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lunes, 9 de mayo de 2016

[A vuelapluma] Manifiesto por Europa y los europeos



Zeus y Europa, Edificio Lipsius, Bruselas


Retomo en este "A vuelapluma" de hoy 9 de mayo, Día de Europa, el tema o asunto del futuro de Europa y los europeos. Y lo hago, en el momento de cumplirse los 66 años de la "Declaración Schuman" y de que solo el 50% de los encuestados se siente implicado en el proceso de unión de los europeos, trayendo hasta el blog el Manifiesto que con motivo de la efeméride publican hoy los principales diarios continentales, firmado por un grupo de personalidades europeas y proponiendo una hoja de ruta para asegurar el futuro de la Unión.

Sea cual sea el resultado del referéndum británico, se dice al inicio del mismo, los europeos necesitan ya un nuevo aliento. Es mucho lo que está en juego: evitar la marginación de Europa, no solo desde el punto de vista económico y político, sino también moral y cultural. Nuestro desafío común es reconectar cuanto antes con unos ciudadanos desorientados para volver a crear una Europa influyente, que tenga un proyecto de futuro y de esperanza para todos; en caso contrario, moriremos. Si no damos este nuevo impulso político a nuestros conciudadanos, los demonios populistas que ya casi nos han destruido vencerán. La Historia varía en sus formas, pero el resultado volvería a ser desastroso.

Para lograr una nueva dinámica debemos valorar nuestros éxitos: la Unión Europea es la entidad política, económica y social más solidaria, menos injusta, más democrática, más pacífica y más variada que ha conocido la humanidad, “uno de los mayores triunfos políticos y económicos de la época moderna”, según el presidente Obama. Hacer respetar sus valores y convertirla en un motor de progreso para todos exige adoptar una estrategia de envergadura.

Necesitamos ya, sin falta, una hoja de ruta precisa. Que se pongan manos a la obra las instituciones europeas y todos los Estados miembros, o, por lo menos, un grupo de países dirigido por Francia y Alemania. Para restablecer la confianza y dar nuevo impulso a la dinámica europea proponemos seis iniciativas estratégicas:

1. Es primordial fortalecer la democracia europea. ¿Cómo considerarse europeo sin una cultura ciudadana compartida? Los Estados deben poner en marcha una educación cívica común y comprometerse a que el futuro presidente de la Comisión se elija en función del resultado de las urnas. Además, es necesario aclarar las normas para que los referendos sobre la pertenencia a la UE no se conviertan en mercadeos. Una Europa a la carta no es una opción.

2. Es indispensable una iniciativa estratégica de seguridad y defensa de los ciudadanos de la UE. Los Estados deben cumplir sus compromisos en materia de seguridad interior —intensificar los intercambios policiales (Europol), judiciales (Eurojust) y de información— y, en el plano exterior, poner en práctica una política de fronteras moderna, basada en un cuerpo europeo de policía de fronteras e infraestructuras de control y acogida que respeten nuestros valores. Al mismo tiempo, la Unión debe emprender una política de estabilización de las regiones vecinas en todos los ámbitos: económico, cultural, diplomático y militar.

3. La tercera iniciativa está relacionada con los refugiados. El acuerdo con Turquía no es una solución a largo plazo. El país está desbordado y el tráfico de personas prospera utilizando otras rutas. Europa debe escoger otra vía: acoger, integrar, formar y preparar las condiciones para un regreso de los refugiados a sus países. No se trata de recibir a todos, sino a los que estén dispuestos a integrarse y aceptar nuestros valores. Y los ciudadanos europeos solo aceptarán una política así si se mejora su vida cotidiana.

4. Ese es el reto de la segunda fase del plan Juncker para reimpulsar el crecimiento: invertir en los sectores con más futuro, capaces de promover la creación de empleos de proximidad, modernizar de forma duradera nuestra economía y consolidar nuestra ventaja competitiva. Todo ello, dentro de una política industrial común de ataque que permita recuperar nuestra autonomía. Por ejemplo, un plan de desarrollo y restauración del hábitat, con la utilización de nuevos materiales y tecnologías digitales, transformaría la vida de nuestros conciudadanos y nos otorgaría el liderazgo mundial en el sector. Asimismo, proponemos otros tres planes centrados en el transporte, las energías renovables y las competencias digitales del futuro.

