Se me escapa el alcance real de la crisis económica ¿real, psicológica, inducida? que España y Occidente están afrontando. Según parece está afectando sobre todo a las economías más desarrolladas, y menos, o menos gravemente, a las de los países en desarrollo o de economías emergentes. No lo entiendo pero dicen que es así... ¿Cómo afrontarla? También para eso hay recetas para todos los gustos y todos los colores... Moisés Naím, director de la prestigiosa revista Foreign Policy escribe hoy en El País ("¿Quién hundió la economía mundial?") que las "crisis globales nunca tienen una sola causa ni un solo padre", pero para encontrarle una explicación a la actual señala a algunos culpables, empezando por Alan Greenspan, director de la Reserva Federal norteamericana, los reguladores financieros, los especuladores, el presidente George W. Bush, y terminando con los chinos... Es una opinión. Otra, la del catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas, ("La crisis como oportunidad"), se centra más en la crisis nacional, y dice sobre ella que puede superarse. Que la economía española, el tejido productivo español, tiene recursos suficientes para afrontarla siempre siempre que los males de diagnostiquen con rigor y "todos", liderados por el Gobierno, nos pongamos a ello. Ese "todos", por supuesto, implica a empresarios, trabajadores, sindicatos y administraciones, en un gran acuerdo para: "primero, repartir equitativamente, a corto plazo, los costes, evitando un conflicto distributivo que dispare la inflación y frene la continuidad del crecimiento, y segundo, lograr acuerdos de largo plazo que fomenten la vitalidad, la innovación y el cambio de modelo productivo para adaptarlo a los cambios económicos y tecnológicos". En resumen, que estamos en una crisis que, aparte de económica, es también una crisis de confianza: crisis de confianza en el gobierno y su liderazgo, en las instituciones europeas y nacionales económicas, en el sector empresarial, en el sistema financiero, y en nuestras propias capacidades. No entiendo nada de economía, pero sí tengo claro que una democracia consolidada no se deteriora por culpa de una crisis económica. Que las democracias tienen recursos suficientes para hacerlas frente. De esas crisis, más o menos tarde, con más o menos daños, se sale. Eso es indudable, pero para lograrlo, hay que saber que está pasando, qué lo causa y cómo ponerle remedio. Pedir al gobierno que nos diga la verdad, que no nos mienta, que no se amilane, y que se ponga al frente con todos los recursos que hagan falta para sacarnos de ella. Como ya hicimos en el pasado, como tenemos que hacer ahora... HArendt
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