martes, 6 de marzo de 2018

[HUMOR EN CÁPSULAS] Para hoy martes, 6 de marzo





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

En la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

lunes, 5 de marzo de 2018

[A VUELAPLUMA] ¿Desnacionalizar el Estado, una posible solución?





Quizás la salida consista hoy y ahora en avanzar hacia una desnacionalización de la idea de Estado que permita trasladar la cuestión sobre lo que es la nación a las creencias particulares de cada uno, comenta en El País Jorge Urdánoz Ganuza, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Pública de Navarra.

Fue nada menos que Felipe González, comienza diciendo Urdánoz, quien, en un artículo escrito junto a Carme Chacón, definió a Cataluña como una “nación sin Estado” (Apuntes sobre Cataluña y España,EL PAÍS, 26/7/2010). A su compañero Rodríguez Ibarra aquello le pareció algo cercano al sacrilegio: “Confieso que mi sorpresa fue equiparable a la que podría haber experimentado un cristiano al que, después de creer toda la vida en la existencia de un Dios único y verdadero, el Papa de Roma le anunciara que todo era mentira y que ese Dios no existe”, declaró compungido.

Ese metafórico Dios al que alude Ibarra no puede ser otro, claro, que la nación española, entidad a la que las palabras de Felipe habrían condenado de un plumazo al limbo de la inexistencia. Una herejía, la felipista, que continuaba hurgando en la herida, pues no solo ocurría que, en la medida en que existiera una nación catalana, entonces la nación española se vería irremediablemente cercenada en una de sus extremidades, sino que, profundizando en el anatema, el expresidente venía a concebir a España como “nación de naciones”, con lo que las amputaciones a la nación ya no venían solo de un lado, sino al menos desde los flancos gallego, vasco y quién sabe cuántos más… ¿qué quedaba de la nación española sino una humillada, manoseada y desgastada piel de toro enclavada en el mapa de la Península como un sanguinoliento trozo de carne desgarrado?

Algunos conciben, en efecto, las naciones como manchas de colores en el mapa, al modo mediante el que los libros de texto —deudores de una tradición pedagógica que haríamos bien en revisar— representan las idas y venidas de los distintos imperios a lo largo y ancho de la topografía. En esa concepción, la de Ibarra, el avance de una nación implica lógica y necesariamente el retroceso de otra.

Bajo esta mirada pueden concebirse Estados plurinacionales, pero nunca una nación de naciones, una entidad tan contradictoria como lo sería un “individuo de individuos”. Aquí cada nación se conforma en esencia por contraposición a otras. Son las fronteras las que delimitan y circunscriben la existencia nacional, y una frontera es por definición dual, jánica. De la misma manera que no es posible imaginar un folio con una sola cara, es imposible una frontera que lo sea de solo una nación. Si las naciones se conciben mediante fronteras, entonces una nación no puede acoger otras naciones en su interior, sino solo en su exterior.

De este concepto viejo de nación beben nuestros nacionalismos periféricos, que por eso tildan a España de “Estado”. Para ellos, naciones son Cataluña, el País Vasco o Galicia, y España es en consecuencia un Estado plurinacional, no una nación. Y, por descontado, tal concepción configura igualmente el andamiaje interpretativo de los nacionalistas españoles, que afirman que España es una nación —la más vieja de Europa además, como repiten con especial y reveladora fruición (¿qué más dará?, me pregunto yo)—, jamás un mero Estado. Para ellos solo hay una nación verdadera, la española, en cuyo interior existen nacionalidades y regiones. Contra la sorprendente afirmación de que no hay entre nosotros nacionalismo español —la viga y la paja, ya saben— lo cierto es que es esta última la concepción plasmada en la Constitución de 1978, como se encargó de recordar en 2010 nuestro Tribunal Constitucional. Para bien o para mal, esa composición de lugar no parece servir ya para articular nuestra convivencia.

La idea tradicional de nación exige sus representaciones y sus consecuencias: las manchas en el mapa, el tetris cartográfico, el empate infinito, la suma cero. Como ya hemos visto, desde este paradigma la expresión “nación de naciones” es un perfecto imposible lógico, pero eso es así porque ahí, en esa aparente contradicción, subyace una idea de nación mil veces más abierta, más ilustrada y más tolerante. Mil veces más moderna, en suma. O más europea, si quieren, término que también encaja aquí y que nos da una idea de hasta qué punto Europa no es tanto una nación como un ideal… pero no nos desviemos.

