lunes, 28 de marzo de 2016

[Reedición] "Dieu et mon Droit" (Dios y mi Derecho)



http://www.elpais.com/recorte/20080705elpepivin_2/XLCO/Ies/20080705elpepivin_2.jpg





"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente y conservan su título, fecha y numeración original. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 


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Nicole Muchnik, una conocida escritora y pintora tunecina afincada en España escribió hace un tiempo en El País un artículo muy crítico con la iglesia católica española: "La excepción religiosa española", se titulaba. Y me acordé hoy de él a punto de terminar de releer las casi 800 páginas de "Cristianismo. Esencia e historia" (Trotta, Madrid, 1997), del teólogo suizo Hans Küng. 

Se equivoca quien piense que el fenómeno religioso me resulta ajeno o indiferente; por el contrario, me interesa muchísimo y no para combatirlo, cuestión esa es la que no tengo el menor interés, sino porque me parece un fenómeno relevante en la historia del progreso humano y que debería conocerse y enseñarse en las escuelas, eso sí, desde la objetividad y la total ausencia de dogmatismo. ¿El cese, o jubilación forzosa si lo prefieren así, de monseñor Rouco al frente de la iglesia católica española hará que esta camine por derroteros diferentes a los que caracterizaron su mandato? Espero que sí.   

Esta entrada me va a resultar un poco más larga de lo habitual pero no me queda más remedio que hacerlo así si quiero explicarme. Cuenta Küng en el libro citado más arriba refiriéndose al pensamiento de Immnauel Kant (1724-1804) sobre la existencia o no existencia de Dios, que fue de extrañar que él, el ilustrado por antonomasia, superara al mismo tiempo la Ilustración en sus tres críticas: "Crítica de la razón pura" (1781), "Crítica de la razón práctica" (1788) y "Crítica del juicio" (1790), poniendo límites estrictos a la ingenua omnipotencia de la razón respecto del conocimiento de Dios, pero haciendo lo mismo con la fe ingenua. Es claro, dice Küng, que no son posibles las demostraciones científicas acerca de Dios, sobre la existencia de un Dios que no está en el tiempo ni en el espacio y que por consiguiente no es objeto de contemplación. Las pruebas de Dios según Kant, afirma, no solo han fracasado sino que en modo alguno son teóricamente posibles. Por eso, añade, Kant en la cuestión del conocimiento de Dios apela no a la razón teórica sino a la razón práctica, que se manifiesta en la actuación moral del hombre: Se trata, dice, no solo del ser, sino del deber ser; no solo de ciencia, sino de moral. Dios es, pues, concluye, la condición de la posibilidad de moralidad. Pues lo siento, pero no me convence Kant, al que no he leído en profundidad, ni Küng, al que sí he leído y admiro. Yo no necesito a un Dios eterno para ser un hombre moral

Llevo unos meses dándole vueltas a la idea de matricularme en alguno de los cursos que imparte el Instituto Superior de Teología de Canarias en Las Palmas, pero no acabo de decidirme. Me resulta complicado explicar que puedo sentirme cristiano sin creer en Dios, pero eso es lo mismo que pensaban también la filósofa Simone Weil o el escritor Albert Camus, ambos franceses, por citar solamente dos ejemplos señeros al respecto; ellos creían en un humanismo cristiano, sin necesidad de un Dios, que yo comparto. 

A mí ninguna confesión religiosa me parece un peligro público; ya he superado esa fijación pueril. Respeto su derecho a existir, a organizarse como mejor crea, a adoctrinar a sus fieles y a exponer libremente su "mensaje", si es que lo tiene... Pero sí me molesta que la iglesia católica española goce de privilegios inadmisibles e inentendibles en otros países europeos, salvo acaso la excepción italiana o polaca. Y que no se me diga que el 99,99 por ciento de la población española es católica para justificarlos, primero porque no es verdad, y segundo porque una cosa es haber sido bautizado en una confesión religiosa, y otra muy distinta compartir, aceptar, seguir y cumplir sus preceptos, y no digamos ya considerar que esos preceptos y directrices obligan al conjunto de la sociedad. 

