domingo, 7 de mayo de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy domingo, 7 de mayo de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy, con Morgan en Canarias7; Idígoras y Pachi en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas.




Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

sábado, 6 de mayo de 2017

[A vuelapluma] El futuro de la U.E.





No voy a ponerme melodramático. Una de las virtudes del sistema electoral a doble vuelta francés es que permite a los electores votar con el corazón en la primera ronda y con el cerebro, o el bolsillo, en la segunda. A mi me gustaría para España, pero no hay forma de que cuele aquí. Demasiados incompetentes se quedarían sin poltrona...

Mañana domingo la Unión Europea se la juega en Francia. Al menos, la Unión que muchos anhelamos. Víctor Andrés Maldonado, MBA por ESADE y exfuncionario de las instituciones de la UE entre 1986 a 2012, escribía hace una semana en El País que la verdadera disyuntiva que se plantea la Unión Europea es entre una Europa más federal y una Europa basada en cooperaciones reforzadas. 

Como potencia de tamaño medio, dice, España se juega mucho en el actual debate sobre el futuro de la UE. El Libro Blanco de la Comisión Europea constituye un texto de referencia para elaborar una política de Estado al respecto que deje al margen posicionamientos partidistas. El mundo multipolar que se vislumbra en el contexto de las relaciones internacionales supondrá el fin del monopolio del poder y la capacidad de disuasión en el mundo por parte de los EE UU. Tanto por la actitud de la nueva Administración Trump (aislacionista, defensa de los intereses nacionales, relativización de los valores democráticos y de Derechos Humanos como por el imparable surgimiento de nuevas potencias globales (China e India) y regionales (Brasil e Irán), así como por el afán de Rusia por recuperar su pasado estatus.

En este nuevo orden, los países europeos dejarán de tener la actual capacidad de maniobra en las relaciones internacionales, en particular por su menor peso específico tanto en términos económicos como de población. Por ello, se impone la necesidad de actuar unidos de cara a poder influir en el nuevo orden internacional que se vislumbra y a defender tanto sus valores como sus intereses económicos y comerciales. Una Europa disgregada o centrada en su Mercado Único sería la receta de su declive: político, por su pérdida de influencia internacional; económico, porque su actual nivel de bienestar se vería afectado negativamente debido al cambio de reglas (aumento de aranceles y restricciones no arancelarias, inseguridad jurídica de las inversiones, menor protección de la propiedad industrial e intelectual, dumping social y medioambiental); seguridad interior (menor cooperación policial y judicial, sobrecostes en el control de las fronteras); defensa (dependencia aún mayor de los EE UU).

Por lo tanto, el primer escenario (continuar como hasta ahora) no nos permitiría afrontar con garantías el cambio de paradigma que se avecina, en particular respecto a la política exterior. En efecto, la UE necesitará una política exterior ágil basada en la toma de decisiones por mayoría cualificada que no sea “secuestrada” sistemáticamente por intereses nacionales que no siempre coinciden con los intereses generales. El segundo escenario (centrarnos en el Mercado Único) sería aún peor, ya que a largo plazo supondría una renuncia a cualquier tipo de influencia europea en el nuevo contexto con la excepción de la que Alemania (y, hasta cierto punto, Francia) pudiera ejercer.

La respuesta debería encontrarse en una combinación de las otras tres alternativas. Por un lado, la cuarta (hacer menos pero más eficientemente) se deduce de los actuales Tratados (principio de subsidiariedad: ejecutar políticas al nivel que sea más eficiente, local, estatal o de la UE); y, de la aplicación del principio fundamental de la economía: asignación de recursos escasos a las prioridades (políticas) que tengan un mayor impacto en el bienestar de los ciudadanos y el interés general. En definitiva, la verdadera disyuntiva que se plantea es entre una Europa (más) federal y una Europa basada en cooperaciones reforzadas. De hecho, la actual UE ya funciona así (euro, Schengen, justicia e interior,…), lo cual permite avanzar en la integración a los Estados que lo deseen, sin estar limitados por aquellos que no se sienten “preparados”.

