sábado, 13 de diciembre de 2008

Sobre libros y reinas

Mi amiga Ana es una guapa gallega afincada en Ámsterdam, compañera de fatigas académicas en la UNED, que comparte también conmigo pasión común por la buena literatura. Es ella la que me ha enviado un artículo de Incitatus, publicado en El Cultiberio del pasado 1 de noviembre, sobre el último libro del periodista y escritor Jesús Bastante (1) ("Cisma", Ediciones B, 2008).

Ignoro si los elogios de Incitatus a la novela de Jesús Bastante son merecidos o exagerados. No he leído nada de este autor, y lo confieso con cierto pudor, ni siquiera había oído hablar de él con anterioridad. Lo cual no es óbice para que las referencias del crítico a otros novelas del género "histórico" a las que alude, como "Memorias de Adriano", de Marguerite Yourcenar (para mi la más hermosa novela que he leído nunca) o el "Yo, Claudio", de Robert Graves, me hayan animado a leer "Cisma" en la primera ocasión que tenga.

Pero el artículo de Incitatus trae más cosas, que comparto plenamente con él. Me refiero en concreto a la "metedura de pata" de los comentarios puestos en boca de la reina Sofía por parte de la periodista Pilar Urbano. Como Incitatus, y como ya comenté en su día en este mismo blog, estoy convencido de que la reina ha sido engaña en su buena fe, independientemente de las responsabilidades que en el seno de la Casa del Rey haya que dilucidar sobre la manifiesta incompetencia de los responsables de la misma. Lo que tengo claro es que, aun engañada, la reina no va a pleitear como una verdulera sobre, quién sí o quién no, dice la verdad. Una ejecutoria de treinta y tres años de ejercicio irreprochable como persona y como reina la avalan lo suficiente como para presumir de que lado está la verdad.

Sobre la personalidad de Incitatus, el seudónimo bajo el que se esconde un reconocido periodista y escritor, que publica su columna semanal, El Cultiberio (2), en el periódico digital El Confidencial,mi amiga Ana y yo hace unos meses realizamos una exhaustiva investigación que nos llevo a su descubrimiento, pero no seremos nosotros los que la demos a la publicidad... Mójense ustedes si lo desean. Sean felices. Tamaragua. (HArendt)


Notas:
(1) http://blogs.periodistadigital.com/elbaronrampante.php/2008/11/02/incitatus-el-caballo-de-caligula
(2) http://www.elconfidencial.com/cache/2008/12/13/cultiberio_35_hombre_quiso_reinar.html

Fotos:
(1) Retrato de Lutero, por Lucas Cranach:
http://www.fuenterrebollo.com/Heraldica-Piedra/Trento/martin-lutero-8.jpg
(2) Foto oficial de la reina Sofía:
http://www.casareal.es/sm_reina/images/alta_resolucion/rnac-d_hr.jpg





http://www.fuenterrebollo.com/Heraldica-Piedra/Trento/martin-lutero-8.jpg
Martín Lutero, por Lucas Cranach




"Ya hay cisma Bastante", por Incitatus


Cada día tengo más claro que los buenos libros reconfortan. Eh, no me miren así, no es una simple perogrullada. Reconfortan, quiero decir, porque se están volviendo escasos y porque brillan como diamantes en medio de un cada vez más extenso basural de malos libros. Y encontrar diamantes, estarán ustedes de acuerdo conmigo, no sólo reconforta sino que estimula, aguijonea el pensamiento y le devuelve a uno la fe en cosas que creía olvidadas.

Jesús Bastante acaba de ver publicada, en Ediciones B, su primera novela, que se titula Cisma. Jesús es periodista y lleva escribiendo desde que comprendió cómo funcionaba el alfabeto: ha producido libros-reportaje interesantísmos, como Los curas de ETA o aquel sartenazo que se tituló Setién, un pastor entre lobos; no se me enfadará si digo aquí que el título que él quería poner, y que fue rápidamente descafeinado por la editorial, era Setién, un pastor de lobos, mucho más correcto y respetuoso con la realidad de ese hombre desdichado y de aquellos a quienes sirve. También ha escrito una biografía apresurada –pero brillante– del actual Papa y una semblanza viajera, muy hermosa, del padre Ángel García, fundador de la ONG Mensajeros de la Paz.

Pero otra cosa es una novela. En el reportaje, el periodista debe escribir como sabe y contar, con todo el rigor posible, aquello que el lector desea saber. Algo que puede resultar trabajoso –hay que buscar y encontrar, para contarlas luego, cosas que el lector no conoce– pero, a la hora de sentarse al teclado, no es demasiado difícil. En la novela, sin embargo, lo que manda es el lenguaje: el escritor debe hallar la magia que logra transportar al lector a un tiempo y a un espacio lejanos o imaginarios, y envolverlo de modo tal que, desde el primer párrafo, el lector esté allí, crea lo que se le cuenta, se encuentre cómodo; que huela los olores que huelen los personajes, sienta su mismo frío, o miedo, o hambre, y se enganche con el transcurso de los acontecimientos. Que no son sólo la acción, lo que pasa, sino ese mismo frío, ese pavor o soledad o fiebre o lo que sea. Eso se hace con el uso de las palabras. En el periodismo, lo que manda es la información. En la literatura manda el arte de escribir.

Pero no sólo, eso es evidente. Jesús Bastante propone al lector que se traslade a un momento muy difícil de la historia de Europa: el año 1521, cuando tres personas de carácter muy marcado –el emperador Carlos V, el fraile agustino alemán Martín Lutero y el papa León X– se disponen a romper, unos con más voluntad que otros, la unidad cristiana: el cisma que relata Bastante es el nacimiento de la Reforma protestante. Estamos, pues, ante una novela de las que hoy se llaman, simplificando mucho, históricas.

Yo creo que las novelas históricas pueden clasificarse en tres grandes apriscos. Uno es el de aquellos libros que narran las cosas como fueron, con datos y fechas y personajes auténticos, sin salirse más que lo imprescindible de la historia verdadera, pero relatando los hechos con la fuerza de la literatura; esto es, dejando mandar a los mecanismos alquímicos del lenguaje. Ejemplos que a mí me parezcan soberbios hay pocos: Amor es rey tan grande, de Ignacio Merino, es el último que he leído; Yo Claudio, de Robert Graves, e incluso el inmortal Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, son algunos de los que más amo.

El segundo apartado es el de las novelas que toman como punto de partida unos hechos ciertos o unos personajes auténticos y que, a partir de ahí, construyen una ficción –pero sin salirse del marco general de la realidad histórica– que lleva al lector por vericuetos que son, pero que jamás deben parecer, inventados. Ahí sí que hay joyas inmensas, y sigo dando mi opinión personal. Recuerde el alma dormida no ya las tragedias del Ciclo Nacional de Shakespeare (ya, ya sé que es teatro; ¿qué más da eso?) sino el inmenso Sihuhé el egipcio, de Mika Waltari; Espartaco, de Howard Fast; más cerca de nuestros días, El hereje, de Miguel Delibes; esa diminuta joya que es Crónica del rey pasmado, de Torrente Ballester; Ladrones de tinta, de Alfonso Mateo Sagasta, o, y los cito con toda intención, El manuscrito carmesí y El pedestal de las estatuas, de Antonio Gala. Hay cientos.

El tercer grupo es el más numeroso y, sin duda, patético. El de quienes toman por las orejas un personaje o un hecho y luego escriben lo que les sale de los cojones, con perdón. Suelen ser éstas las novelas que nos martirizan con archirrepetidas y complejísimas búsquedas de griales, de tediosos pergaminos cátaros, de druidas o de lo que sea menester; o que convierten a Isabel II en una lesbiana, a Maribárbola en una intelectual o a María Magdalena en una especie de sudoku para consumidores de hamburguesas literarias. Prefiero no dar nombres. Mire cada cual lo que tiene en su biblioteca.

Jesús Bastante se ha lanzado como un halcón al más difícil de los grupos, el primero. Debo decirles que da gloria leerlo. Uno, que además de caballo y senador romano es historiador, y que ya se sabía no sólo el final sino numerosos episodios intermedios de la narración, ha disfrutado como un ratón hambriento en una librería de viejo descubriendo que la inmensa mayoría de los diálogos son auténticos: eso fue lo que dijeron, con esas palabras o muy parecidas, los asistentes a la Dieta de Worms, o el nuncio Aleander, o el más que harto Papa Adriano, o el César Carlos, o el canalla de Gattinara, o el brillante y sinuoso Federico de Sajonia.

Uno se encuentra –y al principio no se lo puede creer, pero ¡es verdad!– que Jesús Bastante se ha leído todo lo que se puede leer en este mundo sobre lo que pasaba en aquel tiempo crucial. Se lo sabe todo. Hasta el color de las calzas del emperador. Hasta el olor de los regüeldos del cabronazo de León X, de soltera Giovanni Medici. La cantidad de información auténtica es tan abrumadora que uno la goza como un verderón al toparse con las escasísimas escenas inventadas. Y lo siento: no les voy a decir cuáles son porque están tan bien inventadas, son tan verosímiles, que a este caballo, que se sabía bien la historia, le ha costado verdadero esfuerzo distinguir lo vivo de lo pintado, lo que fue de lo que pudo ser. Pocas veces se ha vuelto tan real el viejo proverbio italiano: Si non è vero, è ben trovato.

