martes, 15 de octubre de 2019

[SONRÍA, POR FAVOR] Es martes, 15 de octubre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...






















La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

lunes, 14 de octubre de 2019

[A VUELAPLUMA] Gracías, Amenábar



El actor Karra Elejalde en el papel de Unamuno


Más de un millón de españoles, escribe la periodista y analista polìtica del diario El Mundo, Lucía Méndez, han ido al cine a ver la última película de Amenábar sobre Unamuno.

"El cine estaba lleno la noche del domingo -comienza diciendo Méndez-. Echaban Mientras dure la guerra, la película de Alejandro Amenábar con un protagonista muy poco usual en el cine español. Extraordinario, casi único. No una mujer desgraciada, ni un hortera de bolera, ni una familia desestructurada, ni un superhéroe, ni un cineasta que se filma a sí mismo. El protagonista de la película es un intelectual español. Intelectual de verdad, no de pega. El patio de butacas se quedó quieto y en silencio cuando se encendió la luz. Ocurrió un suceso extraordinario. Los espectadores tardaron unos minutos en mirar las pantallas encendidas de sus móviles. Quizá, seguro, estaban reflexionando sobre el discurso de Miguel de Unamuno en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de Octubre de 1936. Tal día como hoy del año que empezó la guerra incivil. Los espectadores parecían conmovidos por las palabras de la inteligencia, la precisión y la piedad. Las palabras de un español, que fue vasco, castellano, canario, andaluz y todo lo demás. Un español realmente grande. Hace poco, en el Teatro de la Abadía, sucedió algo parecido cuando José Luis Gómez culminó su monólogo sobre Unamuno con el mismo discurso. El público se echó a aplaudir como loco no sólo al actor. También ovacionaban a esa alma errante de España, la mejor, que encarnó el filósofo, novelista y poeta.

El éxito de Amenábar no es haber rodado una película impecable y canónica desde el punto de vista cinematográfico e histórico. O la gran interpretación de Karra Elejalde y los demás actores. Su gran triunfo es que los españoles estén llenando los cines porque la recomiendan familia, vecinos o amigos.

Asistí a la proyección con dos españoles -chica y chico- muy jóvenes. No sabían que Franco tenía la inteligencia de hacerse pasar por tonto siendo en realidad tan listo, a la vez que perverso. Ni que Unanumo era un genio cascarrabias, rabiosamente celoso de su libertad de cátedra. Un pensador gigantesco que tuvo dudas y crisis de fe. Otro éxito de Amenábar. Enseñar a los jóvenes Historia de España en el cine, ya que en las aulas llegan al siglo XX a final de curso, y estudian deprisa y corriendo la Guerra Civil y el Franquismo.

Más de un millón de españoles han ido al cine a conocer cómo era el autor de San Manuel Bueno, mártir, Del sentimiento trágico de la vida o La tía Tula. Sólo por eso, gracias Amenábar. Una última cosa. Sólo alguien muy simple, muy ignorante -o las dos cosas- puede analizar a Unamuno o a su película en clave política o partidista".





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[PENSAMIENTO] El surrealismo, contra la reducción de la realidad



El enigma del deseo, por Salvador Dalí (1929)


Va ya para quince años que el poeta y escritor argentino Mariano Peyrou, afincado en Madrid desde mediados de los 70, reseñaba en Revista de Libros el Diccionario abreviado del surrealismo, de Paul Eluard y Andre Breton, y el Autorretrato, de Man Ray. Recuerdo haberlo leído su artículo con interés en aquellas fechas y me complace sobremanera subirlo ahora al blog. Espero que disfruten de él.

"El Diccionario abreviado del surrealismo, -comienza diciendo Peyrou-,  fue publicado en 1938, catorce años después del Primer manifiesto del grupo. André Breton y Paul Eluard escribieron una buena parte de las entradas y se encargaron de la selección de las demás, textos de diversos poetas y artistas que colaboraron con el surrealismo de manera más o menos intensa: Dalí, Soupault, Desnos, Arp, Man Ray, Ernst. O que convivieron en su mismo ambiente: Tzara, Picasso, Duchamp. Además de las definiciones de términos que esperamos encontrar en cualquier diccionario, que aquí están extraídas mayoritariamente de poemas, los autores incluyen los términos fundamentales asociados al movimiento (como «objeto encontrado» o «cadáver exquisito»), los nombres de todos los creadores surrealistas relevantes junto a los pseudónimos con que se llamaban entre ellos, y 220 ilustraciones (fotos de grupo, cuadros, esculturas, dibujos y manuscritos).

