lunes, 25 de agosto de 2014

Sobre el estado de la nación española. Análisis de una encuesta (II)




Los científicos españoles, los mejor valoradas por la ciudadanía



Bajo el título de "Los pilares de la sociedad española aguantan", el profesor Juan José Toharia, doctor en sociología por la universidades Complutense de Madrid y de Yale (Estados Unidos), comentaba en el diario El País de ayer domingo la segunda entrega de la encuesta realizada por Metroscopia ("Pulso de España, 2014"), dedicada en esta ocasión a valorar el aprecio de los españoles por sus instituciones. Sobre la primera entrega, "Una ciudadanía abatida reclama una explicación sobre la crisis", ya publiqué una entrada hace unos días en el blog y a ella les remito.

La sociedad española, comenta el profesor Toharia, sigue aguantando, sin hundirse, un año más. Y ello a pesar, continúa diciendo, de los estragos que ya ha causado una crisis que apenas ahora da signos de querer amainar, generalizando empobrecimiento, creciente desigualdad y profundo desgaste institucional. Daños que, masivamente, la ciudadanía considera de difícil y lenta reparación. Pese a lo cual, añade, el país resiste gracias al buen hacer de muchas instituciones que lo vertebran y consiguen compensar las cada vez más irritantes e insoportables carencias de otras. 

Investigadores científicos (con un 89% de aceptación); médicos del servicio público de salud con un 85%, no la propia institución del SPS como tal, que suspende con un 49% de aceptación); y maestros de la enseñanza pública (con un 81%) acaparan los primeros puestos en cuanto a los cuerpos y organismos de la adminitración del Estado. El último lugar en cuanto a valoración de los encuestados lo ocupa la inspección de hacienda con un 39%. 

En cuanto a las instituciones del sistema político la Corona, en la persona del nuevo rey don Felipe VI, recupera el apoyo del 69% de los ciudadanos, ocupando el primer lugar, seguida de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, que suspenden en el índice de aceptación ciudadana con un 34% y 31% respectivamente. Peor librado sale el gobierno de la nación, con un escuálido 21%, y los partidos políticos y la clase política en general con un raquítico 10% de aceptación.

Sobre las instituciones del sistema económica el índice de mayor aceptación ciudadana es para las pequeñas y medianas empresas, con un 70%. La banca, por el contrario ocupa el último lugar de ese índice de aceptación con un 10%.

Las instituciones del sistema jurídico alcanzan un índice de aceptación del 51% para los abogados, los únicos que aprueban, y por los pelos; a la cola se situan el tribunal constitucional y la fiscalía, con un 30%.

Por último, y en cuanto a otras entidades e instituciones civiles, el índice de aceptación ciudadana es de un 75% para Cáritas y de un 70% para las ONG en general. Por el contrario la iglesia católica solo alcanza un 36% de aceptación y los obispos un 15%.

Si hay una tercera parte de la encuesta que sale a luz, cuenten con ella. En el ínterin, sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





La Corona, la única institución política aprobada




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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri

sábado, 23 de agosto de 2014

El poeta Fernando Quiñones y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLVII)




Playas (Chiclana de la Frontera, Andalucía)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".

Hoy traigo hasta el blog al poeta Fernando Quiñones. Poeta, escritor, ensayista, autor teatral. Nace en Chiclana de la Frontera (Andalucía), en 1930. A los quince años trabaja como estibador en los muelles de Cádiz. A los diecicoho comienza su aventura literaria con la fundación de la revista El Parnaso", a la que seguirá más tarde "Platero". Comienza su colaboración literaria con la prensa. Trabaja en la redacción del "Reader's Digest". En 1957 publica su primer libro de poemas. En 1960 gana el premio literario del diario La Nación, de Buenos Aires, recibiendo una elogiosa crítica de Jorge Luis Borges. Muere en la ciudad de Cádiz (Andalucía) en 1998. Les dejo con su poema "El pan de todos":



El pan es luz cautiva y apretada.
Cordilleras del pan, laderas, fuego
blando de amor la miga, tajo ciego
la tórrida corteza enamorada.

