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martes, 12 de diciembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "El Cíclope", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo trayendo al blog la tragedia titulada El Cíclope, de Eurípides, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior.

Esta pieza de Eurípides es el único drama satírico conservado. No se conoce con exactitud su fecha de representación, que puede ser hacia el 413 a.C. El mito del cíclope era sobradamente conocido por los espectadores de la época, basado en el célebre episodio de la Odisea de Homero. El argumento central es la lucha desigual entre un ser gigantesco y un minúsculo humano dotado de astucia, que consigue vencerlo a base de artimañas. La acción se sitúa en Sicilia, ante la cueva del cíclope Polifemo.

La presencia de los sátiros en la obra condiciona el tratamiento del material, con alusiones sexuales explícitas, con representación de situaciones equívocas como la sugerida violación de Sileno por Polifemo cuando le atrae al interior de su cueva, y mediante la parodia de los dos grandes protagonistas del drama, Polifemo y Odiseo, retratados con una exagerada exposición de sus cualidades, el primero más necio de lo que aparece en la Odisea, y el segundo negociante y especulador hasta el último momento.

Eurípides (480-406 a.C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras suyas. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo de las crueldades de la guerra. Reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes y satirizó a muchos héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. Disfrútenla.



Cabeza de Polifemo. Escultura helenística (Sperlonga, Italia)


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

martes, 28 de noviembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Filoctetes", de Sófocles





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente. 

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo trayendo al blog la tragedia titulada Filoctetes, de Sófocles. Filoctetes se representó en el 409 a.C. obteniendo el primer premio. La leyenda de Filoctetes se encuentra ya en la Ilíada, donde se hace referencia a su abandono en la isla de Lemnos a causa de la mordedura de una serpiente que desprendía un fuerte olor fétido. En la Odisea, Filoctetes es un gran arquero que regresa a su patria sano y salvo tras las guerra de Troya. En la obra de Sófocles, después de que Odiseo captura en una emboscada a Helena, este profetiza la conquista de Troya si los aqueos deciden contar con Filoctetes y su arco, motivo por el cual Diómedes viaja hasta Lemnos para que vuelva junto a las tropas aqueas. A su regreso, es curado por Macaón, y mata en duelo personal a Paris, el arquero troyano, mientras Odiseo trae a Troya al Neoptólemo, el hijo de Aquiles, a quien entrega las armas de su padre, que él había conseguido en el juicio frente a Ayax.

Filoctetes aparece en la obra como un solitario de la civilización griega, y por extensión, de toda la humanidad, lo que invita a atribuir a la obra de Sófocles el propósito de motivar una reflexión sobre la vida en soledad y la vida en comunidad.

Sófocles (496-406 a.C.) poeta trágico ateniense, se sitúa junto con Esquilo y Eurípides entre las figuras más destacadas de la tragedia griega y de toda la literatura universal. De toda su producción literaria sólo se conservan siete tragedias completas que son de importancia capital para el género. Participó activamente en la vida política de Atenas. Fue administrador del tesoro de la Liga de Delos y estratego durante la guerra de Samos bajo la autoridad de Pericles. Perteneció al Consejo de los Diez Próbulos, formado en Atenas tras el fracaso de la Expedición a Sicilia. No se distinguió especialmente por sus dotes como político pero amó su ciudad y rechazó invitaciones de autoridades importantes de otras ciudades con tal de no abandonar Atenas. El teatro de Sófocles recurre a los antiguos mitos de las sagas heroicas, y posee una rica versatilidad que facilita múltiples maneras de aproximación. En buena medida su teatro es un teatro de caracteres. De hecho, el título de todas las tragedias conservadas (salvo "Las Traquinias") se corresponde con el de sus protagonistas que emergen como auténticos colosos y arquetipos humanos.








Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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miércoles, 15 de noviembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Ayax", de Sófocles





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo trayendo al blog la tragedia titulada Ayax, de Sófocles, considerada la obra más antigua de Sófocles de todas las suyas conservadas. Probablemente se representó hacia el 441 a.C.

Ayax comienza en el momento en que los griegos conceden a Odiseo las armas del vencido Aquiles, y Ayax, que se consideraba como un guerrero poderoso y valiente pero poco apto para la dialéctica, decide tomar venganza contra Odiseo en particular y el resto de los griegos en general. Pero Atenea le transtorna el juicio y Ayax arremete contra los ganados, a los que confunde con soldados griegos, matando a muchas reses.

La tragedia presenta la cualidad heroica de Ayax que, avergonzado por su acción, decide abandonar la vida para así reconquistar su honor. Su tragedia ilumina así la fragilidad de los hombres.

Resulta destacable que esta sea la única obra de Sófocles conservada en la que aparece en escena uno de los grandes dioses del Olimpo, en este caso, Atenea.