Sin acritud, y con cierta dosis de ironía, diría que lo ideal para mi es que ser católico, evangelista, luterano, testigo de Jehová, musulmán, judío, ortodoxo, ateo, agnóstico, etc., etc., etc., resultara tan irrelevante a efectos sociales para los ajenos a la respectiva fe como ser del Real Madrid, el Barcelona o el Numancia Fútbol Club... Mientras no sea así seguiré siendo escéptico sobre las iglesias y confesiones, sobre "todas ellas", hasta que no demuestren con sus actos que las personas somos, para "todas ellas", más importantes que sus dioses. Y es que remedando el lema nacional de la Gran Bretaña que da título a la entrada a mí lo que me gustaría poder decir es: "Dieu est-il?, oui, mais mon droit aussi" (¿Dios?, sí, pero mi derecho también). 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Nicole Muchnik




Entrada núm. 2195
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
Publicada originariamente con  fecha 21 de noviembre de 2014

domingo, 27 de marzo de 2016

[Humor en domingo] Hoy, sin palabras, por descanso del personal. Con viñetas de Peridis





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt






Entrada núm. 2661
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[Reedición] El Irán de hoy (y ayer)



Rayhaneh Jabbari, ejecutada


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente y conservan su título, fecha y numeración original. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 

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"En una mano el Libro, en la otra la copa, 
voy de lo permitido a lo prohibido: 
bajo la sólida bóveda de lapislázuli 
no estamos seguros ni con Dios, ni sin Dios". 
Omar Jayyam (poeta iraní, siglo XI)

No parece que las expectativas que en Occidente levantó la elección de Hasán Rouhani como presidente de la República Islámica de Irán se hayan cumplido. Ni en el asunto del programa nuclear iraní (el plazo pactado para llegar a un acuerdo termina precisamente mañana), ni en la cuestión de los derechos humanos (585 ejecuciones según Naciones Unidas en lo que va de año). La última conocida, el pasado 25 de octubre, levantó una gran conmoción: una joven iraní de 26 años llamada Rayhaneh Jabbari, acusada de matar en 2007 a su violador, fue ejecutada en una prisión de Teherán. De acuerdo con la "sharia" (ley islámica, vigente en Irán), la familia de su víctima se había negado a concederle clemencia, por lo que fue el hijo mayor del violador asesinado por Rayhaneh quien abrió la trampilla de la horca que ejecutó a la joven.

Mi sintonía con el régimen actual iraní de los ayatolás iranies es nula. También era escasa con el de su antecesor el sah, al que la gran escritora y periodista italiana Oriana Fallaci retrató cruel y magistralmente en su libro "Entrevistas con la historia" (1986). Más simpatía por el actual régimen iraní -ciertamente, no acrítica- parece tener la catedrática de historia contemporánea de la universidad de Extremadura María Jesus Merinero, que en una extensa reseña titulada "Añicos de Irán", publicada en Revista de Libros en 2011, criticaba con inusitada dureza el libro de los periodistas Serge Michel, suizo, y Paolo Woods, italiano, titulado "Puedes pisar mis ojos. Un retrato del Irán actual", que a mí me pareció más que interesante y nada frívolo cuando lo leí también por esas fechas. 

Pero mi relación amistosa con el Irán histórico y con sus gentes viene de antiguo. Para ser exactos, de hace cincuenta y ocho años. En 1956, mis padres, que vivían en Madrid en el barrio de Delicias, se mudaron al de Prosperidad, en el distrito de Chamartín. Y lógicamente, a mis diez años de edad, me fui con ellos y con mis hermanos. Muy cerca de la casa de mis padres, en un chalecito semioculto entre grandes árboles entre el paseo de La Habana y la avenida de Pío XII, creo recordar que en la calle Jerez, estaba la Embajada Imperial del Irán. En horas libres de tareas escolares mis amigos y yo solíamos acercarnos a las embajadas acreditadas en Madrid para pedir libros, mapas, cuentos y documentación varia alegando un próximo viaje familiar a dicho país o la necesidad de hacer un trabajo escolar que nos habían encomendado. Las razones eran falsas pero nosotros, en nuestra inocencia, deberíamos resultar convincentes porque nos colmaban de atenciones... ¡y de libros!..., especialmente en la representación diplomática del Imperio iraní. 

