Esto que ves, que tienes, que te entrego, hijo mío, es España. Digo y escribo, y puede más su nombre que la mano y la voz. Es como un agua que desborda este vaso de mi verso donde quiero encerrarla. Bebe, hijo mío, bebe; el trago es tuyo, tuya es la herencia, tuya la privanza.
Sobradamente te dará en los días
su variedad multiplicada.
Oye las fuentes de la Alhambra;
Y esto es España, amor. Esto y lo otro que no puede nombrarse: la costumbre de estar callado y solo, y la alegría de compartir la mesa con el hombre, de ver la luz que pasa y se detiene en un rincón; el vino, la guitarra de una copla que pasa en el silencio de la siesta, o la danza que despierta la noche con sus lumbres y su estruendo.
Y es España el recuerdo de la ausencia y la esperanza inútil; la paciencia del que espera sin término y la prisa del que vive sin tiempo; la querencia de lo que fue y se fue, la maravilla de lo que siempre está: la tierra misma.
Esto es España, hijo, no lo olvides, la cruz, el pan, la espada, la encina, el olivo, la rosa, el cardo, el vino, el mar, la montaña, el aire fino. Y todo cuanto en ella se ha vivido y todo lo que falta por vivir.
JOSÉ GARCÍA NIETO (1914-2001)
poeta español
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