jueves, 27 de junio de 2019

[A VUELAPLUMA] Plantar un árbol aunque se acabe el mundo





Las instituciones tienen la obligación de proporcionar una vida digna a los que quieren seguir, pero también un final a los que quieren irse, escribe en El País Guillermo Altares, redactor jefe de la revista Babelia.

El gran autor de ciencia ficción Ray Bradbury, comienza diciendo Altares, escribió un cuento de apenas cuatro páginas titulado La última noche del mundo, que forma parte del volumen El hombre ilustrado. En él relata la historia de una pareja que espera con tranquilidad el fin de la vida en el planeta. Cuando están acostados esperando que todo acabe, ella se levanta y vuelve unos instantes después. “Me había olvidado de cerrar los grifos”, explica. “Había algo tan cómico que el hombre tuvo que reírse. La mujer también se rió. Al final dejaron de reírse y se tendieron inmóviles en el fresco lecho nocturno, tomados de la mano y con las cabezas juntas. ‘Buenas noches’, dijo el hombre. ‘Buenas noches’, dijo la mujer”.

Así acaba un texto considerado por muchos como uno de los grandes relatos de la literatura estadounidense —en su libro de juventud que se acaba de reeditar, Ray Bradbury. Un humanista del futuro (Hatari Books), el cineasta José Luis Garci lo califica como el mejor del autor—. Es difícil que no venga a la mente después de leer la impresionante entrevista que Luz Sánchez-Mellado le hizo en EL PAÍS este domingo a Francisco Luzón, de 71 años, un exdirectivo del Banco Santander que sufre ELA, una enfermedad neuromuscular incurable, que le incapacita en un 100%. Luzón vive gracias a la ayuda de aparatos y, recalca, el cariño de su familia.

Cuando Sánchez-Mellado le pregunta sobre su elección de decidir vivir incluso en esas condiciones y sobre si alguna vez piensa en no despertar, Luzón responde: “Siempre quiero despertar mañana. Plantaría un árbol aunque el mundo se acabara mañana”. Como en el cuento de Bradbury, sus palabras simbolizan la fuerza de la vida cotidiana, la victoria de la esperanza sobre la realidad, el extraño optimismo que nos lleva a vivir sabiendo que, tarde o temprano, todo se acabará. Los estoicos, la escuela de pensamiento que nació en la Grecia del helenismo, teorizaron sobre esto y sobre el deber de todo ser humano de tener control último sobre su vida (y, por lo tanto, sobre su muerte) como garantía absoluta de su libertad. Las instituciones tienen la obligación de proporcionar una vida digna a los que quieren seguir, pero también un final a los que quieren irse. Y eso incluye un marco legal para ellos y los que les ayuden.



Francisco Luzón (Foto de Carlos Rosillo para El País)


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt


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[ARCHIVO DEL BLOG - 2008] Excusatio non petita...



Real Academia Española


Hay una antigua locución latina de origen medieval, muy utilizada por los letrados en el momento de interrogar a los testigos de la parte contraria con ánimo de confundirles, que proclama que "excusatio non petita, accusatio manifesta"... No creo que necesite traducción porque parece bastante clara, pero en "verso libre" podría traducirse por "excusa no pedida, acusación reconocida"... Le ha tenido que doler mucho al poeta astur-leonés y Premio Cervantes 2006, Antonio Gamoneda, la utilización que de su firma en el famoso Manifiesto en Defensa de la Lengua Castellana han hecho algunos medios de difusión y algunos políticos e intelectuales "bienintencionados", como no, entre ellos El Mundo, la COPE, Rosa Díez o Fernando Savater, para tener que presentar "excusatios non petitas". Lo hace en un duro,crítico e irónico artículo que hoy publica el diario El País y que reproduzco más adelante. Y es que, lamentablemente, la guerra del idioma en España es una guerra única y exclusivamente política, que no tiene traslación alguna a la realidad del país. Y desde esa óptica tiene difícil solución... Lo siento por Gamoneda, que no se lo merecía. Ni tantos otros que de buena fe han caído en la cainita manipulación de los que pretenden enfrentar a los españoles por motivo de "sus lenguas", todas ellas españolas también... ¿O es qué no lo son?... P.S.: Soy "miembro", a mucha honra y con orgullo, de la Fundación Pro Real Academia Española. Excusatio non petita...