Quiero pan, dame ya esa levantada
visita general y áspero ruego
del pan, carta del pan, hombro, sosiego
del pan y su hermosura y su mirada.

Caballo que en la lengua desordena,
desata el sol, enciende el movimiento
acompasado de la trigalía.

Pan, campana en la sangre, ¡oh boca llena
de pan de España en llama y luz, oh aliento
con que la tierra viene a ser más mía! 

"El pan de todos"
Fernando Quiñones



Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Pedro Garfias. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Fernando Quiñones




Entrada núm. 2147
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jueves, 21 de agosto de 2014

El poeta Manuel Arce y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLVI)




Llanes (Asturias)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Manuel Arce. Poeta, novelista y crítico de arte, nace en Llanes (Asturias). Estudia Comercio en Santander y con veinte años comienza a escribir poesía fundando la revista literaria "La isla de los ratones", y poco más tarde la librería y galería de arte "Sur", toda una referencia en la vida cultural cántabra. En 2010 publica su autobiografía: "Los paples de una vida recobrada". Fue presidente del Consejo Social de la universidad de Cantabria y concejal por partido socialista en el ayuntamiento de Santander. Como crítico de arte ha publicado en numerosas revistas de Madrid y Barcelona. Les dejo con su poema "Tres cantos a España":


I


Sobre tus verdes campos,
sobre tus secos campos vestidos de batalla,
la disfrazada muerte de los hombres he visto
luchar contra una vida de muerte disfrazada.

He visto como un hombre moría asesinado.
He visto a otro hombre llorar cómicamente.
Llorar el miedo agudo de un golpe tras la nuca.
Reir ante el terror con sonrisa de ausente.

He visto en tus caminos, campos y carreteras
a solitarios hombres de apagada mirada.
Les he visto abrazarse, soñar calladamente:
pagar con lo sufrido lo que del tiempo aguardan.

Les he visto alejarse, vadear grandes ríos.
Daban al despedirse su mano y "buena suerte".
Sus palabras tenían un algo emocionante.
Poder para agitar la sangre indiferente.

(Me he fijado en las manos de algunos campesinos
rugosas y morenas, por el sol y el arado.
En su saludo esconden un pan caliente y bruno
bajo esa trabajada corteza de las manos).

Crecer después he visto primaveras,
nuevas lluvias tornar, amarillentos trigos.
He visto a una muchacha corriendo por un bosque,
y una razón de vida en su cintura he visto.

España, triste España, he visto tantas cosas,
que temo ver de nuevo, si te miro a los ojos,
otros ríos de sangre recorriendo tus campos,
hacia el mar que dibuja tu silueta de toro.

II

Indiscutiblemente tú eres nuestra España.
Agriamente lo dice la tierra que pisamos.
Esta piel que dibuja tu dura geografía:
el trigo de tus eras, el vino de tus campos.

Nos lo dicen los montes que sostienen el cielo,
a quien se pide a veces, pero se pide en vano.
Donde la nube habita tan amada
del labrador que espera, al pie firme del arado.

Indiscutiblemente eres tú quien nos duele,
y nosotros los hijos que te estamos llorando.
Como voz de protesta que tus muertos lanzaran,
en nuestra sangre pones un feroz latigazo.

España, si algún día levantas tu cabeza
de en medio de los muertos que contigo enterraron,
nos hallarás a todos por campos y ciudades
en la plena faena de dar a nuestros brazos
la alegría de estar laborando tu suelo,
que se toma en espigas al calor de tus manos.

Si algún día levantas tu cabeza,
podrás vernos a todos trabajar... trabajando.
Y a todos nos verás, aunque alguno te falte,
tal como tú nos quieres: hijos de ti, hermanos.

Canto final

Si te dijera, España, que para mí tú eres
el pan caliente y bueno que nos sale del trigo;
el pan nuestro rezado día a día
a veces sin haberlo merecido;

esos álamos verdes para nombres de amantes;
esas piedras que habitan al borde del camino,
ese polvo que empaña mis cansados zapatos;
el mirar de ese hombre que te hubiera vendido.