Repetimos visita varias veces, y de aquellas visitas nació en mí un sentimiento de cariño por el pueblo, la cultura y la historia de Irán que llegó a cautivarme y que aun perdura. Tanto, que unos años más tarde, llegado el momento de tener que dar una disertación en francés, como un ejercicio más de los que teníamos que hacer en la Escuela Central de Idiomas de Madrid en la que estudiaba por las tardes la dulce lengua de Francia, recité de memoria un cuento que me habían regalado en una de aquellas visitas a la embajada iraní. Se titulaba, ¡nunca podré olvidarme! "Mernahz, la Cendrillon iranienne" (Mernahz, la Cenicienta iraní). Y que como todos los cuentos que se precien comenzaba así: "Il était une fois une petite fille appelée Merhnaz..." (Érase una vez una niñita llamada Merhnaz...). Me lo aprendí en los ratos libres que me permitían los partidos de béisbol que jugábamos, a la espera de mi turno de bateo, sobre la ahora intransitable M-30...

La injusta y desgraciada suerte de Rayhaneh Jabbari y mi desapego y desprecio nunca disimulado por el régimen teocrático iraní, no es óbice para recordar con nostalgia una relación con el Irán eterno que vista desde los ojos del niño que fui una vez se me antoja entrañable. Un Irán eterno que mejor que nadie supo reflejar el gran trágico griego Esquilo, allá por el años 472 a.C. en su inmortal obra Los persas, una de las más memorables muestras literarias de la grandeza del pueblo ateniense para con sus adversarios, que me permito dejarles como obsequio en la seguridad de que disfrutarán de su lectura.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Ruinas de Persépolis (Irán)





Entrada núm. 2197
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
Publicada originariamente con fecha 23 de noviembre de 2014

sábado, 26 de marzo de 2016

[Poesía y música] Hoy, "Desnuda", de Juan Ramón Jiménez, y "Un bel dì vedremo" ("Madama Butterfly"), de Giacomo Puccini, cantada por Renata Tebaldi




G.Puccini, J.R.Jiménez y R.Tebaldi


Como afirmo en una de las entradas más leídas del blog soy capaz de recordar y reconocer casi cualquier fragmento de texto literario o película que haya leído o visto, aunque solo haya sido una vez en la vida. Por el contrario, ni el Azar ni la Naturaleza, mis divinidades paganas preferidas, me han dotado del mismo talento para la música. La diosa Terpsícore me ha negado sus favores, salvo en aquellas piezas que ya forman parte, por la amplitud de su difusión, del imaginario colectivo de la humanidad. Y esa incapacidad para recordar y reconocer piezas musicales, es una de las circunstancias que más dolor me producen, porque en contraste con ellas la música es de todas las Bellas Artes la que más profundas emociones me provoca.

George Steiner, uno de los más grandes intelectuales del siglo XX, dice en su libro Errata. El examen de una vida, uno de los más hermosos textos que he leído nunca, lo siguiente: "El canto (y la música) es, simultáneamente la más carnal y la más espiritual de las realidades. Aúna alma y diafragma. Puede, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis. La voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia". Estoy en completo acuerdo con él.

La UNESCO instituyó el año 2000 el Día Mundial de la Poesía, que se celebra cada 21 de marzo, entendiendo que el mundo contemporáneo tiene necesidades estéticas y sociales que la poesía puede cubrir. Así pues, continúo con esta entrada de hoy la nueva sección del blog, Poesía y música, aunando algunos de los más bellos poemas en español con algunas de las más hermosas arias operísticas de la historia.

