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martes, 17 de marzo de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] Sobre mentiras y mentirosos. (Publicada el 9 de septiembre de 2009)










Estoy releyendo en estos días los "Ensayos" (Cátedra, Madrid, 1992) de Michel de Montaigne (1533-1592), en la edición de Dolores Picazo y Almudena Montojo. En el capítulo IX del Libro I, titulado "De los mentirosos", dice Montaigne: "Sé bien que los gramáticos distinguen entre decir mentira y mentir; y dicen que decir mentira es decir cosa falsa más considerando uno mismo que es verdadera; y que la palabra mentir en latín, de donde nació nuestro francés, implica el ir contra la conciencia y por consiguiente sólo atañe a áquellos que hablan contra lo que saben, a los cuales me refiero. Y éstos, o inventan todo por entero, o disfrazan y alteran un fondo verdadero."

Siguiendo a Montaigne, pienso que mienten como bellacos, al mejor estilo goebbelsiano, en el diario El Mundo con su montaje fotográfico en portada de su número del pasado lunes, como ha denunciado la propia agencia Reuters, propietaria de la foto trucada, publicada por dicho diario sobre el mitín del PSOE en Rodiezno. La noticia se comentaba ayer en el Blog "233grados" ["Vergüenza periodística". Lahuelladigital.es, 8/9/2009]. Reuters ha manifestado su malestar por el montaje fotográfico realizado por el diario El Mundo en su portada del lunes pasado. La agencia ha asegurado estar "decepcionada" con la decisión del periódico de unir dos imágenes distribuidas por la empresa británica sobre el mitin que José Luis Rodríguez Zapatero ofreció en Rodiezmo y ha comunicado que está "investigando el asunto". La composición a cinco columnas muestra al Presidente acompañado por cuatro personas con el puño en alto cantando "La internacional" y se consiguió superponiendo dos fotos distintas.

Reuters ha señalado que "la veracidad, integridad y la independencia son los principios fundamentales de todos los fotógrafos y redactores" que trabajan dentro de su organización y que justamente son esas normas las que que chocan con lo publicado por El Mundo. Según publica El País, un portavoz del periódico ha respondido a la polémica diciendo que se limitaron a "unir dos fotos sin modificar los contenidos de ninguna de ellas", aunque sí decidieron "quitar un Zapatero para que no apareciera dos veces. Y lo advertimos en el pie". El texto de debajo del montaje rezaba: "José Ángel Fernández Villa, líder del sindicato minero de UGT, Alfonso Guerra, el presidente Zapatero, Leire Pajín, y la ministra Aido, en las imágenes tomadas ayer en Rodiezmo/Eloy Alonso/Reuters". Aunque no ha precisado exactamente en qué ha consistido la comunicación, Reuters también ha dicho que en vista de lo sucedido "ha advertido a los clientes" sobre la correcta utilización de su material fotográfico.

Mienten también como bellacos en el pseudo-sindicato fascista (esto último, lo de fascista, presuntamente real y manifiesto) Manos Limpias cuando acusan al juez Baltasar Garzón de prevaricar al abrir diligencias sobre las muertes y desapariciones de personas habidas durante el franquismo. Aunque el mismo rasero cabría aplicar a los jueces que admiten la denuncia de un particular contra el criterio de los fiscales.

Dicen mentira el cineasta Oliver Stone y el lingüista Noam Chomsky, cuando defienden públicamente y con vehemencia a un individuo como el presidente venezolano Hugo Chaves y a su régimen, acreditando con ello que se puede ser simultáneamente un gran profesional de éxito y prestigio y un perfecto gilipollas en lo personal.

Dice mentira y miente, al mismo tiempo (aunque nunca se sabe con los políticos), el inefable alcalde de Arona (Tenerife, Islas Canarias) Alberto González Reverón, cuando acude a declarar ante el Juzgado, entre los aplausos de sus enfervorizados parientes, amigos y deudos, acusado de prevaricación y delitos contra el territorio, y sale con la acusación añadida de malversación y tráfico de influencias gracias a su propia declaración. Lo cuenta ["Los amigos de Berto". La Provincia, 10/9/2009] el periodista Francisco Pomares en su Blog "El Anillo de Moebius", de hoy jueves. Nos acercamos al fin de semana. Que pasen un buen día. HArendt




Pinocho, el icono amable de la mentira



La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






HArendt




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jueves, 21 de noviembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] Sobre el estado de la nacion(alidad) canaria. (Publicada el 25 de marzo de 2009)