Cada ciudad que oculta tantas penas sufridas;
cada alma que puebla tu caudaloso río;
todos los hospitales donde mueren sin prisa
tantos desheredados del destino.

Que para mí tú eres todo cuanto se canta;
el vuelo de las aves, el llanto de algún niño;
la tristeza del hombre que acabará robando;
del preso mal juzgado que espera en un presidio.

No acabaría nunca de cantarte;
de poner, piedra a piedra, palabras en su sitio;
palabras que dijeran tanto como queremos
decirte, los que somos tus verdaderos hijos. 

"Tres cantos a España"
Manuel Arce


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Fernando Quiñones. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Manuel Arce





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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)

miércoles, 20 de agosto de 2014

"La Reina India", de Henry Purcell




La Reina India (Tilton, Nueva Hampshire)




La segunda cadena de RTVE estrenó el pasado domingo en su programa El Palco, que presenta la soprano Ainhoa Arteta, la ópera "La Reina India" (The Indian Queen) del compositor barroco británico Henry Purcell, muerto en 1695, y considerado el más grande compositor británico de todos los tiempos. El libreto es una versión revisada de la obra de 1664 de John Dryden y Robert Howard. La ópera "The Indian Queen" fue estrenada en el Teatro Real Drury Lane de Londres en 1695. 

La versión estrenada en el Teatro Real de Madrid es obra de Peter Sellars, bajo la dirección musical de Teodor Currentzis, y relata el primer contacto entre los indios maya y los conquistadores españoles del Nuevo Mundo, y es un espectáculo que auna danza, música, literatura, teatro y artes visuales.

Pueden verla completa en el enlace de más arriba. Les aconsejo que lo hagan en cuanto puedan porque el enlace de RTVE no suele estar disponible más allá de unas pocas semanas. Espero que la disfruten.  

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El compositor Henry Purcell




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martes, 19 de agosto de 2014

Sobre el estado de la nación española. Análisis de una encuesta (I)



Axel Oxenstierna (1583-1654), gran canciller de Suecia



El gran historiador austriaco Hanns Leo Mikoletzsky (1907-1978), cuenta en su monumental "Historia de la Cultura" (Labor, Barcelona, 1966) una interesante anécdota referida al que fuera gran canciller del rey Gustavo Adolfo de Suecia y más tarde de la reina Cristina, Axel Oxenstierna (1583-1654), una de las más grandes personalidades de la historia del país nórdico. Por lo que parece, uno de sus hijos, destinado como estaba por su inteligencia y linaje a suceder a su padre en el servicio a la monarquía sueca, mostró a este sus reticencias a involucrarse en ello por que estimaba no estar suficientemente preparado para tan alta misión. La mordaz respuesta del Gran Canciller a su hijo fue, por lo que se cuenta, digna de su talla política: "No sabes, hijo mío, con cuan poca inteligencia puede ser gobernado el mundo". Del acierto de sus palabras da prueba indudable el lanzar una simple ojeada a la situación actual, no solo de nuestro país, sino de cualquier otro al que echemos el ojo. ¡Y podíamos estar peor, aunque parezca difícil de creer!

Como ya he comentado con anterioridad, a la mayoría de los políticos, pero no sólo a ellos, también a jueces, médicos, militares, obispos, misioneros, funcionarios, maestros, banqueros, periodistas y líderes de opinión, por citar algunos especímenes de la diversa fauna humana, se les llena la boca con lo de la "vocación de servicio"; sobre todo cuando hablan de la suya. No deberíamos creerles siempre. El altruismo no es moneda de uso corriente entre las clases altas (ni entre las medias, ni las bajas, dicho sea de paso) aunque excepciones, haberlas haylas. Y lo que ellos llaman "vocación de servicio" la mayoría de las veces no pasa de ser ambición personal, ganas de medrar, búsqueda de gloria, pasión por el poder, ansias de mando, y a veces, hasta búsqueda del martirio como medio para ganarse el cielo. Casi cualquier cosa menos altruismo.