Una nación puede albergar en su seno otras naciones solo si concebimos la idea de nación no como un territorio en el mapa, sino más bien como una opción personal para la cual no existe ya —y esto es lo que han de entender todos los nacionalistas— ninguna verdad única o revelada. Esto es, si pensamos las naciones no mediante fronteras, necesariamente geográficas, sino mediante creencias, subjetivas por necesidad.

Deslizar el eje interpretativo desde las hectáreas hasta las convicciones permite generar un espacio público en el que cabemos todos. Se trata de un desplazamiento similar al que, en los inicios de la modernidad, se efectuó en el terreno religioso. La tolerancia religiosa fue el gran invento civilizador que permitió que los diferentes dioses convivieran en un mismo espacio. El espacio de lo público, en el sentido de oficial, se configuró de modo aconfesional o laico, precisamente para que todas las religiones tuvieran cabida. De modo similar, quizás la salida consista hoy y ahora en avanzar hacia una desnacionalización del Estado, una suerte de laicismo nacional que saque a la nación del salón del trono, tal y como antaño se sacó de ahí al mismísimo Dios, y que desplace esa cuestión desde las estructuras administrativas del BOE hasta las peculiares creencias de cada cual.

Cuando lo que tomamos en cuenta no es ninguna de las variadas verdades reveladas que dictaminan qué es una nación, cuántas hay y hasta dónde llegan; sino más bien las opiniones de la gente al respecto, la conclusión es clara: no hay naciones puras. Es la propia ciudadanía la que refuta la mera noción tradicional de nación, una entelequia que solo existe en la cabeza de los nacionalistas. Todas las candidatas a nación —España, ciertamente, pero desde luego también Cataluña, Euskal Herria o cualquier otra— son, si atendemos a la voz de sus gentes y no a los dogmas de sus nacionalistas, “naciones de naciones”. Todas albergan en su interior, en mayor o menor medida, sujetos que disienten libremente de cualquier definición concreta de nación que quiera dictaminarse como la eterna e inmortal. Una evidencia que todos los nacionalistas de uno u otro pelaje rechazarán con apasionada vehemencia, pero también una irrefutable y hermosa verdad sobre la que podemos edificar de nuevo la mejor política. La del acuerdo, no la de la frontera



Dibujo de Eduardo Estrada para El País



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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[PARLAMENTO] XII Legislatura de las Cortes Generales. Marzo, 2018 (I)





Las Cortes Generales representan al pueblo español y están conformadas por el Congreso de los Diputados y el Senado. Ambas Cámaras ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuye la Constitución. 

En los Diarios de Sesiones de las Cámaras se reflejan literalmente los debates habidos en los plenos y las comisiones respectivas y las resoluciones adoptadas en cada una de ellas. Los demás documentos parlamentarios: proyectos de ley, proposiciones de ley, interpelaciones, mociones, preguntas, y el resto de la actividad parlamentaria, se recogen en los Boletines Oficiales del Congreso de los Diputados y del Senado. 

Desde este enlace pueden acceder a toda la información parlamentaria de la presente legislatura, actualizada diariamente. Les recomiendo encarecidamente que la exploren con atención si tienen interés en ello. Y desde estos otros a las páginas oficiales de la

Casa de S.M. el Rey

Congreso de los Diputados
Senado
Presidencia del Gobierno
Tribunal Constitucional
Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial
Consejo de Estado
Boletín Oficial del Estado

Parlamento Europeo

Consejo Europeo y Consejo de la Unión Europea
Comisión Europea
Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Diario Oficial de la Unión Europea

Parlamento de Canarias

Gobierno de Canarias
Cabildo de Gran Canaria
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

La actividad parlamentaria de la pasada semana ha estado centrada en las reuniones de varias Comisiones del Congreso y del Senado: 


LUNES, 26 DE FEBRERO
III. SENADO

JUEVES, 1 DE MARZO
I. CONGRESO
1. Comisión de Sanidad y Servicios Sociales

II. SENADO
2. Comisión de Asuntos Exteriores

VIERNES, 2 DE MARZO
I. CONGRESO
1. Comisión de Cooperación Internacional para el Desarrollo

Desde los enlaces anteriores pueden acceder a los Diarios de sesiones respectivos. Y desde estos otros a la agenda de trabajo de las Cortes Generales prevista para esta semana tanto en el Congreso como en el Senado.

