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miércoles, 16 de noviembre de 2022

[ARCHIVO DEL BLOG] Poesía para horas bajas. [Publicada el 16/11/2011]









Las palabras son siempre peligrosas; una expresión poco meditada  te puede joder el día. Hoy ha estado a punto de pasarme a mi; al final se arregló solo, como suelen arreglarse estas cosas, dando tiempo al tiempo y procurando no encharcarla de nuevo. Hemos estado todo el día en casa, en Maspalomas. Mi mujer, trasplantando al jardín unos árboles que estaban delante del portal de casa, en Las Palmas, que fueron arrancados para reformar la calle; yo, refugiándome en "La Eneida" (Vosgos, Barcelona, 1973) de Virgilio (siglo I a.C.) y una vez más, en "Cien poemas de amor" (Barral-Corregidor, Barcelona, 1971) del poeta hindú Amaru (siglo VII d.C.): 



"El:

Cuando mi estrecho abrazo presionó sus senos, su piel se erizó; 

con la extraordinaria intensidad de su apasionado sentimiento 

su vestimenta resbaló de sus caderas, mientras ella, con débil acento, 

me decía: “No, no, ya basta”.

Y luego, yo no sabré decir si se quedó dormida o si desfalleció, 

si se refugió en mi corazón o se derritió entre mis brazos. 

Ella, a una amiga: 

Cuando mi amante subió a mi lecho, 

de por sí sola se soltó la hebilla de mi cinturón y, 

mal sostenido en mi cintura, mi vestido se deslizó por mis caderas. 

Eso es lo único que sé, pues, apenas sentí el contacto de su cuerpo, 

de todo me olvidé: 

de quién era él, de quién era yo, 

de como fue nuestro placer”.



Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt 










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Entrada núm. 1413 
"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)

sábado, 12 de mayo de 2012

Sobre "La Celestina" de Puértolas y otras lecturas




La escritora Soledad Puértolas


El lunes pasado una amiga me regaló un libro premiado hace unos años con el Planeta. Lo acepté encantado; había oído hablar bien de él y su autor me merecía gran reconocimiento. De vuelta a casa, en la guagua, lo fui ojeando como acostumbro a hacer con todos los libros: primero, la lectura de las solapas para ver de qué va y qué se cuenta de su autor; luego, las páginas iniciales y unas cuantas del interior a la buena de Dios;  y para terminar, las cuatro o cinco finales. Es posible que a algunas personas este método les resulte deleznable pero a mí me funciona muy bien porque me da una idea bastante exacta de si merece la pena continuar la lectura del libro o aplazarla "sine díe". La primera impresión me resultó frustrante y me confirmó en mis reticencias sobre los premios Planeta de novela, al menos los de unos cuantos años atrás para acá. No voy a decir que libro es ni mencionar su autor  que me merece todo respeto por su trayectoria anterior, pero tengo la impresión que la "cosa" funciona a base de elegir previamente un autor de prestigio reconocido y pedirle que escriba una novela de prisa y corriendo con la premisa previa de que el premio va a ser para él. Y así salen...

Hace unos días leía con delectación en el diario El País el artículo de la novelista y académica de la RAE, Soledad Puértolas, sobre la versión que en castellano moderno ha realizado para la editorial Castalia de La "Tragicomedia de Calixto y Melibea", la inmortal obra de Fernando de Rojas, más conocida como "La Celestina" por el nombre de su principal personaje. No voy a contarles el argumento porque es de sobra conocido, y aunque me he prometido a mí mismo leerla en la primera ocasión que tenga, de nuevo me surgen reticencias "a priori", con toda seguridad infundadas, sobre la traslación al español de hoy de una obra publicada por vez primera en 1499. Esas reticencias son fruto de mi experiencia académica y de prejuicios personales al respecto como simple lector, pero no quiero adelantar acontecimientos, aunque a mí la edición de Crítica (Barcelona, 2004) me parece, con mucho, la mejor de las que he leído de "La Celestina". Ya les contaré.

Me quedé prendado de la escritora Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947) el día que vi por televisión el reportaje que el programa "Esta es mi tierra" de TVE2 le dedicó especialmente con motivo de su elección como miembro de la Real Academia de la Lengua. Es magnífico, y como he conseguido encontrarlo en los archivos de RTVE lo he subido al blog. Se lo recomiendo encarecidamente.

En este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes pueden acceder al facsimil, completo, de la primera edición de "La Celestina", impresa en Burgos en 1499 por Fadrique Alemán de Basilea. Y en este otro, en el portal de la misma dedicado especialmente a "La Celestina", a ediciones facsímiles de la obra, versiones modernas, adaptaciones, ediciones críticas y todo tipo de información sobre el autor, la obra en sí y su época.

Ya puestos, he subido la película que sobre la obra de Fernando de Rojas llevara al cine en 1996 el director Gerardo Vera, con guión de Rafael Azcona, y con Penélope Cruz, Juan Diego Boto y Terele Pávez como principales protagonistas. No es una obra maestra pero puede disfrutarse.

