Se les va a partir la punta a los lápices de tantas líneas rojas como se están poniendo unos a otros... Como saben los lectores de Desde el trópico de Cáncer, nunca comenta los resultados electorales. Me podrán gustar más o menos, o nada, pero son los que son, lo que han querido los dueños de esto que llamamos España, y ahora como muy bien dice el profesor Xosé Luis Barreiro en La Voz de Galicia, le queda administrar y traducir esos deseos, o ese error, que todo puede ser, a los políticos electos. Para eso se les paga: para resolver problemas, no para agravarlos. Y esa, y no otra, es su tarea: "La democracia se articula sobre ese momento sublime, periódico y frecuente en que los ciudadanos escogen y determinan la composición del Gobierno, dice el profesor Barreiro. Votando con libertad e inteligencia ejercemos un poder incontenible, que, por encima de condiciones mediáticas y estructurales, es capaz de optar por continuidad o cambio. Pero la consecuencia es prescindir de los chivos expiatorios, a los que siempre queremos transferir los errores, y asumir directamente la responsabilidad de nuestras decisiones".
Se equivocan lamentablemente todos: PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, lo que queda de IU y nacionalistas varios, poniéndose mutuamente líneas rojas imposible de franquear. Precisamente en eso consiste la política, en hacer posible el acuerdo mayoritario sin miedo a pisar las imaginarias líneas que cada uno se ha impuesto a sí mismo ni a pisar las de los otros.
Se equivoca el PP pretendiendo contra toda lógica la preeminencia política a la hora de formar gobierno por el hecho de tener más diputados que el segundo (el PSOE) pero menos que todos los demás juntos. No es así como funciona la democracia parlamentaria. Lo dejaba muy claramente expuesto Soledad Gallego-Díaz hace dos semanas en El País: "En teoría, (de conformidad con el artículo 99 de la Constitución) el Rey podría constatar en ese mes que tiene de plazo para proponer un candidato a la presidencia del gobierno, tras sus conversaciones con todos los grupos, que Rajoy no dispone de mayoría, ni absoluta ni relativa, y que otro candidato, de otro partido, sí es capaz de alcanzarla y, obrando en consecuencia, ignorar a Rajoy. La Constitución no indica en ningún momento que el Rey esté obligado a proponer al presidente del Congreso a quien obtuvo más votos, sino a quien estima que podrá conseguir la confianza del Congreso".
Se equivoca Podemos defendiendo una falacia como es la del supuesto derecho a decidir de los catalanes, aunque lo haga promoviendo el "no" en esa hipotética consulta. Lo explica muy bien Ramón Vargas Machuca-Ortega, catedrático de Filosofía Política, en un reciente artículo en El País: "Una afirmación tan genérica y equívoca (como la del supuesto derecho a decidir) pretende alterar el sentido y alcance del derecho de participación política. A partir de ella cualquier colectivo puede invocarla para decidir lo que le venga en gana, aduciendo que toda expresión de autogobierno es valiosa para engendrar legitimidad. Como si ésta no dependiese de la calidad moral de lo que se decida y cómo; como si el alcance y ámbito de nuestra capacidad de autogobierno no estuviese delimitada por los otros derechos y el derecho de los otros. Sin duda, el de participación política es básico e insustituible pero está circunscrito por un núcleo de razones sustantivas que se resumen en el repertorio de los Derechos Humanos y unos procedimientos que se sustancian en el buen funcionamiento del Estado de derecho. Sin ese horizonte moral y asiento institucional ninguna comunidad política deviene comunidad de justicia. Contra este fundamento arremete el proceso independentista, al tiempo que mina algunas de las condiciones que hacen viable la democracia".
Y se equivocan lamentablemente PSOE y Ciudadanos, segunda y cuarta fuerzas parlamentarias, limitando sus propias posibles opciones de gobierno. El primero, con su "no" tajante a cualquier tipo de pacto con el PP: ¿Incluso a un gobierno de coalición a tres (PP-PSOE-Ciudadanos) presidido por ellos? Los segundos, con su negativa a cualquier tipo de acuerdo con cualquier otra fuerza política que no comparta su visión de las cosas. Ambos ocupan el centro político del panorama parlamentario español. Uno por la izquierda y otro por la derecha. ¿Tan locos están ambos que van a desaprovechar la enorme oportunidad que se les abre de encarrilar la compleja situación que la voluntad de los españoles ha manifestado con su voto?
Siento una profunda admiración por Josep María Colomer, profesor de economía política en la Universidad de Georgetown (Estados Unidos). Autor de numerosas publicaciones, con estudios teóricos y comparativos sobre votaciones y elecciones, instituciones políticas y cambio institucional, política europea y procesos de democratización. De él he leído con sumo interés, aunque no sé si con aprovechamiento, algunos de sus libros más famosos, entre ellos: Lecturas de teoría política positiva (1991); La transición a la democracia. El modelo español (1998); y su fascinante El arte de la manipulación política (1990).