Desde este enlace pueden acceder al programa que RTVE ofrece sobre la actividad parlamentaria de la semana anterior.

Y desde este otro al blog de las Cortes Generales, permanentemente actualizado, dedicado a la Conmemoración del 40º aniversario de la Constitución de 1978.







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[HUMOR EN CÁPSULAS] Para hoy lunes, 5 de marzo





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

En la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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domingo, 4 de marzo de 2018

[A VUELAPLUMA] De izquierdas, los días impares





Hace aproximadamente un siglo que la izquierda democrática alcanzó el poder en Europa: participó en gobiernos, tuvo amplia representación parlamentaria, y sus opiniones fueron escuchadas con atención. Grandes economistas, como Keynes o Schumpeter, contribuyeron a dar prestigio intelectual a las políticas socialdemocráticas, escribe en El Mundo el profesor Gabriel Tortellá, economista e historiador, catedrático emérito de Historia de la economía en la Universidad de Alcalá de Henares. 

Aparte de profundas razones de fondo, comienza diciendo el profesor Tortellá, el acceso de la izquierda al poder se debió a factores que podríamos llamar coyunturales, como la Primera Guerra Mundial, que impulsó a los gobiernos de ambos bandos a buscar el apoyo de las clases trabajadoras, y la Revolución rusa, que hizo apreciar las virtudes del socialismo no violento. Se inició así una revolución no por pacífica menos radical, que a lo largo de las décadas siguientes transformó las sociedades avanzadas, hasta entonces adeptas al modelo liberal, en socialdemocráticas. 

Causa y consecuencia de estos profundos cambios fue la generalización de la verdadera democracia por medio del sufragio de ambos sexos. La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial contribuyeron a acelerar la transición y podríamos decir que en los años 70 se había culminado el proceso. En 1971, el presidente Richard Nixon dijo aquello de: «Ya todos somos keynesianos» (We are all Keynesians now), lo cual, en boca de un político tan conservador, implicaba que la socialdemocracia había alcanzado su meta. Pareciera que los partidos socialistas en los países desarrollados se habían quedado sin causa. 

En una sociedad cada vez más próspera, los trabajadores manuales se convirtieron en clase media, y la lucha de clases se diluyó. Más tarde, el derrumbamiento de la Unión Soviética, y del comunismo en la Europa oriental, juntamente con la adopción de la economía de mercado en China y Vietnam (nominalmente comunistas), convenció a muchos de que el comunismo era una vía muerta y puso en duda la necesidad de más socialismo en los países occidentales.

Correlativamente el voto socialista ha venido declinando gradualmente en Europa, su cuna, hasta el punto de que en Francia e Italia (¡quién lo hubiera dicho hace unos años!) los partidos socialistas han desaparecido (los comunistas ya lo hicieron años atrás) y en países como Alemania, Gran Bretaña y España tienen una base electoral en declive y llevan años en la oposición (en Alemania, como socio junior en coalición con la dominante CDU). Hasta en Escandinavia, el antiguo paraíso del socialismo, los socialistas han perdido su situación hegemónica.

¿Están los partidos socialistas condenados a desaparecer en toda Europa? Esta parece ser la tendencia, y así sucederá si no se reinventan (frase manida pero suficientemente expresiva). Tomemos el caso español, que nos pilla más cerca. Aquí, desde 1996, y sólo con el extraño y ominoso interludio de Rodríguez Zapatero (2004-2011), la base electoral del Partido Socialista ha ido estrechándose, a pesar de que, por razones históricas, el electorado español está más bien escorado a la izquierda. El grave problema del socialismo español (como el del resto de Europa) es su indefinición. ¿Adopta claramente la bandera socialdemócrata y compite con la derecha en honradez (en vez de hacerlo en corrupción), y, sobre todo, en eficacia para administrar el Estado de bienestar, su criatura? ¿O levanta la bandera del izquierdismo extremo, adoptando a la vez las causas más peregrinas y variopintas, confiando en que esto atraerá a los jóvenes? No parece que nadie de autoridad en el partido haya estudiado seriamente las alternativas; y, si lo ha hecho, es evidente que ha sido inmediatamente jubilado por una ejecutiva que prefiere la indefinición. Así, el PSOE parece haber decidido ser socialista constitucionalista los días pares y comunista antisistema los impares. Esto puede atraerle los votos de los incautos que no perciben las contradicciones, pero privarle de los que las perciben y las rechazan, porque la contradicción significa mentira, incompetencia, o las dos cosas.