En una de las secciones del blog, en la columna derecha de la pantalla, voy poniendo desde mediados de 2008 los libros que estoy leyendo, consultando o que anoto para futuras lecturas, clasificados por años. Aunque parezca mentira leo ahora menos que cuando trabajaba, estaba metido en otros fregados académicos, sindicales y políticos, y encima tenía tiempo para la familia. Supongo que son los años, que pesan, como decía Rubén Darío: "La vida es dura, amarga, y pesa / ya no hay princesa a la cuál cantar." O quizá sea la condición de abuelo, que resulta tan gratificante o más para el espíritu que la literatura. Ya lo comprobarán en su momento...

Como le ocurría a mi amigo Michel de Montaigne, mis hábitos de lectura son bastante heterodoxos. Salto de un libro a otro con facilidad, vuelvo al que dejé a medias hace unos días, leo algo que me hace abandonar el que tengo entre manos y comenzar con otro... Supongo que no soy un caso excepcional. 

En estos últimos meses he disfrutado muchísimo con la "Eneida" (Espasa, Madrid, 2004) de Virgilio, y la "Metamorfosis" (Cátedra, Madrid, 1995), el "Arte de amar" (Alianza, Madrid, 2004) y la "Carta de las heroinas" (Gredos, Madrid, 1994), de Ovidio. Por deformación profesional y por gusto, reconozco que leo con mayor placer el ensayo o la obra histórica que la ficción. De ahí que me haya atrevido con la "Historia de la civilización en Europa" (Alianza Madrid, 1966) de François Guizot, todo un clásico que tenía en casa desde hace más de cuarenta años sin haberle hincado el diente, y que me ha encantado. Y que haya terminado de leer con enorme satisfacción el tomo 2 de la monumental "Historia crítica del pensamiento español" (Círculo de Lectores, Barcelona, 1994), de José Luis Abellán, dedicado a la Edad de Oro española, el siglo XVI. Sus capítulos sobre el descubrimiento, conquista y colonización de América por los españoles me ha hecho reflexionar en profundidad sobre nuestro acontecer histórico como pueblo. Su lectura me llevó como en volandas, a ensimismarme con el "Cervantes y los casticismos españoles" (Alianza, Madrid, 1974) de mi admirado Américo Castro. Los estudios contenidos en el mismo sobre Cervantes y el "Quijote", el pasado de los españoles, Fray Bartolomé de las Casas, o lo precario de las relaciones entre España y sus Indias, todos a la luz de la famosa tesis de don Américo, que comparto plenamente, sobre el papel de los españoles descendientes de judíos conversos y moriscos ("cristianos nuevos") en contraposición a los "cristianos viejos", resultan esclarecedores.

El último libro que he leído, lo terminé ayer, ha sido una magnífica biografía: "Carmen Laforet. Una mujer en fuga" (RBA, Barcelona, 2010) sobre la autora de "Nada" y "La isla y los demonios", tan vinculada emocional y vitalmente a la isla de Gran Canaria, escrita por Anna Caballé e Israel Rolón. Me ha gustado muchísimo, pero también me ha dejado un poso de desasosiego ante la cruda exposición de una vida que no quiso ni supo encajar en el mundillo literario de su época y que se fue extinguiendo (murió el año 2004) en una profunda soledad preñada de ensoñaciones, frustraciones y fracasos personales y familiares.

En fin, creo que esta crónica de hoy no da para más. Sean felices, por favor, a pesar del gobierno y de todos los incompetentes que se creen en posesión de la verdad. 

En el otro vídeo que acompaña la entrada pueden ustedes ver y escuchar el solemne acto y discurso de entrada en la Real Academia Española de Soledad Puértolas. Estoy seguro que va a gustarles.

Tamaragua, amigos. HArendt





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Entrada núm. 1466
http://harendt.blogspot.com
"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)

sábado, 19 de noviembre de 2011

Borges por siempre






Jorge Luis Borges (1899-1986)





Junto con el “Ulises” de Joyce, “Las nieblas de Avalón” de Marion Zimmer Bradley y la “Eneida” de Virgilio, que tengo leidos a medias, ayer comencé a leer “El Aleph” (Alianza, Madrid, 1984) del escritor argentino Jorge Luis Borges. Lo tengo en la biblioteca desde hace muchos años y una inexplicable aprensión -quizá motivada por toda la literatura de complejidad creada sobre las obras de Borges- me hacía reticente a su lectura. Llevaba varios días viéndole en la estantería, como mirándome y pidiéndome que lo intentara, que no me arrepentiría… ¿Atavismos de una relación amor/odio/pasión con los libros?… Es posible. Mientras mi familia disfrutaba del  atardecer en el jardín de casa con un último baño en la piscina, me decidí: no he podido dejarlo y lo he leido de un tirón… Sólo puedo decir que lamento no haberlo hecho mucho antes.

Como complemento de la entrada, he puesto un vídeo en el que se recoge, íntegra, la entrevista que Joaquín Soler Serrano realizara a Jorge Luis Borges, para TVE, el 23 de abril de 1980. 

Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt





Portada de "El Aleph"




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Entrada núm. 1416
Reedición de la publicada originalmente en
"Desde el trópico de Cáncer" el 16/8/2006
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