Confirmando la idea de que una mirada fuerte y novedosa no sólo modifica su disciplina hacia delante, sino que crea su tradición y concibe a sus padres, esta obra dedica un espacio a situar a sus antecesores, mostrando citas o fragmentos de autores que, gracias al surrealismo, podemos leer como presurrealistas y que ciertamente comparten los intereses o los modos de hacer de Breton y compañía: románticos como Nerval y Novalis y su interés por lo onírico; Lichtenberg y su manera de dejarlo todo fuera de lugar mediante el ingenio; Baudelaire y su experiencia de una nueva sensibilidad; Lewis Carroll y su empleo arbitrario de la lógica; Shakespeare y sus personajes (típicamente, el bufón), dotados de una apariencia de locura, colocados fuera de la realidad para que puedan, desde ahí, sostener el espejo en el que se refleja una verdad más completa.

Tal vez la principal reflexión que propicia el Diccionario sea la que atañe a ese tema del conocimiento de la realidad. El surrealismo, leemos explícitamente, es eso: un modo de conocimiento de lo real. Esto choca con la lectura que intentan imponer las escuelas estéticas autodenominadas realistas, que asumen que solamente lo que ellas retratan es la realidad y que su manera de hacerlo es la única capaz de captar, expresar o explicar lo real. Este realismo se vale de la narratividad, de la sintaxis convencional, de la figuración, de una severa restricción de lo imaginativo y de la confianza ciega en la existencia de una única verdad (lo cual da cuenta de la pobreza de su ontología) y en nuestra capacidad para conocerla (lo cual expresa su ingenuidad epistemológica). La realidad se define de un modo restrictivo, dejando al margen todo lo oscuro, lo misterioso, lo que tal vez mañana o tal vez nunca podamos explicar. Se soluciona el problema de la adecuación de los límites ignorando todo lo que queda más allá de ellos. Y, desde esta concepción restringida de la realidad, el surrealismo se situaría en otro terreno que estaría más allá de una frontera concreta, separado por un límite preciso. Se enfrentan, entonces, la realidad y la superrealidad como alternativas, como espacios entre los que no existe ninguna continuidad.

Sin embargo, el planteamiento surrealista es otro: busca penetrar en un ámbito desconocido de la realidad, no situarse más allá o más acá de ella. No es una oposición a la realidad, sino un intento de prolongarla, de asumir su extensión. No es sólo una propuesta estética distinta, sino otro modo de sistematizar la vida. Esa es, posiblemente, su principal aportación teórica: esto otro también es realidad. El surrealismo es, por lo tanto, una forma de realismo que sabe que lo imaginario forma parte de lo real.

Como crítica de la razón, el surrealismo también muestra que el realismo ha caído en la trampa de las apariencias, no sólo desde el punto de vista de las percepciones sensoriales, sino, muy especialmente, en lo que hace a las apariencias lingüísticas. Pensar el mundo a partir de categorías, fijar límites que parecen escalones (rojo/violeta/ azul), es una manera de dejar oculta la profunda y más verdadera continuidad. La célebre teoría de Breton de los vasos comunicantes, que ponen en contacto el continente y el contenido, es la postulación metafórica de esta idea (y un aggiornamento del concepto clásico de decorum). Según la teoría, la visión sesgada de la realidad, propia del realismo, se podría ampliar aproximando la percepción y la representación, cuya unidad original ha sido destruida por la cultura.

La búsqueda de esa aproximación es una búsqueda interior, que admite que la realidad es una construcción social y, por lo tanto, parcialmente subjetiva, y que lo subjetivo debe ser tenido en cuenta a la hora de explorarla. Esto se manifiesta estéticamente en el ready-made: un objeto cotidiano que asciende a la categoría de arte por el hecho de haber sido escogido por el artista. Lo real es demasiado amplio como para poder prescindir de ninguna herramienta de trabajo. Y si en la construcción de la realidad la atención se centra en la norma, en lo que se repite, aquí lo que se propone es investigar «las leyes que rigen las excepciones » (Jarry): lo irrepetible. De ahí el interés por lo que queda fuera del control de la razón cultural, como el azar o la escritura automática (versión literaria de la asociación libre psicoanalítica). «Se precisan todas las palabras para aprehender lo real», escribe Eluard. Pero se tiene conciencia de la imposibilidad final de la tarea: frente a la soberbia de los realismos, que no sólo pretenden establecer los límites del mundo, sino también ser capaces de registrarlo entero, este diccionario se postula «abreviado» desde su título, dando cuenta de que la superrealidad es demasiado extensa como para caber en un libro.

Por supuesto, dicha conciencia de la imposibilidad no implica la renuncia a emprender la tarea. La pregunta que surge entonces es si el trabajo del artista será fijar lo real, definirlo, limitarlo y reproducirlo desde un supuesto conocimiento y con unas intenciones estéticas inevitablemente conservadoras, o investigar lo real, analizarlo, ponerlo en movimiento, cuestionarlo, siempre desde una carencia cognitiva, siempre desde la inexperiencia. Porque es precisamente lo que no se sabe, lo que no se tiene, la carencia, lo que puede fundar un discurso estético imaginativo.