Esta búsqueda de causas nuevas en los días impares puede explicar que, contra sus principios y tradiciones, el PSOE se alíe con los movimientos regionales más reaccionarios, que son los identitarios-independentistas de Cataluña, el País Vasco, Baleares, Valencia y otros, incluso, última y chuscamente, Asturias. Estos movimientos xenofóbicos y elitistas, con ribetes racistas y querencias anticonstitucionales, que durante la Guerra Civil contribuyeron a desbaratar la cohesión del Gobierno republicano y a acelerar la victoria de Franco, resultan ser ahora objeto del respeto y la protección de los socialistas, que sólo a regañadientes han apoyado la intervención vacilante del Gobierno español en la Cataluña víctima de la sedición golpista, y que se han proclamado defensores del actual «modelo educativo catalán», modelo que, además de ser mendaz, opresivo, discriminatorio y clasista, está en abierta contradicción con el artículo 3 de la Constitución. Esta política de improvisación y desconcierto se ha manifestado también en la extraña relación entre el socialista PSOE y el populista Podemos, relación de amor odio que ha proporcionado las extrañas coaliciones municipales y autonómicas de Madrid, Barcelona, Valencia, Baleares, Castilla-La Mancha, etcétera. 

Podemos es el producto de factores espurios. Lo peor de la Universidad española (que ya es decir) se ha visto aupado al puesto de tercer partido parlamentario debido al «truco de la pinza» del PP y a un rasgo muy peligroso de la democracia y de la naturaleza humana: cuando las crisis amenazan seriamente el nivel de vida de grandes sectores de la población, los votantes enloquecen y apoyan a partidos extremistas y antidemocráticos. Así ocurrió durante la Gran Depresión del siglo XX y ha vuelto a ocurrir durante la Gran Recesión del siglo XXI. Entonces la desesperación de los votantes alemanes dio la victoria a Hitler y preparó el camino hacia el Holocausto y la guerra mundial. Hoy la furia de los electores nos ha traído el alza de los populismos de derechas y de izquierdas (muy poca diferencia entre ellos), el Brexit y Trump. A España le ha regalado Podemos y a Grecia, Syriza (muchas gracias). El PSOE ha entrado en pánico ante la amenaza de Podemos y esto ha sido un poderoso acicate para el desmadre de los días impares. Gracias a sus coaliciones disfrutamos de Carmena & Co. en Madrid, de Colocau (a parientes y amigos) en Barcelona, y en Valencia y Baleares se imitan servilmente los desafueros del nacionalismo catalán.

Y por si todo esto fuera poco, el PSOE nos amenaza ahora con una super Ley de Memoria Histórica, presentada en el Congreso en día par, pero sin duda ideada y redactada en día impar. Lo más alarmante de este proyecto es su carácter represivo y totalitario: aspira a establecer nada menos que la Verdad (así, con mayúsculas) sobre la Guerra Civil y el franquismo, para lo que crea una Comisión, y el que se atreva a contradecir esa verdad oficial irá a la cárcel y perderá su empleo (Disposición adicional segunda). De aprobarse esta legislación socialista (?), en España tendremos, ahora sí, realmente, presos políticos y de conciencia. Este proyecto es la réplica simétrica del método de Franco, cuyo ministro de Información y Turismo decía que en España había «libertad para la verdad, pero no para el error». Y parece escandaloso que la Disposición adicional primera declare ilegal realizar «apología del franquismo, fascismo y nazismo» y no diga nada del comunismo o del anarquismo, que también dejaron un buen reguero de víctimas y desaparecidos durante la Guerra Civil en España, en Rusia y en muchos otros países. Esta ley, por otra parte, es totalmente inoportuna. Las Comisiones de la Verdad en otros países se crearon poco tiempo después de terminar una cruenta dictadura, cuando los sucesos eran recientes y supervivían muchas víctimas. 