Salón de Plenos del Parlamento de Canarias, Santa Cruz de Tenerife


Mi amigo y corresponsal en la ciudad de Mendoza (Argentina), el periodista Alberto Atienza, me llama la atención sobre la excesiva querencia que le presto en mi blog a los asuntos políticos. Su cariñosa protesta me ha hecho recordar el epitafio, apócrifo, sobre la tumba del genial Gruocho Marx: "Perdonen que no me levante". Pues eso les digo yo, perdonen que insista, pero es que el esperpento de la política canaria da mucho juego. Estos días se ha celebrado en el parlamento de Canarias el anual, por llamarlo de alguna manera, "Debate sobre el estado de la Nacionalidad". Y según se haya seguido en tal o cual medio de difusión, la cosa adquiere tintes kafkianos. Yo confieso que no lo he seguido en ninguno concreto, simplemente, por higiene mental, pero sií he leído y oído cada día las crónicas que sobre el mismo han dicho y escrito los que saben de ésto por compromiso profesional, por lameculos y tiralevitas, o porque tienen que comer todos los días como el resto de los mortales y no les queda más remedio que apechugar con el muermo. De la televisión pública canaria, TVC "La Nuestra", ("De ellos" adjetivo yo sin ánimo de polémica) mejor ni hablamos y la descartamos de antemano, aunque cuando "me ha pillado despistado", se me han atragantado sus resúmenes. Y respecto a la prensa escrita de Las Palmas, pues hay de todo, pero mayoritamente, varapalo generalizado al gobierno regional (ATI-CC/PP), que a través de su presidente, don Paulino Rivero, ha hecho un discurso triunfalista, como no podía ser menos, de todos sus logros, ha (in)definido e (in)cuantificado todo lo que va a hacer, y ha echado la culpa de todos los males de Canarias al líder de la oposición, el señor López Aguilar; a la delegada del gobierno central (y amiga personal de un servidor de ustedes), la señora Carolina Darias; al presidente del gobierno español, el señor Rodríguez Zapatero; a los carteros, a los repartidores de productos hortícolas, a los empresarios, los sindicalistas, los polícias, los fiscales, los jueces y los trabajadores en paro. Y ya ésta, aquí paz y después gloria. La realidad es que la economía canaria está entrando en "estado de coma", ante la indiferencia e incompetencia de un gobierno autónomo con signos de encefalograma plano, mientras la población sortea como puede, y con buen espíritu, la catástrofe. Y no dió para más el "Debate sobre el estado de la Nación(alidad)". Hasta el próximo. Prometo no reincidir en bastante tiempo. Les dejo con tres divertidas crónicas de lo que dio de sí el susodicho. Sean felices, si pueden y les dejan. Tamaragua, amigos. HArendt



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Caricatura de Groucho Marx


"LOS PARLAMENTARIOS DE DURACELL", por Alejandro Zabaleta
(La Provincia, 25/03/04)

Los diputados canarios duran y duran en un debate interminable, que consumió siete horas para certificar el desencuentro de siempre Para criticar a los socialistas canarios, Australia Navarro optó por citar a Pablo Neruda, mientras Barragán hacía lo propio con Manuel Chaves. .

Si alguna conclusión se puede extraer de la sesión parlamentaria de ayer, es que el estado de la nacionalidad canaria debe ser interminable, porque sus señorías, sin que nadie se lo pidiera, se marcaron un pleno de siete horas a palo seco. Los canarios desayunaron, se tomaron el café de media mañana, almorzaron y se echaron la siesta mientras Paulino Rivero y compañía no paraban de tirarse los trastos dialécticos a la cabeza. Los de las pilas Duracell bien harían en jubilar a sus simpáticos conejitos y echar mano de estos parlamentarios nuestros, que duran y duran y vuelven a durar, aunque sea para nada.

Porque eso es lo más triste: el pleno podía haber continuado ininterrumpidamente hasta 2010 y aun así Gobierno y oposición no habrían acercado posiciones, enrocados como están en sus visiones parciales de la realidad. "Esto no es un trámite, espero que nadie se canse y que debatamos todo lo necesario", avisaba Rivero en una de sus primeras intervenciones, advirtiendo de lo que se nos venía encima. En fin, si alguien tenía dudas sobre la necesidad de un cambio en el funcionamiento de este tipo de debates, ayer se habrá quedado convencido, después de semejante ladrillo.

La primera parte del pleno, en la que el presidente responde preguntas de los grupos políticos que sostienen el Gobierno, ocupó algo más de la mitad del tiempo y fue, como era previsible, un recital de autobombo a la mayor gloria del Ejecutivo. Tuvo tiempo la portavoz del PP, Australia Navarro, de echar mano de la literatura, rescatando a un poeta afín a una ideología que le es ajena, Pablo Neruda. Así, recordó a los socialistas que "podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera", una cita que quiso reforzar con una falda propia de Floreal (el mes francés, no el ex político canario).

El portavoz de CC, José Miguel Barragán, estuvo aforístico como de costumbre, retratando el desencuentro con los socialistas con el "ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio". Para convencer a la oposición de su errado estado, citó como auctoritas a uno de los suyos, nada menos que Manuel Chaves, eterno presidente de la Junta de Andalucía y socialista de pro. Remató recurriendo a la cultura de masas, para lamentar los gastos que el Gobierno central hace en el programa ¡Mira quién baila! Dispendio que, según Barragán, desautoriza a la oposición para criticar lo que cuesta la emisora televisiva autonómica.

