Hace muy pocos días comentaba con una amiga del Facebook sobre lecturas literarias y caímos en el manido tópico del libro a llevarse a una hipotética isla desierta. Para mí, le dije, la "Biblia": no soy creyente, pero es un libro que tiene de todo: historia, aventuras, guerras, poesía, lirismo, creencias, fe... Y, bueno, puestos ya a llevarse dos, "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" de nuestro paisano Miguel de Cervantes: por calidad (la primera novela moderna) y proximidad idiomática. Y si seguimos hasta tres, la "República" de Platón. Podía decir más y mejores, sin duda, pero me quedo con los citados.
No soy un purista de la literatura. Creo que su función principal es entretener, pero comparto en gran manera la opinión del afamado escritor que dijo "no leer nunca una novela que tuviera menos de 30 años de publicada y no se hubiera reeditado más de una vez". No recuerdo su nombre, pero le doy la razón. De ahí mi afición a los clásicos, y contra más clásicos y más antiguos, más mejor, como decimos en el español de Canarias.
Desconfío, por principio, de todos los títulos con la faja de "superventas" adherida a su portada, y si encima se ofertan en las grandes superficies junto a los embutidos, los calcetines a 1 euro y los productos de limpieza para el hogar, ni les cuento: alergia pura. Casos como Ruiz Zafón, Ildefonso Falcones o Dan Brown, por citar solo algunos de ellos, me han curado de espanto. Les animo a leer lo que comentaba el crítico literario Martín Schifino en su artículo "Como leer un best seller" (Revista de Libros, julio-agosto 2010).
Entre mis alergias patológicas se encuentran los Premios Planeta. No me pregunten por qué. No tengo una explicación racional. De entre los 120 títulos de su historial entre premiados y finalistas de sus últimos sesenta años, reconozco no haber leído más allá de una docena y media de ellos.
No dudo de la imparcialidad originaria de los jurado de los Premios Planeta, pero sí doy crédito a lo que parece la política promocional de sus editores: invitar a un escritor de prestigio ya reconocido a presentarse con la "casi" seguridad de llevarse el premio, lo que los convierte en "premio por encargo" o similar. ¿Algo exclusivo del Planeta? Pues no lo sé, con sinceridad, pero algunas de la veces da la impresión de que sí es así.
Cumpliendo con la primera de las premisas citadas, la de no leer novela alguna con menos de treinta años de publicada (premisa incumplida con reiteración y poco propósito de enmienda por mi parte), reconozco haber caído en tentación en las últimas semanas con dos premios Planeta galardonados en los años 80 que tenía en casa sin leer: "Jaque a la dama", de Jesús Fernández Santos, ganador del premio en 1982, y "La jeringuilla", finalista, de Pedro Casals, en 1986. Me han gustado mucho. Lo mismo que la novela ganadora del premio, mucho más reciente, en 2010: "Riña de gatos. Madrid, 1936", del consagrado escritor catalán Eduardo Mendoza. No les cuento la trama por si se deciden a leerlos. La novela de Fernández Santos es la historia de una mujer durante la guerra civil española y la posterior guerra mundial, en busca de su propio lugar en el mundo. La de Pedro Casals, cuenta una historia de drogas y apariencias entre personajes de la alta burguesía catalana de los 80. La de Mendoza, las semanas previas al estallido de la guerra civil española en un Madrid plagado de conspiradores de izquierdas y de derechas, en el que sus protagonistas, un historiador y profesor de arte británico y una joven aristócrata madrileña viven una insólita historia de amor que tiene como epicentro un cuadro de Velázquez. En el número de marzo (de nuevo marzo) de 2011 de "Revista de Libros" pueden leer una interesante crónica de la novela de Mendoza, titulada "Peleas de villa y corte", escrita por el crítico literario Nick Caistor. Y en el vídeo con el que acompaño la entrada, una entrevista a su autor, Eduardo Mendoza, en el programa televisivo "Silencio se lee" de junio de 2011, en el que el autor comenta y lee pasajes de su novela.
Termino la primera entrada de este mes de abril recomendándoles el interesante y erudito artículo del escritor Andrés Ibáñez, de nuevo en la tan recurrente para mí "Revista de Libros", en el número de abril de 2005, titulado "¿Se aprende a escribir?". Estoy convencido de que les resultará interesante. Sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt
Termino la primera entrada de este mes de abril recomendándoles el interesante y erudito artículo del escritor Andrés Ibáñez, de nuevo en la tan recurrente para mí "Revista de Libros", en el número de abril de 2005, titulado "¿Se aprende a escribir?". Estoy convencido de que les resultará interesante. Sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt
2 comentarios:
Genial, Mendoza! He leído un par de lo suyo y siempre he disfrutado. Por lo demás, coincido plenamente en lo que dices sobre los Planeta, los superventas, etc. Sé de buena tinta que el libro de Falcones "La catedral del mar" pasó por cinco manos ajenas antes de salir a la calle. Ni acercarme.
Un abrazo, recuerda que hoy hace años que se perdió una guerra.
Josep
Muchas gracias, Josep, por tu amable comentario. Imposible no acordarme del aniversario de hoy, el 74º. Pero no quise traerlo a colación porque ya lo he tratado en numerosas ocasiones. Un abrazo.
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