5. En cuanto a la zona euro, hay que reforzar su potencial de crecimiento y su capacidad de hacer frente a choques asimétricos y favorecer la convergencia económica y social. Para ello es necesario asignar nuevas prerrogativas al Mecanismo Europeo de Estabilidad. En concreto, proponemos una competencia presupuestaria para la eurozona y la rápida culminación de la unión bancaria, al mismo tiempo que se corrigen sus defectos.

6. La sexta iniciativa es un Erasmus para alumnos de secundaria. El objetivo es sencillo: democratizar Erasmus y ampliar el horizonte cultural de todos los jóvenes europeos, con el fin de fomentar la igualdad de oportunidades y el sentimiento de pertenencia a un proyecto común.

Estas iniciativas pretenden volver a situar al ciudadano en el centro del proyecto y estimular el crecimiento, el empleo y la innovación. Es posible ponerlas en marcha, si existe la voluntad política necesaria, en los próximos dos años y medio. Roosevelt lo hizo en 1933 con el New Deal. Nuestras economías avanzadas tienen esa capacidad, gracias a los márgenes no utilizados del presupuesto europeo y al empleo de nuevos recursos. Entre las soluciones que hay que contemplar están la disponibilidad de recursos propios y la solicitud de un préstamo al BEI.

A medio plazo, la movilización y la reflexión colectiva de los ciudadanos europeos deben ser las premisas de una nueva conferencia intergubernamental o de un nuevo convenio europeo, para convertir a Europa en una gran potencia democrática, cultural y económica que garantice en su interior la solidaridad y los derechos fundamentales, hoy en peligro, una potencia que se dote de los medios para ejercer su soberanía. El nuevo tratado que pudiera salir de ese debate no se aplicaría más que a los Estados que desearan una mayor integración y estuvieran convencidos de que el interés general europeo no se limita a la suma de los intereses nacionales.

Todo esto solo será posible si las docenas de millones de europeos que creen que nuestro futuro lo escribimos unidos empiezan a movilizarse ya. Únanse a nosotros.

Y lo firman Guillaume Klossa, escritor, impulsor de esta hoja de ruta y fundador de EuropaNova, antiguo sherpa del grupo de reflexión sobre el futuro de Europa (Consejo Europeo); László Andor, economista húngaro, excomisario europeo; Lionel Baier, cineasta suizo; Michel Barnier, exministro de Asuntos Exteriores de Francia y exvicepresidente de la Comisión Europea (PPE); Mercedes Bresso, italiana, expresidenta del Comité de las Regiones; Daniel Cohn-Bendit, expresidente del grupo de Los Verdes (Parlamento Europeo); Georgios Dassis, sindicalista griego, presidente del C. Económico y Social; Philippe de Buck, belga, ex director general de Business Europa; Felipe González, expresidente del Gobierno de España y presidente del grupo de reflexión sobre el futuro de Europa; Danuta Hübner, polaca, excomisaria europea; Sofi Oksanen, escritora finlandesa; Maria João Rodrigues, vicepresidenta del grupo de Socialistas y Demócratas (Parlamento Europeo); Robert Menasse, escritor austriaco; Roberto Saviano, escritor italiano; Gesine Schwan, alemana, presidenta de la plataforma Humboldt-Viadrina; Kirsten van den Hul, escritora neerlandesa; Guy Verhofstadt, ex primer ministro de Bélgica, presidente del grupo ADLE (Parlamento Europeo).

Siempre, he creído en el valor fundamental de la palabra. Y aunque sé que yo no veré esa patria común de todos los europeos, mi anhelo más ferviente es el de que mis nietos se sepan y se sientan ciudadanos plenos de esa Europa unida, próspera y en paz que se merecen. Una Europa de ciudadanos, sobre todo, y de mercaderes también, porque no. El intercambio de bienes, de mercancías, ha sido siempre un proceso civilizador. Ya lo dijo el escritor Víctor Hugo en un ya lejano 1848: "Llegará un día en que todas las naciones del continente, sin perder su idiosincrasia o su gloriosa individualidad, se fundirán estrechamente en una unidad superior y constituirán la fraternidad europea. Llegará un día en que no habrá otros campos de batalla que los mercados abriéndose a las ideas. Llegará un día en que las balas y las bombas serán reemplazadas por los votos".  Así sea, añado yo. Les invito a sumarse al Manifiesto en el enlace de más arriba.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