Antonio Gamoneda


"El Manifiesto ya no es razonable", por Antonio Gamoneda

Aunque el documento por la lengua común, que reclama reformas para defender el castellano, es razonable en su literalidad, lo han averiado los ideólogos y la política enmascarada

Excepción en mis costumbres. Hoy, día canicular, quiero asomar mi opinión -y las modulaciones que puedan haberse producido en ella- al balconaje, también de la opinión, pero pública. Me gustaría que este asomo (cursiva para la polisemia) fuese breve, pero no, no voy a conseguirlo, ya que se dará acompañado de numerosos entrecomillados que llevarán en cercanía alguna admiración o extrañeza.

El Mundo, siendo el 26 de junio, dedica el 50% de su primera página al inicio de un artículo cuya negrita titular en cuerpo respetable dice: "Grandes nombres de la cultura se suman al Manifiesto (sic para la eme mayúscula) del castellano", y, encima de los titulares, va un mosaico de cabezas, cuatro con cuatro, que, visto de izquierda a derecha, otorga el primer lugar a la mía, aun siendo (y esto es referencia al texto que sigue) más "insignes" las cabezas que suceden a la que a mí me concierne. Bien puede tratarse de un sinmotivo, de un casual, pero no sé, no sé...

Comienza la letra normal citando el Manifiesto y diciendo: "A los escritores y académicos que impulsaron la iniciativa junto a Fernando Savater, se sumaron ayer insignes (cursiva mía) nombres como el del poeta Antonio Gamoneda...". Siguen otros, más claramente insignes, como digo.

Continúa el artículo en la pág. 12, que empieza así: "Asturiano de nacimiento, aunque leonés de adopción, Antonio Gamoneda ha sido reivindicado en diversas ocasiones por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, como su poeta favorito". Y añade recogiendo correctamente mis palabras: "Me resulta una iniciativa razonable (el manifiesto) siempre que haya también un respeto implícito a las lenguas cooficiales".

En esta misma pág. 12, con letra grandecita en el subtítulo y negrita en una mancheta amarilla (nadie vea en el dato cromático raras intenciones, que la mancheta es de verdad amarilla), vuelvo a aparecer (otras dos veces, ya digo) encabezando listados.

Retrocedo a la pág. 3 y veo más negrita titular, en articulillo sin firma y con aire de editorial menor. Dice el titular: "El mundo de la cultura defiende el castellano". Bajo por la columna y leo en Times normal (no estoy seguro; pudiera no ser Times ni normal): "... y escritores de la talla de Delibes, Brines, Pérez Reverte o Gamoneda -este último poeta de cabecera del presidente Zapatero- se suman...". ¡Vaya por Dios!, ahora el último. ¿A santo de qué? ¿Tendrá que ver esta "santidad" con la presidencia?

Abandono la ironía. Es cierto, yo no se lo he oído pero sí me lo han dicho, que el Sr. Rodríguez Zapatero ha hablado alguna vez de mí con elogio. Tiene mi agradecimiento por ello, pero no a causa de su condición presidencial, sino como lector que me valora.

Por la casual concordancia de los hechos, voy a dejar dicho que, en dos ocasiones (y de una de ellas es testigo el Rey de España), doña Esperanza Aguirre me ha dicho: "¿Sabes que eres el poeta preferido de Aznar?". Dado que no tengo por qué dudar de la veracidad de doña Esperanza, yo se lo agradezco al Sr. Aznar por idénticas razones que al Sr. Rodríguez Zapatero.

Y, ahora, me pregunto: El Mundo del 26, en sus págs. 1, 12 y 3, ¿estará diciendo "bajo solapa" que incluso alguien -y está claro que "alguien" soy yo- que tiene cierta deuda de gratitud con Zapatero, se ve obligado a mostrarse desafecto con la voluntad política del jefe del Ejecutivo y cabeza del PSOE? Luego, la implícita ("bajo solapa") explicación (fatalidad lingüística: tengo que concordar lo "implícito" con lo "explícito"): ese "alguien" juzga que, ante la cerrazón democrática presidencial, hasta él tiene que etc.