Continúo hoy la serie dedicada a Poesía y música con el poema Desnuda, de Juan Ramón Jiménez, y la bellísima aria Un bel dì vedremo (Un bello día veremos)de la ópera Madama Butterfly, de Giacomo Puccini, cantada por la soprano italiana Renata Tebaldi. Pueden verla y oírla en el vídeo de más abajo o desde este enlace 

Juan Ramón Jiménez Mantecón (1881-1958) fue un poeta español, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1956. Giacomo Puccini (1858-1924) fue un compositor italiano de ópera, considerado entre los más grandes, de fines del siglo XIX y principios del XX. Renata Tebaldi (1922-2004) fue una célebre soprano italiana. Si bien se prodigó en papeles melodramáticos de la ópera verista, su repertorio fue muy amplio, incluyendo óperas de Wagner.

Madama Butterfly es una ópera en tres actos con música de Giacomo Puccini y libreto en italiano de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en el cuento homónimo (1898) de John Luther Long, y la novela Madame Chrysanthème (1887), de Pierre Loti. Un bel dì vedremo es el aria más famosa de la obra y una de las más conmovedoras de toda la literatura operística; en ella, Butterfly ("Cio-Cio-San") le expresa a su criada Suzuki la esperanza de que su marido, el teniente de la marina estadounidense Benjamin Franklin Pinkerton regrese junto a ella.

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DESNUDA

Vino, Primero pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.

Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando, sin saberlo.

llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracunda de yel y sin sentido!

...Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.

Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía

desnuda, mía para siempre!

Juan Ramón Jiménez

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UN BEL DÌ VEDREMO






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Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt






Entrada núm. 2660
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Reedición] El afán de saber perjudica seriamente la salud




http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/5b/Heinrich_fueger_1817_prometheus_brings_fire_to_mankind.jpg
Prometeo lleva el fuego a la humanidad (H.F. Füger, 1817)



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Decía el filósofo Xavier Rubert de Ventós en su artículo La red del pescador (El País, 06/07/08), que al titán Prometeo le castigaron los dioses por "curiosear más de la cuenta"... Es una hermosa metáfora para explicar que el castigo le fue impuesto por robar el fuego a los dioses y ofrecérselo a los humanos. Les pasó "información privilegiada", que diríamos hoy, y por eso se quedó sin empleo en el Olimpo.

Todo el interesante artículo de Rubert de Ventós, plagado de citas filosóficas, está dirigido a hacer ver que el exceso de información existente hoy en día en la Red (la Red Global Mundial, traducción de su famoso y universal acrónimo WWW) puede generar confusión y acabar por dejarnos ciegos, mudos y colapsados. Pero Rubert de Ventós, y las bellas metáforas que al respecto cita de Castells, Aranguren, Nietzsche, Kant o Wiener, lo explican y justifican mucho mejor.... Y si tienen oportunidad de hacerlo no dejen de darse un atracón de buena literatura con el Prometeo encadenado, de Esquilo, escrita hacia el 458 a.C., o el Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, que lo fue en 1818, y que pueden leer en los enlaces anteriores. Entenderán, entonces, lo que los dioses no querían que supiéramos. Así, pues, no se crean eso que dicen de que el afán de saber puede perjudicar seriamente nuestra salud: es una burda mentira inventada por los dioses (o por el ministerio de Educación, Cultura y Deportes de España). ¡Quién sabe!...

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Xavier Rubert de Ventós



Entrada núm. 2199
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
Publicada originariamente con fecha 25 de noviembre de 2014

viernes, 25 de marzo de 2016

[Pensamiento] Política y democracia para el siglo XXI







Concluyo con esta entrada mi reseña de La política en tiempos de indignación (Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2015), del profesor Daniel Innerarity, que me ha ocupado estas últimas semanas. Remito a lo dicho en entradas anteriores para una mejor comprensión de la misma.

