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jueves, 1 de diciembre de 2016

[Píldoras literarias] Hoy, con "El Cid y Jimena", por Marco Denevi





La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado El Cid y Jimena de Marco Denevi Marco Denevi (1922-1998), escritor y dramaturgo argentino. Irrumpió en la literatura cuando tenía ya más de 30 años con Rosaura a las diez que gana en 1955 el Premio Kraft, una novela que se convierte de inmediato en un gran éxito y más tarde llevada al cine. Con Los expedientes, gana dos años después el Premio Nacional de Teatro. Como cuentista, obtuvo en 1960 el premio de la revista Life en español por su relato Ceremonia secreta, adaptado cinematográficamente en 1968, en Reino Unido. Elementos característicos de sus obras, siempre admirablemente bien construidas, son los personajes que bordean lo estrafalario, la ambigüedad de la percepción y el conocimiento, el predominio de la intriga y un humor que tiende al negro. Fue miembro de la Academia Argentina de Letras desde 1997 hasta su muerte.

Su narración, incluida en la obra Parque de diversiones (1970) tiene diecinueve palabras y dice así: 


EL CID Y JIMENA


Se amaron después de tantas dificultades
 que en el lecho nupcial
 les pareció que amarse no valía gran cosa.







Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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miércoles, 5 de octubre de 2016

[Píldoras literarias] Hoy, con "Sin título", por Marco Denevi





La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Sin título, de Marco Denevi (1922-1998), escritor y dramaturgo argentino. Denevi irrumpió en la literatura cuando tenía ya más de treinta años. En 1955 el Premio Kraft y dos años más tarde el Premio Nacional de Teatro. Como cuentista obtuvo en 1960 el premio de la revista Life en español por su relato Ceremonia secreta, traducido a varios idiomas y adaptado cinematográficamente en 1968, en Reino Unido. Sus personajes que bordean lo estrafalario y en sus obras predomina la ambigüedad de la percepción y el conocimiento, el predominio de la intriga y un humor que tiende al negro. Practicó el periodismo político y en 1990 fue presidente honorario del Consejo de Ciudadanos, entidad que promovió para incentivar la inquietud cívica. Desde 1997 fue miembro de la Academia Argentina de Letras.

Su relato, incluido en la obra Parque de diversiones (1970), tiene veintidós palabras y dice así: 


SIN TÍTULO

Lo sé -decía el escritor honrado-. 
He escrito la mitad de lo que quería escribir
 y publicado el doble de lo que debí publicar.



***




Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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domingo, 26 de junio de 2016

[Píldoras literarias] Hoy, con "Tú y yo", de Marco Denevi.





La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Tú y yode Marco Denevi (1922-1998), escritor y dramaturgo argentino. Irrumpió en la literatura con la novela Rosaura a las diez que gana en 1955 el Premio Kraft convirtiéndose de inmediato en un gran éxito y más tarde llevada al cine. Incursiona en el teatro con Los expedientes, obra con la que obtuvo el Premio Nacional de Teatro. Cuentista, Denevi obtuvo en 1960 el premio de la revista Life en español por su relato Ceremonia secreta, que fue traducido a varios idiomas y adaptado cinematográficamente en 1968. Sus personajes bordean lo estrafalario, y en sus obras predominan la ambigüedad de la percepción, el conocimiento, la intriga y un humor que tiende al negro. Practicó el periodismo político a partir de 1980, que le proporcionó, según confesaría, las mayores felicidades en su oficio de escritor. En 1990 fue presidente honorario del Consejo de Ciudadanos, y miembro de la Academia Argentina de Letras a partir de 1997. 

Su relato, incluido en Parque de diversiones (1970), consta de veintidós palabras y dice así: 


TÚ Y YO 

Leímos todo cuanto había
sido escrito sobre el amor. 
Pero cuando nos amamos 
descubrimos que nada había 
sido escrito sobre nuestro amor.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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miércoles, 17 de febrero de 2016

[Píldoras literarias] Hoy, "Don Quijote cuerdo", de Marco Denevi

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Don Quijote y Sancho (Dibujo de Pablo Picasso)


La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar, se pregunta,  una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Don Quijote cuerdo, de Marco Deveni, incluido en su libro de cuentos Parque de diversiones (1970).

Marco Denevi (1922-1998) fue un escritor y dramaturgo argentino. Denevi irrumpió en la literatura cuando tenía ya más de 30 años con Rosaura a las diez que gana en 1955 el Premio Kraft y se convierte de inmediato en un gran éxito. Dos años después escribe para el teatro con Los expedientes, con la que obtuvo el Premio Nacional de Teatro. Como cuentista obtuvo en 1960 el premio de la revista Life en español por su relato Ceremonia secreta, traducido a varios idiomas y adaptado cinematográficamente en 1968. , en Reino Unido. Sobre su estilo se ha escrito que sus personajes bordean lo estrafalario, la ambigüedad de la percepción y el conocimiento, el predominio de la intriga y un humor que tiende al negro. Practicó el periodismo político y fue presidente honorario del Consejo de Ciudadanos, entidad que promovió para incentivar la inquietud cívica.En 1994 recibió el Premio de novela Konex. Fue miembro de la Academia Argentina de Letras. 

El microrrelato de Marco Denevi tiene veintiocho palabras, y dice así:


DON QUIJOTE CUERDO

El único momento en que Sancho Panza
 no dudó de la cordura de don Quijote
 fue cuando lo nombraron (a él, a Sancho) 
gobernador de la ínsula Barataria.


***




Marco Denevi



Disfrútenlo. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





HArendt



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