La conexión reiterada de mi nombre con el del presidente es políticamente tendenciosa, aunque el articulillo de la 3 diga que "... estamos ante una reivindicación transversal (?), en absoluto ideológica".

La página prosigue afirmando que la ministra de Educación "insistió ayer en cerrar los ojos a la evidencia" y "trató de sacudirse el problema (...) asegurando que el manifiesto puede alimentar 'una batalla política'. Pero al Gobierno no se le invita a la guerra, sino a que dé la cara (...), y yerra si quiere dar un portazo al clamor social sólo con palabrería".

Srs. de El Mundo: tienen ustedes el derecho -constitucional, creo- a manifestarse según estos entrecomillados, pero, su caricatura del Ejecutivo, ¿de verdad es (no es) "en absoluto ideológica?". No hablo del manifiesto sino del uso que Vds. hacen de él.

Ahora, un inciso que, personalmente, me es necesario: yo no estoy contra Vds. Tengo -pero prácticamente no mantengo- algún recuerdo de que acogieron expresiones, insultantes o casi, referidas a mi persona o escritura, pero lo mismo ocurre con el medio que publica este texto y, desde mi carácter y mi lejanía provinciana, ¡pelillos a la mar! Prosigo.

Voy a la pág. 4 y, a la izquierda (es un decir), el texto de "Comentarios liberales" cuelga de unos titulares que dicen: "El simio crítico". Es la columna del Sr. Jiménez Losantos (apellidos emblemáticos, cierto) que, en un alarde de "humanismo" (¿liberal?), parafrasea un libro de Octavio Paz preguntándose: "¿Respetarían más en Cataluña, Baleares, Galicia o el País Vasco el derecho de los padres a escolarizar en español (sic) a sus hijos si se declaran simios lingüísticos? No tengo duda alguna". Comentaré esta "perla" en plan suave y abstracto: la "materia política" puede declarar lo que es, en el corte vejatorio de una mueca que se le escapa.

Abajo y a la derecha, El Mundo pone en la página sus titulares a una simple carta al director: "Es el momento de defender el castellano". (Cursiva mía). En la simple carta al director (sé que el periódico no se responsabiliza etc., aunque las recoja y priorice), se dice: "Ha llegado el momento de luchar". (Cursiva mía).

Veo El Mundo en el también canicular día 27, y, otra vez en pág. 3, sin firma, tras hablar recio sobre la vicepresidenta De la Vega (insisto: El Mundo tiene derecho a etc.), se dice que "El gobierno tiene dos opciones: seguir fingiendo que el problema no existe o encararlo con medidas concretas". Y añade: "No desistiremos hasta lograr lo segundo".

"Desistir" de qué. ¿De una acción "en absoluto ideológica", expresión, esta, perfeccionada, por la afirmación de que "es evidente que estamos (cursiva mía) ante una reivindicación transversal", y por brincos conceptuales que, dentro del magma envolvente del manifiesto, resultan prodigiosos? Pienso que lo más prodigioso sería encontrar claridad y no encontrar astucia política en este laberinto sin ventanas visibles (puede que, invisibles, existan) con marco moral y abiertas a la lógica.

La persistencia de El Mundo en mostrar al Gobierno de España como responsable del "problema de las personas"; la persistencia en no contemplar los componentes históricos y culturales, consuetudinarios y heredables, ¿es o no es una operación ideológica y, por tanto, una maniobra política?

En la pág. 4 del mismo día 27, el Sr. J. L., desde su columna y mirando al pasado, se refiere a "lo que me decían entonces Savater, Javier Marías y otras criaturas del aire paisoso" (cursivas mías), reconfortándose, tras dos líneas, con "lo mucho que, afortunadamente, ha cambiado Savater ...", y añadiendo misteriosamente que "el sectarismo progre, base de la legitimación de la política histórica discriminatoria, sigue incólume". ¿Será pues, pienso, el sectarismo progre y no el Gobierno el responsable del desaguisado?