Dice Innerarity (página 236), que según las encuestas la política se ha convertido en uno de nuestros principales problemas, y se pregunta si en esa opinión se expresa una nostalgia por la política desaparecida, una crítica ante la mediocridad de la actual, o más bien un desprecio antipolítico hacia algo cuya lógica no se acaba de entender. En cualquier caso, añade, los ciudadanos tendríamos más autoridad con nuestras críticas si pusiéramos el mismo empeño en formarnos y comprometernos. Y tal vez entonces, sigue diciendo, caeríamos en la cuenta de que nos encontramos en la paradoja de que nadie confía a la política lo que solo la política podría resolver.

Inmediatamente antes (página 233) ha aclarado que la democracia no es la presencia de los ciudadanos en los lugares donde se toman las decisiones, sino más bien el hecho de que las instituciones electivas y los electos puedan ser juzgados por la ciudadanía. Y en una opinión que comparto plenamente añade que, aunque suene paradójico, no hay otro sistema mejor que la democracia indirecta para proteger a la democracia frente a la ciudadanía, contra su inmadurez, debilidad, incertidumbre e impaciencia.

Al final del libro (páginas 348-350), en el capítulo titulado "La política como actividad inteligente", añade que la cuestión de como configurar democracias inteligentes, una inteligencia en red o una smart governance es un asunto crucial de nuestros días que algunos han formulado como la idea de una wiki-government. En cualquier caso, sigue diciendo, hay que volver a diseñar las instituciones de gobierno en la era de las redes. La gobernanza efectiva en el siglo XXI, dice, requiere colaboración organizada. Se trataría, sigue diciendo, de transformar las jerarquías en ecosistemas de conocimiento colaborativo y cambiar así, radicalmente, la cultura de gobierno desde un saber experto centralizado a otro en cuyo diseño la revisabilidad ocupe un lugar central. Los aprendizajes en política, dice, requieren procesos de reflexión en los que se observen las consecuencias de los cambios introducidos, los posibles efectos no deseados y se elabora una evaluación compartida de las políticas públicas.

El intenso debate que ha tenido lugar en los últimos años en torno a las posibilidades de transformar "deliberativamente" la democracia, sigue diciendo, se inscriben en ese concepto. Las sociedades aprenden a través de procesos de inteligencia colectiva, añade. Entre esas "comunidades epistémicas", dice, destacan los procedimientos de deliberación política a través de los cuales se combate colectivamente la perplejidad y se forma el juicio cívico. Si tiene sentido ese esfuerzo común, continúa diciendo, es porque la ignorancia a la que ha de hacer frente la política es descomunal. La inteligencia es algo que solo se ejerce compartidamente, añade. Una sociedad madura, dice, ensaya procedimientos, ámbitos e instituciones para experimentar acerca de sí misma, para dotarse de espacios de reflexión y deliberación. Y eso es algo, dice, que solo puede hacerse comunicativamente porque -no lo olvidemos- comunicar es lo que se hace cuando se ignora y se quiere superar esa ignorancia. Lo demás, añade, son rituales de notificación.

La idea de una democracia deliberativa, continúa, subraya la centralidad de los procesos y las instituciones para formar una voluntad común frente a un modelo de democracia entendida como meras negociación de opiniones y preferencias ya establecidas. La esfera pública, dice, es un espacio donde podemos convencer y ser convencidos [la misma opinión que mantenía sobre la política Hannah Arendt], o madurar juntos nuevas opiniones. Los debates sirven precisamente, continúa diciendo, para generar una información adicional que puede confirmar pero también modificar nuestros puntos de partida. En el modelo "republicano" de esfera pública lo que está en un primer plano no son los intereses de los sujetos ya dados de una vez por todas o visiones del mundo irremediablemente incompatibles, sino procesos comunicativos que contribuyen a formar y transformar las opiniones, intereses e identidades de los ciudadanos. El fin de tales procesos, añade, no es satisfacer intereses particulares o asegurar la coexistencia de diferentes concepciones del mundo, sino elaborar colectivamente interpretaciones comunes de la convivencia. Los procesos son decisivos, dice, ya que los intereses y las preferencias de los ciudadanos no están predeterminados ni constituyen, por lo general, un todo coherente. Con mucha frecuencia, añade, los actores no saben con exactitud lo que quieren ni en qué consiste su interés más auténtico. En otras palabras, dice, es el proceso democrático el que permite que los participantes se aclaren respecto de sí mismos y se formen una opinión acerca de aquello que está en juego. La fuerza política de la deliberación, concluye, se acredita precisamente en su capacidad de institucionalizar el descubrimiento colectivo de los intereses.