Por otro lado, un buen número de Estados de la UE (la mayoría de Europa del Este, Dinamarca, Suecia,…) son reticentes no solo a una mayor integración de carácter “federal”, sino incluso a participar en políticas actualmente en vigor. Además, algunos Estados de Europa del Este no profesan el mismo entusiasmo respecto a los valores fundamentales de la UE (democracia, Derechos Humanos y respeto del Estado de Derecho) lo que dificulta el avance en determinadas políticas. Finalmente, se palpan actitudes poco receptivas, incluso dentro del “núcleo duro” de la Europa más integracionista, hacia planteamientos federalistas derivados de la actual marea populista y nacionalista y de la merma del propio poder de los dirigentes políticos que supondrían. Esta situación se plasma actualmente tanto en la toma de decisiones dentro de la UE como en el funcionamiento mismo de las Instituciones. La parálisis actual no solo se deriva de la dificultad de poner de acuerdo a 28 países, sino también por las diferentes perspectivas hacia la idea de Europa que cada Estado tiene.

España debería defender la alternativa federal como solución a largo plazo por vocación europeísta y como fórmula para asegurar una dinámica modernizadora tanto de sus instituciones como de su economía, donde el talento y el mérito se premian y la corrupción no tiene cobijo. Además, como fórmula para “sosegar” las fuerzas centrífugas al elevar enormemente el coste de cualquier veleidad separatista.

Aparte del método (federal o cooperaciones reforzadas), los elementos de perfeccionamiento de la UE podrían ser:

1) Mercado Interior: hacerlo más atractivo a la inversión, impulsar aquellos factores que mejoren el movimiento de personas dentro de la UE y que conduzcan a una verdadera ciudadanía europea (seguro de desempleo, trasferencia de derechos de pensión, etc.), mejora en el funcionamiento de los mercados de capitales.

2) Seguridad interior y control de fronteras: incrementar la cooperación policial y judicial en la lucha contra la delincuencia y el terrorismo, una política de inmigración que incremente la productividad europea en una sociedad que envejece.

3) Defensa: a pesar del acuerdo de Bratislava, no hay alternativa a una defensa colectiva sobre la base de la OTAN y del paraguas de los EE UU en el largo plazo. Por supuesto, convendría avanzar en este tema a nivel europeo, en particular en la coordinación de las industrias de defensa nacionales para incrementar las sinergias y la eficiencia de los presupuestos, evitando duplicidades y mejorando capacidades, así como en la configuración de “cuarteles generales” para la coordinación de intervenciones europeas que, incluso en el largo plazo, solo podrán ser de carácter limitado.

4) Política Exterior: las decisiones de política exterior deberían pasar a ser adoptadas por mayoría cualificada. Potenciar el actual Servicio Exterior Común de tal manera que todos los servicios diplomáticos nacionales se fundieran en uno solo y actuaran al unísono.

5) Zona Euro: completar la Unión Bancaria (seguro de depósitos). Convocar una nueva conferencia intergubernamental en la que participarían solo aquellos países que estén de acuerdo con la creación de una Zona Euro reforzada encaminándose hacia una Unión Política. Renovación y reforma de las Instituciones: reforzar los poderes del Parlamento Europeo como cámara de primera lectura para la aprobación de las “leyes” europeas donde el interés general prime por encima de todo, dejando al Consejo como cámara de segunda lectura que tenga en consideración los intereses nacionales; reducir el número de Comisarios de la Comisión Europea de forma que deje de haber un representante por país (como sucede con el BCE) con elección directa de su Presidente por los ciudadanos o al menos por el PE (y no como propuesta del Consejo, a la que el PE da su beneplácito), lo que reforzaría su carácter federal. Un presupuesto federal suficiente para hacer frente a los shocks asimétricos y reducir las desigualdades entre países y regiones; mutualización de parte de la deuda pública; abordar el problema de los paraísos fiscales, aprovechando el Brexit (ya que una parte importante de los territorios implicados están bajo la soberanía del RU). Para el resto de países: acceso al Mercado Único como sucede hoy con Noruega.




