viernes, 3 de marzo de 2023

[ARCHIVO DEL BLOG] Las lenguas de mi Patria. [Publicada el 16/05/2008]














Hace unas semanas, creo que el 23 ó 24 de abril, escribí un comentario en mi anterior blog "Desde el Trópico de Cáncer - primera temporada: 2006-2008)", con este mismo título. Lo hice con la intención de sumarme un tanto a mi aire a la conmemoración del Día de Libro e incluyendo en él poemas escritos en catalán, castellano, euskera y gallego de autores reconocidos y reconocibles.
Retomo hoy el asunto sobre las "lenguas de mi patria" porque leo en El País de esta fecha un interesante artículo del profesor de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Autónoma de Barcelona, Albert Branchadell. Y vaya por delante una salvedad de principio: hablo sin conocimiento de causa y sólo por aproximación dada mi condición de hablante y residente en una comunidad autónoma monolingüe.
He estado numerosas veces en Cataluña, Galicia, País Vasco y Valencia y nunca he tenido problema alguno con el idioma. He hablado en la lengua común, el castellano, y me han contestado en castellano, sin ningún aspaviento ni alarma social alguna. Tengo amigos y conocidos, algunos muy buenos y de muchos años viviendo en ellas, naturales y residenciados, bilingües y monolingües: todos ellos me han comentado en el pasado y me comentan ahora que ni en Cataluña, ni en Galicia, ni en el País Vasco ni en Valencia, hay problema "real" alguno con la lengua de cada cual. Y yo, por mi corta experiencia personal, pienso que es verdad: que en España no hay ningún problema "real" con los diversos idiomas que en ella se hablan. Y si lo hay, es precisamente, en demérito de los idiomas minoritarios y no el del idioma común, el castellano, absolutamente dominante en las comunidades bilingües.
Me duele este asunto, esta confrontación que se me antoja un tanto ficticia. Me duele como español, porque da la impresión de que dos terceras partes de mis compatriotas no parecen entender o no quieren entender que el catalán-valenciano, el euskera y el gallego son tan idiomas españoles como el castellano. Que la oficialidad de éste último constitucionalmente asegurada y reconocida no priva a los primeros de su condición de idiomas de España, y de su co-oficialidad, también reconocida constitucionalmente, en sus comunidades autónomas respectivas.
Tuve una compañera de trabajo suiza que me comentaba, jocosa, cuando le preguntaba sobre ello, que no sabía en que idioma pensaba. "Pienso que pienso -me decía- en italiano (su idioma materno) o quizá en alemán (que aprendí en la escuela de párvulos en Basilea), o en francés (que aprendí en el Instituto)." No me parecía una mujer infeliz ni traumatizada por haber tenido que aprender y hablar cuatro idiomas (con el español)... Supongo que todos ustedes conocen casos similares...
Hay una frase del artículo del profesor Branchadell que sitúa el problema, a mi juicio en sus justos términos cuando dice "que el modelo vigente, que sitúa al catalán como lengua vehicular y de aprendizaje, contraríe las preferencias de miles (unos 50.000) de ciudadanos no significa que conculque los derechos fundamentales de nadie". Pienso que tiene razón. Y espero de la cordura de todos que no hagan de la lengua de cada cual motivo de enfrentamiento sino de orgullo compartido. Sean felices. HArendt













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