En el último párrafo de su libro el profesor Innerarity recuerda que comenzó diciendo que la principal perspectiva social y política que tenemos actualmente, nuestro principal desafío, es, a su juicio, desarrollar una política inteligente y reflexiva, situar a la política a la altura de las exigencias que plantea una sociedad del conocimiento. Ahora bien, se pregunta para concluir, ¿se puede pensar en medio de la política? De entrada, añade, no parece esa una actitud propia de la mayor parte de los actores políticos, dominados por una agitación superficial y especialmente sometidos a la dictadura de lo inmediato. Pero en el fondo, sigue diciendo, todos sabemos que con el activismo no se combate la perplejidad, solo se disimula. Nunca vamos tan rápido como cuando no sabemos adonde vamos. Por eso, añade, una de las tareas de todas crítica política es desenmascarar esa falsa movilidad, aquellas formas de pseudoactividad cuya aceleración y firmeza se deben precisamente a que no se tiene ni idea de lo que pasa. Puede que en otras épocas, termina diciendo, pensar fuera una pérdida de tiempo; en la nuestra, dice, cuando no podemos contar con la estabilidad de marcos y conceptos, ni confiar cómodamente en las prácticas acreditadas, pensar es un ahorro de tiempo, un modo radical de actuar sobre la realidad. 

De nuevo Hannah Arendt, a quien citaba al comienzo de su libro, sacada a relucir: comprender es pensar... Espero que les haya resultado interesante.



Daniel Innerarity


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HArendt




Entrada núm. 2659
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[Celebrando a Miguel de Cervantes] Hoy, "La señora Cornelia"






El próximo 23 de abril se conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. Como bien decía el editorial de El País del pasado 30 de enero, las comparaciones son odiosas, pero a veces pueden servir para valorar cómo distintos países gestionan desafíos parecidos. Tanto Miguel de Cervantes como William Shakespeare parece que murieron ese mismo día del año 1616, y tanto uno como otro son los mayores referentes de la lengua española y de la inglesa, respectivamente.  

A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos —académicos, culturales, turísticos, educativos—. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico). 

De las tareas de la Comisión responsable del cuarto centenario de Cervantes poco se sabe. Y lo que se conoce hasta ahora no es como para tirar voladores (expresión del español de Canarias que no necesita traducción) y parece confirmar que no hay ningún plan claro.

"Desde el trópico de Cáncer" se suma con humildad y pasión contenida a la efeméride que conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Y para celebrarlo, asume el compromiso de ir subiendo al blog a lo largo de estas semanas la totalidad de su obra para disfrute de todos los lectores y amantes de la lengua española, lengua a la que él elevó a la máxima expresión literaria. Celebración que culminará los próximos 22 y 23 de abril con la publicación de las dos partes de El Ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha.

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, conocido con el sobrenombre de "Príncipe de los Ingenios". Está considerado como la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.

Continúo esta nueva sección del blog dedicada a la conmemoración del 400 aniversario de su muerte con la publicación de su novela La señora Cornelia  en la edición de Florencio Sevilla Arroyo que puede leerse en la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, España.

La señora Cornelia, décima de las Novelas Ejemplares de Cervantes, es una típica novela de aventura protagonizada por dos jóvenes caballeros españoles, don Juan y don Antonio, que contra la opinión de sus padres deciden dejar sus estudios y marchar a Europa a ver mundo. Llegan a Flandes, y después de una estancia allí deciden marchar a Italia. En Bolonia, oyen hablar de la belleza de una joven llamada Cornelia Bentibolli, por lo que se animan a quedarse en ella y retomar los estudios en su famosa universidad. Una noche recogen un bulto que les entregan y que resulta ser un niño. Le encargan el cuidado del mismo a su ama y salen de nuevo a investigar su origen... Disfrútenla.