Parlamento europeo, Estrasburgo (Francia)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Humor en cápsulas] Para hoy sábado, 6 de mayo de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy, con Morgan en Canarias7; Idígoras y Pachi en el Mundo; El Roto, Forges, Peridis, y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 




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viernes, 5 de mayo de 2017

[Galdós en su salsa] Hoy, con "Carlos VI en La Rápita"



Estatua de Galdós en Las Palmas de G.C. (Pablo Serrano, 1969)


Continúo la serie de entradas dedicadas a la obra del escritor grancanario Benito Pérez Galdós con su novela Carlos VI en La Rápita. Publicada en 1905, es el séptimo título de la cuarta serie de sus Episodios Nacionales, en la que se relata la intentona carlista de hacerse con el poder en el año 1860. Está protagonizada por el personaje de Juan Santiuste. Tras la caída de Tetuán, El Nasiri y Santiuste se dirigen a Tánger, donde el protagonista embarca hacia España. De Madrid se traslada a Cataluña donde tendrá lugar la intentona de San Carlos de la Rápita que da título al episodio, en la que el capitán general de las islas Baleares, Jaime Ortega, embarca con tres mil soldados hacia la península ocultándoles su objetivo de pasarse al bando del pretendiente carlista, Carlos VI, que se hallaba en la expedición, de incógnito. Tras desembarcar en Amposta varios oficiales contrarios al plan de Ortega se amotinan y tras abortar su intentona vitorean a Isabel II. Carlos VI logra huir pero es detenido en Tortosa, y tras renunciar a sus aspiraciones a la Corona, puesto en libertad. El general Ortega, sin embargo, es juzgado y fusilado.

Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 




Carlos Luis de Borbón, conde de Montemolín (Carlos VI)


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[Humor en cápsulas] Para hoy viernes, 5 de mayo de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy, con Morgan en Canarias7; Gallego y Rey y Ricardo en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, Ros y Sciammarella en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





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jueves, 4 de mayo de 2017

[A vuelapluma] Posverdad: mentira emotiva





¿Qué es o a qué llamamos posverdad? Posverdad, (¿más allá, o después, de la verdad?), es uno de esos palabros inventados no se sabe muy bien donde ni por quien, no registrado aún en los diccionarios de la lengua española, al que se da el significado de "mentira emotiva". Pero una mentira es una mentira en cualquier caso, sean cualesquiera las emociones o intenciones que la motivan.

La democracia liberal se asienta el reconocimiento de que la verdad suele ser elusiva y provisional. En nuestra época, para evitar confusiones, es necesario subrayar el papel central de la verdad factual, escribía hace unas semanas en El País Manuel Arias Maldonado, profesor titular de Ciencia Política en la Universidad de Málaga.

Nadie ha expresado mejor el sentido de la posverdad, dice el profesor Arias, que el caricaturista David Sipress, quien en una viñeta publicada en The New Yorker muestra a un presentador de informativos diciendo que tras el anuncio metereológico demócrata da paso al pronóstico republicano. ¡Metereología e ideología! De esta escena hilarante parece deducirse que el sentido de la posverdad está en su sinsentido. Sin embargo, las cosas quizá no sean tan sencillas. Por eso, y a la vista de su capacidad para erosionar el debate público, conviene tomarse el fenómeno en serio. Bien podemos empezar por indagar en sus causas, ensayando una genealogía de la posverdad que nos ayude a comprenderla.