Por fin llegó el careo entre Manuel Marcos Pérez y Paulino Rivero, que tenía el interés de ver cómo se desenvuelve el socialista en debates de enjundia. El que no tenía dudas era el presidente del Gobierno, que basó toda su estrategia en reducir la estatura política de su adversario, acudiendo a veces a un tono retador, a veces a un tono didáctico, como si se dirigiera a un niño al que hubiera que explicar las cosas. En su empeño por jibarizar al adversario, hasta lo motejó de "buena persona", algo que en política no equivale a nada precisamente bueno. Por su parte, Pérez comenzó con una fuerza que se fue diluyendo según avanzaba su intervención, aunque aprovechó para colar alguna velada referencia al caso salmón, como cuando insistía en la afición viajera de Soria.

Mientras se sucedía la liturgia parlamentaria, una diputada se sumaba desde su escaño al desencanto con el funcionamiento de esta Cámara y sus mecánicas. "Me pregunto cuál es el papel real de los parlamentarios, sobre todo de los que apoyan a un Gobierno", tecleaba la nacionalista Dulce Xerach en su blog, con el cloquío de Rivero como banda sonora, después de haber visto cómo su propio grupo no admitía sus cuatro propuestas de resolución, por cierto las únicas presentadas por un diputado a título personal.




Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias


"FIDELÍN CHIQUITO", por Francisco Pomares
(Blog "El anillo de Moebius", 25/03/04)

Martes 24 de marzo, 16:47 de la tarde, inicio de la sexta hora (o de la siete, perdí la cuenta) de intervenciones paulinas en el debate del Estado embarazoso. Con diez o doce irredentos más, me esfuerzo por seguir -de pié tras los ventanales del pasillo-, el devenir inacabable de ocurrencias, citas de ‘Oscar Guay’ y desafíos galácticos. De pronto, sufro una revelación. A través del cristal veo al arcángel Gabriel (un Castro Cordobez con alas) que me revela el gran secreto de la legislatura: Paulino Rivero no existe, en realidad es sólo un ente ectoplasmático, una ilusión producto de la hibridación de Fidel Castro y Chiquito de la Calzada, recitando un papel escrito por el guionista de Pasión en Hiperdino.

Fidel: no quiero bromear con cosas serias, pero juro que una vez me contaron en Cuba que lo peor del castrismo fue tener que aguantar sus discursos. Con Pedrosota Ramírez al lado, escuché un discurso de Fidel en la inauguración de un hotel en Varedero, hace veinte años. Sólo tardó media hora. Paulino le supera con creces en todas y cada una de sus entradas estelares: se ha cargado el Parlamento, no hay debate que sobreviva en la diarrea de tanta palabra leída. Al socialista Manuel Marcos, Rivero le invita a hablar más de veinte veces. Pero sólo le deja hacerlo (con el reglamento a mano) en dos ocasiones.

Chiquito, pero matón: un auténtico fistro de la pradera este Rivero. Se pasó las seis horas de puntillas sacando pecho tras la tribuna, retador y faltón, con la chulería preceptiva, y repitiendo las palabras favoritas de su repertorio torero. Amagó varias veces con enseñar papeles y sacar la cuenta de las imputaciones y corrupciones socialistas (como hacía Justo Fernández en sus buenos tiempos del Canal 7 de Paco Padrón), y presentó recortes de ‘El Mundo’ como si fueran informes del Fondo Monetario. Se trabó tanto como suele, pero con dominio de la coreografía: hablo, me callo, respiro, miro con desprecio a los sociatas, vuelvo a hablar, grito, abro los brazos, me callo, señalo con el dedo hacía atrás, me callo otra vez, respiro, grito y vuelta a empezar. A la sexta hora ya le costaba dar pie con bola y no paraba de trabucar; pobres transcriptores. Agotó a las esforzadas chicas del lenguaje de signos.

Pasión en Hiperdino: un guión de telenovela, trufado de palabras como indignidad, traición y servilismo, seguidas –varias veces- de promesas ¡¡por mi honor!! (por el suyo). Y un momento perfecto, momento de protagonista criollo seduciendo a la rubia teñida hija del dueño de la hacienda. Una mirada intensísima a la cámara de Willy, dentro, máxima audiencia: “tengo fama de ser honrado, honesto, serio, trabajador, constante y perseverante”, un autorretrato con mucha modestia. Y luego, apretarse el cinto y reconocer virilmente que los serios también lloran: “Tengo miedo al ridículo”, susurró. Confesiones de galán en la edad madura, dos confesiones por lo que paga usted por una: ¡¡¡Ños, qué precios!!!



Juan Fernando López Aguilar, Secretario General del PSC


"LA NACIONALIDAD, MADRE", por José Antonio Alemán
(Canarias Ahora, 25/03/09)

Hace unos meses, creo que en ocasión de otro debate, confesé aquí mismo que escribía sin saber cómo se había desarrollado ni esperar al acuerdo (o desacuerdo) último. Acerté en lo tocante a cómo fue la cosa y al resultado final, pero no, comprenderán, porque tenga uno especiales dotes adivinatorias sino porque estos políticos son gente previsible. Tanto, recuerden, que meses antes de las últimas elecciones autonómicas ya hablábamos en los periódicos de que CC y PP gobernarían con Paulino de presidente y el PSOE en la oposición. No había siquiera la posibilidad de decir que queda mucha Liga por delante, la respuesta tópica de los futbolistas en trance de descenso.

