viernes, 9 de febrero de 2018

[UN CLÁSICO DE VEZ EN CUANDO] Hoy, con "Helena", de Eurípides





En la mitología griega, Melpómene (en griego Μελπομένη "La melodiosa") es una de las dos Musas del teatro. Inicialmente era la Musa del Canto, de la armonía musical, pero pasó a ser la Musa de la Tragedia como es actualmente reconocida. Melpómene era hija de Zeus y Mnemósine. Asociada a Dioniso, inspira la tragedia, se la representa ricamente vestida, grave el continente y severa la mirada, generalmente lleva en la mano una máscara trágica como su principal atributo, en otras ocasiones empuña un cetro o una corona de pámpanos, o bien un puñal ensangrentado. Va coronada con una diadema y está calzada de coturnos. También se la representa apoyada sobre una maza para indicar que la tragedia es un arte muy difícil que exige un genio privilegiado y una imaginación vigorosa. Un mito cuenta que Melpómene tenía todas las riquezas que podía tener una mujer, la belleza, el dinero, los hombres, solo que teniéndolo todo no podía ser feliz, es lo que lleva al verdadero drama de la vida, tener todo no es suficiente para ser feliz.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo la sección de Un clásico de vez en cuando trayendo trayendo al blog la tragedia de Eurípides Helena, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior.

La Helena de Eurípides se representó por vez primera en el 412 a.C., y pone en escena el reencuentro de Menelao y Helena en Egipto, el reconocimiento de los esposos, y el viaje de ambos hacia la Hélade. En esta versión de la leyenda Eurípides exonera a Helena de toda parte de culpa, pues cayó víctima de las malas artes de una diosa y no fue su persona, sino una imagen suya, la que viajó a Troya con Paris.

Mucho más cercano que los otros trágicos griegos a los esquemas del teatro actual, Helena es el exponente de una línea de corte romántico de la que se puede considerar a Eurípides pionero. Una acción trepidante y numerosos rasgos de ironía, como el plan de fuga de los esposos, cuyo éxito ser basa sobre todo en la ingenuidad de los nativos egipcios, hacen muy amena y agradable la lectura de esta obra. Disfrútenla.

Eurípides (480-406 a.C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras suyas. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo de las crueldades de la guerra. Reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional, mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes y satirizó a muchos héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. Disfrútenla.







Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[HUMOR EN CÁPSULAS] Para hoy viernes, 9 de febrero





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

En la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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jueves, 8 de febrero de 2018

[A VUELAPLUMA] ¿Cuándo se jodió España?





La tragicomedia de los independentistas catalanes ha despertado de un largo letargo a la opinión pública española; esto es evidente para cualquier observador mínimamente informado y perspicaz, comenta en El Mundo el profesor Gabriel Tortella, economista e historiador español, especialista en historia económica de la Edad Contemporánea, buscando una respuesta a esa pregunta, nada retórica, sobre "cuando se jodió España".

No han sido sólo los acontecimientos en Cataluña: las manifestaciones masivas contra la declaración de independencia, la exhibición de banderas españolas, y, sobre todo, la victoria inapelable de Ciutadans en las últimas elecciones catalanas, demostrando una vez más que la mayoría de los votantes no apoya la independencia, comienza diciendo. Están también las manifestaciones en otras capitales, en especial Madrid, la profusión de banderas españolas en los balcones de todo el país, y la subida de Ciudadanos/Ciutadans en todas las encuestas nacionales. Igualmente hay otros signos menores, como el alza súbita del sentimiento que podríamos llamar españolista y del interés por los libros que tratan de temas relacionados. 