Muchas de estas ideas aparecen explícitamente en Autorretrato, la autobiografía del fotógrafo y pintor norteamericano Man Ray, que vivió en París desde 1921 y a quien el Diccionario define como «presurrealista y surrealista». Amigo de Breton y de Duchamp, Man Ray fue aceptado por el grupo surrealista y relata en sus memorias diversas anécdotas protagonizadas por miembros del mismo. En su fascinante relato aparecen personajes como Tzara, Picasso, Eluard, Dalí, Brancusi o Desnos, ilustrando con sus actividades y preocupaciones el espíritu de la época. Philippe Soupault, por ejemplo, entra en un portal al azar y le pregunta al conserje si ahí vive un tal Philippe Soupault; Robert Desnos entraba en trance en las reuniones en casa de Breton e improvisaba anagramas y largas secuencias poéticas, y en el estudio de Man Ray se quedaba dormido en un sillón en mitad de una conversación, para despertar al cabo de un rato y continuarla «como si no mediase tiempo alguno», llevando a la práctica el deseo surrealista de mostrar que no hay una línea divisoria entre el sueño y la vigilia.

Pero lo más destacable del libro son las reflexiones estéticas del autor, la exposición de su interés por ampliar el concepto de «lo natural» para que cupiera también lo imaginario, de sus «incursiones en lo desconocido», de sus esfuerzos para lograr una liberación total de la pintura de lo figurativo, de modo que ante todo quede plasmada la experiencia de pintar. Las innovaciones técnicas aparecen cuando el tema exige un enfoque distinto, aunque la intención no sea identificar el tema sino «ampliar sus fronteras».

En efecto, la disconformidad no es sólo con lo real, sino con la reducción de la realidad que opera la estética realista. Cuando Man Ray trata de reproducir la realidad con una estrategia figurativa, se siente siempre decepcionado: después de pasar un día entero fotografiando unas secuoyas gigantes, descubre que sus tomas no son capaces de hacer justicia al imponente aspecto de los árboles, ni captan las sensaciones y reflexiones que le han provocado. Y aunque esto pudiera lograrse, sería pertinente repetir la pregunta que le hizo una niña de diez años tras contemplar una naturaleza muerta y los objetos reales que la habían originado: ¿por qué quiere alguien tener dos cosas iguales?".



La Escuela de Atenas, por Rafael (1512)



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es lunes, 14 de octubre





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domingo, 13 de octubre de 2019

[TRIBUNA DE PRENSA] Lo mejor de la semana. Octubre 2019 (II)





Les dejo los artículos de opinión de la  prensa diaria que durante toda la semana he ido subiendo al blog en la columna 'Tribuna de prensa'. Dicen que elegir es descartar, así que asumo la responsabilidad de su elección. Como dijo Hannah Arendt, espero que les inviten a pensar para comprender y comprender para actuar. Se los recomiendo encarecidamente.

DOMINGO, 6 DE OCTUBRE
El ruido del moscardón, por Màrius Carol
Quemar iglesias, por Antonio Lucas
El momento de escuchar a las mujeres, por Lucceta Scaraffia
A espaldas del Parlamento, por Stephen Sedley
Entrevista a Woody Allen, por Borja Hermoso
Retaguardias, por Jorge M. Reverte
La peor clase política de la democracia, por Roberto L. Blanco
La democracia de los idiotas, por Juan Luis Cebriá
La Historia se repite, por Gabriel Tortella
Albert Rivera cantó La Traviata, por Xosé Luís Barreiro

JUEVES, 10 DE OCTUBRE
Soplones y desinformación, por Javier Lesaca
Burla y urnas, por Félix de Azúa
La España reformista, por Nicolás Redondo
El bipartidismo y los jarrones chinos, por Fernando Salgado
Entre Unamuno y Joker, por Sergi Pàmies

VIERNES, 11 DE OCTUBRE
Siete personajes en busca de unidad, por Xosé Luís Barreiro
Vamos a hablar en serio, por Ermesto S. Pombo
Donde reside la patria, por Javier de Lucas
La imposible amnistía, por Enrique Gimbernat
Una pista de aterrizaje, por Antoni Puigverd

SÁBADO, 12 DE OCTUBRE
Como si fuera un monarca absoluto, por Lluís Bassets
Joker contra la familia Manson, por Manuel Jabois
¿Para qué sirve la política?, por Pepa Bueno
Políticas inciviles, por Antonio Elorza
Venezuela: Bolívar no, España sí, por Carlos Leáñez

Desde los enlaces de más abajo puede acceder a algunos de los diarios y revistas más relevantes de España, Europa y el mundo, actualizados permanentemente:
NRC 
Time 
Life 


Y como siempre, para terminar, las mejores fotos de la semana de los corresponsales en todo el mundo del diario El País. 




Ballet en el Museo de Orsay, París


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