Reconozco que hice mal entonces, como me reprochara algún lector; sin valorar que al menos no oculté que no me interesaba el asunto, aun a sabiendas de que, de haberme callado, no se hubiera notado mi “ausencia”. Por eso ayer seguí el debate sobre el estado de la nacionalidad. No saqué en claro nada que no supiera. Aunque, eso sí, pude comprobar que, en efecto, la profesión periodística es la segunda más peligrosa; sobre todo si fumas. Porque puedes dormirte con el cigarrillo encendido y despertar en medio de densa humareda y hasta llamas. No ocurrió lo segundo, pero sí que me durmió Paulino. Debería hacerme con una copia para las noches en que pierda el sueño.

Y ayer por la mañana cometí otra temeridad: escuché a Australia Navarro en ayunas. Como por razones de edad uno está ya descatalogado, me pregunté qué se me perdía delante de la pantalla, si no estaba obligado y decidí dejarlo para ocuparme de asuntos propios. Que arreen quienes vienen atrás; les toca ahora mamarse la tranca de informar.

Al mediodía regresé a casa y encontré de nuevo a Paulino ocupando abusivamente mi pantalla. Seguía de pesado en el tono grave de quien quiere transmitir que es un tipo serio y cabal. Pero noté cierta tensión, como si estuviera a pique de liberar el rompetechos que llevan dentro por lo general quienes no llegan a 1,70. Si de su intervención inaugural no anoté nada porque venció el sueño, les dije, en la de Australia Navarro me pregunté a qué venían las críticas a Zapatero. No porque me parezca mal que rajen lo que sea menester sino porque el objeto del debate sobre el estado de la nacionalidad es el balance de lo realizado por el Gobierno de Canarias, no por el central. Aunque también es verdad que cuando creía yo que Australia iba a perderse definitivamente por las antípodas, regresó para hacer el elogio de Paulino y de su Gobierno antes de la crisis, durante la crisis y después de la crisis; si llegamos vivos. Nada digo en contra porque estaba obligada; además, quién sabe, lo mismo la escucha Obama y telefonea a Paulino para saber cómo lo hace y quedo yo fatal.

Vino a decir la diputada popular, en definitiva, que gracias a Paulino, con Soria en los teclados, hay menos crisis que ayer pero más que mañana. Y que todo es culpa de Zapatero malo; la consigna de Rajoy a sus apóstoles y apóstolas que han de aprovechar cualquier oportunidad para darle leña; a él y en el caso canario también al gandul de López Aguilar, la hacendosa Australia dixit.

Vuelvo al presidente porque el hombre, ya embalado, desafió (en mi pantalla, oye) al psocialista Marcos Pérez a dar la cara. Se aprovechó, en el plan marrullero rústico habitual, del formato de este tipo de debates que le da a él todo el tiempo que quiera para alegar mientras el contrincante sólo dispone de unos minutos de réplica. Fue tal la cantidad de desafíos, de cuestiones, de preguntas para responder “aquí y ahora” que debió sentirse el diputado psocialista en la piel de quien ha de resumir en 59 segundos la historia de la Humanidad. Eso anoté y eso fue, justamente, lo que alegó Manuel Marcos Pérez en su réplica.

Ahí los dejé. Con sus reprobaciones y propuestas de resolución del debate en su diálogo de sordos. Éstos deprimen hasta al Alcoyano, club de afamada moral deportiva.


Presidencia del Gobierno de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria



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jueves, 7 de noviembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] El rey desnudo. (Publicada el 16 de marzo de 2009)





Uno de los problemas históricos de los reyes (lo dice nada menos que Michel de Montaigne en su Ensayos) es que quiénes les rodeaban no solían decirles la verdad. Unos por miedo, otros por prudencia, la mayor parte por adulación, y todos, por pelotas. Lo contó muy bien el escritor danés Hans Christian Andersen en su cuento El traje nuevo del emperador, allá por el año 1837. Y al decir los reyes, está claro que no me estoy refiriendo a las pocas testas coronadas que quedan por el mundo occidental (los "otros mundos, ya son otro cantar), que mal que bien, cumplen sus funciones constitucionales y protocolarias con exquisita prudencia. Con la metáfora de los reyes me estoy refiriendo a la cohorte de políticos, politiquillos, líderes de opinión, financieros, empresarios y mandamases varios, que cortan el bacalao (o eso creen ellos) nacional y autonómico jaleados por sus claques respectivas..

Ejemplos tenemos sobrados en estos días. En el plano local. nuestro ínclito y nunca bien ponderado presidente autonómico, don Paulino Rivero (ATI-CC) y su vicepresidente, don José Manuel Soria (PP). La última, la propuesta de distribuir la comida recien caducada de las grandes superficies entre las clases más necesitadas para hacerlas más llevadera la crisis económica. Es una idea original del presidente, que atribuida por él mismo a ONGs y Grandes Superficies, ha sido negada con énfasis tanto por los empresarios como por la ONG (entre ella Cáritas) por demagógica y facilona. La cuestión aquí es quien es el emperador del cuento y quien el sastre timador, o lo que es lo mismo, ¿quién es rehén de quién?, ¿el presidente Rivero, o su consejero de economía y vicepresidente Soria?