Hace unos días asistí a una interesantísima conferencia relacionada con esta efervescencia del españolismo. Pese a su claro tono académico, el acto, bajo el lema Hispanofobia y con tres ponentes tan distinguidos como Ricardo García Cárcel, Stanley Payne, y Elvira Roca Barea, autores de libros recientes sobre la Leyenda Negra, y temas afines, llenó con creces una gran sala-auditorio con un público apasionado, que aplaudió con delirio las presentaciones del moderador Hermann Tertsch, cada una de las ponencias, e incluso las preguntas del público y las respuestas de los ponentes en el coloquio que siguió. Puede imaginarse que, aunque el tema general fuera histórico, la actual situación política planeaba en el ambiente, lo que se traslució en la mayor parte de las preguntas del público. 

El tenor de las ponencias fue el de reivindicar la historia de España frente a las tergiversaciones y medias verdades de la Leyenda Negra y, sobre todo, frente a la interiorización de los ataques exteriores por buena parte de la opinión española, especialmente la de izquierdas. Una de las conclusiones de los ponentes fue que el problema actual no era tanto la Leyenda Negra, ya en gran parte agua pasada, ni la opinión extranjera, hoy bastante objetiva, sino los resabios de la Leyenda Negra que habían hecho mucha mella en la España presente, en el derrotismo histórico de una parte importante de la opinión española actual. En esto me encontré bastante acuerdo con los ponentes.Sin embargo, una pregunta picó especialmente mi interés, y fue la de un asistente que, parafraseando la conocida frase de Vargas Llosa en Conversación en la catedral, hizo la pregunta contenida en el título de este artículo. La respuesta de los ponentes, articulada por el más joven y optimista de ellos, fue, en esencia, que "nunca se jodió España", que toda la historia de España había sido un éxito. El aplauso que siguió fue quizá el más clamoroso de todos. Yo, sin embargo, me quedé pensativo. ¿Era cierto esto? ¿No estábamos pasando de un ominoso pesimismo a un alarmante triunfalismo? Confieso que me quedé sorprendido por mis propias dudas y quizá por eso no intervine.

Volví a casa meditabundo. Lo cierto es que la historia de la España moderna muestra uno de los más espectaculares fracasos que haya sufrido una gran potencia, que pasó de ser hegemónica en el siglo XVI a sufrir una cadena de derrotas y calamidades que la desmembraron y la redujeron a un papel secundario en menos de un siglo. La pérdida de los Países Bajos, de Portugal y todo su imperio, la rebelión de Cataluña, las derrotas ante Francia que, a partir de Rocroi (1643), nos humilló e invadió repetidamente durante gran parte del XVII, las pestes y despoblaciones que asolaron el país desde finales del siglo XVI, los terribles desarreglos monetarios, las bancarrotas y el empobrecimiento general, el pesimismo general del siglo del Quijote y de Quevedo ("Miré los muros de la patria mía...") constituyen síntomas de lo que los historiadores han convertido en un tema clásico de la historiografía: la decadencia de España. 

El país se repuso luego parcial y lentamente, aunque sufrió más desmembramientos tras la Guerra de Sucesión, pero nunca volvió a ser potencia hegemónica, situándose desde entonces en un segundo o tercer plano. Hoy es un país adelantado, pero entre estos ocupa un discreto papel secundario. Es pertinente preguntarse qué le pasó a España para desplomarse tan súbitamente en menos de un siglo, y esa es la pregunta que se hacía aquel oyente el otro día y que todo historiador serio, e incluso cualquier persona reflexiva, debe hacerse. No se puede negar la evidencia: el declive de España en el siglo XVII fue fulminante. Esto debe tener una explicación. Y, a mi entender, la tiene.