HArendt




Entrada núm. 2720
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

miércoles, 7 de mayo de 2014

Por Europa




El rapto de Europa (Pedro Pablo Rubens, 1629, Museo del Prado)



Cuenta la mitología griega que Europa era una joven doncella fenicia, hija del rey de Tiro, de la que el lascivo Zeus se enamoró prendidamente. Para conseguirla, Zeus se transformó en un hermoso toro blanco y se puso a pastar en la playa de Tiro donde Europa y su séquito recogían flores. Ante la belleza y mansedumbre del animal la joven princesa se acercó hasta él para acariciar su lomo. El toro se agachó como invitando a Europa a subirsel, y cuando así lo hizo la doncella, Zeus se echó a volar y la llevó hasta la isla de Creta donde la hizo suya convirtiéndola en la primera reina de la isla. El momento de emprender el vuelo con Europa en su lomo es la imagen que recoge el cuadro de Rubens que encabeza esta entrada.

El próximo jueves 9 de mayo se cumplen 63 años de la Declaración emitida por el ministro de asuntos exteriores francés Robert Schuman que puso en marcha el proceso de unificación europeo. Algo impensable tan solo cinco años después de finalizada la más sangrienta y atroz de las guerras civiles europeas. Dicha declaración se considera históricamente como el primer paso dado para la constitución de lo que hoy es la Unión Europea. De ahí la razón de que el 9 de mayo se conmemore y celebre como el Día de Europa. Y entre el 22 y el 25 de mayo tendrán lugar las elecciones del Parlamento europeo, su octava legislatura, que por vez primera será el que elija al próximo presidente de la Comisión Europea, o lo que es lo mismo, al gobierno de la Unión.

¿Interesa Europa a los ciudadanos europeos? ¿Existe algo real llamado Europa? ¿Queda algo de la idea de Europa que se alumbró en la Declaración Schuman de 1950? ¿Está secuestrada Europa aun hoy como ayer? ¿Es Bruselas el moderno y lascivo Zeus que seduce con engaños a la virginal doncella Europa? ¿O más bien los secuestradores de Europa son los gobiernos de los Estados-nación que bloquean con su autismo, cortedad de miras e intereses exclusivamente nacionales toda posibilidad de convergencia real hacia una Europa unida, solidaria y fuerte no solo en lo económico y financiero sino también en lo político y lo social? 

Les invito a reflexionar sobre esas preguntas. Y que acudan a votar a pesar del desánimo que les invada, no pensando en castigar al gobierno regional o nacional de turno. No pensando en los intereses de Canarias o de España (en mi caso), sino en los intereses comunes que tenemos como europeos. Se que resulta difícil afrontarlo así, pero es que es así como debemos hacerlo porque lisa y llanamente nos estamos jugando nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos.

El diario El País de hoy publica un "especial" dedicado a Europa, que lleva por título: "Un continente antes las elecciones", en el que se recoge, entre otras muchas cosas, el encuentro celebrado entre los candidatos de las dos grandes formaciones europeas a presidir la Comisión, el conservador Jean-Claude Juncker y el socialista Martin Schulz, expresidente del Parlamento europeo, con representantes de los cinco medios de prensa más importantes de Europa.

En enero de 2005, con motivo del referéndum a celebrar en España sobre el proyecto de Constitución Europea, tuve el honor de pronunciar una conferencia en Las Palmas en defensa del voto afirmativo a la misma, que terminaba con estas premonitorios palabras pronunciadas por Víctor Hugo en 1848: "Llegará un día que todas las naciones del continente, sin perder su idiosincrasia o su gloriosa individualidad, se fundirán estrechamente en una unidad superior y constituirán la fraternidad europea. Llegará un día que no habrá otros campos de batalla que los mercados abriéndose a las ideas. Llegará un día en que las balas serán sustituidas por los votos". 

No dejemos que ese sueño perezca entre los europeos que duermen y los europeos que bostezan. Europa sí merece la pena.

Sean felices, por favor. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt








Entrada núm. 2064
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)