jueves, 4 de junio de 2020

[A VUELAPLUMA] Rozarse





El roce y el contacto son parte esencial de nuestra cultura latina, afirma en el A vuelapluma de hoy [De vidrio y piel. El País Semanal, 24/5/2020] la escritora Irene Vallejo, por eso necesitamos espacios de encuentro.

"Fue allí, -comienza diciendo Vallejo- en aquel invernadero de niños, rodeada de incubadoras, donde descubriste el poder curativo del contacto. Sobre el calor del pecho, piel con piel, protegidos como crías de canguro, florecían los minúsculos bebés. Tu hijo estaba inmóvil, sedado, atado a un respirador, cuando la enfermera te animó a tocarlo. Siguiendo sus indicaciones, te inclinaste para posar una mano en la piel blanda del cráneo, donde bullían sus sueños, y con la otra mano envolviste las plantas de los pies, donde dormían sus futuros pasos. Soportaste esa posición hasta sentir calambres en los brazos, abarcando su cuerpo y su breve estatura. Pronto ese ritual se convirtió en el mejor momento del día, y vuestra calma se comunicaba al pulsioxímetro, que durante esa media hora no desaturaba. La pantalla azul del monitor trazaba una tranquila cordillera dentada, mientras el latido cardiaco decía sí, sí, sí.

En el hospital te enseñaron que tocar alivia el dolor y reduce la ansiedad. Ahora, bajo el azote de la pandemia, la proximidad nos pone en peligro. El licenciado Vidriera, de Cervantes, narra la fantasiosa historia de un joven estudiante de Salamanca que sufre unas repentinas y gravísimas fiebres. Un día se levanta de la cama, demacrado y frágil, convencido de que su cuerpo ya no es de carne, sino de vidrio. Con terror, suplica a extraños y amigos que no se acerquen, el mínimo roce podría quebrarlo. Se acostumbra a dormir enterrado hasta la garganta en pajares de mesones, rechaza temeroso los abrazos, come lo que le acercan con la punta de una vara y solo admite hablar desde lejos.

El miedo dibuja fronteras invisibles. En el parque, mientras perseguías palomas con tu hijo, jugabas a medir la distancia precisa, justo antes de que la bandada huyera volando. Ahora te descubres, como ave recelosa, calculando minuciosamente la distancia entre los cuerpos. En la calle, en el mercado, en la librería, te mueves procurando respetar balizas y cuadrículas que definen tu camino como las casillas de una rayuela. Y al hacerlo te sientes extraña y ridícula: no tocarnos nos trastoca.

Hace siglos que aprendimos el lenguaje de la piel. En lápidas y cerámicas griegas aparece ya representado el apretón de manos. Nació como un símbolo de paz: al extender el brazo para estrechar una mano, desvelas que no empuñas un arma ni escondes una daga en la manga. Los besos de saludo —otro gesto que ofrece el cuerpo inerme, confiado— son también una antigua costumbre mediterránea. Era habitual entre los romanos, y en una de sus epístolas san Pablo pedía a sus seguidores que se hermanasen así. Durante la Edad Media besar en la mejilla fue señal de lealtad, pero, tras la peste negra del siglo XIV, los asustados europeos abandonaron la costumbre por miedo al contagio y no la recuperaron hasta que la Revolución Francesa impuso —sin escatimar violencia— la fraternidad.

Cuenta Cervantes que, tras dos años de atemorizado espejismo, el licenciado Vidriera se reconcilió con la fragilidad y la fortaleza de su cuerpo de carne, y volvió a buscar la proximidad de otros. El roce y el contacto son parte esencial de nuestra cultura latina, por eso necesitamos espacios de encuentro, ágoras, plazas públicas. Nuestra forma de vivir es un repertorio de cercanías: la vida en la calle, pasear con las manos entrelazadas, trabajar codo con codo, el baile y el abrazo de consuelo, la fiesta y el duelo. En El cielo sobre Berlín, de Wim Wenders, escuadrones de ángeles guardianes, enfundados en abrigos oscuros, velan por los seres humanos. Nos leen el pensamiento, observan conmovidos nuestras alegrías y cuitas, pero permanecen intocables e invisibles a nuestros ojos. Hasta que uno de ellos, Damiel, se enamora de otro ser aéreo, una joven acróbata que trabaja en un circo. Para rozar su cálida piel, deberá renunciar a la inmortalidad. En el preciso instante de la caricia, un color luminoso tiñe la película. Hoy debemos jugar a la rayuela de la distancia, pero solo volveremos a ser auténticamente humanos, mentes y cuerpos curados, cuando recuperemos lo que los ángeles envidiaron".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