Porque esa es la segunda parte. El cómo está contado. Es verdad que uno, que es un pejiguero y un poco bastante puñeterín, se leyó Cisma con el boli en la mano buscando anacronismos, errores, lugares comunes… en fin, buscando vicios de periodista. Algunos hallé: siempre se encuentra lo que se va buscando. Pero qué asombro de escritura, caramba. Qué habilidad, qué talento para meterle a uno, de hoz y coz, en el siglo XVI; qué talento para la narración, para la escritura, para la magia del lenguaje.

Qué final, que no debo contar; qué regusto en la boca, en los oídos, en el alma, al cerrar por fin el libro. Y qué ganas de correr a este teclado y decirles a ustedes, como dijo Howard Carter cuando halló la tumba de Tut-ank-Amon: "Creo que he encontrado un gran tesoro…" Qué hermosura poder recordar algo que, últimamente, no es fácil tener siempre presente: que los buenos libros, tan escasos, reconfortan. Y cuánto.

Con todo respeto, Señora: Creo que, una de dos: o habéis metido la pata, algo que sería completamente nuevo en V. M., u os habéis fiado de una bruja determinada a traicionaros. Debo creer, y sinceramente creo, esto segundo. Habéis puesto vuestra noble confianza y vuestras palabras –esto es muchísimo más peligroso– en una persona fanática que, desde hace muchos años, sólo ve lo que le dejan ver las orejeras de su mular y tridentina concepción del catolicismo. Esa mujer no consiente otra concepción del mundo sino la que le imponen desde su comunidad cristiana, el Opus Dei, y no tengo más remedio que suponer que, fiel a sus gurús como ha sido siempre, ha "metido los dedos" en la boca de V. M. (es frase de la jerga periodística) hasta haceros decir, Señora, cosas que no pensabais, o que sin la menor duda no pensabais con tan tremendas palabras como las que hemos leído. Palabras que me ofenden a mí, que os tengo verdadero aprecio desde hace décadas; que ofenden a mi hijo, felicísimamente casado con su esposo según las leyes de la nación en que reináis, y que ofenden y escandalizan a muchos cientos de miles de españoles que, hasta ayer, os guardaban el respeto y el afecto que lleváis, Majestad, cuarenta años mereciéndoos, día por día.

La ciudadana Sofía de Grecia puede tener la opinión que quiera sobre los gays, el aborto, la eutanasia y sobre cualquier asunto. Eso es cosa suya. Pero la Reina de España no puede, Señora, contradecir y desautorizar las leyes que ha aprobado el Parlamento del Reino al que sirve. Me consta que V. M. sabe esto mejor, mucho mejor que nadie. Por eso tengo que creer –y, repito, creo de verdad– que V. M. ha sido engañada, utilizada, manipulada y, moralmente al menos, traicionada por una "periodista" sectaria que no ha dudado en usar los más viejos trucos del oficio hasta lograr que en su magnetófono quedasen registradas palabras que, sin duda V. M. ni en realidad piensa de ese modo ni debió decir jamás. Si es que las dijo.

Cuando termino de escribir estas líneas veo que llega a Internet algo que me disponía ahora mismo a pediros, Señora: unas palabras de aclaración, un "yo no he dicho eso". Iba a rogaros que os apresuraseis en ello, por bien de todos. Pero os habéis adelantado a mi ruego: ya lo ha hecho V. M. Esta es mi Reina, sí señor. Vuelvo a sonreír: la bruja ha quedado donde siempre estuvo: subida en su escribaniana escoba. Y Vos, Señora, también donde siempre: en el afecto y el respeto de todos. Así que, antes de irme a dormir, ya tranquilo, beso, tan cordial y tan lealmente como siempre, la mano de V. M. (El Cultiberio, 01/11/08)





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La reina Sofía de España





miércoles, 10 de diciembre de 2008

Zafón y Brown no son Esquilo y Virglio







Ya lo dicho en ocasiones anteriores, pero no me importa repetirme a mí mismo: en Occidente, después de la cultura greco-latina, casi todo lo demás es mera paráfrasis de ésta... La frase es mía y la cedo gustoso sin copy-right. No soy el único que lo piensa... Por ejemplo, el poeta y escritor Luis Antonio de Villena (1), se pregunta en El País de hoy el porqué Rajoy o Zapatero nunca citan a Séneca, Cicerón, Platón o Herodoto, que tanto tienen que enseñar al hombre de nuestros días... No da ninguna respuesta a su pregunta, pero si adelanta una conclusión que comparto: estamos creando una sociedad "en la que hay una minoría cultural muy alta y una inmensa mayoría cada vez más inculta (.../...) con una democracia empobrecida en la que los ciudadanos no tienen capacidad de respuesta".

Si la literatura que consumimos es un índice del grado de cultura de una sociedad, creo percibir presagios de tormenta. Permítaseme un símil, y no es nada personal pues he leído con gusto tanto "La sombra del viento" (2) como "El Código Da Vinci" (3), pero comparar a Carlos Ruíz Zafón o Dan Brown, sus autores respectivos, con Esquilo o Virgilio, es como comparar el "tachum-tachum" de la música "bacalao" con el "Don Giovanni" de Mozart. Desde luego, en un sentido lato lo que hacen los Zafón y Brown son tan literatura como las obras inmortales de Esquilo y Virgilio, y tan música es el "tachum-tachum" como la ópera más excelsa... Y claro está que siempre será preferible leer un super-ventas a no leer nada; o escuchar el "tachum-tachum" a no disfrutar del placer de la música, pero en ambos casos, ese debería ser sólo el primer paso en la búsqueda y encuentro de la excelencia literaria y musical. Aunque sobre gustos no haya nada escrito... Disfruten del artículo de Villena. Es bastante más serio que mi digresión, un tanto a vuela pluma y con cierta dosis de mala leche, producto del desencanto... Sean felices. Tamaragua. (HArendt)



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El poeta y escritor Luis Antonio de Villena




Notas:

(1) http://www.luisantoniodevillena.es/
(2) http://www.lasombradelviento.net/
(3) http://www.codigo-da-vinci.com.ar/

Fotos:
(1) Luis Antonio de Villena:
http://www.alfaguara.santillana.es/upload/autores/2005/351.jpg
(2) Zapatero y Rajpy:
http://eiron2k.files.wordpress.com/2008/02/rajoy_vs_zapatero.jpg




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Rajoy y Zapatero, a lo suyo...




"¿Por qué Rajoy o Zapatero nunca citan a Cicerón?", por Luis Antonio de Villena


El poeta y ensayista recopila una selección del saber grecolatino en 'Biblioteca de clásicos para uso de modernos'.

El escritor Luis Antonio de Villena, que ha recogido en una especie de "diccionario personal" el fértil mundo de la Antigüedad de griegos y latinos, ha confesado hoy su inquietud porque Rajoy o Zapatero nunca citan a Séneca o a Cicerón. "¡Quizás sea pudor para exhibir su inmensa cultura!", señala con sorna el poeta (Madrid, 1951), autor de un sugestivo título: Biblioteca de clásicos para uso de modernos, un encargo de la editorail Gredos, el sello más prestigioso sobre la literatura grecolatina.

"El objetivo es suplir en lo posible la pérdida del estudio de los clásicos, incentivar la investigación de ese mundo, que es la base de toda la cultura occidental", explica el escritor, convencido de que sin esos clásicos "seríamos muy otra cosa de lo que somos. Ya de colegial, De Villena se interesaba por la Antigüedad, y ahora destaca la "genuina modernidad y ancho humanismo" de esos grecorromanos, cuya "gran pluralidad moral" recalca, que nos ayudaría a construir "un futuro más hedonista y feliz".

Época de libertad moral. "Entonces, quien quería suicidarse hasta recibía ayuda, y el caso más conocido es el de Séneca. La eutanasia, la libertad sexual, la libertad de religiones y de opciones funcionaron muy bien en la Antigüedad clásica, y es bueno saberlo", sostiene. Precisa que, si "en política no había libertad, porque sobre todo en Roma mandaba el Emperador, en moral sí la había, con muchas religiones hasta que irrumpió el cristianismo, rama herética del judaísmo que derivó en el ataque a los paganos, los otros, hasta la idea de unir Estado y religión".

De Villena cree que "se conocen poco los casos de mártires paganos", como cuando en la Alejandría del siglo IV d. C. un obispo muy bruto lanzó a la calle a una masa de cristianos, que mataron a la filósofa Hipatia sólo porque enseñaba neoplatonismo y matemáticas". Recuerda la "saña especial" de los cristianos contra Epicuro, porque enseñaba placer, "pero lo entendieron mal, porque él hablaba de una forma de vida, del placer como sentimiento oculto de la vida". "Solo vieron placer sexual a secas y se pusieron como energúmenos", explica de Villena, que reclama "el alma" de Platón.