Antes, no obstante, conviene precisar el sentido de los términos en juego. Si el posfactualismo designa la pérdida del valor persuasivo de los hechos en el debate público, de manera que estos ya no serían determinantes para la configuración de las creencias privadas, la posverdad nos indica que la propia noción de verdad, y más concretamente de verdad pública, habría dejado de tener sentido. La mejor síntesis de ambos postulados se la debemos a Kelly Conway, consejera del presidente Donald Trump, quien adujo “hechos alternativos” para justificar la afirmación de que la investidura de este último había congregado a más público que la de Obama cuatro años antes.

Por supuesto, es razonable preguntarse si esto que llamamos posverdad no alude al viejo arte político de la disimulación, vestido ahora con nuevos ropajes. ¿Acaso no dejó escrito Maquiavelo que el príncipe que engaña encontrará siempre quien se deje engañar? Sin duda. Pero se diría que nuestra época ha añadido acentos nuevos a esta vieja práctica: no siendo la posverdad una novedad radical, tampoco es la mentira de siempre. Sigue una somera exposición de sus fundamentos.

Filosofía. No sería exagerado afirmar que la pregunta por la verdad es la pregunta central de la filosofía, aunque solo sea porque de ella depende el valor de lo que la propia filosofía pueda decir. Es por ello también la pregunta más difícil y no son pocos los pensadores que han claudicado ante ella. Pilatos ya expresó burlonamente ante Jesús de Nazaret un doble escepticismo: ante la existencia de la verdad y ante la posibilidad de llegar a ella. La causa no sería otra que la presentada por Hobbes, a saber: la radical duplicidad del lenguaje. Este puede hacer que “lo bueno y lo malo, lo útil y lo inútil, lo honorable y lo deshonroso, aparezcan como mayores o menores de lo que verdaderamente son, y hacer que lo injusto parezca justo, según convenga al propósito de quien habla”. Pero habrá que esperar al siglo XX para que la problematización filosófica de la verdad termine por hacérnosla inaccesible. Foucault, Rorty, Vatimo: todos ellos ponen de manifiesto que la verdad depende casi siempre del punto de vista de quien la formula y deriva de un proceso de construcción —o imposición— social más que de su correspondencia con una realidad exterior al ser humano. No es menor aquí la influencia del último Wittgenstein, quien con sus tesis sobre la ligazón ontológica entre lenguaje y formas de vida parece anticipar las cámaras de resonancia de las comunidades digitales.

Afectividad. Quien haya visto The People vs. O.J. Simpson, la excelente serie televisiva sobre el juicio a la estrella negra de fútbol americano por el asesinato de su esposa, habrá comprendido la medida en que nuestra percepción de los hechos está mediada por las emociones: pese a los abrumadores indicios de culpabilidad, los miembros negros del jurado creyeron inocente a Simpson. Éste es quizá el hallazgo central del estudio contemporáno de la relación entre la racionalidad y afectividad humanas. Nuestra mirada sobre el mundo está teñida de afectos; es una cognición “caliente”, un razonamiento motivado que solo podemos enfriar mediante un costoso ejercicio de deliberación interior. Y por lo general, nuestro “ego totalitario”, como lo llama Anthony Greenwald, rechaza la información que desajusta su organización cognitiva: preferimos creer aquello que ya veníamos creyendo. Súmese a ello el tribalismo moral que, por razones evolutivas, nos impele a buscar cobijo en el grupo propio y sus verdades, rechazando de plano las ofertas de sentido rivales. Resulta de aquí que el contenido de nuestras creencias importará menos que los sentimientos que experimentamos abrazándolas: la verdad no es más que un coste que no deseamos pagar.