Pero lo portentoso incompresible es la opinión que sigue a "incólume": "Peor aún: sigue imperando (el sectarismo progre, está claro) hasta en los manifiestos que combaten esa discriminación". (Cursiva mía).

Tras otra alusión a los "simios" de difícil interpretación, advierte el Sr. J. L., con desconsuelo, que "La Lengua Común ha sido convertida automáticamente en 'lengua castellana' o 'castellano'. Y no sólo en EL PAÍS, que podría tomarse como arteria para llevar a portada la causa por la que a algunos viene linchándonos la jauría prisaica desde hace décadas". Y añade: "Hasta los medios más antiprogres han perpetrado ese cambio...". No tengo clave para este lenguaje; hago las citas a causa, precisamente, del atractivo de su impenetrabilidad. Impenetrabilidad para mí, quiero decir.

Algo más arriba, el Sr. J. L. deja "a otros menos machacados ('menos machacados', se supone, que el Sr. J. L.) el estudio de la preponderancia izquierdista y la genuflexión (empiezo a notarme genuflexo, con lo mal que tengo la rodilla derecha) ante la izquierda de los distintos manifiestos en defensa de la libertad lingüística (...), desde el primero, el de los 2.300, hasta este último". (Cursiva mía).

No entiendo, pero cito porque me resulta hipnótico. ¿Qué mosca me habrá picado?, ¿el tse-tse, creador de sueños amarillos, o la tarántula visionaria, que el propio Kratevas Rizotomo, servidor venéfico de Mitrídates, mantenía en respeto?

Dije y digo que el manifiesto era razonable. En su literalidad lo sigue siendo, pero ya no en sus potencias. Lo ha desconcertado la política enmascarada. Así que, Srs. ideólogos de El Mundo, su Manifiesto ha sufrido seria avería en sus propias manos. Lo siento, pero tengo que rectificar: NO. El manifiesto ya no es razonable. (El País, 30/06/08)





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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Publicada originariamente el 30/6/08
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[SONRÍA, POR FAVOR] Al menos hoy jueves, 27 de junio





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. También, como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Un servidor de ustedes tiene escaso sentido del humor, aunque aprecio la sonrisa ajena e intento esbozar la propia. Identificado con la primera de las acepciones citadas, en la medida de lo posible iré subiendo periódicamente al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras..., aunque pueden sonreír igual. 





















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miércoles, 26 de junio de 2019

[A VUELAPLUMA] Los afectos





Por encima de todo guardo imborrable afecto a lo que falta, a lo que aún no llega o ya no vuelve, escribe en El País el filósofo Fernando Savater.

En un artículo que volvía sobre el franquismo, comienza diciendo Savater, reencontré una expresión que no leía desde hace años: “Desafecto al régimen”. Como si me recordaran alguno de los motes nada amables de la época colegial. Fui desafecto al régimen como estudiante levantisco, como joven profesor, como “publicista” (pudoroso apelativo que nos daba la Revista de Occidente de Paulino Garagorri a los colaboradores sin mérito demostrado), como ácrata ingenuo, como libertino algo torpe, como novio sobón, como marido indeseable… Pero acabó el régimen (aunque hoy algunos no lo crean y lo zarandeen para darle grande y cómoda lanzada) y me temo que seguí bastante desafecto, no a la incipiente democracia aunque sí a los usos que le dan mis conciudadanos. La desafección se alivió algo allá por 1978, volvió a agudizarse pronto —ETA y Tejero mediante— para irse después haciendo crónica. Sobre todo desafecto a los míos, porque afecto a los otros nunca fui, hasta no saber ya si soy “de los nuestros”. Pero una desafección sin pavoneo ni autoindulgencia, la desafección de alguien en busca desesperada de afectos razonables a quien las circunstancias han convertido, como al Ricardo III chespiriano, en “enemigo de sí mismo”.