Que los políticos lean a los griego. En su opinión, "los modernos son los que mejor debieran conocer a los clásicos", y por eso le inquieta "la incultura de los políticos", a los que culpa del "gravísimo atraso" que sufre España en el terreno cultural. "Esperanza Aguirre está contentísima porque aprendió inglés y cree que con eso puede ir por el mundo como una viajera", recrimina guasón a la presidenta de la Comunidad de Madrid, entre otros gobernantes, a los que aconseja buscar fundamento en la Antigüedad y orientarse "leyendo a los griegos".

En su diccionario abundan los escritores, pero hay filósofos, historiadores, militares, políticos, poetas y dramaturgos, hasta más de medio centenar de nombres, desde el emperador Adriano, nacido el año 76 de nuestra era, hasta el poeta Virgilio, cuya llegada al mundo se sitúa en el año 70 a.C., aunque su lectura no requiere ni ése ni otro orden. El libro incluye otras entradas temáticas como "Biblioteca de Alejandría", "Biógrafos e Historiadores latinos", "Grafitos pompeyanos", "Mimos y pantomimas" y hasta un apartado sobre "Homosexualidad griega".

"Es curioso que los griegos antiguos consideraron la pederastia como una institución típicamente helénica", escribe, y recuerda que Herodoto en Los nueve libros de la Historia declaró que los persas copiaron a los griegos "las relaciones amorosas con muchachos". De Villena no duda de qué personajes se traería a la situación actual: a Platón y a Cicerón. "Los dos eran grandes escritores y pensadores y sería interesante verlos reaccionar, con sus distintas perspectivas, ante nuestro complicado y empobrecido mundo contemporneo".

Porque la multiplicación de conocimientos, "el que uno invente el ordenador y el resto lo use sin saber cómo funciona", ha derivado -señala- en "una minoría cultural muy alta y una inmensa mayoría cada vez más inculta". "Un problema que va unido a la libertad -recalca-, a la capacidad de protestar, de rebelarse o hacer oposición, porque sin generar ideas, sin saberlas argumentar, defender, ni enriquecer, el resultado es estar sometido". "Y esto es lo que tenemos -concluye-, una democracia empobrecida en la que los ciudadanos no tienen capacidad de respuesta".
(El País, 10/12/08)




La Declaración Universal de los Derechos Humanos cumple 60 años

Vilipendiada por muchos, ignorada por más, y violada por los poderosos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1), aprobado tal día como hoy de hace sesenta años por la Asamblea General de las Naciones Unidas, sigue siendo el referente ético y moral de la Humanidad por encima de fracasos, desaciertos e incomprensiones. Son sus antecedentes directos la Declaración de Derechos de Virginia (2), de 1776, y la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano (3), de 1789, en plena revolución francesa. Naciones Unidas celebra su 60 aniversario con una página electrónica (4) cuya visita y recorrido recomiendo encarecidamente por su gran interés. Disfrútenla. Tamaragua. (HArendt)





http://www.ecuadorciencia.org/images/biografias/jefferson-independencia.jpg
Firma de la Declaración de Derechos de Virginia (1776)




Notas:
(1) http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm
(2) http://es.wikisource.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_de_Derechos_de_Virginia
(3) http://www.monografias.com/trabajos46/declaracion-derechos-hombre/declaracion-derechos-hombre2.shtml
(4) http://www.un.org/spanish/events/humanrights/udhr60/


Fotos:
(1) Firma de la Declaración de Derechos de Virginia:
http://www.ecuadorciencia.org/images/biografias/jefferson-independencia.jpg
(2) Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano:
http://www.geocities.com/ResearchTriangle/Thinktank/4492/articulos/imagenes/lhomme.jpg
(3) Anagrama Oficial del 60 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
https://www.cruzroja.es/pls/portal30/portal.canal_2006_0_cre.pintar_imagen?p_codigo=933




http://www.geocities.com/ResearchTriangle/Thinktank/4492/articulos/imagenes/lhomme.jpg
Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano (1789)




Declaración Universal de los Derechos humanos (10/12/1948)


Adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General 217 A (iii) del 10 de diciembre de 1948

El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo texto completo figura en las páginas siguientes. Tras este acto histórico, la Asamblea pidió a todos los Países Miembros que publicaran el texto de la Declaración y dispusieran que fuera "distribuido, expuesto, leído y comentado en las escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios".

Preámbulo
Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;

Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones;

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad;

Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y

Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;

La Asamblea General

proclama la presente

Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.

Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2
1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.

Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.

Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.

Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.

Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.

Artículo 11
1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.

2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

Artículo 13
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.

2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Artículo 14
1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.

2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Artículo 15
1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.

2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.

Artículo 16
1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.

2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.

3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

Artículo 17
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.

2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.

Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Artículo 20
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

Artículo 21
1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.

2. Toda persona tiene el derecho de accceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.

3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.

Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.

Artículo 23
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.

2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.

3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.

4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.

Artículo 25
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.

2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

Artículo 26
1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.

2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

Artículo 27
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.

2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.

Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.

Artículo 29
1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.

2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.

3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Artículo 30
Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.














Anagrama Oficial del 60 Aniversario de la Declaración Universal de 1948





lunes, 8 de diciembre de 2008

Genética española

El territorio que hoy conocemos como la península ibérica, en el extremo sudoeste de Europa, ha sido colonizado y habitado por pueblos diversos a lo largo de los siglos, pueblos que han dado a su nueva patria nombres también diversos. Tras sus primeros pobladores conocidos, los iberos y los celtas, fenicios y cartaginenses la conocieron como Ispani; los griegos la dieron el nombre de Iberia; romanos y visigodos el de Hispania; los judíos, que llegaron a ella en el siglo III a.C., le dieron el nombre de Sefarad; y por último, los musulmanes, el de Al-Andalus. A partir del siglo XIII d.C. los reinos cristianos del norte de la península, en contraposición a los musulmanes del sur, considerándose herederos directos del reino visigodo, le dan ya el nombre de España.

Todos ellos se fueron asentando e integrando en el territorio peninsular y mezclándose con la poblaciones anteriores. Así ocurrió entre romanos e iberos, y entre visigodos e hispanorromanos. La invasión musulmana propicia una conversión masiva de la población aborigen al islam, quedando como únicos reductos cristianos la cornisa cantábrica y los pirineos.

Aunque los historiadores no se han puesto de acuerdo en el número de los judíos españoles, se supone que a finales del siglo XV podían ser unos 400.000. Es el momento en que los reyes católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, decretan la conversión forzosa de los judíos al catolicismo, y la expulsión inmediata para los que no lo hagan, con confiscación de todos sus bienes y propiedades. Aproximadamente la mitad del total de los judíos españoles optan por el exilio.

Cien años más tarde, Felipe III orden la expulsión tajante y definitiva de los moriscos de todo los territorios de la Corona. Los moriscos eran los cristianos de origen musulman que se habían convertido al catolicismo durante el período de la reconquista. Aproximadamente otros 300.000 españoles son obligados a exiliarse sin opción contraria alguna.

Cientos de miles de españoles desarraigados, desterrados, exiliados por la voluntad de otros españoles... La historia se ha repetido después en numerosas ocasiones; la última hace apenas 70 años. La pregunta es: ¿Cuántos judíos conversos y moriscos quedaron en la península y cuantos son sus descendientes? Hasta ahora no había forma de dar una respuesta concreta, pero el estudio genético de los españoles realizado por la American Journal of Human Genetics, que estos días presenta sus datos en Madrid, viene a confirmar que unos ocho millones de nuestros compatriotas son descendientes directos de judíos conversos (aproximadamente el 20 por ciento de la población total de España), y unos cuatro millones y medio lo son de moriscos (el 10 por ciento del total). Lo cuenta Javier Sampedro en un interesante artículo ("Sefardíes y moriscos siguen aquí", El País, 05/12/08), que reproduzco más adelante. No deja de ser curioso en un país en el que el antisemitismo campa a sus anchas, que uno de cada cinco de sus pobladores sea descendiente directo de aquellos a los que detesta, es decir de sus antepasados, sus padres y sus abuelos. Y uno de cada diez, descendiente de esos "moros" que le atemorizan, pero necesita...