Miguel de Cervantes


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 2658
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[Reedición] Sueños y desasosiegos (de Pessoa)



Fernando Pessoa


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente y conservan su título, fecha y numeración original. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 

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"En tu autobiografía no debes escribir sobre cualquier tema posible; lo que cuentes siempre ha de tener relación contigo". Quien así se expresa es el historiador y filólogo alemán Walter Jens (1923-2013) y la cita la trae a colación el teólogo suizo Hans Küng en el  prólogo del tomo III de sus memorias: Humanidad vivida. Memorias (Trotta, Madrid, 2014). 

Mi profesor en la UNED, el filósofo Emilio Lledó, nos advertía de las profundas diferencias que existen entre los conceptos de "personal", "privado" e "íntimo". Un blog como este no es ni por asomo una autobiografía, aunque pueda paracerlo en algunas ocasiones. Desde luego es algo personal, pero no es privado porque tiene acceso a él cualquier lector curioso, y menos aun es algo íntimo, pues la intimidad, y sigo citando al profesor Lledó, es intransferible por esencia: no podemos contarla ni transmitirla, ni siquiera queriendo, pues es algo tan profundamente nuestro que no puede expresarse con palabras y solo a nosotros nos pertenece. 

¿Y los sueños? ¿Son algo personal, privado, íntimo?. "Los paisajes soñados son solo el humo de paisajes conocidos y el tedio de soñarlos es también casi tan grande como el tedio de contemplar el mundo". Son palabras del escritor portugués Fernando Pessoa (1888-1935) en su "Libro del desasosiego" (Pre-Textos, Valencia, 2014). Mis sueños son personales y privados, mientras yo no me resuelva a contarlos, pero no son algo íntimo porque no forman parte de mi mundo consciente. 

Pessoa no es de esa opinión; "Matar el sueño es matarnos. Es mutilar nuestra alma. El sueño es lo que tenemos realmente de nosotros, impenetrable e inexpugnablemente de nosotros. El Universo, la Vida -sea real o ilusión- es de todos, todos pueden ver lo que veo y poseer lo que poseo o, por lo menos, pueden imaginarse viéndolo [...] Pero lo que sueño nadie puede verlo sino yo, nadie a no ser yo puede poseerlo. Y si mi visión del mundo exterior difiere de como otros lo ven, es porque al verlo pongo sin querer algo de mi sueño, porque algo de mi sueño se pega a mis ojos y mis oídos". 

A mí me gusta soñar. No suelo tener malos sueños ni pesadillas. Mis sueños son casi invariablemente "aventuras" que vivo con personas que conozco o he conocido hace mucho tiempo. Siempre referidos a un tiempo pasado que revivo en ellos sin angustias. Es el despertar, no el sueño ni lo soñado, lo que me produce un cierto desasosiego, y ello porque el recuerdo de lo soñado es efímero y no permanece en mi memoria sino unos instantes después del despertar. 

Hace unos años creo que fue el diario El País el que organizó una encuesta entre sus lectores para preguntarles cual era a su juicio la palabra más hermosa de la lengua castellana. Si no recuerdo mal creo que ganó la palabra "amor"; yo, por mi parte, propuse "desasosiego"; no gané, pero sí vi que bastantes otros lectores también la sugirieron. Me pareció entonces y me sigue pareciendo aun ahora una palabra muy hermosa en su sonoridad y contenido: falta de quietud, tranquilidad o serenidad, quizá porque responde a un estado de ánimo que me resulta muy próximo. 