Que con la que nos está cayendo los españoles sigan confiando en el sistema político democrático que nos dimos en 1978, es una indudable prueba de madurez política, que nuestros representantes no deberían tomar como un cheque en blanco. Según la primera entrega de la encuesta de Metroscopia para El País, titulada "Pulso de España 2014" y publicada el pasado domingo, un 66 por ciento de los consultados considera que sin partidos políticos no puede haber democracia; y un 75 por ciento que los partidos políticos son necesarios para defender los intereses de los distintos grupos sociales.

Simultáneamente, esos mismos españoles, o al menos el 75 por ciento de los encuestados, consideran que tal y como los partidos están ahora organizados y funcionan, es muy difícil que logren "atraer" y "reclutar" para la actividad política a las personas más "competentes" y mejor "preparadas" (los entrecomillados son míos), y que España necesita una segunda Transición que, con el mismo espíritu de pacto y concordia de la primera, modifique y actualice muchos aspectos de nuestro actual sistema político (otro 75 por ciento).

Les invito a examinar los restantes datos de la encuesta en el enlace de más arriba, y de paso el comentario y anális que de la misma realiza para el diario El País el sociólogo Juan José Toharia, doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y por la Universidad de Yale, que pueden leer aquí. Y quedamos a la espera de esa segunda entrega que se nos promete interesante.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España



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domingo, 17 de agosto de 2014

El poeta Manuel Alcántara y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLV)





La Alcazaba (Málaga, Andalucía)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Manuel AlcántaraNace en Málaga (Andalucía) en 1928. Poeta, literato y columnista, la guerra civil, que vive de niño en su Málaga natal, le deja una profunda huella que marcará su infancia y juventud. A los 18 años se traslada con su familia a Madrid donde comienza los estudios de Derecho, que abandonará sin concluir. A los 23 años se estrena como poeta en los cafés literarios madrileños. En 1958 comienza a colaborar en los más prestigiosos diarios españoles de la época, como columnista, al igual que en radio y televisión. Colaboración que perdura aun hoy, lo que le convierte en el decano de los columnistas españoles. Ha obtenido el Premio Nacional de Literatura, el Antonio Machado de Poesía, y los premios Mariano de Cavia y Luca de Tena de periodismo, entre otros muchos. Sigue viviendo en Madrid. Les dejo con su poema "En el sitio del pan. Sobre la mesa":


Sobre la mesa está: madera limpia,
lento vino, pobreza soleada...

Sobre la mesa están los campanarios,
el domingo en la aldea, los programas
de las fiestas del pueblo,
el tiempo que madura las naranjas...

Sobre la mesa están
los campos labrantíos, las campanas
y los trigales cuando el viento,
el ruido de la patria.

Aceitunas y espacio, muerte y muerte,
España,
sobre la mesa estás,
desmantelada.

Retóricos azules,
piedras desmemoriadas,
gentes buscando
los atajos del agua...

En el sitio del pan,
en la hora de comer, aquí sentada
estás, madre de tierra, más morena,
más triste que en las últimas semanas,
con tu pañuelo negro en la cabeza,
pensando en hijos, cátedra de lágrimas,
valiente como siempre y bien dispuesta,
acaso un poco más cansada.

Como un río de noche,
como una niña ciega en la ventana,
sobre la mesa estás, viva y terrible,
sangre de toro y tapias encaladas.

Aceitunas y penas
vidrios rotos del alba
y un mar en cada puerta
te guardan.

Zurcidora del tiempo
que se ha roto, artesana
de tu propio crepúsculo y tu adobe,
sobre la mesa estás, madre y España,
hija nuestra, pensando en otros días,
ocupada en las cosas de la casa.