En el otoño de 1956 yo tenía 10 años y acababa de comenzar los estudios de primero de bachillerato en el colegio "Infanta María Teresa" de Madrid. Era el primer día de clase de la asignatura de Historia de la Música, que impartía un joven profesor muy atildado,al que siempre conocí vestido de riguroso traje negro, con corbata de colores chillones y camisa blanca. Podría tener unos cuarenta y pocos años, y lamento no recordar su nombre. Lo que no voy a olvidar nunca fue ese primer día de clase, pues nada más comenzar la misma se dirigió a mi, me preguntó mi nombre y apellidos, y me soltó: "Usted es de origen judío, ¿verdad, señor Campos?". Me quedé tan sorprendido, -era la primera vez que alguien me mencionaba tal cosa-, que le respondí con sinceridad que no tenía la menor idea, pero que pensaba que no, puesto que yo, mis padres, mis hermanos y toda mi familia eran católicos. Me contestó que los rasgos de mi cara y mi apellido paterno decían que sí, y que se lo preguntara a mis padres. Nunca lo hice. Mucho más tarde vine a confirmar que formo parte, orgullosa, de ese veinte por ciento de españoles de origen judeo-converso. Y que Américo Castro, y no Sánchez Albornoz, tenía razón en cuanto a la famosa polémica sobre el "Ser de España". Sean felices. Tamaragua. (HArendt)





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Sinagoga de Santa María la Blanca, Toledo





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Patio de Los Leones, La Alhambra, Granada




"Sefardíes y moriscos siguen aquí", por Javier Sampedro

El 30% de los españoles tiene huella genética de su origen judío o magrebí. Los historiadores no creen que España albergara a más de 400.000 judíos sefardíes en 1492, y encima los Reyes Católicos expulsaron ese año a casi la mitad. También en 1609 fueron desterrados cientos de miles de moriscos, a los que se suponía últimos herederos de los siete siglos de reinado musulmán en la península. Pero los cromosomas cuentan otra historia. Nada menos que el 20% de la población ibérica actual desciende de sefardíes. Y otro 11%, de norteafricanos. Si ambos siguen aquí, es que nunca se marcharon.

Los estudios genéticos se han aplicado hasta ahora a los grandes flujos migratorios prehistóricos, pero aún hay mucho margen para ampliar su resolución -estudiando a más personas en cada zona geográfica- e iluminar episodios más recientes, como las invasiones, migraciones y otros movimientos de población registrados en la historia. En la Península han coincidido durante largos periodos históricos dos poblaciones, los musulmanes norteafricanos y los judíos sefardíes, que tienen unos orígenes geográficos muy distintos, y que por ello pueden rastrearse fácilmente con marcadores genéticos como los asociados al cromosoma Y. Como sólo se transmite por línea paterna, su rastro no se diluye con el paso de los milenios. Un consorcio de científicos británicos, españoles, portugueses, franceses e israelíes ha analizado a 1.140 hombres de 18 poblaciones de la península y las Islas Baleares. El resultado es una proporción más alta de lo esperado de personas con ancestros norteafricanos (11%), y sobre todo de judíos sefardíes (20%). Estos datos revelan, según los autores, "un alto nivel de conversión, voluntaria o forzosa, impulsada por episodios históricos de intolerancia social y religiosa, y que condujo a la integración de los descendientes". Los resultados se presentan hoy en el American Journal of Human Genetics. Los 15 kilómetros de agua del Estrecho de Gibraltar nunca han sido un buen aliado de la pureza racial ibérica. El primer contacto registrado históricamente fue el cruce desde Marruecos de un ejército árabe y bereber en el 711. Los ocupantes conquistaron la mayor parte de la península en cuatro años y la controlaron durante más de cinco siglos. La población de la península antes del 711 era de unos siete u ocho millones de personas, y unos 200.000 visigodos constituían la clase dominante. Las fuerzas invasoras no sumaban más de 10.000 o 15.000 personas inicialmente. La islamización fue rápida, pero la tendencia de los historiadores ha sido atribuirla a la conversión de los pobladores anteriores. Los judíos ya estaban en la península antes del 711. Muchos llegaron desde Oriente Próximo, como ciudadanos libres o esclavos romanos, tras la derrota de Judea en el año 70. Su población se estimaba en unos 400.000 en 1492, cuando 160.000 fueron expulsados por los Reyes Católicos. Se supone que la población actual de sefardíes en todo el mundo es de unos dos millones de personas. Pero sólo los descendientes españoles de sefardíes, según los nuevos datos, suman ocho millones. No hay evidencia de un gradiente sur-norte en los cromosomas norteafricanos. Más bien hay una divisoria entre el oeste (alta frecuencia) y el este (baja): la ascendencia norteafricana va de 0% en los Pirineos al 20% en Galicia y el 22% en Castilla noroccidental. Andalucía tiene uno de los índices más bajos. Esto cuadra con las expulsiones de moriscos ordenadas por Felipe III en 1609, que diezmaron los guetos de Valencia y Andalucía, pero poco pudieron hacer contra las dispersas e integradas poblaciones de Extremadura y Galicia. Los cromosomas de origen sefardí, siendo de una época más remota, aparecen distribuidos por el territorio de forma homogénea, con la excepción del noreste de Castilla, Cataluña y los Pirineos, donde su frecuencia es muy baja. (El País, 05/12/08)




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Catedral de Santa María, León





sábado, 6 de diciembre de 2008

30 años de Constitución

Hoy, 6 de diciembre, se cumplen treinta años de la aprobación en referéndum por los españoles de la Constitución de 1978, la de más larga duración entre nosotros si exceptuamos la de 1869. Me sumo a la conmemoración de la efeméride con alegría, y aparte del enlace más arriba reseñado al texto de la misma, en la página electrónica de la Presidencia del Gobierno, les dejo aquí el de la página electrónica del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, en Madrid, donde pueden ver si lo desean los textos constitucionales de 1812, 1834, 1837, 1845, 1856, 1869, 1876 y 1931. ¡Felicidades, Constitución! Tamaragua.(HArendt)




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Promulgación de la Constitución de 1978





miércoles, 3 de diciembre de 2008

Fundido en negro. In memóriam: Ignacio Uría
















La Libertad está de luto. ¡No a ETA! (HArendt)






Bananaria

Por desgracia para nosotros los canarios, Bananaria, no es sólo ese país imaginario creado por Eduardo Galeano al que alude el también escritor Juan García Luján en su artículo de Canarias Ahora de hoy, titulado "Corrupción, presunta, en Bananaria". Es un territorio real y dramático poblado por más de dos millones de personas que gozan de la triste fortuna de ser gobernados al alimón por una pandilla de incompetentes, aportados por ATI-CC, y de sinvergüenzas, añadidos por el PP, que han convertido a Canarias en una auténtica y real, ahora sí, república bananera. ¿Hasta cuándo? Ni Dios, si existe, creo que lo sepa con certeza dado que el sistema electoral imperante en las islas impide que gobierne el partido que más votos obtiene en el conjunto del archipiélago. En todo caso, y dado que con el gobierno actual vamos absolutamente "de proa al marisco", como se dice por aquí, esperemos que no se alargue mucho nuestra agonía... Y en la calle Génova, de Madrid, no se ponen, no saben, no contestan... Otros que tal bailan... Sean felices. Tamaragua. (HArendt)




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José Manuel Soria, vicepresidente del gobierno canario




"Corrupción, presunta, en Bananaria", por Juan García Luján

Bananaria era un lugar ideal para que Eduardo Galeano abriera la escuela del mundo al revés, la que describió en su libro "Patas Arriba". Los mismos que querían más policías ponían las manos en el fuego por los presuntos ladrones. En el Parlamento de Bananaria el zorro se dedicaba a cuidar las gallinas y el conde Drácula custodiaba la llave del banco de sangre. Bueno, la verdad es que la cosa era mucho más grave: el responsable de Hacienda pedía una moratoria para que los empresarios no pagaran sus impuestos, y un diputado de la Comisión de Medioambiente cobraba dinero de una empresa por defender la multiplicación del cemento sobre el territorio, y presionar para conseguir licencias irregulares.

En Bananaria había un mago que no usaba chistera, hacía trucos a base de escupir frases racistas por su boca. Mientras el mago nos asustaba con la llegada del moro y la gente miraba para la costa, en el aeropuerto aterrizaba el avión privado del anciano nórdico acompañado de la joven rusa, la rubia no era tonta, al contrario, era capaz de aprender la lengua española a la velocidad del recorrido que iba desde la entrada del Palacio de Justicia al despacho de la jueza. El político Humilde le había enseñado que a los periodistas había que hablarles en inglés, porque eran unos miserables que siempre estaban injuriando, y desde que el Caudillo no habitaba entre nosotros no había forma de meterlos en la cárcel. Sí, la cárcel y los calabozos, esos lugares por donde pasaban tantos subordinados de el Humilde.

En Bananaria estaba permitido mentir, el Humilde mentía en los tribunales y en el Parlamento, en las ruedas de prensa y en las de reconocimiento, en las comisiones de investigación y en la investigación de las comisiones. El Humilde era un hombre frío, por eso gustaba de los países de bajas temperaturas. Aquel verano que la isla ardió el Humilde prefirió buscar cielos más fríos y dejó al malísimo Zapatero solo en medio de las cenizas de las cumbres y se montó en el avión de su amigo. El Humilde era el máximo responsable del gobierno de la isla, pero no quiso pasar por ese sufrimiento de ver los pinos convertidos en cenizas, por eso fue a evadir sus penas escuchando la música de otro amigo en Austria y disfrutando de los saltos de los alegres salmones en un río de Noruega.