La decadencia de España se debe a una conjunción de errores políticos y de problemas geográficos. La geografía española, mejor dotada para el pastoreo que para la agricultura, con una baja densidad de población, producía grandes soldados, pero ejércitos poco numerosos. Francia, más poblada, nos superaba numéricamente en el campo de batalla, y esto quedó ya claro en Rocroi. Algunos errores políticos fueron claros e identificables: es evidente que la Inquisición y la Contrarreforma asfixiaron el pensamiento filosófico y científico y esta lacra persistió largamente. Y hay tres errores graves de Felipe II que tuvieron muy hondas repercusiones: la ejecución de los condes de Egmont y Horn, la pretendida invasión de Inglaterra por medio de la llamada Armada Invencible, y las tres bancarrotas de su reinado (1557, 1575, 1596). La ejecución de Egmont y Horn zanjó definitivamente la posibilidad de una solución transaccional en los Países Bajos y dio paso a la Guerra de los 80 años que arruinó a España, inició su desmembramiento, y puso al descubierto todas sus debilidades, además de confirmar a los ojos de la opinión mundial la imagen de intransigencia y fanatismo inquisitorial, sambenito que aún hoy muchos siguen colgando a España. El intento de invadir Inglaterra por medio de una expedición naval mal concebida, peor organizada y aún peor ejecutada fue un error militar y político garrafal, que convenció a muchos de que España era ya una potencia en declive, además de arruinar las finanzas de la Corona, esquilmar al país y encaminarle hacia la tercera bancarrota, ya en los últimos años del rey. Por último, las repetidas bancarrotas que jalonaron el reinado del monarca prudente terminaron con la banca española, afectaron gravemente al comercio, debilitaron la economía, y fueron el prólogo a los descalabros económicos, políticos y militares que caracterizaron a la siguiente centuria.

Todo este cúmulo de errores tuvo efectos muy duraderos. Aunque hubiera un breve respiro a finales de siglo, y aunque bajo los primeros Borbones se dieran claras mejoras en todos estos campos, los problemas de descapitalización humana y física persistieron y aún en parte persisten hoy día. Y los problemas de cohesión nacional también persisten como bien sabemos todos y lamentamos la gran mayoría. Durante el Siglo de Oro, el cenit de la historia de España, como le llamó Jordi Nadal, se cometieron graves errores que resonarían después durante siglos. Debemos admitir que algunas alegaciones de la Leyenda Negra tuvieron cierto fundamento. Y precisamente porque parte de los errores que tanto daño hicieron aún subsisten, el triunfalismo sin matices sólo sirve para que los problemas perduren. Esa falta de cohesión, de espíritu nacional, ese derrotismo que los ponentes en aquella reunión tan justamente lamentaban, se deben en gran parte a que las causas de la decadencia de España no han sido suficientemente debatidas y dilucidadas entre nosotros. Si el derrotismo es malo, el triunfalismo lo es igualmente.



Dibujo de Sean Mackaoui para El Mundo



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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[POESÍA, PINTURA Y MÚSICA] Hoy, con Carlos Bousoño, Tiziano y Giuseppe Verdi





Decía Walt Whitman que la poesía es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz; Gabriel Celaya, que era un arma cargada de futuro; Harold Bloom,  que si la poesía no podía sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos podía realizar la tarea de sanar al yo. 

Por su parte, George Steiner añadía que el canto y la música son simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades porque aúnan alma y diafragma y pueden, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis, ya que la voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia.

Y Johann Wolfgang von Goethe afirmaba que un hombre debe oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas, a fin de que los cuidados mundanos no puedan borrar el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana.

Me parecen razones más que suficientes para retomar la publicación, con un formato diferente, de la serie de entradas del blog dedicadas al tema de España en la poesía española contemporánea que tan buena acogida de los lectores tuvo hace ya unos años. Grandes poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. Poemas a los que acompaño con algunas de las más bellas arias de la historia de la ópera y de algunos de los desnudos más hermosos de la pintura universal. Disfrútenlos.

Hoy traigo al blog al poeta Carlos Bousoño y su poema Reposa, Españaal pintor Tiziano y su cuadro La Venus de Urbino, y al músico Giuseppe Verdi y su bellísima aria Caro Nome de la ópera Rigoletto, interpretada por la soprano Anna Netrebko, que pueden disfrutar desde el enlace inmediatamente anterior.