Sófocles (496-406 a.C.) poeta trágico ateniense, se sitúa junto con Esquilo y Eurípides entre las figuras más destacadas de la tragedia griega y de toda la literatura universal. De toda su producción literaria sólo se conservan siete tragedias completas que son de importancia capital para el género. Participó activamente en la vida política de Atenas. Fue administrador del tesoro de la Liga de Delos y estratego durante la guerra de Samos bajo la autoridad de Pericles. Perteneció al Consejo de los Diez Próbulos, formado en Atenas tras el fracaso de la Expedición a Sicilia. No se distinguió especialmente por sus dotes como político pero amó su ciudad y rechazó invitaciones de autoridades importantes de otras ciudades con tal de no abandonar Atenas. El teatro de Sófocles recurre a los antiguos mitos de las sagas heroicas, y posee una rica versatilidad que facilita múltiples maneras de aproximación. En buena medida su teatro es un teatro de caracteres. De hecho, el título de todas las tragedias conservadas (salvo "Las Traquinias") se corresponde con el de sus protagonistas que emergen como auténticos colosos y arquetipos humanos.




Representación del "Ayax", de Sófocles



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jueves, 2 de noviembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Reso", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo trayendo al blog la tragedia titulada Reso, de Eurípides, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior en una versión bilingüe en griego clásico y español.

Esta tragedia no es unánimemente atribuida a Eurípides. Se supone representada en una fecha incierta anterior al 440 a.C. y escenifica un episodio relatado con amplitud en la Ilíada, con el relato de la muerte de Reso, rey de los tracios, a manos de Odiseo y Diomedes. El tema no vuelve a tener más reflejo en la literatura griega y solo hay una referencia al mismo en apenas cuatro versos del canto I de La Eneida de Virgilio.

La acción tiene lugar en el momento de máximo peligro para la expedición aquea, cuando los troyanos, acampados fuera de su ciudad, preparan el asalto a sus naves.

Reso es la más breve de todas las tragedias conservadas y presenta el mismo gusto por lo novelesco y la acción complicada de otras muchas de sus obras, con acciones de espionaje y contraespionaje e incursiones de comandos tanto por parte de los griegos como de los troyanos, lo que da lugar a una acción muy dinámica plena de entradas y salidas de los personajes.

Eurípides (480-406 a.C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras suyas. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo de las crueldades de la guerra. Reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes y satirizó a muchos héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. Disfrútenla.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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viernes, 20 de octubre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] hoy, con "Los heráclidas", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo trayendo al blog la tragedia titulada Los heráclidas, de Eurípides, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior en una versión bilingüe en griego clásico y español. 


Eurípides (480-406 a.C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras suyas. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes y satirizó a muchos héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. 

Esta tragedia es la última del denominado ciclo de Heracles, pues en ella se narra la persecución que sufren los descendientes del héroe por parte de Euristeo, rey de Argos. Fue representada entre los años 430 y 427 a.C., momento crítico de la vida política ateniense pues ya se había producido la primera invasión del Ática por parte de los espartanos. La tragedia contiene un evidente mensaje patriótico, especialmente intenso a final de la misma al resaltar la injusticia que estaba sufriendo Atenas, salvadora de los antecesores míticos de los espartanos, en contraste con la buena fortuna de Argos, enemiga ancestral de Esparta que ahora se mantenía neutral en el conflicto.

Es la pieza más corta de Eurípides, con apenas 1055 versos. El conflicto trágico está en manos de las dos únicas mujeres que intervienen en la obra, la joven e inocente Macaria, hija de Heracles, que se ofrece voluntariamente en sacrificio para que los atenienses obtengan la victoria, y su abuela Alcmena. Ambas derraman sangre, propia y ajena, y muestran dos conductas altamente heroicas. Disfrútenla.




El sacrificio de Macaria



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martes, 10 de octubre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Las traquinias", de Sófocles





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo hoy al blog la tragedia de Sófocles titulada Las traquinias. La pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. Espero que la disfruten.

Sófocles (496-406 a.C.) poeta trágico ateniense, se sitúa junto con Esquilo y Eurípides entre las figuras más destacadas de la tragedia griega y de toda la literatura universal. De toda su producción literaria sólo se conservan siete tragedias completas que son de importancia capital para el género. Participó activamente en la vida política de Atenas. Fue administrador del tesoro de la Liga de Delos y estratego durante la guerra de Samos bajo la autoridad de Pericles. Perteneció al Consejo de los Diez Próbulos, formado en Atenas tras el fracaso de la Expedición a Sicilia. No se distinguió especialmente por sus dotes como político pero amó su ciudad y rechazó invitaciones de autoridades importantes de otras ciudades con tal de no abandonar Atenas. El teatro de Sófocles recurre a los antiguos mitos de las sagas heroicas, y posee una rica versatilidad que facilita múltiples maneras de aproximación. En buena medida su teatro es un teatro de caracteres. De hecho, el título de todas las tragedias conservadas (salvo "Las Traquinias") se corresponde con el de sus protagonistas que emergen como auténticos colosos y arquetipos humanos.