El viaje comenzó mal porque el dueño del avión se quedó dormido, como era un jet privado y no daban ambrosías Tirma ni nada, pues el viejo (que en paz descanse) se aburría y se echó una cabezadita entre Gran Canaria y Austria y otra sobadita entre Austria y Noruega. El colega del Humilde era un hombre de sueños largos, por eso necesitaba 3600 camas para dormir. Pero, según confensó el Humilde a la jueza, el viejo no se lo contó a su amigo. El Humilde se aburrió mucho en el jet privado, mientras el viejo dormía, la joven rubia leía una novela de un compatriota, "Crimen y castigo", y la procuradora se estudiaba el Código Penal, en concreto los artículos que recogían como atenuantes la recopilación de facturas y estractos bancarios en los amistosos viajes de placer. Así que como todo el mundo pasaba de él, el Humilde se puso a leer las noticias económicas en la prensa color salmón, que le relajaba mucho más que los periódicos digitales.

En Bananaria la ortografía cambiaba los significados. Hoy te veto a un periodista, hoy te veto a una diputada. Pero si lo decías con "b" entonces Tebeto se transformaba en una montaña muy rentable. Y aparecía un tío del Humilde trabajando para una empresa privada, valorando la montaña en una millonada. Oye, tío, pide por esa boquita que si pierdo las elecciones me darán la llave de la lata del gofio y les pago luego. La familia del Humilde merodeaba en los momentos más místicos, en las experiencias más enriquecedoras. Al hermano lo nombraban un día en una conversación donde hablaban de regalarle 100.000 eurillos de nada por defender un supermercado ante un alcalde, otro día el hermano aparecía en un puesto de mando y nombraba a un señor para negociar con los que iban a ganar un concurso que pararon los tribunales. Así eran algunos familiares del Humilde, que no quería que le nombraran a su familia, pero él era el que la nombraba primero: hoy te nombro consejero, hoy te nombro procuradora, hoy pides una indemnización para que una empresa privada asalte las arcas del gobierno.

En Bananaria éramos todos muy felices. Nos contaban las noticias a medias. A los cronistas de la Corte se les prohibía decir que el Humilde formaba parte del gobierno el día que visitaba los pasillos de los tribunales, pero el día que tocaba inaugurar alguna tontería entonces lo sacaban en los titulares con el título de Virrey o Rey sustituto si la tensión estaba alta. En los medios cortesanos los únicos sucesos los protagonizaban hombres con furgonetas blancas, los hombres que iban en oscuros coches oficiales nunca eran malos, ni siquiera los días que debían sentarse en el banquillo de los acusados. Así era Bananaria. Yo vivía allí y me convertí en un miserable el día en que me atreví a contarlo. (Canarias Ahora, 03/12/08)




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Parlamento de Canarias (Santa Cruz de Tenerife)




P.S.: El "Humilde", citado por Juan García Luján, no es otro que el vicepresidente del gobierno canario y líder indiscutible e indiscutido del PP regional, don José Manuel Soria. Lo digo para los amables lectores de este blog no residenciados en este desafortunado territorio de Bananaria. (HArendt)





lunes, 1 de diciembre de 2008

Se alquila Casa Blanca

No, no se asusten... La Casa Blanca, símbolo del poder occidental, cambia de inquilino dentro de 51 dias exactos, pero no está en alquiler... Ya no. Ya está alquilada, al menos por los próximos cuatro años. "Se alquila Casa Blanca" es el nombre del blog que desde Washington lleva el periodista Carlos de Vega, corresponsal de Cuatro y de CNN+ en Estados Unidos, y lo pueden leer en este enlace de aqui.

He llegado a él por casualidad, buscando el cuestionario de 63 preguntas que todos los interesados en formar parte de la nueva administración Obama deben cumplimentar, y que también pueden leer aquí. Está en inglés. Si alguien lo encuentra en español, le agradecería que me pasara el enlace.

El blog de Carlos de Vega, leonés, es un prodigio de ironía, humor y desparpajo, sin perder ni un ápice de rigor informativo. Se lo recomiendo encarecidamente. Disfrútenlo. Y sean felices a pesar de todo. O al menos, inténtenlo. Tamaragua. (HArendt)



















La Casa Blanca (Washington, DC)




P.S.: Algunos amables lectores de este blog me han preguntado por el significado de la palabra "tamaragua" que pongo a veces al final de mis comentarios. No es más que la transcripción fonética (no conocían la escritura) de la palabra de saludo o despedida de los indígenas grancanarios, que con todas las licencias poéticas del caso, podíamos trasladar a nuestro coloquial "Hola, adiós, buenos días, ¿qué tal andamos?" Pues eso, tamaragua... ¿Es hermosa, verdad? (HArendt)





domingo, 30 de noviembre de 2008

Historia y Memoria: Mi punto y final

Le pongo punto y final a otro asunto que me ha ocupado a menudo en este blog: el del reconocimiento a las víctimas de la dictadura y la represión franquista. Y lo hago con un esclarecedor artículo del hispanista e historiador norteamericano Gabriel Jackson: "¿Se puede dar por cerrada la Guerra Civil?", que publica en El País de hoy. Comparto sin fisuras las tesis de Jackson. Espero que ustedes también. Punto y final del tema en "Desde el Trópico de Cáncer (II)". Sean felices. Tamaragua. (HArendt)





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El historiador Gabriel Jackson




"¿Se puede dar por cerrada la Guerra Civil?"

Todas las guerras son crueles, y las guerras civiles parecen especialmente crueles porque dividen familias, clases sociales y hermandades profesionales dentro de un mismo país. Pero la forma de terminarlas puede influir de manera considerable en las actitudes de los supervivientes y de generaciones posteriores. En el caso de la guerra civil de Estados Unidos, la guerra de secesión, la victoria del norte hizo que Estados Unidos siguiera siendo una sola nación y que se aboliera la esclavitud en toda esa nación, incluida la zona de la derrotada Confederación sudista. Inmediatamente después de la rendición del general Robert E. Lee, el presidente Abraham Lincoln y el general en jefe Ulysses Grant ordenaron a los líderes sudistas que disolvieran sus tropas, regresaran a sus casas y reanudaran sus ocupaciones en la vida civil. Como en todas las guerras, se habían producido asesinatos y crueldades innecesarias, pero no había habido campos de concentración para los vencidos ni una política de encarcelamiento prolongado ni ejecuciones sin fin por parte del gobierno victorioso.

A largo plazo, el fin de la guerra de secesión y la restauración de la democracia constitucional en los antiguos Estados confederados significaron también que, como la clase dirigente blanca volvió a sus posiciones de poder, los antiguos esclavos y sus hijos se vieron legalmente privados de los derechos que tenían los ciudadanos blancos. Hubo que esperar a la década de 1960, un siglo después de la guerra, tras la plena participación de soldados negros en la defensa de la democracia occidental en dos guerras mundiales y después de decenios de lucha de un movimiento de derechos civiles, para que un presidente blanco y originario del Sur, Lyndon Johnson, firmara las leyes de derechos civiles que, por fin, permitieron que los negros estadounidenses fueran ciudadanos de pleno derecho, hasta desembocar en el hecho de que acabemos de elegir a un presidente negro. Y, a lo largo del siglo XX, cuando personas del norte como el que esto escribe viajábamos por diversos Estados del sur, veíamos con frecuencia estatuas de Robert E. Lee y otros héroes políticos y militares de la Confederación derrotada, pero nunca se nos ocurrió exigir que quitaran esas estatuas.

¡Qué distintos fueron el desarrollo y las consecuencias de la Guerra Civil en España! El propósito del alzamiento militar de julio no fue liberar a esclavos ni defender un Gobierno democrático legítimo, sino destruir el primer -y muy imperfecto- experimento de democracia política en España y eliminar físicamente, dentro o fuera del campo de batalla, a todos aquellos a quienes se consideraba comunistas, ateos, anarquistas, masones, etcétera. Después llegó una dictadura de 36 años que incluyó miles de ejecuciones políticas -más en el primer de-

cenio- y la continuación de sentencias de cárcel por motivos políticos y de esporádicas condenas a muerte hasta al final.

Sin embargo, para inmensa fortuna del sufrido pueblo español, el joven rey designado por Franco como sucesor y una parte importante de los hijos de la clase media y alta que había apoyado a Franco se habían convencido poco a poco de que a España le era mucho más beneficiosa una democracia constitucional que la continuación del Movimiento. Esta actitud y la sed de libertad de los vencidos y sus descendientes hicieron posible la transición de una dictadura militar de derechas a una monarquía democrática constitucional.

¿Por qué, entonces, han vuelto a convertirse la Guerra Civil y la dictadura posterior en objeto de enconadas disputas en la conciencia pública española? El principal factor, en estos momentos, es la enorme diferencia de trato recibido por el recuerdo público de los muchos miles de víctimas de asesinatos según fueran personas partidarias del alzamiento militar o de la defensa de la república. Las víctimas de los paseos llevados a cabo por incontrolados anarquistas o agentes estalinistas recibieron honras fúnebres siempre que fue posible recuperar sus cuerpos y, en cualquier caso, durante toda la Guerra Civil y la dictadura de Franco, fueron objeto colectivo del homenaje de la Iglesia y el Estado. Las víctimas, mucho más numerosas, de las incursiones falangistas en las prisiones y los juicios en tribunales de guerra sin un mínimo de defensa legal, seguidos de enterramientos de masas en tumbas anónimas, sólo podían ser recordadas en asustado silencio por sus familiares y amigos. Mientras Franco vivía, cualquier homenaje a su memoria era imposible; en los primeros 20 o 30 años de la Monarquía constitucional, la mayoría de la gente permaneció callada porque no había seguridad de cuánto iba a durar la libertad recién adquirida o porque aceptaba de mejor o peor grado la idea de que era mejor olvidarse del pasado, no "remover las brasas" de una guerra que, al fin y al cabo, había terminado hacía más de 50 años.