En el ámbito nacional, está todo mucho más confuso, y afecta a un solo partido. En Madrid, doña Esperanza Aguirre, se pasa por el forro de los ovarios la democracia parlamentaria y cierra la comisión de investigación que ella misma creó, sin escuchar siquiera a los directos afectados. En Valencia, la situación tiene más gracia porque afecta a su mandamás principal, don Francisco Camps, y..., su sastre, del que lamento no saber su nombre, aunque tampoco hace gran falta para la historia, -¡qué cosas, Dios, tiene uno que leer!-, por lo que está claro quien es el emperador y quien el sastre, ejerciendo el papel de pelotas nada menos que el señor Rajoy y la señora Cospedal (Abogada del Estado, para más INRI). ¿Quién es aquí rehén de quién?. Respóndanse ustedes a la pregunta si les apetece. Yo lo tengo bastante claro.

Mientras lo piensan, pueden leer ustedes el cuento íntegro de Hans Christian Andersen, El traje nuevo del emperador pinchando en el enlace anterior, y sendos artículos de los periodistas Francisco Pomares ("Paulino metepatas") publicado en el diario La Provincia-Diario de Las Palmas del pasado día 13, y de José María Izquierdo ("¿Desparpajo?; quia, desvergüenza"), publicado en el diario El País de hoy, que reproduzco más adelante. Disfrútenlos. HArendt


http://www.elconfidencial.com/fotos/noticias/2008082278riverodentro.jpg
Paulino Rivero, presidente de la Comunidad Autónoma de Canarias


"PAULINO METEPATAS", por Francisco Pomares
(Diario La Provincia-Diario de Las Palmas, 13-03-2009)

La verdad es que cada vez que abre el pico, el hombre la lía. No recuerdo en la historia de Canarias, ni probablemente en la de toda la Democracia española, un caso similar de meteduras de pata en un presidente del Gobierno. Lo más parecido que encuentro es Gil y Gil, pero el hombre buscaba la provocación con sus disparates. Rivero no. Rivero está absolutamente convencido de que realiza un trabajo ejemplar y muy bien valorado: se basa para ese juicio acrítico sobre su Presidencia en la opinión de la cuadra de tiralevitas en nómina, y en "la gente", categoría en la que Rivero coloca a quienes se encuentran con él en actos públicos, recepciones y carnestolendas varias.

Pero la historia no será tan indulgente con su Presidencia -dure lo que dure- como lo es él mismo. Recopilo desde el inicio de esta legislatura todas las rectificaciones del Gobierno ante declaraciones de Rivero. Es un catálogo amplísimo, que se extiende por todos los departamentos de la Administración regional y todos los campos de la actuación del ejecutivo: emigración, empleo, subvenciones, agricultura, REF, soberanía, economía, vivienda, educación, política territorial, turismo, relaciones con el Estado, corrupción, cultura, asuntos sociales, Europa, aeropuertos y reparto de comida, además de multitud de peregrinas opiniones sobre suculentos asuntos de debate público, en los que Rivero ha querido legarnos su opinión hasta el mismo fondo.

El problema de Rivero no es que sea un ignorante (que lo es). Su ignorancia no es sustancialmente mayor que la de otros políticos que han logrado hacer carrera en esta región. El problema de Rivero es un supino complejo de inferioridad que le hace rodearse de gente por lo general más ignorante que él, o al menos muy capaces de disimular activamente sus conocimientos para no ofenderle, lo que le impide asesorarse sobre cualquier cosa. Rivero ha montado a su alrededor una banda de aduladores o de silenciosos cobardicas, que lo dejan permanentemente en pelotas ante la realidad. Su corte actúa como la del 'rey desnudo' de Andersen. Daría pena si no diera risa: no es de recibo que nadie advierta al Presidente de la existencia de bancos de alimentos en las islas, y de lo complejo de repartir productos a punto de caducar entre la población más necesitada al margen de las ONG que ya se ocupan de esta cuestión. Por cierto, que ahora pueden cargar contra Inés Rojas, pero la ocurrencia fue de Rivero.

Tampoco es de recibo que se le permita presumir en Madrid -ante una audiencia cautiva, pero en presencia de algún periodista nacional- de que en su Gobierno no hay imputados. ¿Desconoce Rivero que Soria está imputado por el caso salmón? ¿O no se acuerda de que es su vicepresidente? Rivero no puede ir por ahí largando lo que se le antoja y liándola con lo que dice. Tenemos un presidente ignorante y metepatas.



Francisco Camps, presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia


"¿DESPARPAJO? QUIA, DESVERGÜENZA", por José María Izquierdo
(Diario El País, 16/03/09)

Esperanza Aguirre, los espías de la Comunidad de Madrid, El Bigotes, El Albondiguilla o un viaje de novios a la Polinesia no demuestran el gracejo, sino la impudicia política.