***




Carlos Bousoño Prieto (1923-2015)1​ fue un poeta y crítico literario español. Estudió Filosofía y Letras en las universidades de Oviedo y Madrid, en la que se doctoró en 1949 con la primera tesis en España sobre un escritor aún vivo, Vicente Aleixandre, poeta de la Generación del 27 galardonado más tarde con el Premio Nobel de Literatura (1977). Su tesis fue publicada con gran éxito (La poesía de Vicente Aleixandre, 1950) y sigue considerándose hoy el mejor y más profundo estudio sobre la poesía de este autor. Enseñó Literatura española en varias universidades norteamericanas (Wellesley, Smith, Vanderbilt, Middlebury, New York University, entre otras). En 1979 fue elegido para la Real Academia Española. En 1990 ganó el Premio Nacional de Poesía, en 1993 el  Premio Nacional de las Letras Españolas, y en 1995 el Príncipe de Asturias de las Letras.

Durante muchos años fue votado como el mejor profesor de la Universidad Complutense. También fue un deslumbrante conferenciante. Sus clases en la Universidad Complutense fueron siempre lecciones magistrales que Bousoño decía sin mirar ni un solo apunte. Falleció en Madrid el 24 de octubre de 2015 a los 92 años. En el momento de su muerte era el académico de la RAE más antiguo.



REPOSA ESPAÑA

Amor limado contra tanta losa
como contra una piedra una navaja.
Amor que día a día así trabaja.
Campo de soledad. Cielo de fosa.

Pretendemos hacer a España hermosa
cual trabajar en nuestra propia caja
de muerto. ¡España que en la luz se cuaja
como en sepulcro funeral. Reposa.

Reposa, España. Todos reposemos.
Oh blanca tumba entre la luz sumida.
Blanca luz de la muerte que bebemos

a diario. No de muerte, no de vida;
de amor de ti nos envenenaremos,
España del amor, patria extinguida.


***



Tiziano Vecelli (¿1490-1576), fue un pintor italiano del Renacimiento, uno de los mayores exponentes de la Escuela veneciana. Reconocido por sus contemporáneos como «el sol entre las estrellas», en homenaje a la línea final del Paraíso de La Divina Comedia de Dante Alighieri, Tiziano es uno de los más versátiles pintores italianos, igualmente capacitado para ejecutar retratos, paisajes (dos de los temas que le lanzaron a la fama), escenas mitológicas o cuadros de temática religiosa. Tuvo una larga y dilatada carrera, y su obra atravesó muchas y diferentes etapas, en las que su estilo cambió tan drásticamente que algunos críticos tienen problemas para creer que los cuadros de su primera etapa y los de las posteriores hayan salido de la misma mano. El conjunto de su obra se caracteriza por el uso del color, vívido y luminoso, con una pincelada suelta y una delicadeza en las modulaciones cromáticas sin precedentes en la historia del arte occidental.




La Venus de Urbino (1538). Galería de los Uffizi, Florencia


***



Giuseppe Verdi (1813-1901) fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX, el más notable e influyente compositor de ópera italiana y puente entre el belcanto de Rossini, Donizetti y Bellini y la corriente del verismo y Puccini. Fue autor de algunos de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que componen su trilogía popular o romántica: Rigoletto, La Traviata e Il Trovatore y las obras maestras de la madurez como Aida, Don Carlo, Otello y Falstaff.




Anna Netrebko en una representación de Rigboletto 


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[HUMOR EN CÁPSULAS] Para hoy jueves, 8 de febrero





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

En la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 




Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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miércoles, 7 de febrero de 2018

[A VUELAPLUMA] ¿Por qué?