En mi opinión, si la reconciliación general de los dos bandos de la Guerra Civil dependiera sólo de restaurar la dignidad de los asesinados por la derecha y por la izquierda, sería posible dar por zanjada la cuestión en el contexto de la actual Ley de Memoria Histórica. Por comparar, si la gran mayoría de los alemanes ha reconocido los crímenes del régimen nazi; si la gran mayoría de los estadounidenses ha reconocido los crímenes colectivos de la esclavitud y posteriormente la segregación; y si la mayoría de los surafricanos ha aprobado el final del apartheid, no cabe duda de que la inmensa mayoría de los españoles podría reconocer el carácter criminal de una represión que duró décadas y ejecutó a más de 100.000 no combatientes.

Sin embargo, lo que ocurre en España, una parte importante del problema, es que la sociedad española en su conjunto no ha juzgado la dictadura de Franco como régimen criminal, en el mismo sentido en el que Alemania condenó el régimen nazi, Suráfrica condenó el apartheid y Estados Unidos condenó la esclavitud y el siglo de segregación que siguió al fin de la esclavitud. Existe una parte pequeña pero sustancial de la población española que opina que la palabra República no fue más que un sinónimo de incompetencia y desorden, que recuerda la violencia laboral, las amenazas contra la Iglesia y la burguesía y las promesas de uno u otro tipo de revolución colectivista en la primavera de 1936. Para esa minoría sustancial, el alzamiento militar fue un esfuerzo justificado, un pronunciamiento tradicional español como método para restablecer el orden público. Esas personas, aunque reconocen la extrema crueldad del régimen de Franco, consideran que la izquierda revolucionaria fue más responsable de la Guerra Civil y sus terribles consecuencias que el alzamiento del 18 de julio.

En estas circunstancias, con la opinión nacional fuertemente dividida, la Ley de Memoria Histórica cumple el propósito justo de permitir que las familias que perdieron a miembros en la salvaje represión franquista descubran todo lo posible, entre 30 y 70 años después, de los restos físicos de sus seres queridos, y que vean sus nombres limpios de acusaciones penales injustas. El Gobierno actual también ha actuado de manera honorable al conceder la ciudadanía a los exiliados republicanos y sus hijos, así como a los miembros de las Brigadas Internacionales que lucharon en defensa de la República. Y, desde luego, debería ser posible, aunque sin duda controvertido, anular por completo las condenas de prisión y muerte dictadas por los tribunales sin que se permitiera ninguna defensa ni se mostrara ninguna preocupación profesional por la veracidad de las acusaciones. Sin embargo, el trato reciente dado al esfuerzo del juez Garzón para documentar en la mayor medida posible las purgas mortales realizadas por los generales rebeldes y sus seguidores deja bien claro que muchos ciudadanos conservadores no creen que dichas purgas constituyeran crímenes contra la humanidad.

Existe un viejo dicho que siempre ha tenido un gran significado para mí como historiador: la verdad os hará libres. En realidad, me parece una frase demasiado categórica. Pero sí estoy convencido de que la voluntad de reconocer la verdad, por desagradable que sea, es un requisito indispensable para superar los recuerdos amargos que pueden transmitirse mientras no haya un relato claro, cualitativo y cuantitativo, de los crímenes cometidos por los militares rebeldes, la Falange, los "incontrolados", los agentes estalinistas y la escoria criminal que, en cualquier sociedad, se aprovecha de los odios de clase y la desintegración del orden público. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia. (Gabriel Jackson, El País, 30/11/08)





Yoani Sánchez

Lo sigo diariamente desde hace muchos meses... Me refiero al blog (bitácora, en castellano) que la filóloga habanera Yoani Sánchez, escribe desde Cuba. Yoani escribe sobre el día a día de sus conciudadanos, de ella misma, de lo que ve y lo que hace, y de lo que anhela y sueña: la libertad de poder expresarse, ella y el resto de los cubanos, sin miedo a las represalias; el derecho a ejercer sus derechos de ciudadanos de un país libre... No busquen proclamas políticas en él: es el sencillo relato de una vida, de unas vidas, limitadas por la opresión omnímoda de un estado totalitario. Y todo, sin perder la pizca de ironía que delata el talante de esta luchadora que nunca pretendió serlo y se ha convertido para medio mundo en el símbolo de la libertad. Su blog, "Generación Y", que pueden leer aquí, obtuvo el Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital 2008 hace unos meses; más tarde, recibió el Premio del Jurado en Bitácoras.com 2008, y ahora, hace unos días, acaba de recibir el Premio The BOBs al mejor weblog del mundo. No ha podido recoger ninguno de ellos porque las autoridades cubanas le han denegado el permiso de salida. Vaya este comentario como mi humildo y sincero mensaje de admiración para ella y para todos aquellos cubanos anónimos que no salen en la prensa ni reciben premios pero esperan con ansia una libertad que no llega. Disfrútenlo. Y sean felices. Tamaragua. (HArendt)




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La filóloga cubana Yoani Sánchez





Fernando Pastor

"Todo esto algún día acabará, aunque tengamos que ir al Tribunal Constitucional y hasta al Tribunal de Estrasburgo, si es necesario, para que no se salgan con la suya quienes se sienten el ombligo del mundo sin ninguna razón, y piensan que lo suyo va a misa y que los demás somos basura. Los que estamos metidos en esto somos ciudadanos, no feligreses, que no hay que serlo para disfrutar de los derechos". Lo dice con decisión, amargura y sin ira, Fernando Pastor, el profesor vallisoletano que ha conseguido por vez primera en España que un tribunal considere que la presencia de símbolos religiosos en un colegio público atenta contra los valores de la Constitución y los derechos fundamentales de los españoles. Es todo un logro, no un éxito, porque ésta no es una guerra contra nadie. Lo curioso es que los que insultan, amenazan y ofenden son los hipotéticos defensores y seguidores del hombre que hizo de la caridad, el respeto y el amor al prójimo la razón de su existencia. ¿Dónde quedan las enseñanzas de aquel al que llaman Maestro?: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no sereis juzgados, no condenéis y no sereis condenados; perdonad y sereis perdonados" (Luc. 6, 36-37. Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1998)... Les dejo la entrevista que el corresponsal de El País en Valladolid, Francisco Cantalapiedra, hace al profesor Pastor en el diario de hoy. Sean felices. Tamaragua. (HArendt)





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El profesor Fernando Pastor




"Ahora insultan a mi hija en clase. No sé si aguantaré"

Este hombre menudo, enjuto, tímido, con gafas de miope y pinta de no haber roto un plato en su vida ha sido capaz de desatar en pocas horas todas las furias y pasiones imaginables después de que un juzgado declarara que mantener el crucifijo en una escuela pública vulnera los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución. Tanto él como el colegio que ha recibido esta sentencia han saltado de repente a una fama que, muy probablemente, no beneficia a ninguno de los dos. Pero, lo quieran o no, los jueces de lo Contencioso han unido para siempre los nombres de Fernando Pastor y Macías Picavea.

El primero era hasta la semana pasada un anónimo profesor de Contabilidad y portavoz de la Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid. El segundo, uno de los colegios públicos más antiguos de la ciudad, bautizado con el nombre de un republicano progresista que fue profesor de latín de varias generaciones de estudiantes.

Todo comenzó en septiembre de 2005, cuando Fernando Pastor Valdeolmillo (Palencia, 1961) acompañó al colegio a su hija, que entonces tenía 6 años, y al entrar en clase observó que por encima del encerado un crucifijo presidía el aula. En otras clases se repetía el escenario. A partir de ese momento, la asociación cultural inició un proceso administrativo, primero, y judicial, después, que ha durado más de tres años para descolgar de las paredes los crucifijos de las aulas de primaria. Seguramente continuarán en su sitio hasta que se resuelva el recurso que el Gobierno de Castilla y León (del PP) anunció el pasado jueves, para decepción de quienes esperaban el final y alegría de los que se oponen a que tal cosa suceda.

La entrevista se desarrolla en el más que austero despacho de Fernando Pastor, entre llamada y llamada de medios informativos que quieren conocer su opinión sobre el recurso que está anunciando en ese momento el portavoz del Gobierno regional. Filosofa sobre la diferencia entre el crucifijo que cuelga de la pared en una escuela pública y el que preside "la mesa en la que juran o prometen su cargo los ministros y el presidente del Gobierno". Pastor, que contesta pacientemente a todo el que llama, recuerda la razón principal por la que decidió llevar a su hija al Macías Picavea: "Es el centro público que está más cerca de mi casa". Y repite la palabra "público", porque hay otros que no lo son "y están más próximos todavía".

Pregunta. Parece usted desbordado.

Respuesta. Lo estoy. No me esperaba tantas reacciones y la repercusión que ha merecido la sentencia tanto dentro como fuera de España.