"En el sitio del pan. Sobre la mesa"
Manuel Alcántara


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Manuel Arce. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Manuel Alcántara





Entrada núm. 2143
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sábado, 16 de agosto de 2014

El poeta Rafael Santos Torroella y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLIV)




Portbou (Cataluña)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Rafael Santos TorroellaNace en Portbou (Cataluña) en 1914. Crítico de arte, traductor, pintor y poeta. Estudio Derecho en las universidades de Valladolid y Salamanca. Durante la guerra civil colabora en la edición de varias revistas culturales de la zona republicaba en Barcelona y Valencia. Renovador de los estudios culturales y artísticos en Cataluña, está considerado como una de las máximas autoridades mundiales en Miró, Picasso y Dalí. Tradujo al español a Fernando Pessoa y Carles Riba, así como numerosos libros de literatura infantil francesa e inglesa. Pero sobre todo se siente poeta, alguien que define la poesía como "filosofía del corazón". Obtuvo el premio Boscán de Poesía y la medalla de oro de las Bellas Artes. Muere en Barcelona el año 2002. Les dejo con su poema "El rostro de la patria desde el aire":



Cruzando el duro y combatido lecho
de este río de rubes, allá abajo
con hoja de cristal delgado, el Tajo
te hiere, oh tierra sumergida, el pecho.

Dijérsa ensoñada y al acecho
de la tristeza que por ti contrajo
este mirar en vuelo que hacia abajpo
como a la muerte se me va derecho.

Madre dormida, el rostro hoy puedo verte
bellamente tendido, como el ave,
si no con  su mirada fugitiva.

Y nunca como ahora he de saberte
tan dulcemente dolorosa y grave,
tan, en muerte y amor, definitiva...

"El rostro de la patria desde el aire"
Rafael Santos Torroella


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Manuel Alcántara. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta Rafael Santos Torroella



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jueves, 14 de agosto de 2014

El poeta José Antonio Muñoz Rojas y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLIII)




El Torcal (Antequera, Andalucía)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta José Antonio Muñoz Rojas. Nace en Antequera (Andalucía) en 1909. Poeta de la Generación del 36. Estudia con los jesuitas en Málaga y Madrid, licenciándose en Derecho por la Universidad Central. En 1929 funda junto con Leopoldo Panero la revista poética "Nueva Revista". Hace amistad con Vicente Aleixandre y otros poetas de la Generación del 27 y colabora con las revistas que dirigen, respectivamente, Pablo Neruda y José Bergamín. Al inicio de la guerra civil marcha como lector de español a la universidad de Cambridge, volviendo a Málaga al finalizar la misma. Allí funda, junto a otros poetas, la colección "A quien conmigo va". En 1952 marcha a Madrid, y entra a trabajar en el Banco Urquijo, del que llegará a ser secretario general. Su larga vida como poeta le permite transitar por todos los estilos: las vanguardias, el revolucionario, el tremendismo, el socialrealismo... En 1998 obtiene el Premio Nacional de Poesía. Muere en Madrid el año 2009. Les dejo con su poema, otro soneto, "Te he querido cantar":



Te he querido cantar. Yo te he querido
dejar (¡mas no podía!), este arroyuelo
del verso (¡fuera claro!) por tu suelo
y darte algún frescor, a ti, crecido

de siempre por mi sangre, no en olvido,
nunca, mas en amor y en el desvelo
siempre de tu labor, olivo, vuelo,
de ramón bronco, en el secano ardido.

¡Oh señor de este campo que te quiere
y por ti se desnuda y se despoja
de lujurosa hierba y flor bravía!

¡Oh sangre de mi sangre que se muere,
por tu raíz y tronco, flor y hoja,
oh campo de olivar, oh Andalucía!