Josep María Colomer defendía hace unos días en El País, en un más que interesante artículo, la magnífica oportunidad que "el nuevo pluralismo político crea para que la política española se acerque a los usos democráticos característicos de Europa mediante la formación de un Gobierno de super gran coalición con populares, socialistas y liberales, es decir, con el PP, el PSOE y C’s. Esta fórmula de gobierno permitiría desarrollar políticas públicas de consenso, llevar a cabo reformas institucionales que requieren acuerdos supermayoritarios y apuntalar la profesionalidad de los organismos independientes, especialmente la justicia. Para ello no basta con un acuerdo para la investidura, añadía. Se necesita un pacto para la formación de Gobierno, con documentos escritos y públicos en los que cada partido se moje, asuma compromisos concretos y rinda cuentas después".
El buen ejemplo viene de Europa, sigue diciendo: "En este momento, hay Gobiernos de coalición multipartidista en 21 de los otros 27 países miembros de la UE, 13 de los cuales, empezando por Alemania, son Gobiernos de gran coalición con partidos de derechas y de izquierdas. Asimismo, tanto la mayoría legislativa estable del Parlamento Europeo como la Comisión elegida por el Parlamento están formadas por los partidos Popular, Socialista y Liberal europeos, los cuales reúnen cerca de dos tercios de los votos y los escaños. La super gran coalición centrista europea es la base para la toma de decisiones con un amplio consenso y la cooperación interinstitucional"
España ha sido hasta ahora una chusca excepción, añade: "Es el único país de Europa en el que no ha habido nunca un Gobierno de coalición y en el que todos los Gobiernos de un solo partido se han apoyado en una minoría de votos populares. La media de apoyo electoral de los Gobiernos españoles desde 1977 ha sido del 41%. Ahora, el apoyo del partido más votado es menos del 29%, por lo que un Gobierno de un solo partido, aunque recabara apoyos parlamentarios, sería una receta segura para la frustración social, la polarización política, la ausencia de reformas, la parálisis institucional, la caída de la economía y las elecciones anticipadas".
Para el PSOE y C’s, concluía diciendo: "Una abstención conjunta sin entrar en el Gobierno, además de despedazar la gobernanza del país, sería una autoinmolación. La contribución de C’s, aunque numéricamente no sea estrictamente necesaria, es crucial: puede hacer viable el acuerdo entre la “vieja derecha” y la “vieja izquierda”, como dicen ellos, y evitar que la gran coalición se convierta en una colusión para bloquear el sistema y taparse mutuamente las vergüenzas. Asimismo, C’s solo podrá configurar con claridad su posición centrista si participa en el pacto con los otros dos. Una coalición de gobierno se basa en la cooperación entre los partidos. Pero en una configuración nueva y fluida como la actual, los partidos, mirando al futuro, querrán mantener también elementos de competencia. Por ello algunos cabezas de lista podrían preferir quedarse fuera del Gobierno, de modo que cada uno de los partidos mantenga su perfil, pueda vigilar el cumplimiento de los compromisos contraídos y apoyar, presionar y, en caso necesario, criticar e instar cambios. Esto puede crear una buena oportunidad para nombrar ministros independientes y expertos competentes y elevar la calidad de la gestión gubernamental". Comparto plenamente la opinión del profesor Colomer, pero tengo dudas razonables de que los políticos españoles estén a la altura que los españoles se merecen. Aunque por una vez, al menos una vez más, me gustaría equivocarme. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
2 comentarios:
Me da la impresión que José Mª Colomer da por sentado que los ciudadanos alemanes o los de cualquier país europeo de esos que tienen gobiernos de " gran Coalición " son como los ciudadanos españoles en lo que a la política se refiere , y no es cierto , en España desde hace menos de 100 años han ocurrido " cosas " que en estos otros países no han pasado , por ejemplo una guerra civil que por citar solo algún " detalle " algunos de los votantes de mas de un partido actual tienen o un padre o un abuelo , o en definitiva algún familiar enterrado en cualquier cuneta ; tampoco han tenido una larga dictadura , tampoco han tenido una Transición tan " perfecta " como en España , tampoco han tenido tanta corrupción política y económica relacionada con las instituciones de poder sin que " algunos " políticos importantes hayan dimitido al menos , tampoco hay en esos países europeos , tanto paro , tanta desigualdad social y por su puesto , la " formación " en política de esos ciudadanos europeos se parece bien poco a la que tienen una gran parte de la que tienen los españoles . Por poner otra cosa que pasa casi desapercibida o al menos poco comentada por " los medios " y por los " expertos " tertulianos de este país , pongamos que Alberto Garzón hubiera aceptado " la invitación " de podemos para dejar IU y hubiera formado parte de la candidatura de Podemos , mas que previsiblemente al menos la mitad de votos que ahora tiene IU los tendría de mas Podemos , con lo que ahora mismo la segunda fuerza política no seria el PSOE ,seria Podemos , con lo cual el panorama de pactos seria bastante diferente al actual . España es como es y no es como a algunos les gustaría que fuera , España en esto y en otras muchas cosas se parece poco a Alemania , Suecia , Reino Unido , Francia etc etc . Un cordial saludo
Ciertamente nuestra clase política deja mucho que desear....
Saludos
Publicar un comentario