P. ¿Quién está detrás de la asociación en la que milita?

R. Al principio éramos solo profesores o padres de alumnos, aunque luego llegaron otras personas al margen de esos grupos. Pero el ideario es común para todos aquellos que están a favor del laicismo, de la igualdad y el pluralismo. Es toda esa gente que lucha porque nadie se imponga a nadie.

P. ¿Tanto le sorprendió encontrar un crucifijo en ese colegio?

R. Lo que me causó estupor no fue que estuviera clavado en una pared, sino que presidiera una actividad educativa impartida en un colegio público, y por tanto no confesional. Me pareció una situación impropia que posiblemente estaba vulnerando la Constitución.

P. Peticiones, negativas, recursos, juicios y al final, de momento, una victoria sonada. ¿Cómo se siente escuchando al consejero portavoz la decisión de recurrir la sentencia?

R. Tengo sensaciones contradictorias, que van desde la alegría por el resultado hasta el cansancio que me ha provocado todo este proceso y el coste que está teniendo, que se acrecienta cuando la Junta de Castilla y León hace ese anuncio. Soy un ingenuo, porque pensaba que por el mero hecho de no haber lanzando improperios a nadie durante todo este proceso, tampoco los iba a recibir. Y no está siendo así.

P. ¿Quién se los lanza?

R. Otros padres de alumnos embarcados en una campaña de acoso verbal alentada por la dirección del colegio, que empieza a tener consecuencias sobre mi hija. Y ahora, sus compañeros la insultan en clase.

(Sin perder la calma ni un instante, Fernando Pastor oculta a duras penas las lágrimas cuando recuerda la presión que otros niños hacen sobre su hija a quien reprochan quedarse sin fiestas de Reyes, Navidad o Semana Santa por culpa de su padre).

P. ¿Qué le cuenta la niña sobre el ambiente que se ha creado en el colegio?

R. Cosas que me duelen mucho más que a ella, como por ejemplo que por culpa de su padre no habrá fiestas navideñas o que un niño se pone a cantar delante de ella: "Crucifijos sí, gilipollas, no". Cuando lo cuenta, su madre y yo tratamos de explicarle cómo son las cosas, aunque no sé si aguantaré mucho más esta presión. Si al menos la ejercieran solamente contra mí, sería todo más llevadero.

P. ¿Se arrepiente de haber iniciado todo esto?

R. No, para nada. Entre otras razones porque noto el apoyo de mucha gente, incluso de creencias católicas, que nos animan a seguir hasta donde sea necesario. Pero los apoyos no evitan que algunos estemos pasando unos días muy duros. Fíjese, he tenido hasta que soportar que digan que mi hija salía vestida de virgencita en la representación teatral de las fiestas del colegio del año pasado, cosa que es mentira, y aunque fuera verdad sería irrelevante. No debería ser necesario explicar que el mendigo que sale en la cabalgata no es mendigo, ni el rey es rey en su vida privada. Me conformo con que todo esto que estamos haciendo sirva para que otras personas no tengan que pasar este calvario.

P. ¿No teme que el calvario se prolongue ahora que la Junta ha anunciado que recurrirá la sentencia?

R. Yo dije que si la Junta de Castilla y León lo hacía me parecería una indecencia, y lo ha hecho; pero todo esto algún día acabará, aunque tengamos que ir al Tribunal Constitucional y hasta al Tribunal de Estrasburgo, si es necesario, para que no se salgan con la suya quienes se sienten el ombligo del mundo sin ninguna razón, y piensan que lo suyo va a misa y que los demás somos basura. Los que estamos metidos en esto somos ciudadanos, no feligreses, que no hay que serlo para disfrutar de los derechos. (Francisco Cantalapiedra, El País, Valladolid. 30/11/08)





miércoles, 26 de noviembre de 2008

Obispos: Paz, Perdón, Verdad

Sin comentarios. Les dejo con el artículo de hoy en El País del profesor Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza ("La Iglesia y la represión franquista"), y con las viñetas de Romeu y Peridis en el mismo número del diario citado. No se hasta que punto mezclar humor con denuncia sea una feliz iniciativa por mi parte. En todo caso, lo hago sin mayor acrimonia... Sean felices. Tamaragua. (HArendt)





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Romeu (El País, 26/11/08)




"La Iglesia y la represión franquista", por Julián Casanova

La tragedia de las víctimas de la Guerra Civil y de la dictadura de Franco se ha convertido en las últimas semanas en el eje de un debate social, político y judicial. Con ese recuerdo, ha revivido de nuevo ante nosotros el pasado más oculto y reprimido. Algunos se enteran ahora con estupor de acontecimientos que los historiadores ya habían documentado. Otros, casi siempre los que menos saben o a los que más incomodidad les produce esos relatos, dicen estar cansados de tanta historia y memoria de guerra y dictadura. Es un pasado que vuelve con diferentes significados, lo actualizan los herederos de las víctimas y de sus verdugos. Y como opinar es libre y la ignorancia no ocupa lugar, muchos han acudido a las deformaciones para hacer frente a la barbarie que se despliega ante sus ojos.

En realidad, por mucho que se quiera culpabilizar a la República o repartir crueldades de la Guerra Civil, el conflicto entre las diferentes memorias, representaciones y olvidos no viene de ahí, de los violentos años treinta, un mito explicativo que puede desmontarse, sino de la trivialización que se hace de la dictadura de Franco, uno de los regímenes más criminales y a la vez más bendecidos que ha conocido la historia del siglo XX.

Lo que hizo la Iglesia católica en ese pasado y lo que dice sobre él en el presente refleja perfectamente esa tensión entre la historia y el falseamiento de los hechos. "La sangre de los mártires es el mejor antídoto contra la anemia de la fe", declaró hace apenas un mes Juan Antonio Martínez Camino, secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal, en el fragor del debate sobre las diligencias abiertas por el juez Garzón acerca de la represión franquista. "A veces es necesario saber olvidar", afirma ahora Antonio María Rouco. Es decir, a la Iglesia católica le gusta recordar lo mucho que perdió y sufrió durante la República y la Guerra Civil, pero si se trata de informar e investigar sobre los otros muertos, sobre la otra violencia, aquella que el clero no dudó en bendecir y legitimar, entonces se están abriendo "viejas heridas" y ya se sabe quiénes son los responsables.

Franco y la Iglesia ganaron juntos la guerra y juntos gestionaron la paz, una paz a su gusto, con las fuerzas represivas del Estado dando fuerte a los cautivos y desarmados rojos, mientras los obispos y clérigos supervisaban los valores morales y educaban a las masas en los principios del dogma católico. Hubo en esos largos años tragedia y comedia. La tragedia de decenas de miles de españoles fusilados, presos, humillados. Y la comedia del clero paseando a Franco bajo palio y dejando para la posteridad un rosario interminable de loas y adhesiones incondicionales a su dictadura.

Lo que hemos documentado varios historiadores en los últimos años va más allá del análisis del intercambio de favores y beneficios entre la Iglesia y la dictadura de Franco y prueba la implicación de la Iglesia católica -jerarquía, clero y católicos de a pie- en la violencia de los vencedores sobre los vencidos. Ahí estuvieron siempre en primera línea, en los años más duros y sangrientos, hasta que las cosas comenzaron a cambiar en la década de los sesenta, para proporcionar el cuerpo doctrinal y legitimador a la masacre, para ayudar a la gente a llevar mejor las penas, para controlar la educación, para perpetuar la miseria de todos esos pobres rojos y ateos que se habían atrevido a desafiar el orden social y abandonar la religión.

La maquinaria legal represiva franquista, activada con la Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939 y la Causa General de abril de 1940, convirtió a los curas en investigadores del pasado ideológico y político de los ciudadanos, en colaboradores del aparato judicial. Con sus informes, aprobaron el exterminio legal organizado por los vencedores en la posguerra y se involucraron hasta la médula en la red de sentimientos de venganza, envidias, odios y enemistades que envolvían la vida cotidiana de la sociedad española.

La Iglesia no quiso saber nada de las palizas, tortura y muerte en las cárceles franquistas. Los capellanes de prisiones, un cuerpo que había sido disuelto por la República y reestablecido por Franco, impusieron la moral católica, obediencia y sumisión a los condenados a muerte o a largos años de reclusión. Fueron poderosos dentro y fuera de las cárceles. El poder que les daba la ley, la sotana y la capacidad de decidir, con criterios religiosos, quiénes debían purgar sus pecados y vivir de rodillas.