La reproducción de artículos firmados por otras personas en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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[ARCHIVO DEL BLOG] Un annus horribilis. Publicada el 31 de diciembre de 2009





Fue la reina Isabel II de la Gran Bretaña quien pronunció una frase referida al año 1992 que se hizo famosa: la de que había sido para ella un "Annus Horribilis". Seguro que este 2009 que hoy concluye su existencia también habrá merecido el apodo de "Annus Horribilis" para muchos cientos de miles de personas que han visto perder sus trabajos y sus ahorros a causa de una crisis financiera de la que nadie se ha hecho responsable.

¿Nadie?... Parece haber un consenso mayoritario en que la gran banca internacional, estadounidense y europea principalmente, tienen una indiscutible responsabilidad directa en la gestación y desarrollo de la crisis, crisis que gracias a la inyección de ingentes cantidades de miles de millones de dólares y euros de dinero público, es decir, de todos, en esas propias entidades financieras que la habían propiciado, se ha podido detener y suavizar aun a costa de gravísimos daños colaterales que como es uso y costumbre han pagado otros, los más débiles, los de siempre.

Cuando el presidente Mitterand accedió al poder en Francia, en la primavera de 1981, anunció que una de las primeras medidas de su gobierno sería la nacionalización de la banca francesa. El 9 de septiembre de ese mismo año el Consejo de Ministros aprobó la medida. La reacción de los medios económicos franceses fue inmediata y unánime calificando la decisión de "inhabitual, torpe, inicua y anunciadora de desorden». La nacionalización no prosperó.

La cuestión es que esas ingentes cantidades de dinero público inyectado a los bancos privados en este año que acaba ha salvado a la gran banca pero no ha servido para nada más. ¿Merecían la salvación? No lo tengo muy claro. Hay voces que creen que no. Y que si se han salvado con dinero público, de todos, tienen que responder de su gestión no ante sus accionistas sino ante quienes les han salvado.

Otro tópico usual es el de que una banca pública, es decir nacionalizada, nunca será tan eficiente como una banca privada. Es posible, pero la cuestión a dilucidar es que consideramos como "eficiente" a efectos globales. Y eso, visto lo visto en 2009, no parece tan claro, ni los gestores privados especialmente eficientes; más bien todo lo contrario...

Enrique Gil Calvo, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, publicaba ayer un interesante artículo [La privatización del keynesianismo. El País, 30/12/09] en el que plantea y desarrolla algunas de las cuestiones que he esbozado en mi comentario. Espero que les guste. Feliz Año Nuevo. Tamaragua, amigos. Nos vemos el próximo año. HArendt



El economista John Maynard Keynes


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[SONRÍA, POR FAVOR] Es jueves, 4 de junio






El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...





















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miércoles, 3 de junio de 2020

[A VUELAPLUMA] Vulnerables



Imagen del montaje de King Lear, de Aribert Reimann, para la Opera de París


La cultura dominante hoy, basada en que escribimos nuestro destino, nos paraliza en momentos de crisis, comenta en el A vuelapluma de hoy [El guion de tu vida. El País, 24/5/2020] el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Gotemburgo, Víctor Lapuente. 

"Llamas al médico y te dice que tienes un virus mortal -comienza diciendo Lapuente-. Un virus más letal que la covid-19, porque mata al 100% de los infectados. Y más inteligente, porque te provocará la muerte cuando y como él quiera: mediante una afección cardiorrespiratoria repentina, camuflado bajo un cáncer lento, o de cualquier manera caprichosa. 

Si esto te sucediera, querrías replantearte tu vida. Pues ya deberías haberlo hecho, porque todos llevamos ese virus —el de la muerte— dentro. Este experimento mental fue usado hace años por un pensador iconoclasta, Sam Harris, para poner de relieve el distanciamiento de nuestras sociedades hacia la muerte. Hoy, otro virus, este real, nos ha puesto a todos de golpe frente al espejo de nuestra vulnerabilidad. Un horrible experimento a escala planetaria.

Hemos construido nuestro mundo moderno en un lugar alejado de la muerte. No la discutimos en la sobremesa. No llevamos a los niños a los entierros. Mantenemos nuestra atención embriagada con una sucesión perpetua de entretenimientos: series de televisión, videojuegos, deporte, pilates. Ejercitamos todos nuestros músculos, menos los que nos preparan para el combate final. No para ganarlo, eso es imposible; sino para aceptarlo.