Escapan a mi desafecto varias personas, cada vez menos, algunas sin sospechar siquiera el favor que me hacen existiendo. Y ciertas instituciones venerables de las que me burlé cuando era como los tontos que hoy me desesperan. También los niños más pequeños, inquietos y parlanchines, por quienes daría la poca vida que tengo para rescatarles de familias y pedagogos. Y todos/todas quienes evitan el resentimiento de esas identidades que fundan farsantes y rentabilizan tribunos de la plebe. Por encima de todo guardo imborrable afecto a lo que falta, a lo que aún no llega o ya no vuelve.



Valle de los Caídos. Foto de Miquel González en El País



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[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "Asinaria", de Plauto





En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia Asinaria, de Plauto, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior en versión bilingüe latino-española.

Tito Maccio Plauto (254–184 a. C.) fue un comediógrafo latino. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. El amplio conocimiento del lenguaje marinero que atestiguan sus obras confirma este último dato, y posiblemente también realizó viajes por el Mediterráneo. Escribió comedias palliatas adaptadas del griego con enorme éxito. A decir de los antiguos, tanta fue su estimación durante todo el Imperio, que algunos autores llegaron a afirmar que si las Musas hablaran latín lo harían con el estilo de Plauto. Su rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Es un psicólogo penetrante en obras que anuncian ya la comedia de carácter o comedia de figurón, como es el caso de Aulularia sobre el tipo universal del avaro o Miles gloriosus sobre otro tipo eterno, el fanfarrón; la mezcla de dos acciones en una sola obra hizo de él el primer creador de la técnica del imbroglio o enredo, que tanto juego ofrecerá en la comedia. Algunos personajes como el esclavo liante, desvergonzado y diabólicamente astuto, presagian ya el personaje del gracioso en la comedia del Siglo de Oro español, y otros, como el parásito, derivarán en el del pícaro. Muchas de estas comedias terminan con una feliz anagnórisis o agnición o con la burla a un viejo. La obra de Plauto influyó en la comedias medievales de la monja Hrostsvita y en las comedias humanísticas que se componían en latín en las universidades como trabajo de fin de curso y en el Renacimiento. Hay mucho de Plauto, por ejemplo, en El avaro de Molière, en Giovanni Boccaccio y en las comedias de Shakespeare.

Asinaria (literalmente la Comedia de los asnos) es una obra cómica escrita por el comediógrafo latino Tito Maccio Plauto, que se ha convertido en una de las grandes obras de la literatura universal antigua y de la comedia romana. La datación de la obra es incierta y puede ubicarse entre el 206 o 211 a. C. y nos ha llegado con algunos vacíos que han creado problemas de reconstrucción. El tema, argumento y personajes coincide con los elementos pertenecientes a la nueva comedia. Esta obra contiene la frase «Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit» («Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro»).

El autor con la ayuda del heraldo, que da un sonido de trompeta, atrae la atención del público y explica el origen del título de la comedia y deja claro que se trata de un espectáculo divertido y su deseo de que sea favorable al dios Marte. La acción se desarrolla en Atenas, cerca de la casa del anciano Deméneto y de la alcahueta Cleéreta. El viejo Deméneto, que vive sumiso a la voluntad de su acaudalada mujer, pretende ayudar económicamente a su hijo Argiripo que, enamorado de la joven Filenia, hija de Cleéreta, desea recibir sus favores; aunque Deméneto tiene el propósito de gozar de su favor. Con la ayuda del esclavo Leónidas se apodera de lo producido en la venta de unos asnos, pero Diábolo, un joven libertino, desengañado porque Filenia no le hace caso, denuncia el complot a Artemona, la rica esposa de Deméneto y madre de Argiripo, que los sorprende en un banquete en casa de la alcahueta.




Imagen de una representación actual de "Asinaria", de Plauto



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El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. También, como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Un servidor de ustedes tiene escaso sentido del humor, aunque aprecio la sonrisa ajena e intento esbozar la propia. Identificado con la primera de las acepciones citadas, en la medida de lo posible iré subiendo periódicamente al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras..., aunque pueden sonreír igual. 






















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