Al paso coqueto de la presidenta madrileña por los alrededores de la Puerta del Sol, las comadres que han salido al fresco la saludan muy sonrientes -"¡guapa, más que guapa!", "¡resalada, más que resalada!", la piropean- para luego cruzarse entre ellas animados calificativos con los que definir a Esperanza Aguirre. "Es tan sencilla", dice una; "sincera, sobre todo es muy sincera", dice otra. Y así siguen: espontánea, natural, directa... Correligionarios, atentos sirvientes y periodistas palmeros también coinciden: "¡Qué desparpajo el de nuestra Esperancita!".
José K., doblemente ceñudo esta mañana -hecatombes ideológicas, como siempre, y una acidez de estómago épica-, se ha armado para la ocasión con sus manoseados Casares y Corripios. Le encocora tratamiento tan generoso a alguien que él cree más digno de la censura enérgica que de la condescendencia habitual con la que acogen sus múltiples desmanes hasta sus enemigos políticos. Pero nuestro amigo no comparte visión tan meliflua; cree firmemente que la presidenta madrileña no es osada, ni desenvuelta, ni dicharachera, ni ocurrente; es, simplemente, una desvergonzada política. Adicta a la desfachatez, sus muchos propagandistas y deudores de sus favores quieren hacer de ella una protagonista de zarzuela graciosa, reidora, jacarandosa y sandunguera. José K. se revuelve y se niega a pasar por el aro. Está convencido de que el jaleado desparpajo de nuestra dama -"facilidad y desenvoltura, especialmente en el hablar", dice el Casares- no define con justeza al personaje. Él opta por la desvergüenza política -"falta de vergüenza, insolencia, impudicia", según el mismo don Julio-.

Todo lo referente a la actitud de la presidenta ante la trama de espionaje, por un lado, y del caso Gürtel, por otro, le parece a nuestro dispéptico amigo un ejemplo perfecto, brillante, esplendoroso, de sus insolentes maneras. Nada pasa, dice ella, son los otros quienes mienten. Sus monaguillos podrán aplaudir su forma de degollar, sin el menor escrúpulo político, la comisión de investigación sobre el más que probado espionaje, pero no pasará mucho tiempo sin que ella misma vea cómo le estalla el conflicto en los entresijos de sus dominios, con las navajas de unos consejeros buscando la femoral de otros consejeros o, quizá, de algún vicepresidente apuntando a los higadillos de algún vicealcalde. Recuerden, por si alguien se ha olvidado, que el caso sigue en los juzgados y la fiscalía está dispuesta a continuar investigando. Así que fea, por desvergonzada, y tonta, por torpe, la maniobra del aborto -por Dios, Esperanza- de la grotesca comisión.

Y ahora, léanse los autos de Garzón, vemos a la pizpireta rodeada de sus imitadores y aún, de algunos tan aplicados que la superan. ¿Notan ustedes el desparpajo en la voz del inefable Correa cuando habla de maletines llenos de billetes? ¿Es desparpajo, también, guardarse los sobres con esos mismos billetes para el sano disfrute familiar? No, responde terne José K.: unos y otros son sólo la patética representación de la desvergüenza. Gentes aparentes, de mucha corbata Hermès y cartera Louis Vuitton, visitadores frecuentes de saraos de postín, fórmulas uno y oficinas de altos dirigentes del PP desde hace ya muchos años. Una fauna biempensante y sobrecogedora -por cogedora de sobres- entreverada de conseguidores, émulos de Clou-seau y figurantes de una irreal corte de los milagros.

Pero tan acostumbrado está nuestro José K. a sufrir y penar, que es capaz de arrancar de cualquier rescoldo un punto de alegría, y una lucecita de moderado regocijo se abre paso allá, al final de un larguísimo túnel. Ha descolgado provisionalmente el póster de Aidez l'Espagne y ha clavado con chinchetas las fotos de todos los implicados -y sus adláteres- en ambas tramas, aparecidas en su periódico de siempre, que, por cierto, como a los hijos, uno les puede insultar pero le arranca los ojos a quien les roce. Así que toma otros dos almax, respira hondo y con mirada beatífica, cabeza inclinada, ojos semicerrados, sonrisilla asomando tímidamente, fantasea ante tan cautivadora galería, memorable en su esperpento. Desliza la vista José K. por esta fabulosa colección, se dice a sí mismo que aquí hay mucha tela que cortar, se sonroja por el chiste tan burdo, e inicia el paseo.

¿Qué se puede decir del Bigotes, planta de banderillero retirado, portando airoso pedazo puro, en el paseíllo de cuando Aznar enloqueció y casó a su hija como si fuera la reina de Inglaterra? ¿Y de esos rizos del retrechero Correa en el mismo y singular evento escurialense? ¿Y cómo no imaginarse a los consejeros de doña Esperanza con mirada admirativa frente a las potentes motos en las que iban a espiar su aguerrida banda de ineptos ojeadores? Pero la relación es larga y extrañamente mestiza de caballeros enjundiosos y bufones grotescos. A José K. le gusta mucho, por ejemplo, el nene con altas probabilidades de ligarse a Angelina Jolie, aprendiendo muchas cositas de oírselas a sus mayores en casa. Porque "papá" Fabra, ese gran ejemplo de desvergüenza colocadora, ya le habrá enseñado a su yernísimo algunos epítetos cariñosos contra EL PAÍS que ya los tendrá muy oídos en el trabajo, de boca de su vicepresidente y su presidenta, siempre tan afectuosos con este medio. Y él, tan tierno y tan rico, va y los repite. ¿No es una monada, chico tan vacuo y lenguaraz diciendo tonterías con ese aire de solemnidad?