Hablamos mucho sobre cómo la crisis del coronavirus reivindicará el papel de la ciencia en nuestra sociedad, pero también deberíamos aspirar a que revitalice la filosofía y literatura clásicas. No solo porque son fuente de conocimiento eterno, sino por puros motivos empíricos: la pandemia, algo excepcional para nosotros, era, antaño, lo normal. El emperador Marco Aurelio escribió sus meditaciones estoicas en un periodo repleto de pestes y guerras. Shakespeare, quien esquivó varias plagas en su infancia, dio forma a dramas como el Rey Lear en cuarentena por la peste bubónica.

Estos pensadores nos dan lecciones muy útiles, empezando por la premisa de Epicteto de que somos actores en un guion escrito por otros. Y, por eso, debemos luchar. La cultura dominante hoy, basada en que escribimos nuestro destino, nos paraliza en momentos de crisis. Entender que la vida es incierta nos da fuerzas. Como señala la psicóloga Brené Brown, solo es valiente quien se expone, quien es vulnerable: el soldado que sabe que puede morir, la estudiante que puede suspender. No escribimos el guion de nuestra vida, pero podemos interpretarlo con coraje". 

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





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[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Emilio Lledó




El filósofo Emilio Lledó en su toma de posesión académica


La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. En sus primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. El 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. 

A esta sección del blog iré subiendo periódicamente una breve semblanza de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la RAE con la del académico Emilio Lledó Íñigo (1927). Elegido el 11 de noviembre de 1993, tomó posesión de la silla "l" académica el 27 de noviembre de 1994 con el discurso titulado Las palabras en su espejo, al que respondió en nombre de la corporación el también académico Francisco Rodríguez Adrados.

El filósofo Emilio Lledó es catedrático de Historia de la Filosofía, enseñanza que impartió en Alemania y España, tanto a alumnos de bachillerato en institutos públicos (Valladolid) como universitarios (La Laguna, Barcelona y Madrid). En su último destino como profesor, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), fue vicerrector de la institución. Es doctor honoris causa por las universidades de La Laguna, de las Islas Baleares y de Lérida, y miembro vitalicio del Instituto para Estudios Avanzados de Berlín. Gran parte de su actividad docente se desarrolló en la universidad alemana de Heidelberg.

Ha publicado, entre otras obras, Filosofía y lenguaje (1971) y Lenguaje e historia (1978) que definen su modo de abordar la filosofía a través de la lengua y la historia; El epicureísmo (1984); El surco del tiempo (1992); Elogio de la infelicidad (2005); La filosofía, hoy. Filosofía, lenguaje e historia (2012), y Los libros y la libertad (2013). También ha escrito numerosos artículos periodísticos. En 2015 aparecieron Palabra y humanidad, antología que recoge varios de sus ensayos, y Fidelidad a Grecia, que reúne textos inéditos. 

Emilio Lledó ha recibido, entre otras distinciones, el Premio Alexander Von Humboldt (1990); el Premio Nacional de Ensayo (1992) por su obra El silencio de la escritura; el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2004) en reconocimiento a su trayectoria como investigador y docente en Humanidades; el Premio Fernando Lázaro Carreter (2007), de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, y el Premio María Zambrano (2008). En 2014, fue distinguido con el Premio José Luis Sampedro; el XVIII Premio Antonio de Sancha, concedido por la Asociación de Editores de Madrid, y el Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña, de la Academia Mexicana de la Lengua. En 2015, la Universitat de Barcelona le concedió la Medalla de Oro en «reconocimiento a su dilatada trayectoria individual», y la Sociedad Española de Estudios Clásicos le distinguió con el Premio a la promoción y difusión de los estudios clásicos.

En noviembre de 2014 fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de España. Hijo predilecto de Andalucía (2003), ha sido condecorado, asimismo, con la Cruz Oficial de la Orden del Mérito de la República Federal Alemana (2005). Fue presidente del comité de expertos que elaboró el Informe para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado (2005). En mayo de 2015 fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, que recibió el 23 de octubre de 2015. Es Hijo Predilecto de la ciudad de Sevilla, Medalla de Oro de la Universitat de Barcelona, Socio de honor de la Real Sociedad Matemática Española, Premio Leyenda del Gremio de Libreros de Madrid, y Premio Internacional Erasmo de Rotterdam.





Real Academia Española, Madrid



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es miércoles, 3 de junio





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