No se conoce la fecha en que la obra fue representada por vez primera, pero el carácter fiero de Heracles, distante de la humanidad característica de los personajes  de las últimas obras de Sófocles, y el hecho de que haya en ella dos figuras principales, sitúan la misma entre las más antiguas de las conservadas de este autor. 

Los héroes trágicos de Sófocles unen heroísmo y vulnerabilidad. Frente a los dioses, que son inmutables en el tiempo, sufren mutaciones súbitas y decisivas. Heracles es el paradigma de la indefensión humana a causa de su mutabilidad, pero sus sufrimientos no se deben a sus culpas. En Las traquinias, casi todos los personajes se dan cuenta tarde de la verdad. Deyanira comprende tarde que el manto causa la muerte de Heracles. Hilo descubre tarde que su madre no ha sido responsable. Y Heracles se da cuenta tarde del significado del oráculo que decía que moriría a manos del muerto.

La obra está llena de ironía trágica. Como trata sobre el regreso de un héroe a casa tras llevar a cabo grandes hazañas, se espera que la escena culminante sea el encuentro de los esposos, pero estos nunca llegan a estar en escena simultáneamente. 




La muerte de Heracles


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jueves, 28 de septiembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Heracles", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo hoy al blog la tragedia de Eurípides titulada Heracles. La pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 obras, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan solo 19 de ellas (18 tragedias y el drama satírico El Cíclope). Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. 

La fecha de representación de esta obra  parece apuntar al año 414 a.C. La pieza pone en escena un episodio de la vida de Heracles, el del asesinato en un ataque de locura de los hijos que tuvo con Mégara, hija de Creonte, rey de Tebas. La acción se desarrolla a las puertas del palacio real tebano. 

Mientras Heracles está en los infiernos para traer de allí al can Cérbero, el eubeo Lico ha asesinado a Creonte, usurpado el poder y decidido a matar a toda la familia del héroe. En medio de los lamentos de los condenados hace su aparición Heracles, que se entera por Megara de la situación de su familia. Pero Heracles, de acuerdo con su padre putativo, Anfitrión, mata antes a Lico.

Cuando todo parece encauzado favorablemente, las diosas Iris y Locura, incitadas por Hera, infunden la locura de Heracles, que mata a Mégara y sus hijos. Cuando Heracles despierta de su encantamiento y comprende lo que ha sucedido, decide poner fin a su vida. Pero en ese momento aparece en escena su gran amigo Teseo, rey de Atenas, que no teme contaminarse con su contacto y le convence para que tenga el valor de seguir viviendo y marche con él a Atenas. Un Heracles abatido, pero resulto a vivir, abandona la escena... Espero que disfruten la obra.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






Entrada núm. 3868
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miércoles, 20 de septiembre de 2017

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, con "Las suplicantes", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo hoy al blog la tragedia de Eurípides titulada Las suplicantes, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 obras, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan solo 19 de ellas (18 tragedias y el drama satírico El Cíclope). Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. 

La fecha de representación de esta tragedia suele establecerse alrededor del año 423 a.C., cuando Atenas estaba inmersa en plena guerra del Peloponeso. El tema de la misma se inserta en el conocido como ciclo tebano, como continuación de Los siete contra Tebas. Eurípides dramatiza un episodio muy concreto de la saga, aquel en que las madres y los hijos de los siete caudillos que han perdido la vida en el ataque a Tebas acuden a Etra, la madre de Teseo, rey de Atenas, para que interceda por ellas ante Tebas y se les permita recuperar los cadáveres y darles sepultura con los honores y ritos debidos. 

La acción se desarrolla en Eleusis, ante en templo de Deméter, en el que Etra, rodeada de las madres de los caudillos caídos y de Adrasto, rey de Argos, y único superviviente de la batalla, entonan sus lamentos y piden a Teseo su intervención. 

Que esta tragedia tiene un gran contenido político, se pone de manifiesto en el elogio de Atenas a la democracia y a los valores que esta encarna. Pero al lado de esta evidente intención Eurípides introduce la idea clave de la obra: el dolor que las guerras provocan en las madres, las esposas, los hijos, los padres. Es ese un sufrimiento humano universal, y por ello Eurípides despoja a las madres de los siete caudillos de su individualidad mítica para darles una voz colectiva en el coro, mientras que ejemplifica el dolor individual en el personaje de Evadne, que se arroja voluntariamente a la pira de su esposo. Disfruten de la obra.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)