Todas esas historias, las de los asesinados y desaparecidos, las de las mujeres presas, las de sus niños arrebatados antes de ser fusiladas, robados o ingresados bajo tutela en centros de asistencia y escuelas religiosas, reaparecen ahora con los autos del juez Garzón, después de haber sido descubiertas e investigadas desde hace años por historiadores y periodistas. Quienes las sufrieron merecen una reparación y la sociedad democrática española debe enfrentarse a ese pasado, como han hecho en otros países. La Iglesia podría ponerse al frente de esa exigencia de reparación y de justicia retributiva. Si no, las voces del pasado siempre le recordarán su papel de verdugo. Aunque ella sólo quiera recordar a sus mártires. (El País, 26/11/08)





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Peridis (El País, 26/11/08)





martes, 25 de noviembre de 2008

Escuchar a los filósfos

Siempre he dicho que a los filósofos hay que escucharlos con atención: para elogiarlos o detestarlos; nunca para ignorarlos. Son una raza especial. Y a veces, hasta atinan. Pienso que Eugenio Trías lo hace, atinar, en su análisis sobre la personalidad y las esperanzas que medio mundo ha puesto en la presidencia de Barack Obama. Lo hace en un soberbio artículo en el diario ABC, al que llego de rebote, pues no es periódico que levante mi admiración, pero al que reconozco la solvencia de contar con una pléyade de colaboradores de primera magnitud. Y además, era el diario preferido de mi padre. Se títula su artículo "Donde arrecia el peligro". Y es magnífico. Disfrútenlo. Y sean felices, aunque cueste... Tamaragua. (HArendt)





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El presidente electo, Barack Obama





"Donde arrecia el peligro", por Eugenio Trías

1. La naturaleza escribe en caracteres matemáticos (Galileo). El mundo humano en jeroglíficos que parecen indescifrables. Alguien, de pronto, consigue dar con la clave de la piedra de Rosetta del Zeitgeist (espíritu del tiempo). Eso sucede rara vez, pero sucede. A ese personaje le llamaba Hegel individuo universal.

La historia no se mueve únicamente por ciegas fuerzas colectivas, como algunos pretenden. También las personas son actores responsables, capaces de modificar el relato histórico. Pocos filósofos ha habido con mayor atención y sensibilidad para todo lo singular como este filósofo alemán tan difamado y mal comprendido en ambientes neoliberales.
Hegel se refiere a Julio César, capaz de tener intuición de la forma imperial adecuada a las grandes conquistas romanas (militares y jurídicas). Pensaba sobre todo en su contemporáneo Napoleón, que tuvo la intuición de que los logros de la revolución francesa debían imponerse en toda Europa.

Hegel no tuvo ocasión ni circunstancia de reflexionar sobre el doble siniestro de su individuo universal. Si éste es, para decirlo en forma platónica, el verdadero pretendiente a la materialización de la Idea, el otro constituye su sombra deformada. Así, en los desdichados años treinta del pasado siglo, Stalin y Hitler. En lugar de intuir las coordenadas del nuevo mundo que se abre camino después del gran derrumbe económico-social de 1929, lo interpretan de forma particular (e imponen de modo atroz esa parcialidad afirmada): la raza aria, la clase proletaria.

El verdadero individuo universal capaz de comprender esa convulsión y crisis y de darle la medicina adecuada fue Roosevelt. Él fue el descifrador del idioma jeroglífico de su mundo y de su época. Esa intuición admitió refundaciones, como la de John F. Kennedy. Mostró la vitalidad de un estado-nación con voluntad imperial. Pero con fuerzas centrípetas en su seno que le podían sumir en un aislamiento auto-destructivo.

La experiencia del «cuerpo despedazado» (Jacques Lacan) la vivió Norteamérica el día del derribo de las torres gemelas. Coincidió con un país dividido y un presidente de escasas luces. En lugar de mantener la cabeza fría se lanzó a ciegas a guerras de venganza y destrucción. Las desigualdades sociales se agudizaron. Las clases medias se volvieron frágiles. El paradigma neoliberal se extremó hasta el paroxismo.

El dogma de un mercado que se regula por sí mismo, la fábula de Mandeville, la teoría de la mano invisible, esas ironías anglosajonas que pretendían adelgazar el estado para los negocios y engrosarlo en los despliegues militares, alcanzó en estos últimos ocho años su forma extremada. En su voluntad y porfía por actuar sin ningún control Norteamérica experimentó declive en su hegemonía imperial.

La historia es más irónica que las teorías neoliberales. La historia se rige, según Hegel, discípulo aventajado de Adam Smith, por la astucia de la razón: hace del vicio privado -la ambición- el anzuelo para la materialización de la Idea que informe al espíritu del tiempo.

2. Barack H. Obama ha sabido descifrar el código genético de nuestro tiempo, su piedra de Rosetta. Nadie hasta él había conseguido hacerlo con una maestría tan deslumbrante. Cuanto más se conocen los detalles del equipo que supo «leer por dentro» (intus-legere) las posibilidades que el gran hallazgo tecnológico de la era global encerraba, la Red, mayor asombro produce su extraordinaria victoria. De un plumazo consiguió que le apoyase un colectivo invencible: visitantes de Internet capaces de movilización voluntaria prestos a recaudar pequeños fondos en cantidades inverosímiles.

Toda una época política quedó pulverizada. Quizás no se vuelva a hablar en bastante tiempo de lobbies. Todos los protagonistas del proceso quedaron retratados como fotografías con pátina de antigüedad, desde Hillary Clinton hasta Mac Cain y Sarah Pallin. Sumó además una capacidad de predicación política de fluidez onírica: infinito discurso siempre bien modulado, de talante apolíneo. No se oía nada semejante en ningún rincón de nuestro mundo.

Conociendo el patriotismo profundo de todos sus compatriotas removió las viejas aguas, y hasta arrancó la voz más lírica a su contrincante en su espléndida y nobilísima felicitación al vencedor. El propio George Bush parece también tocado por este nuevo modo de obviar todas las dificultades.

El genio hace fácil lo difícil. También en política. Consigue que parezca espontáneo y natural lo que se supone fruto de esfuerzos titánicos. Decía Kant que la naturaleza es bella cuando parece obra de arte, y que el arte es bello cuando parece naturaleza. El genio en arte y el individuo universal en política son capaces de volver fácil y natural lo que parece imposible. De ahí el carácter onírico -de hermano de otro planeta- que a veces se asocia a Obama.

Lo que parece irreal se vuelve de pronto evidencia: ¡Que los jóvenes vayan a las urnas, que los afroamericanos aparquen sus legítimos resentimientos y hagan colas para votar (y le voten en proporciones búlgaras), que los latinos y demás minorías étnicas se vuelquen sobre el personaje! Y que los blancos, en pirámide invertida por edades, le den también su apoyo.

La costra de escepticismo político que a todos nos ha invadido desde la caída del muro de Berlín, agudizada por los desmanes bélicos de la única potencia vencedora de la guerra fría, parece caerse a pedazos. La política, cual Ave Fénix, renace de sus cenizas. No vivirá Baudrillard para darse cuenta de que la reducción de todo a simulacro ha terminado. O para constatar la falacia de toda precipitada ontología de lo virtual. Ya no podrán seguirse entonando esos trenos a los que el pensamiento europeo nos tiene acostumbrados, donde la filosofía oficia siempre tétricas ceremonias de enterramiento: muerte del Arte, muerte de Dios, muerte del Hombre, descalabro de todo criterio ético, fin de la pasión política.

Se siente la necesidad y exigencia de lo Ideal. Al final Schiller el idealista estaba en lo cierto. O el Kant de los Ideales de la Razón práctica. El viejo sueño de una Edad del Espíritu que sirve de idea regulativa resplandece en el horizonte.

3. Llegarán días para pasar del sueño a la realidad. Pero hemos estado tan golpeados por oleadas de escepticismo, realismo de vuelo gallináceo y deprimente nihilismo, que la aparición de este personaje en el escenario político parece revalidar el Principio Esperanza. Es una muestra de la vitalidad de Estados Unidos, capaz de lo peor y de lo mejor. Hoy por hoy es el país que mejor sabe leer el idioma jeroglífico del Zeitgeist.

Fue el país más capaz de dar con la traducción equivocada. George Bush fue, en este sentido, el doble siniestro anticipado del nuevo presidente: siempre antepuso lo particular sobre lo universal; los delirios de su pequeño equipo ultramontano sobre las verdaderas necesidades y exigencias del papel de Estados Unidos dentro del nuevo mundo global. George Bush ha dado pie a que se pensara en el declive del Imperio. Barack H. Obama, en cambio, sabe que Estados Unidos requiere una adaptación al nuevo mundo global. Éste no admite hegemonías que no sean compartidas.

Puede decirse, con Hölderlin, que justamente «donde hay peligro / crece lo salvador». El peligro ha arreciado. El abismo sube, se alza, se desborda. La quiebra financiera ha sido un verdadero terremoto.

Barack H. Obama, ese medicine man, como lo llama Moisés NaÏm en un artículo en el que habla de la necesidad que el mundo tiene, de vez en cuando, de un auténtico chamán, dispone de tiempo y apoyos para poder descifrar la piedra de Rosetta del mundo de hoy, y escribir en prosa lo que predicó en campaña con auténtico vuelo mágico chamánico, y en bella y apolínea versificación. (ABC, 23/11/08)







http://www.clarin.com/diario/2005/09/28/thumb/t041dh02.jpg
El filósofo Eugenio Trías





25/11: Todos contra la violencia machista

http://www.elpais.com/recorte/20081125elpepivin_1/XLCO/Ges/20081125elpepivin_1.jpg
Forges (El País, 25/11/08)