Tecnología. Cuando hablamos de posverdad, nos referimos sobre todo al proceso de búsqueda de la verdad en la esfera pública y a su impacto sobre las creencias privadas de los ciudadanos. Es aquí donde reside la genuina novedad sin la que no cabe explicar el auge de la posverdad: la digitalización de la conversación pública. Se ha dicho que las redes aíslan a los individuos en silos donde solo se comunican con quienes ya piensan como ellos, compartiendo noticias que ratifican sus creencias; en el interior de esas comunidades digitales, además, nos sentimos empujados al acuerdo. Cass Sunstein lo tiene claro: “Las redes sociales pueden operar como máquinas polarizadoras, porque ayudan a confirmar y por tanto amplificar los puntos de vista preexistentes”. Habríamos pasado así de los grandes medios moderadores a una fragmentación caótica. Fake news, rumores, teorías conspirativas: flores venenosas de la primavera digital. Pero a ello han contribuido también los medios tradicionales, ya sea por echar mano del tremendismo o por incurrir en un exceso de neutralidad. El resultado es la libre circulación del bullshit, que Harry Frankfurt definió como una retórica persuasiva que se desentiende de la verdad.

¡Todo resuelto! O más bien no, concluye diciendo el profesor Arias. Porque la democracia liberal no se asienta sobre la idea de que exista una verdad indisputable que podamos fijar tras un infalible proceso de deliberación pública, sino sobre el reconocimiento de que la verdad suele ser elusiva y provisional. Las democracias son escépticas, aunque al tiempo confíen en su probada capacidad para acumular conocimiento histórico y científico. Así las cosas, la única solución es distinguir entre diferentes tipos de verdad, subrayando como hace Arendt el papel central de la verdad factual. Sin esta, el debate sobre las verdades morales carecería de anclaje; por eso urge encontrar medios para protegerla. Pero atención: aunque estas últimas no pueden desentenderse de los hechos, ellas mismas son menos descubiertas objetivamente que construidas intersubjetivamente. No podemos determinar cuánta desigualdad es socialmente aceptable sin tener en la mano los datos sobre la desigualdad, por ejemplo, pero los puros datos no nos darán una respuesta. Y para eso, precisamente, sirve la democracia.







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miércoles, 3 de mayo de 2017

[Política] XII Legislatura de las Cortes Generales. Abril, 2016 (V)







Las Cortes Generales representan al pueblo español y están conformadas por el Congreso de los Diputados y el Senadoejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuye la Constitución (Art. 66).

En los Diarios de Sesiones de las Cámaras se reflejan literalmente los debates habidos en los plenos y las comisiones respectivas y las resoluciones adoptadas en cada una de ellas. Los demás documentos parlamentarios: proyectos de ley, proposiciones de ley, interpelaciones, mociones, preguntas, y el resto de la actividad parlamentaria, se recogen en los Boletines Oficiales del Congreso de los Diputados y del Senado. 

Desde este enlace pueden acceder a toda la información parlamentaria de la presente legislatura, actualizada diariamente. Y desde estos otros a las páginas oficiales de la

Casa de S.M. el Rey

Presidencia del Gobierno
Tribunal Constitucional
Tribunal Supremo/Consejo General del Poder Judicial
Consejo de Estado
Boletín Oficial del Estado
Parlamento europeo
Consejo Europeo/Consejo de la Unión Europea
Comisión Europea
Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Diario Oficial de la Unión Europea

Esta semana, me permito recomendarles la lectura del Diario de Sesiones de la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados, celebrada el día 24 de abril, con la comparecencia de altos funcionarios de la Administración del Estado a petición de los grupos parlamentarios para responder a los mismos sobre las solicitudes de información requeridas en relación con el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2107, y aquí, el de la a sesión del día 25 de abril.

Y en estos otros los Diario de Sesiones de la Comisión Especial sobre la Evolución Demográfica en España del Senado, celebrada el día 24 de abril, con la comparecencia de los científicos, profesores y expertos convocados a petición de los grupos parlamentarios para responder sobre las cuestiones planteadas por los mismos, y del Pleno del Senado, del día 25 de abril, con la formulación de preguntas e interpelaciones sobre asuntos de actualidad formuladas por los senadores a los ministros del gobierno, y de las mociones resultantes por parte de los diversos grupos parlamentarios, el día 26 de abril.






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