martes, 15 de septiembre de 2015

[Pensamiento] La envidia




Dibujo de José Luis Ágreda para El País 



Para los creyentes cristianos la envidia es uno de los siete pecados capitales. Y por supuesto, el pecado nacional por antonomasia de los españoles. Pero también la envidia puede ser el maestro que nos revela los dones y talentos innatos que todavía tenemos por desarrollar. Esa, al menos, es la opinión de Borja Vilaseca, psicólogo, profesor universitario y escritor, en un interesante artículo de hace unos años en El País, titulado "La envidia y el síndrome de Solomon". En vez de luchar contra lo externo, utilicémosla para construirnos por dentro, decía en él. Y en el momento en que superemos colectivamente el complejo de Solomon, posibilitaremos que cada uno aporte –de forma individual– lo mejor de sí mismo a la sociedad.

El artículo del profesor Borja Vilaseca, que pueden leer íntegramente en el enlace de más arriba, recreaba el experimento que, en 1951, el famoso psicólogo estadounidense Solomon Asch realizó en un instituto de secundaria estadounidense. Oficialmente se trataba de una prueba de visión. Al menos eso es lo que les dijo a los 123 jóvenes voluntarios que participaron –sin saberlo– en un experimento sobre la conducta humana en un entorno social. El experimento era muy simple. En una clase de un colegio se juntó a un grupo de siete alumnos, los cuales estaban compinchados con Asch. Mientras, un octavo estudiante entraba en la sala creyendo que el resto de chavales participaban en la misma prueba de visión que él.

Haciéndose pasar por oculista, Asch les mostraba tres líneas verticales de diferentes longitudes, dibujadas junto a una cuarta línea. De izquierda a derecha, la primera y la cuarta medían exactamente lo mismo. Entonces Asch les pedía que dijesen en voz alta cuál de entre las tres líneas verticales era igual a la otra dibujada justo al lado. Y lo organizaba de tal manera que el alumno que hacía de cobaya del experimento siempre respondiera en último lugar, habiendo escuchado la opinión del resto de compañeros.

La respuesta era tan obvia y sencilla que apenas había lugar para el error. Sin embargo, los siete estudiantes compinchados con Asch respondían uno a uno la misma respuesta incorrecta. Para disimular un poco, se ponían de acuerdo para que uno o dos dieran otra contestación, también errónea. Este ejercicio se repitió 18 veces por cada uno de los 123 voluntarios que participaron en el experimento. A todos ellos se les hizo comparar las mismas cuatro líneas verticales, puestas en distinto orden.

Cabe señalar que solo un 25% de los participantes mantuvo su criterio todas las veces que les pre­­guntaron; el resto se dejó influir y arrastrar al menos en una ocasión por la visión de los demás. Tanto es así, que los alumnos cobayas respondieron incorrectamente más de un tercio de las veces para no ir en contra de la mayoría. Una vez finalizado el experimento, los 123 alumnos voluntarios reconocieron que “distinguían perfectamente qué línea era la correcta, pero que no lo habían dicho en voz alta por miedo a equivocarse, al ridículo o a ser el elemento discordante del grupo”.

En la jerga del desarrollo personal se dice que padecemos el síndrome de Solomon cuando tomamos decisiones o adoptamos comportamientos para evitar sobresalir, destacar o brillar en un grupo social determinado. Y también cuando nos boicoteamos para no salir del camino trillado por el que transita la mayoría. 

El síndrome de Solomon pone de manifiesto el lado oscuro de nuestra condición humana. Por una parte, revela nuestra falta de autoestima y de confianza en nosotros mismos, creyendo que nuestro valor como personas depende de lo mucho o lo poco que la gente nos valore. Y por otra, constata una verdad incómoda: que seguimos formando parte de una sociedad en la que se tiende a condenar el talento y el éxito ajenos. Aunque nadie hable de ello, en un plano más profundo está mal visto que nos vayan bien las cosas. Y más ahora, en plena crisis económica, con la precaria situación que padecen millones de ciudadanos.

Detrás de este tipo de conductas se esconde un virus tan escurridizo como letal, que no solo nos enferma, sino que paraliza el progreso de la sociedad: la envidia. La Real Academia Española define esta emoción como “deseo de algo que no se posee”, lo que provoca “tristeza o desdicha al observar el bien ajeno”. La envidia surge cuando nos comparamos con otra persona y concluimos que tiene algo que nosotros anhelamos. Es decir, que nos lleva a poner el foco en nuestras carencias, las cuales se acentúan en la medida en que pensamos en ellas. Así es como se crea el complejo de inferioridad; de pronto sentimos que somos menos porque otros tienen más.

El primer paso para superar el complejo de Solomon consiste en comprender la futilidad de perturbarnos por lo que opine la gente de nosotros. ¿Y qué hay de la envidia? ¿Cómo se trasciende? Muy simple: dejando de demonizar el éxito ajeno para comenzar a admirar y aprender de las cualidades y las fortalezas que han permitido a otros alcanzar sus sueños. Lo que codiciamos nos destruye, lo que admiramos nos construye. Esencialmente porque aquello que admiramos en los demás empezamos a cultivarlo en nuestro interior. 

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




Borja Vilaseca



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[Humor & Poesía] Hoy, "Las armas del amor", de Juan Meléndez Valdés




Juan Meléndez Valdés



Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Las armas del amor", de Juan Meléndez Valdés (1754-1817), poeta, jurista y político liberal español. De familia hidalga extremeña. En 1767 viaja a la Corte para estudiar en el Colegio de Santo Tomás, y más tarde, en los Reales Estudios de San Isidro, filosofía moral y griego y finalmente, leyes, en la Universidad de Salamanca. En 1772 escribe sus primeros poemas y frecuenta las tertulias poéticas, en especial la de fray Juan Fernández de Rojas y la de José Cadalso, que le introduce en la cultura francesa. En 1777 ocupa provisionalmente de la cátedra de lengua griega y conoce a Jovellanos; en 1780 obtiene el premio de poesía de la Real Academia Española con su obra "Batilo" y en 1781 vuelve a la Universidad de Salamanca para ocupar la cátedra de Humanidades. En 1784 Meléndez participa para uno de los tres premios ofrecido por la ciudad de Madrid para la mejor composición dramática, obteniendo uno de ellos por "Las bodas de Camacho el rico". A estas alturas se encuentra ya con una gran fama por todo el país. Ha madurado y es conocido por todos los intelectuales, poetas y escritores de la época. El famoso impresor Joaquín Ibarra publica en 1785 el primer volumen de sus poemas con gran éxito, realizándose diversas ediciones. En 1798 comienza a ejercer de fiscal durante siete meses y con el favor de Jovellanos, obtiene los destinos sucesivos de juez de la corte en Zaragoza en 1789, canciller en Valladolid en 1791 y fiscal de la Sala de Alcaldes de la Casa y Corte en Madrid en 1797, cargo que ocupará apenas siete meses; escribe entonces sus Discursos forenses, que circularon de forma manuscrita hasta ser publicados durante el Trienio Liberal. Un año después, con la caída de Jovellanos, Meléndez se ve obligado a dejar Madrid y es desterrado a Medina del Campo. En 1802 recupera su puesto como fiscal y es destinado a Zamora, donde se dedica a proyectos sociales y al estudio. Tras la ocupación francesa se pone al servicio de José I, ocupando puestos en el Consejo de Estado, lo que le acarreará graves problemas a la marcha del rey José tras la Guerra de la Independencia. Huido a Francia, residió sucesivamente en Toulouse, Montpellier, Nîmes, Alès y Montauban; su salud se deteriora y se ve aquejado de fuertes depresiones y cuatro años más tarde fallece en Montpellier. Sus restos reposan finalmente en un mausoleo conjunto con Goya, Moratín y Donoso Cortés en el Cementerio de San Justo de Madrid.

Las viñetas de humor que reproduzco en esta ocasión son todas ellas de Forges y se han publicado en El País en estos últimos días. 

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




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LAS ARMAS DEL AMOR

De tus doradas hebras, mi señora,
Amor formó los lazos para asirme;
de tus lindos ojuelos, para herirme
las flechas y la llama abrasadora.

Tu dulce boca que el carmín colora
su púrpura le dio para rendirme; 
tus manos, si al encanto quise huirme,
nieve, que en fuego se me vuelve ahora.

Tu voz suave, tu desdén fingido
y el alto seno, do el placer se anida,
pábulo añaden al ardor primero.

Amor con tales armas me ha rendido;
¡Ay, armas celestiales! ¡Ay mi vida!
Yo soy, yo quiero ser tu prisionero.

Juan Meléndez Valdés


***


VIÑETAS
























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jueves, 10 de septiembre de 2015

[Literatura] Cuentos para la edad adulta. Hoy "En la colonia penitenciaria", de Franz Kafka








El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos.

Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... Espero que los disfruten.

Hoy continúo la serie con "En la colonia penitenciaria", de Franz Kafka (1883-1924), escritor checo de origen judío y lengua alemana. Su obra, considerada una de las más influyentes de la literatura universal, está plagada de temas y arquetipos sobre la alienación, la brutalidad física y psicológica, los conflictos entre padres e hijos, personajes en aventuras terroríficas, laberintos de burocracia, y transformaciones místicas. Fue autor de cuatro novelas y gran número de relatos cortos y dejó una abundante correspondencia y escritos autobiográficos. Su estilo literario ha sido asociado con la filosofía artística del existencialismo, el expresionismo y el realismo mágico. Albert Camus, Jean-Paul Sartre, Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez se encuentran entre los escritores influenciados por los escritos de Kafka. El término kafkiano se usa en el idioma español para describir situaciones surrealistas como las que se encuentran en sus libros y tiene sus equivalentes en otros idiomas. Solo vio publicadas en vida unas pocas de sus obras.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




Franz Kafka




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[Humor & Poesía] Hoy, "A mi esposa", de José María Heredia





José María Heredia




Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "A mi esposa", de José María Heredia (1803-1839). Poeta, escritor y activista hispano-cubano. Siendo aun pequeño se trasladó con su familia a Santo Domingo, donde transcurrió la mayor parte de su niñez. Su padre fue nombrado Oidor y Regente de la Real Audiencia de Caracas en 1810 y la familia se mudó a Venezuela. En 1818, de regreso en Cuba, comenzó sus estudios de Leyes en la Universidad de La Habana, que siguió al año siguiente en México. En 1821 regresa a Cuba y tras doctorarse en Derecho se establece como abogado en Matanzas y colabora en diversas publicaciones. En 1823, a punto de publicar una edición de sus poesías, se vio envuelto en la Conspiración "Soles y Rayos de Bolívar" y se exilia en Estados Unidos. La primera edición de sus versos apareció en 1825 en Nueva York. En 1825 marcha a México, donde ejerce como catedrático de Literatura e Historia, legislador, juez de Cuernavaca, así como oidor y fiscal de la Audiencia de México. En 1832 publicó en Toluca una segunda edición de sus versos, considerablemente revisada y ampliada. Fue redactor de varias revistas como El Iris y La Miscelánea, y principal redactor de El Conservador. En 1836 se retracta de sus ideales independentistas y regresa a Cuba, pero en unos meses regresa desanimado a México donde muere tres años después de tuberculosis. En Cuba se le considera como uno de sus más grandes "Poetas Nacionales" e insigne representante de la escuela pre-romántica. Algunas de sus obras son extraordinarias composiciones descriptivas donde plasma su percepción fina y rápida de la naturaleza. Una de las características centrales de su obra es el sentido espiritual del paisaje físico.

Las viñetas de humor que reproduzco hoy son, de nuevo, de Ros (El País), suaves y exentas de crítica social o política, y del acre y sarcástico Montecruz (La Provincia). Todas ellas se han publicado en estos últimos días. 

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




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A MI ESPOSA

Cuando en mis venas férvidas ardía
la fiera juventud, en mis canciones
el tormentoso afán de mis pasiones
con dolorosas lágrimas vertía.

Hoy a ti las dedico, esposa mía, 
cuando el amor más libre de ilusiones
inflama nuestros puros corazones,
y sereno y de paz me luce el día.

Así, perdido en turbulentos mares,
mísero navegante al cielo implora,
cuando le aqueja la tormenta grave;

y del naufragio libre, en los altares
consagra fiel a la Deidad que adora
las húmedas reliquias de su nave.

José María Heredia


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VIÑETAS






















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miércoles, 9 de septiembre de 2015

[Política] Sobre la reforma de la Constitución. Cuestiones previas








Antes de entrar en materia conviene asumir como premisa previa que la estupidez, en política, suele ser consecuencia de la ignorancia preñada de soberbia. En las discusiones acerca de la necesaria reforma de la Constitución de 1978, que nadie en su sano juicio pone en duda salvo el gobierno del PP, hay estupidez, ignorancia y soberbia a raudales.

Vayamos por partes. El artículo 167 de la Constitución establece que para una reforma parcial y limitada de la misma, por ejemplo, como las llevadas a cabo para aprobar las dos únicas modificaciones que esta ha tenido desde su promulgación, es necesario el voto favorable del 60% de cada Cámara, es decir, del Congreso y del Senado. 

Si el Senado no aprobase la reforma remitida por el Congreso, o la modificara, se constituiría una comisión paritaria de congresistas y senadores que elaborarían un texto consensuado común que volvería a someterse a votación, en las mismas condiciones, tanto en el Congreso como en el Senado. 

Si tampoco ese texto obtuviese el acuerdo del 60% del Senado, pero sí hubiese obtenido el voto favorable de la mayoría absoluta del mismo, el Congreso podrá votarlo de nuevo y aprobarlo si obtiene al menos el voto favorable del 67% de la Cámara.

Ni que decir tiene que si al inicio de todo el proceso la propuesta de reforma no hubiera obtenido en el Congreso el voto favorable del 60% de los diputados, no hay reforma y el texto queda desechado.

Esas son las condiciones para una reforma parcial. Si lo que se pretende es una reforma total de la Constitución, es decir, elaborar una Constitución de nueva planta, o una parcial que afecte al Título Preliminar de la misma; a la Sección Primera (De los derechos fundamentales y libertades públicas) del Capítulo II del Título I; o al Título II (De la Corona), la cuestión se agrava. 

El artículo 168 de la Constitución establece que, en ese caso, la decisión de proceder a esa reforma total o agravada de la Constitución deberá ser aprobada (y que quede claro que hablamos solo de la decisión de proceder a esa reforma, no de aprobarla) por los dos tercios (el 67%) de cada Cámara (Congreso y Senado), momento tras el cual las Cortes Generales serán disueltas y se procederá a convocar elecciones generales a Cortes.

Las nuevas Cortes Generales que salgan de esas elecciones deberán, a continuación, y por ese orden:

1. Aprobar por mayoría del 67% de cada Cámara la necesidad de reforma total o parcial de la Constitución.

2. Elaborar y aprobar la reforma parcial o la nueva Constitución por la misma mayoría del 67% tanto en el Congreso como en el Senado.

3. Someter el texto aprobado a referéndum nacional.

Ante lo expuesto, me parece que conviene pararse un momento ante tanta palabrería insustancial como la que se oye o se lee y recapitular sobre el asunto en cuestión.

A mí, que no soy constitucionalista, pero sí amante de la teoría política y del derecho constitucional, se me plantean algunas cuestiones que me parecen de interés.

La primera, es que hay que ponerse de acuerdo previamente en si queremos una reforma de la Constitución parcial, una reforma profunda de la misma, o una nueva Constitución. La segunda, es que hay que ponerse de acuerdo en qué se quiere reformar y para qué. La tercera, es que hay que ponerse de acuerdo en cuándo iniciamos esa reforma. Y la cuarta, saber con quienes contamos para promoverla.

Lo que sigue a continuación son solo opiniones personales mías al respecto, y en todo caso, un mero esbozo. Pienso que hay que ir a una reforma agravada de la Constitución (la que se recoge en el artículo 168 de la misma) que aborde como mínimo una reforma en profundidad del sistema electoral; incluya nuevos artículos (o perfeccione los existentes) sobre derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos; modifique la estructura territorial del Estado (Título VIII de la Constitución) y establezca con claridad las competencias de este y de las comunidades autónomas; modifique el título dedicado a la Justicia y al Tribunal Constitucional; establezca un Senado que, de verdad, represente a las Comunidades y Ciudades Autónomas; y cree y establezca nuevos mecanismos de control, absolutamente necesarios, del gobierno por parte de las Cortes Generales; y por último, que regule las competencias del Rey como Jefe del Estado y establezca la modificación del orden sucesorio actual. Seguro que hay más, pero estas son las que me parecen prioritarias.

Eso en cuanto a las dos primeras cuestiones. En cuanto a la tercera, es decir, el cuándo proceder a esa reforma constitucional, está claro que hay que esperar a la constitución de las nuevas Cortes Generales que salgan de las elecciones previstas para diciembre de este año. A partir de ahí, se podrían ir planteando reformas parciales de la Constitución que no exigieran el procedimiento agravado del artículo 168. Y para las que sí lo exigieran, plantearse el estudio de esas reformas a un plazo mínimo de dos o tres años que permitieran buscar un acuerdo o consenso suficiente entre las fuerzas políticas presentes en el parlamento para poder proceder a votar su necesidad a mediados de 2018, disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas que ratificaran la decisión de reforma y la llevara a cabo. Y en cuanto a la cuarta cuestión, resulta imposible saber a ciencia cierta que configuración parlamentaria van a arrojar las próximas Cortes, pero en todo caso parece claro que ni izquierda, ni centro ni derecha cuentan, ni van a contar, con escaños suficientes para llevar a cabo reforma alguna por sí solos. El acuerdo previo, al menos en lo fundamental, resulta absolutamente necesario; de ahí lo de tomarse las cosas con cierta calma y no pifiarla de nuevo por las prisas.

Así pues, señoras y señores diputados; señoras y señores senadores; señoras y señores de la oposición; señoras y señores del gobierno; profesores; académicos; intelectuales; escritores; artistas; empresarios y trabajadores de todas clases; señoras y señores; españolas y españoles; ciudadanas y ciudadanos..., ¿por qué no nos ponemos ya a trabajar en ello? 

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 





Viñeta de Forges





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sábado, 5 de septiembre de 2015

[Humor & Poesía] Hoy, "Rosa de fuego", de Antonio Machado




Antonio Machado



Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Rosa de fuego", de Antonio Machado (1871939). Poeta español, el más joven representante de la Generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista, evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral. Dicho en palabras de Gerardo Diego, «hablaba en verso y vivía en poesía». Fue uno de los distinguidos alumnos de la Institución Libre de Enseñanza, en la que ingresa con ocho años, y con cuyo ideario estuvo siempre comprometido,  Serán profesores suyos el propio Giner de los Ríos, Manuel Bartolomé Cossío, Joaquín Costa y otros maestros menos conocidos. En una breve autobiografía casi improvisada por Machado en 1913, dejó escritas algunas claves personales que dibujan mejor que ningún estudio crítico su perfil humano: "Tengo un gran amor a España y una idea de España completamente negativa. Todo lo español me encanta y me indigna al mismo tiempo. Mi vida está hecha más de resignación que de rebeldía; pero de cuando en cuando siento impulsos batalladores que coinciden con optimismos momentáneos de los cuales me arrepiento y sonrojo a poco indefectiblemente. Soy más autoinspectivo que observador y comprendo la injusticia de señalar en el vecino lo que noto en mí mismo. Mi pensamiento está generalmente ocupado por lo que llama Kant conflictos de las ideas trascendentales y busco en la poesía un alivio a esta ingrata faena. En el fondo soy creyente en una realidad espiritual opuesta al mundo sensible". Murió en la localidad francesa de Colliure (Francia), en el exilio, el 22 de febrero de 1939.

Las viñetas de humor que reproduzco más abajo son todas ellas del dibujante Ros, que publica en el diario madrileño "El País". No suelen tener carga social ni política y son un remanso de paz y humor suave en este convulso tiempo en que vivimos. Por eso me gustan. Todas se han publicado en estos últimos días. 

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 





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ROSA DE FUEGO

Tejidos sois de primavera, amantes,
de tierra y agua y viento y sol tejidos.
La sierra en vuestros pechos jadeantes,
en los ojos los campos florecidos,

pasead vuestra mutua primavera,
y aun bebed sin temor la dulce leche
que os brinda hoy la lúbrica pantera
antes que, torva, en el camino aceche.

Caminad, cuando el eje del planeta
se vence hacia el solsticio de verano,
verde el almendro y mustia la violeta,

cerca la sed y el hontanar cercano,
hacia la tarde del amor, completa,
con la rosa de fuego en vuestra mano.

Antonio Machado



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VIÑETAS






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viernes, 4 de septiembre de 2015

[Humor & Digresión] La crisis de los refugiados. La solidaridad en la UE, cuestionada



Gallego y Rey



No creo que nadie en su sano juicio se cuestione la gravedad de la crisis humanitaria que la llegada a las fronteras de la UE de miles de refugiados que huyen de las guerras en Oriente Medio y el norte de África supone para la UE. 

Crisis que está dejando bastante meridianamente claro que la solidaridad no es el fuerte de los Estados europeos. Curiosamente son los "malos" de la película (Alemania), quienes más pruebas de solidaridad con estos refugiados están dando. Grecia e Italia, los países receptores, están dando la cara. Pero este no es un problema de Italia ni de Grecia. Es un problema de Europa y es Europa en su conjunto, la que tiene que resolverlo. 

No insisto en lo que el profesor Torreblanca planteaba hace unos días y que yo reproducía en mi entrada de ayer. Hoy quiero limitarme a traer hasta el blog algunas viñetas de la prensa española de estos días sobre este tremendo drama. Quizá ellos, con su simplicidad expresiva, aciertan a exponer la situación con mayor crudeza y realismo que cualquier discurso.

Las viñetas que expongo son de Forges y El Roto (El País), Morgan (Canarias 7), Gallego y Rey, Idígoras y Pachi, y Ricardo (El Mundo).

Esta entrada ha sido seleccionada para participar en el concurso de "Post Solidarios" de la Fundación Mutua Madrileña.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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VIÑETAS


Forges


El Roto


El Roto


Morgan


Idígoras y Pachi


Idígoras y Pachi


Idígoras y Pachi


Ricardo


Ricardo


Ricardo




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jueves, 3 de septiembre de 2015

[A vuelapluma] "Si Europa fuera un país..."








"El relato de la inacción europea es tan gráfico como las imágenes de los refugiados que llenan los informativos. A la tragedia de los ahogados o asfixiados se une la determinación de las familias que estos días cruzan Europa a pie con lo puesto, en durísimas condiciones. Esos padres que pasan a sus hijos por debajo de las alambradas son los que nos dicen lo que Europa significa hoy: el espacio de paz, libertad y seguridad al que aspiran millones de seres humanos. Pero en vez de escuchar ese mensaje con orgullo, nos tomamos esa aspiración como una amenaza. En lugar de aprovechar esta oportunidad para hacer Europa más fuerte, la debilitamos con patéticas divisiones internas, sembramos la duda entre la ciudadanía y damos alas a los xenófobos que quieren menos Europa, más fronteras nacionales y menos extranjeros.

Se ha dicho ya casi todo sobre la miopía y racanería de muchos Gobiernos europeos. Y también parece estrecharse el caudal de las ideas sobre qué hacer al respecto. A este paso, la crisis migratoria acabará en el lugar donde se relegan las cosas sobre las que no queremos hacer nada al respecto: en la categoría de “tragedia”. Pero ante la tentación de tirar la toalla y concluir que el problema no tiene solución hay siempre un remedio infalible: cambiar la perspectiva desde la que nos aproximamos a ese problema.

Imaginemos por solo un momento que Europa fuera un país. En esa Europa, el Gobierno habría convocado al Parlamento para solicitar fondos extraordinarios y aprobar medidas de urgencia. Sus policías de fronteras y guardacostas estarían rescatando a los inmigrantes en peligro. Sus Fuerzas Armadas estarían levantando campamentos en Grecia y Hungría en los que acoger a los refugiados, organizar su reunificación familiar y tramitar sus solicitudes de asilo. Sus servicios consulares estarían tramitando los salvoconductos necesarios para que los refugiados no tuvieran que arriesgar su vida en manos de mafias criminales. Y sus diplomáticos estarían movilizándose en Naciones Unidas y presionando a Rusia para que forzara al régimen de Asad a detener la guerra y abrir negociaciones de paz. Imaginar un presente distinto es la única manera de construir un futuro mejor". 

Las palabras anteriores han sido escritas por José Ignacio Torreblanca, profesor de Ciencias Políticas en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), mi Universidad, y publicadas en el diario El País de ayer. Y han tenido una enorme difusión en las redes sociales en español. Yo no me atrevo a comentarlas ni tampoco hacer apelaciones sentimentales ante una tragedia humanitaria como esta. Es precisamente ahora cuando hay que apelar a la razón tanto o más que a los sentimientos y ponerse manos a la obra. Ya no es hora de palabras sino de hechos. Y si Europa no es capaz de responder con hechos es que "esta Europa" no merece la pena. "Esta Europa", no otra Europa que hay que comenzar a construir desde ya. Europa, la Unión Europea, tiene que reaccionar; no puede seguir mirándose su opulento ombligo mientras esta inmensa tragedia humanitaria se desarrolla a sus puertas. Y si los gobiernos nacionales son incapaces de hacerlo, que el Parlamento europeo, el parlamento de todos nosotros, los censure, los avergüence y los estigmatice.

Complemento a lo dicho por el profesor Torreblanca es lo expresado por el escritor y premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, en su artículo en El País titulado "Niño muerto en la playa". Les recomiendo encarecidamente su lectura.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 





Viñeta de El Roto en El País




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