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jueves, 25 de noviembre de 2010

Confesiones íntimas de (in)cultura





Carlos V en Mühlberg




Esta mañana camino al trabajo, iba con mi padre en el coche y salió, como tantas veces, una de mis grandes burradas incultas que han pasado a la memoria y que siempre sale a relucir con una gran carcajada, sobre todo por parte de mi padre. Estaba yo estudiando COU por aquella época, ya había decidido que quería estudiar Historial del Arte pero claro está que todavía me faltaba mucho, muchísimo, por saber. Estábamos dando la pintura renacentista italiana, concretamente a Tiziano. Cómo suele ser en las clases de arte, estábamos a oscuras, sólo con el proyector de las diapositivas. Y ahí estaba, Carlos V montado en su flamante caballo. Este cuadro ya me era conocido tras las visitas al museo de El Prado cuando iba de vacaciones a Madrid; pero siempre me quedé con que era Carlos V y poco más. Resulta que el nombre completo de la obra es Carlos V en Mühlberg. Inocente de mí, se me ocurrió decirle a mi compañera que si ese sería el nombre del caballo. El profesor que oyó el comentario casi me mata y dejó muy claro que Mühlberg era una ciudad. Por suerte, como he dicho antes, estábamos a oscuras y nadie vio como me convertí en tomate y quise que se hundiera la tierra. Años más tarde, le hice esta confesión a mi padre, y todavía se sigue riendo cuando oye hablar de Tiziano, Carlos V o de la jodida ciudad. A mí no se me ha olvidado ni el cuadro ni la batalla en la vida, y también me río. Incluso ya una vez en la universidad, tuve que hacer un trabajo única y exclusivamente de una obra y como no: Carlitos y su caballo Mühlberg fueron los elegidos. Porque aunque nadie lo sepa, el caballo, estoy convencida, de que el caballo se llamaba así. ¿Quién no pondría a su caballo el nombre de una gran batalla? ¿Alguien más se anima a confesar alguna burrada y quedar como un inculto? Lo bueno del errar es que después viene el aprender. Nos vemos. Ruth





Tiziano




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Entrada núm. 1321 - 
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