"Te he querido cantar"
José A. Muñoz Rojas


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Rafael Santos Torroella. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta José Antonio Muñoz Rojas



Entrada núm. 2141
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miércoles, 13 de agosto de 2014

El poeta Gerardo Diego y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLII)




Palacio de La Magdalena (Santander, Cantabria)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Gerardo Diego. Nace en Santander (Cantabria) en 1896. Poeta, escritor, cirítico literario y profesor, es uno de los más importantes poetas de la Generación del 27 e impulsor de la vanguardia poética española. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Deusto (País Vasco), doctorándose en la de Madrid. En 1925 obtiene el Premio Nacional de Literatura. El inicio de la guerra civil le coge en Francia, de donde vuelve para unirse al bando franquista. Al final de la misma, se incorpora como profesor al Instituto Beatriz Galindo de Madrid en el que permanecerá hasta su jubilación. En 1947 ingresa en la Real Academia Española, y en 1979 obtiene el Premio Cervantes. Su poesía representa el ideal de la Generación del 27 al alternar la poesía tradicional con la vanguardista. En la primera trata los paisajes de España, la religión, la música y el amor; en la segunda, trata temas como el creacionismo, lo intrascendente y las imágenes extraordinarias. Muere en Madrid el año 1987. Les dejo con su poema "El ciprés de Silos", considerado por muchos como el mejor soneto de la literatura española:



Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado asimismo el loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llega a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

"El ciprés de Silos"
Gerardo Diego


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta José Antonio Muñoz Rojas. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Gerardo Diego



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martes, 12 de agosto de 2014

El poeta Eladio Cabañero y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLI)




Las Lagunas de Ruidera (Castilla-La Mancha)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Eladio Cabañero. Nace en Tomelloso (Castilla-La Mancha) en 1930. Su padre, destacado dirigente socialista local, muere fusilado al finalizar la guerra civil. Trabaja en el campo y la construcción para ganarse la vida. De formación autodidacta, en 1956 se traslada a vivir a Madrid. Trabaja durante varios años en la Biblioteca Nacional de España y más tarde en la editorial Taurus y como redactor jefe de varias publicaciones literarias. Miembro de la conocida como Generación del 50, ganó el Premio Nacional de Literatura. Su poesía canta al paisaje y las gentes de su Castilla-La Mancha natal, así como al amor, la soledad y la queja ante las injusticias. Todo ello con emocionado lirismo. Murió en Madrid el año 2000. Les dejo con su poema "La Patria", que se inicia con un verso de Francisco de Quevedo:


"Miré los muros de la patria mía..."
Francisco de Quevedo

Abierta a los paisajes, silenciosa,
se deja resbalar por sus colinas
hasta las manos que la aman.
Montes a la redonda
cobijan a los pueblos más perdidos,
blancos, disimulados
entre las trochas y el romero.
Pero no basta.

La Patria disecada en los museos,
la Patria del recuerdo y las cenizas
donde un analfabeto nunca cuenta
y una rosa tampoco,
la Patria de antes, la que ha recibido
tantas lecciones de sus hijos muertos,
mejor será olvidarla,
dejarla atrás.

A Dios alaban cuantos de la piedra
construyen una estatua para un hombre,
un muerto predilecto.
Parados en los parques y las plazas,
piloteando la deriva propia,
habitan unos pocos
de los que consiguieron sentar nombre
de héroe.

Mejor que pechos de oro, frentes
de bronce y cinturón de acero con espada,
hombres dando al arado sus derechos
de siembre, hombres
con las manos de encina, tendones
de la propia cordillera, venas
como las fintas de los rayos, dedos
haciendo por el aire y los barbechos
la señal de la siembra.

Yo estoy con los que eligen un amigo,
los que agrupan los nombre naturales
para dar riego al corazón.
Quiero aprender del padre que trabaja
para que el hijo coma,
quiero elegir un pueblo abandonado
donde conozca a todos los vecinos,
para vivir debajo de su tejas
con mi familia y mi conducta.
Quiero
defender la verdad de cada día,
merecer bien el aire,
comer mi pan de harina bien ganada
como lo come un labrador cansado
de luchar con la tierra y de ser pobre.

Cumpliré mi palabra.
Entregaré las cuentas a lo último;
después me saldré al campo
a ver desde algún cruce de caminos
ponerse al sol un día por mi Patria.

"La Patria"
Eladio Cabañero


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Gerardo Diego. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Eladio Cabañero



Entrada núm. 2139
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri