El blog de HArendt - Pensar para comprender, comprender para actuar - Primera etapa: 2006-2008 # Segunda etapa: 2008-2020 # Tercera etapa: 2022-2024
viernes, 30 de agosto de 2024
jueves, 29 de agosto de 2024
De las entradas del blog de hoy jueves, 29 de agosto de 2024
Hola, buenos días a todos y feliz jueves, 29 de agosto de 2024. En los últimos años, dice el escritor y académico Javier Cercas, personas relevantes han identificado nacionalpopulismo y fascismo. Discrepo, de ellos, afirma Cercas: El nacionalpopulismo no es fascismo: es peor. En la segunda, un archivo del blog de septiembre de 2019, el escritor Ignacio Peyró hablaba de los liberales españoles exiliados en Londres bajo el reinado de Fernando VII, y comentaba lo difícil que se hace pasar por Euston Square sin dedicar un pensamiento a aquellos desdichados que tuvieron que acogerse a cielos tan distintos a los suyos. La tercera nos lleva hoy a la Francia de finales de XIX con el poema Primera velada, de Arthur Rimbaud. Y la cuarta, como todos los días, con algunas de las viñetas de humor de la prensa española. Espero que les resulten de su interés. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
De nacionalpopulismo y fascismo
En los últimos años, personas relevantes —desde el historiador Timothy Snyder hasta Madeleine Albright, ex secretaria de Estado norteamericana— han identificado nacionalpopulismo y fascismo. Discrepo, dice el escritor y académico Javier Cercas en EPS [El nacionalpopulismo no es fascismo: es peor. 25/08/2024]. El nacionalpopulismo es un movimiento político que se extendió por Occidente a raíz de la crisis de 2008, como el fascismo lo hizo a raíz de la crisis de 1929. Ambos se han manifestado de forma distinta en cada país: igual que no eran iguales el fascismo italiano, el nazismo alemán o el falangismo español, no son lo mismo Trump, el Brexit o Puigdemont (o Le Pen, Orbán o Salvini). El líder indiscutido del fascismo fue Hitler; el líder visible del nacionalpopulismo, Putin (y el no tan visible Xi Jinping): él apoyó la llegada al poder de Trump, el Brexit y el otoño catalán de 2017, financió a Le Pen y Salvini y es uña y carne con Orbán. La historia nunca se repite exactamente, pero, como los seres humanos no paramos de cometer los mismos errores, siempre se repite con máscaras diversas; así, el nacionalpopulismo es una máscara posmoderna del fascismo. Las similitudes entre ambos son evidentes: la hostilidad a la democracia, el nacionalismo, el uso masivo de la mentira; no menos evidentes son sus diferencias. La más notoria: el fascismo usó por sistema la violencia como instrumento político; no así el nacionalpopulismo (o no, en Europa, hasta la guerra de Ucrania). Pero la diferencia fundamental es otra. El fascismo surgió en un momento de enorme descrédito de la democracia, y de ahí que se propusiera abiertamente aplastarla; el momento del nacionalpopulismo es distinto. En un macroestudio realizado por World Values Survey, el 91,6% de las personas interrogadas en todo el mundo afirmaba que la democracia era un buen método de gobernar su país, lo que significa que, como ha escrito David Van Reybrouck, “la parte de la población mundial favorable al concepto de democracia nunca ha sido tan elevada como en nuestros días”. En vista de lo anterior, el nacionalpopulismo ha desarrollado una forma de agresión a la democracia opuesta a la del fascismo: se trata de atacar la democracia en nombre de la democracia. Esto puede hacerse socavando las instituciones, pero también de formas menos sutiles. Quienes asaltaron el Capitolio de Washington en 2021 nada tenían que ver con quienes asaltaron el Congreso de Madrid en 1981 (estos querían acabar a las claras con la democracia, mientras que aquellos gritaban que les devolvieran la democracia que, según Trump, les estaban robando), y los secesionistas catalanes que en septiembre de 2017 pulverizaron el Estatut e hicieron trizas la Constitución decían practicar la democracia radical. Esa es la diferencia más destacada entre fascismo y nacionalpopulismo: el primero descree explícitamente de la democracia y la ataca de manera frontal y desde fuera; el segundo finge creer en la democracia para atacarla desde dentro, destruyendo el Estado de derecho, que es la base de la democracia. Fascismo y nacionalpopulismo se parecen mucho en el fondo, pero en la forma son opuestos; y en política, como en casi todo, la forma es inseparable del fondo. Identificar sin más fascismo y nacionalpopulismo no sirve para derrotar a éste: impide hacerlo, igual que un mal diagnóstico impide curar una enfermedad.
Dieciséis años después de la eclosión del fascismo, la II Guerra Mundial lo derrotó en lo esencial; 16 años después de su eclosión, el nacionalpopulismo todavía sigue aquí. Por supuesto, es preferible seguir lidiando con él que cargar con 50 millones de muertos, pero deberíamos encontrar cuanto antes su antídoto: mientras no lo encontremos, el nacionalpopulismo es peor que el fascismo. O quizá ya hemos encontrado su antídoto y no hemos sabido aplicarlo. El antídoto no puede consistir en fomentar la enfermedad (como hemos hecho en Cataluña, donde, gracias a la amnistía, los secesionistas siguen convencidos de que en 2017 defendieron la democracia); consiste en demostrar que sus soluciones son un timo y en mejorar la vida de la gente de la única forma conocida: fortaleciendo la democracia, que es el otro nombre del Estado de derecho. En nuestras manos está. Javier Cercas es escritor y académico de la RAE.
Fábulas del exilio. [Archivo del blog. 15/09/2019]
El poema de cada día. Hoy, Primera velada, de Arthur Rimbaud (1854-1891)
PRIMERA VELADA
Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana arrimaban,
pícaros, su fronda pícara.
Asentada en mi sillón,
desnuda, juntó las manos.
Y en el suelo, trepidaban,
de gusto, sus pies, tan parvos.
-Vi cómo, color de cera,
un rayo con luz de fronda
revolaba por su risa
y su pecho -en la flor, mosca,
-Besé sus finos tobillos.
Y estalló en risa, tan suave,
risa hermosa de cristal.
desgranada en claros trinos…
Bajo el camisón, sus pies
-¡Basta, basta!» -se escondieron.
-¡La risa, falso castigo
del primer atrevimiento!
Trémulos, pobres, sus ojos
mis labios besaron, suaves:
-Echó, cursi, su cabeza
hacia atrás: «Mejor, si cabe…!
Caballero, dos palabras…»»
-Se tragó lo que faltaba
con un beso que le hizo
reírse… ¡qué a gusto estaba!
-Desnuda, casi desnuda;
y los árboles cotillas
a la ventana asomaban,
pícaros, su fronda pícara.
Arthur Rimbaud (1854-1891)
Poeta francés
miércoles, 28 de agosto de 2024
De las entradas del blog de hoy miércoles, 28 de agosto de 2024
Hola, buenos días a todos y feliz miércoles, 28 de agosto de 2024. Todo crimen contiene dentro una teoría sociológica completamente equivocada, escribe en la primera de las entradas del blog de hoy el cineasta David Trueba, pero no sólo equivocada, a menudo también precipitada y ridícula. En la segunda, un archivo del blog de un ya lejanísimo agosto de 2013, se hablaba del Sahara Occidental, un conflicto sin fin y sin ningún responsable, que sigue igual o peor que en aquel entonces. La tercera, con el poema del día, nos lleva a la China milenaria y a uno de sus más grandes poetas, Li Bai (701-762), y a uno de sus más bellos poema: Bebiendo solo a la luz de la luna. Y la cuarta, como todos los días, con algunas de las viñetas de humor de la prensa española. Espero que les resulten de su interés. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
De los crímenes oportunistas
Todo crimen contiene dentro una teoría sociológica completamente equivocada. Y no sólo equivocada, a menudo también precipitada y ridícula, escribe en El País [Víctimas útiles o inútiles. 27/08/2024] el cineasta David Trueba. Por eso, la prevalencia de la información sobre crímenes en los medios siempre ha representado uno de esos puntos bajos en la madurez de una sociedad. Una regresión que revivimos actualmente. Los que crecieron en la España franquista recuerdan el fenómeno de El Caso, cuya misión era la de preservar el obsceno paternalismo del régimen como refugio para las almas cándidas convencidas de que la libertad y el progreso se los llevarían por delante si no estabas en casa a las nueve. En la explosión de las libertades femeninas, que conllevaron la popularización de la píldora anticonceptiva y la aceptación de las leyes de divorcio, el crimen contra las mujeres ejercía de contrapeso, tiznando el relato de la emancipación con la amenaza del peligro y el miedo se agitaba para justificar el paraguas protector. La semana pasada en la India, conocimos una de esas noticias que nos recuerdan a nuestro propio pasado. Una joven doctora fue violada y asesinada en su hospital al tiempo que las autoridades encubrían y llegaban a calificar de suicidio el crimen. No aclarar quién es el criminal y ponerle nombre y apellidos ayuda a expandir una atmósfera de miedo generalizado. El crimen, tan gratuito y casual como todos, acaba por servir para frenar la normalización de la independencia femenina en países históricamente dominados por los varones y la religión.
En España, la semana pasada estuvo a punto de producirse una repetición de los sucesos que han sacudido las primeras horas del gobierno laborista en el Reino Unido. Allí, el asesinato de tres niñas hizo reventar las redes sociales con un discurso de odio. Antes incluso de que se conocieran los detalles del caso, ya se expandió el rumor de que el sospechoso se trataba de un islamista radical bajo tutela gubernamental, cosa que no era cierta. Su deseo les ha sido concedido finalmente en Solingen, Alemania. Las turbinas de la xenofobia se pusieron a trabajar a pleno pulmón, con la ayuda inestimable del empresario Elon Musk, cuya aplicación de mensajería ha decidido dedicar a compensar el trauma personal de la ruptura con uno de sus hijos tras someterse este a una transición de género, de la que culpa a un difuso batiburrillo de manipuladores variados. Detrás de cada sobreactuación se esconde siempre una trama particular, muchas veces oculta y fermentada en los armarios del rencor.
El asesinato de un niño en una pequeña población de Toledo disparó los mecanismos de la movilización ultra que aspiraban a emular lo que sacudió el Reino Unido durante semanas, con disturbios protagonizados por plataformas que avivan el odio al inmigrante. Finalmente, la ejemplar actitud de la familia y las circunstancias reales ofrecieron una verdad completamente distante de esa veloz interpretación interesada. Pero seguimos caminando en el filo del peligro. Mientras cada crimen siga generando esa oleada oportunista viviremos expuestos al error tan común de no aceptar los sucesos como lo que son, una ensalada de azares y elementos particulares que deberían enseñarnos a no tomarlos por diagnósticos de nada. Es penoso el espectáculo de ver cómo corren demasiados tras cada asesinato a utilizarlo para llevar razón en una discusión sobre el flujo migratorio que se rebaja cada vez más hacia lo superficial y lo frívolo. El mayor desprecio a las víctimas es el de la precipitación para usarlas a tu favor. David Trueba es cineasta.
Sahara Occidental: Un conflicto sin fin y sin ningún responsable. [Archivo del blog, 22/08/2013]
El poema de cada día. Hoy, Bebiendo solo a la luz de la luna, de Li Bai (701-762)
BEBIENDO SOLO A LA LUZ DE LA LUNA
Li Bai (701-762). Poeta chino