No recuerdo muy bien como llegué a interesarme por el "Libro del desasosiego" de Fernando Pessoa. Es muy posible que fuera por la lectura de la reseña que del mismo hizo en Revista de Libros, en un ya lejano mayo de 2003, la profesora de literatura portuguesa de la universidad de Barcelona Elena Soler. La cuestión es que hasta hace unos días no me había encontrado en la oportunidad de leerlo. Un reciente artículo de prensa sobre la nueva edición del mismo a cargo del profesor colombiano Jerónimo Pizarro, me animó a hacerlo. Y enfrascado gustosamente en su lectura ando en estos momentos. 

La edición del profesor Pizarro para Pre-Textos dicen que vuelve a las fuentes de los textos que Fernando Pessoa pretendía incluir en su libro con una nueva organización de los mismos que mejora la lectura de casi todos los fragmentos que lo componen y lo convierten en una de las obras literarias más importantes del siglo XX. Una obra maestra póstuma, retrato de la ciudad de Lisboa y de su retratista que oscila entre el diario íntimo, la prosa poética y la narrativa en un conjunto fundamental e imprescindible para comprender el lugar de Fernando Pessoa en la creación de la consciencia del mundo moderno. 

He encontrado una edición electrónica del "Libro del desasosiego" que pueden descargar en este enlace, aunque no puedo garantizar su pulcritud literaria. Espero en cualquier caso que al menos les resulte de interés. 

Esta entrada de hoy reviste una importancia especial para mí, no solo por ser la número 2200 del blog, tras más de ocho años de existencia, sino sobre todo porque me gustaría que representara el inicio de una nueva etapa del mismo más reflexiva y menos promiscua, dejando para mis páginas personales en google, twitter, facebook o eskup el día a día de los comentarios más a vuela pluma o el mero chascarriilo sobre los asuntos de actualidad. En todo caso, gracias mil de nuevo por su amable compañía. 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Alegoría del sueño



Entrada núm. 2200
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
Publicada originariamente con fecha 1 de diciembre de 2014

jueves, 24 de marzo de 2016

[Celebrando a Miguel de Cervantes] Hoy, "Las dos doncellas"








El próximo 23 de abril se conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. Como bien decía el editorial de El País del pasado 30 de enero, las comparaciones son odiosas, pero a veces pueden servir para valorar cómo distintos países gestionan desafíos parecidos. Tanto Miguel de Cervantes como William Shakespeare parece que murieron ese mismo día del año 1616, y tanto uno como otro son los mayores referentes de la lengua española y de la inglesa, respectivamente.  

A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos —académicos, culturales, turísticos, educativos—. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico). 

De las tareas de la Comisión responsable del cuarto centenario de Cervantes poco se sabe. Y lo que se conoce hasta ahora no es como para tirar voladores (expresión del español de Canarias que no necesita traducción) y parece confirmar que no hay ningún plan claro.

"Desde el trópico de Cáncer" se suma con humildad y pasión contenida a la efeméride que conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Y para celebrarlo, asume el compromiso de ir subiendo al blog a lo largo de estas semanas la totalidad de su obra para disfrute de todos los lectores y amantes de la lengua española, lengua a la que él elevó a la máxima expresión literaria. Celebración que culminará los próximos 22 y 23 de abril con la publicación de las dos partes de El Ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha.

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, conocido con el sobrenombre de "Príncipe de los Ingenios". Está considerado como la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.

Continúo esta nueva sección del blog dedicada a la conmemoración del 400 aniversario de su muerte con la publicación de su novela Las dos doncellas, en la edición de Florencio Sevilla Arroyo que puede leerse en la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, España.

Las dos doncellas, novena de las Novelas ejemplares de Cervantes, transcurre en una posada sevillana a la que llega una joven muy triste y llorosa, disfrazada con hábito masculino, que confiesa al desconocido que comparte habitación con ella, la manera en que un joven llamado Marco Antonio la ha deshonrado después de haberla prometido matrimonio. La joven, Teodosia, descubre con horror que el desconocido es en realidad su hermano Rafael, que toma como misión recuperar la honra perdida de Teodosia, buscando a quien cometió con ella tal villanía... Disfruten de ella.



Miguel de Cervantes


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 2657
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