Antes de seguir con el onírico desfile, y por si acaso los abogados, José K. recuerda que todos los que allí, y aquí, aparecen son presuntos. Como es palabra excesivamente sonora, propone llamarles p. y así los lectores ya saben qué se quiere decir. Continuemos, pues, el repaso con el p. Camps, por ejemplo. Uno cierra los ojos y se imagina a ese sastre tan requerido, tomando medidas en la habitación del Ritz de la esbelta figura del presidente de la Generalitat valenciana para el traje de raya diplomática o, quizá, para la chaqueta austriaca. ¿Le tira de la sisa, don Francisco? ¿Le he dicho que están a punto de llegar las trabillas de Italia? Y qué decir del mismo y esforzado operario visitando, en su despacho, con su cinta métrica, sus tijeras dentadas y sus pizarrines al p. secretario general del PP valenciano para ajustarle unos cuantos trajes... ¿Para dónde carga usted, don Ricardo? ¿Le gustaría una lana australiana fresquita?

Pero también aquí en Madrid, entre tanto y tanto p., José K. tiene a sus preferidos. El p. Albondiguilla es tentador, al igual que el p. alcalde que canjeaba Jaguares, pero él se inclina por el p. Benjamín Martín Vasco, prohombre de Arganda del Rey. Administrador cabal, se ve designado presidente de la Comisión de Investigación del espionaje; ufano, seguro de sí mismo, acepta. Pocos días después, el p. Martín Vasco debe dimitir porque según el auto del juez Garzón, recibió, en mano, varios sobres con cantidades que llegaron a los 230.000 euros donados por el p. Correa, que, generoso, también se hizo cargo, p. de la boda, p. de algunas chucherías de una famosa joyería, y p. del viaje de novios. Aparece apuntado "Polinesia". ¿Acaso no llama a la ternura este p. prohombre, quien en compañía de su reciente esposa, responde alegre al aloha de las sugerentes bailarinas indígenas con una cadeneta de billetes entregados en mano por cualquiera de los p. golfos apandadores que pueblan el sumario garzonesco? Pero José K. no quiere ser injusto y guarda un parrafito para el gran y genuino desvergonzado: el periodista felón de los agujeros negros, que sin estar en el cartel, salta a la plaza, como el bombero torero, para defender a su heroína de los malandrines que la acechan. Armado de pandereta, inundado de cintas multicolores, se sitúa delante de la tuna, y con artísticas cabriolas y graciosas piruetas, pretende dirigir el colosal desfile de los tunantes. Lástima que, como siempre, se le adivinen por las costuras las mentiras habituales y las sacas llenas de basura.

José K., sonrisa más larga, se regodea en el paisaje y añade una pequeña broma: allá, en lontananza, se divisa cabalgando, cual Séptimo de Caballería, a Mariano Rajoy, a Dolores de Cospedal y demás heroicos dirigentes del PP, prestos a sacar a su formación de esta apestosa merienda de p. sinvergüenzas, acorralados por el vibrante y enérgico ataque del joven presidente y su aguerrido partido. ¿Verdad que es para partirse de la risa?




Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid



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sábado, 16 de abril de 2016

[A vuelapluma] La defenestración del ministro Soria



José Manuel Soria


Aunque a estas alturas sé que no tengo obligación alguna de justificar ante nadie mis opiniones políticas, y menos aún cuando no me las han pedido y que hacerlo puede sentar un precedente problemático para mí, desearía dejar constancia de ellas sobre la dimisión, destitución o defenestración, a gusto del consumidor, del exministro de Industria, Comercio y Turismo (en funciones) del gobierno de España, José Manuel Soria, a consecuencia del afer que ya ha pasado a la historia con el nombre de "Panama Pappers". 

Lo primero de todo, que a mí, José Manuel Soria, al que he conocido (y padecido) como alcalde de mi ciudad, Las Palmas de Gran Canaria; como presidente del gobierno (Cabildo) de mi isla, Gran Canaria; y como presidente del Partido Popular de Canarias, algo que no me afecta en lo más mínimo, me parecía antes, durante y después de todo lo ocurrido y sabido, un chulo prepotente, insultón, bastante turbio y mentiroso compulsivo que manejó los asuntos de su ciudad, su isla y su partido como si fueran su finca particular. Pero que ahora que es ya un señor particular, oficialmente sin agarraderas aparentes, y que ha tenido el gesto de dimitir sin esperar a que lo echaran, me merece toda la presunción de inocencia que la Constitución le otorga a él y a todos los ciudadanos, si bien es cierto que eso de la igualdad ante la Ley solo se lo toman al pie de la letra los que tienen recursos para vulnerarla.