¿Qué preguntas te estás haciendo? ¿Cuál es el invento más importante de los últimos dos mil años? ¿Cuál es la más importante historia actual no publicada? ¿Qué preguntas ya no se plantean? ¿Y ahora qué? ¿Qué te preguntas y por qué? ¿Cuáles son los problemas científicos más acuciantes y cuál es tu consejo para empezar a afrontarlos? ¿Cuál es tu ley? ¿Qué crees que es verdad aunque no puedas demostrarlo? ¿Cuál es tu idea peligrosa? ¿Sobre qué asuntos eres optimista? ¿Sobre qué has cambiado de opinión y por qué? ¿Qué puede cambiarlo todo? ¿Cómo está cambiando internet tu modo de pensar? ¿Qué concepto científico mejoraría nuestro conjunto de herramientas cognitivas? ¿Cuál es la explicación profunda, elegante o bella que prefieres? ¿Qué debería preocuparnos? ¿Qué idea científica está lista para la jubilación? ¿Qué piensas sobre las máquinas que piensan? ¿Cuál consideras que es la noticia científica reciente más importante? ¿Qué concepto científico merecería ser ampliamente conocido?, se pregunta en El Mundo el profesor y escritor Arcadi Espada.

Desde 1998, comienza diciendo, y a razón casi siempre de una por año, el editor John Brockman ha hecho estas preguntas en su página de Edge (www.edge.org) a un centenar largo de intelectuales, sobre todo anglosajones. Muchos de ellos están entre la gente más interesante de nuestra época. Los microensayos que responden a esas preguntas -la que yo prefiero es la idea peligrosa, inspirada probablemente en el libro de Daniel Dennett: La peligrosa idea de Darwin- informan con una precisión, a veces aforística, de asuntos que se elevan sobre la mediocre actualidad, pero que también quedan lejos del punto en que el futuro se hace ficción.

Brockman, que la semana próxima cumple 77 años, dice haberse quedado ya sin preguntas y este año ha lanzado la última. La pregunta es, obviously: ¿Cuál es la última pregunta? Un crisantemo es la flor que ha escogido Katinka Matson para su ritual ilustración. Hay muchas respuestas en las que fijarse. Esta de Ryan Mckay, psicólogo de la Universidad de Londres: "¿Seremos una de las últimas generaciones que muere?" La de Robert Sapolsky, neurocientífico en Stanford: "Dada la naturaleza de la vida, la indiferencia sin propósito del universo y nuestra absoluta falta de libre albedrío, ¿cómo es posible que la mayoría de las personas no estén clínicamente deprimidas?" Pero la mejor última pregunta, de naturaleza leibniziana, es la del físico del MIT Frank Wilczek. Ante su monumental tamaño se comprende que responderla jamás pueda estar entre las obligaciones que un periódico tiene contraídas con las noticias: "¿Por qué?".



John Brockman



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[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez







La Real Academia Española (RAE) se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. 

La RAE ha tenido un total de cuatrocientos ochenta y tres académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y.

En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la Real Academia Española con la del académico Salvador Gutiérrez Ordóñez.


Salvador Gutiérrez Ordóñez, nació en Taballes de Bimenes (Asturias), el 22 de julio de 1948. Elegido el 5 de julio de 2007, tomó posesión de su silla académica, la "S", el 24 de febrero de 2008 con el discurso titulado Del arte gramatical a la competencia comunicativa, al que respondió en nombre de la corporación el también académico Ignacio Bosque.

Director del Departamento de «Español al día» desde 2008, es doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo. Estudió en París con especialistas como Bernard Pottier, Oswald Ducrot, Algirdas Julien Greimas y André Martinet. Ejerció docencia en las universidades de Oviedo y León, como catedrático de Lingüística General, donde fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras y director del Departamento de Filología Hispánica.Es correspondiente de la Academia Panameña de la Lengua, doctor honoris causa por la Universidad de Salamanca, y miembro del Consejo Asesor de la Fundación del Español Urgente (Fundéu). Fue presidente de la Sociedad Española de Lingüística.




Salvador Gutiérrez, en su toma de posesión académica



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