterminio masivo de judíos en Polonia bajo la ocupación alemana». Los aliados no adoptaron ninguna medida para frenar o mitigar el drama.
martes, 13 de diciembre de 2022
De Musk y su juguete
[ARCHIVO DEL BLOG] La crisis de la democracia. [Publicada el 14/12/2012]
Unas líneas más adelante (pág. 137), propone una posible solución: "La democracia tendrá un futuro solo si los ciudadanos apuestan por ella. [...] En su núcleo más irreductible, esa apuesta implica el reconocimiento mutuo de una condición básica de igualdad entre todos los ciudadanos. ¿Igualdad en qué? -se pregunta- Con todos los matices que se quieran poner -dice-, en el derecho a tomar parte en la formación de la voluntad colectiva".
Creo firmemente que ningún demócrata convencido discutiría la premisa básica de que la democracia es tanto procedimiento como fin en sí misma. "Necesitamos (dice en la pág. 181) una reconstrucción del ideal democrático que atribuya a los procedimientos la capacidad para ser sensibles al peso de las razones, porque si la democracia es valiosa para nosotros, hasta el punto de que merece dar la vida para defender sus instituciones, es porque sabemos que el procedimiento no acaba premiando siempre la opinión del más fuerte o de quien ocupa una posición de privilegio que le permite hablar más alto que el resto".
Las palabras finales con que cierra el capítulo (pág. 187) lo dejan meridianamente claro: "La democracia solo puede tener futuro si nos tomamos en serio las reglas del juego. Una apuesta arriesgada. En el fondo siempre lo ha sido". Resulta difícil no estar de acuerdo con el diagnóstico. Y en ello estamos empeñados.