Dicho esto, me voy a centrar en comentar tres artículos de opinión sobre el asunto en cuestión que me han llamado poderosamente la atención en el día de hoy. Y comienzo por el más próximo territorialmente hablando, que en el diario El Día de Santa Cruz de Tenerife publica el afamado columnista Francisco Pomares, titulado "Ministro R.I.P.". Dice Pomares en él que Soria hizo lo que hizo -mentir- porque la apuesta era mentir y que le creyeran o contar la verdad y tener que irse. Que no se equivocó al dar las explicaciones, como ha dicho en su comunicado, que lo que hizo fue intentar desviar la atención de los medios, como ha hecho en tantas otras ocasiones, y que esta vez esa apuesta le salió mal, que el viacrucis del exministro no ha concluido, pero que ya lo recorrerá como ciudadano privado y que es hora de dejarlo en paz. Y que el PP tiene la oportunidad de regenerarse en las Islas, atraer a los mejores de entre los muchos que Soria apartó -la lista es interminable- e intentar hacer las cosas de otra forma a partir de ahora. Porque si algo enseña toda esta historia es que el poder -incluso un poder muy grande- no es garantía permanente de nada, que quien más alto sube, más se destroza al caer, y que que nadie es tan sabio como para mantenerse eternamente arriba. En todo lo cual estoy completamente de acuerdo.

El segundo es el editorial del diario El País, titulado "No da para más", mucho más crítico con el Partido Popular y con el propio presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que con el ministro dimitido, destituido o defenestrado. Soria, se dice en él, es el segundo político europeo que presenta su renuncia por el último escándalo de las sociedades offshore, tras la del primer ministro islandés. Soria abandona en unas condiciones penosas para el discurso de regeneración pretendido por su partido, en el tramo final del periodo de formación de Gobierno y a 10 semanas de una probable cita con las urnas. Y, sobre todo, deja en una posición muy comprometida a su jefe político, Mariano Rajoy. Después de desmentir tajantemente cualquier vinculación a paraísos fiscales, el hasta ahora ministro de Industria, Energía y Turismo se encontró ante las pruebas de su participación hasta 2002 en una sociedad registrada en el paraíso fiscal de Jersey. A partir del conocimiento de ese hecho, el Gobierno no tuvo más remedio que retirarle el apoyo. A costa de sacrificar a uno de los ministros reputados como de mayor confianza, Rajoy trata de alzar un cortafuegos para intentar su supervivencia. Es una estrategia que no debería de funcionarle pues si antes de conocerse este caso, añade, estaba ya incapacitado para dirigir el nuevo periodo de reformas que España requiere, ahora, tras saberse que uno de sus más estrechos colaboradores, uno de sus ministros, se amparó en un paraíso fiscal, cualquier idea de que el futuro de este país pase por Rajoy resulta grotesca, si no alarmante.

Pero el que más me ha gustado, por su perspicacia, es el del profesor Xosé Luis Barreiro en La Voz de Galicia, titulado, escuetamente, "Soria", en el que dice que es muy posible que el exministro no haya "mangado" dinero fresco ni evadido impuestos o que haya sido un mal gestor como ministro, sino que no ha entendido que estamos en una cacería de la que solo van a zafarse los zorros más astutos, y que no se puede comparecer así, a pecho descubierto, sin saber cómo te gestionaron tus cuartos, cómo te solicitaron tus firmas, y cómo los gallitos relamidos son, en tiempos como este, las piezas más codiciadas. 

De lo que tenemos que hablar, añade el profesor Barreiro, y mucho, es de la corrupción. Y, más aún, de la lucha contra ella. Porque el día de ayer nos confirmó dos cosas -dice- que denuncié mil veces y que ahora se hacen temibles evidencias. La primera, que la lucha contra los corruptos -que los partidos solo trabajan en su versión de arma arrojadiza- se ha hecho corrupta a su vez, y que tanto los denunciantes como los inquisidores -profesionales y aficionados- priorizan los efectos estratégicos que sirven intereses políticos y económicos sobre la justicia y la eficiencia del Estado. Y la segunda, que, si ya era agobiante la influencia de los jueces estrella sobre un sistema de investigación enloquecido y frustrante, tenemos que sumar a esa locura la de los denunciantes más conspicuos -Manos Limpias y Ausbanc-, que también van a lo suyo y delinquen para trincar. Todo lo cual, añade, se completa con la actitud de la policía judicial, que, contagiada por el mesianismo justiciero, empieza a actuar -dice la Fiscalía- como si los hombres de Harrelson estuviesen dirigidos por Harry el Sucio. Porque a este modelo expeditivo conduce la convicción de que la lucha contra la corrupción está por encima de cualquier garantía, y legitima cualquier exceso o abuso de autoridad que pueda cometerse contra el asqueroso clan de «los políticos». De lo que nadie debe dudar es de que la gente y la opinión pública están encantadas con este serial. Y por eso creo que el auto de fe va a durar hasta que sus graves efectos se hagan irreversibles. Y eso, añado yo, es algo que deberíamos lamentar todos.



Viñeta de Montecruz, (La Provincia, Las Palmas de GC.)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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