Hoy todo esto es muy lejano. La Guerra Civil terminó hace 79 años, más de tres generaciones. ¿Por qué no instituyó el PSOE una ley de este tipo en 1982? Yo comparto con los socialistas la repulsa al franquismo, contra el que luché y cuyas cárceles conocí, pero eso no nos da derecho a meter en prisión a los que no opinen como nosotros. Ya está bien de combatir a la dictadura 43 años después de su desaparición. Sinceramente, si alguien se pregunta cómo es posible que un político tan falto de carisma y de popularidad como Mariano Rajoy se perpetúe en el poder contra viento y marea, la respuesta es clara: una izquierda siniestra.  


Dibujo de Ajubel para El Mundo



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[TRIBUNA DE PRENSA] Lo mejor de la semana. Marzo, 2018 (I)






Dicen que elegir es descartar. Estoy de acuerdo, y asumo la responsabilidad que me quepa por mi elección. Aquí les dejo los Tribuna de prensa que durante la pasada semana he ido subiendo a Desde el trópico de Cáncer. Tres, como máximo, cada día. Como dijo Hannah Arendt espero que les inviten a pensar para comprender y comprender para actuar. La vida, a fin de cuentas, no va de otra cosa que de eso. Se los recomiendo encarecidamente. Creo que merecen la pena. Son estos:



DOMINGO, 25 DE FEBRERO
De nuevo, el ridículo, por Elvira Lindo
Lo que sabe Zapatero, por Moisés Naím
Le llamó hijo de p..., por Álex Grijelmo

LUNES, 26 DE FEBRERO
La ley de Tocqueville, por Jorge del Palacio
Proletariado emocional, por Joaquín Estefanía
La parálisis, por Antonio Navalón

MARTES, 27 DE FEBRERO
Fariseos, por Félix de Azúa
El contexto, por David Trueba
La libertad del arte, por Juan Luis Cebrián

MIÉRCOLES, 28 DE FEBRERO
Un cementerio de cinco estrellas, por Fernando Aramburu
Desfachatez intelectual, por Fernando Palmero
Barrer, por Leila Guerriero

JUEVES, 1 DE MARZO
Sombras y (algunas) luces, por Jesús Lizcano y Manuel Villoria

VIERNES, 2 DE MARZO
Perdedores, por Jorge Galindo
Comisionado, por Jorge M. Reverte
Represión, por Juan José Millás

SÁBADO, 3 DE MARZO
La cena, por Julio Llamazares
Peligrosa inmunidad, por Máriam Martínez-Bascuñán


Y desde los enlaces de más abajo pueden acceder a algunos de los diarios y revistas más relevantes de España y del mundo, actualizados continuamente. Espero que los disfruten:

The Washington Post (EUA)
El País (España)
Le Monde (Francia)
The New York Times (EUA)
The Times (Gran Bretaña)
Le Nouvel Observateur (Francia)
Chicago Tribune (EUA)
El Mundo (España)
La Vanguardia (España)
Los Angeles Times (EUA)
Canarias7 (España)
El Universal (México)
Clarín (Argentina)
L'Osservatore Romano (Vaticano)
La Voz de Galicia (España)
NRC (Países Bajos)
La Stampa (Italia)
Frankfurter Allgemeine Zeitung (Alemania)
Le Figaro (Francia)
Tages Anzeiger (Suiza)
Komsomolskaya Pravda (Rusia)
Excelsior (México)
Die Welt (Alemania)
El Nuevo Herald (EUA)
Revista de Libros (España)
Letras Libres (España)
Claves de Razón Práctica (España)
Cuadernos para el diálogo (España)
Litoral (España)
Jot Down (España)
Real Instituto Elcano (España)
Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (España)
Der Spiegel (Alemania)
The New Yorker (EUA)
Política Exterior (España)
Cidob (España)
Concilium (España)
Le Monde Diplomatique (Francia)
Le Nouvel Afrique (Bélgica)
Time (EUA)
Life (EUA)
Revista Española de Ciencia Política (España)
Cambio16 (España)
Jeune Afrique (Francia)
Tiempo (España)
Historia y Política (España)
Newsweek (Estados Unidos)
Nature (Estados Unidos)
Historia National Geographic (España)
Paris Match (Francia)
Instituto Nacional de Estadística (España)

España en el mundo

365 días en alertas
2017, el año del desencuentro
Las mejores fotografías de 2017
Lo que pensamos de Europa
Las mejores fotografías científicas del año

Y como siempre, para terminar, las mejores fotos de la semana.





La hora de la oración (Monasterio budista de Pathum Thani, Tailandia)



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