viernes, 19 de octubre de 2018

[SONRÍA, POR FAVOR] Un toque de humor para hoy viernes, 19 de octubre




Mafalda, por Quino


El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. También, como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Un servidor de ustedes tiene escaso sentido del humor, aunque aprecio la sonrisa ajena e intento esbozar la propia. Así pues, identificado con la primera de las acepciones de la palabra humor del Diccionario de la Lengua Española, en la medida de lo posible iré subiendo periódicamente al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

jueves, 18 de octubre de 2018

[UN CLÁSICO DE VEZ EN CUANDO] Hoy, con "Pluto", de Aristófanes




Talía, Musa de la Comedia, por Giovanni Baglione


En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.

Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los griegos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Continúo con esta entrada la sección de Un clásico de vez en cuando dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia Pluto, de Aristófanes, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. 

Aristófanes (444-385 a.C.) fue un comediógrafo griego, principal exponente del género cómico. Vivió durante la guerra del Peloponeso, época que coincide con el esplendor del imperio ateniense y su posterior derrota a manos de Esparta. Sin embargo, también fue contemporáneo del resurgimiento de la hegemonía ateniense a comienzos del siglo IV a.C. Leyendo a Aristófanes es posible hacerse una idea de las intensas discusiones ideológicas (políticas, filosóficas, económicas y literarias) en la Atenas de aquella época. Su postura conservadora le llevó a defender la validez de los tradicionales mitos religiosos y se mostró reacio ante cualquier nueva doctrina filosófica. Especialmente conocida es su animadversión hacia Sócrates, a quien en su comedia Las nubes lo presenta como un demagogo dedicado a inculcar todo tipo de insensateces en las mentes de los jóvenes. En el terreno artístico tampoco se caracterizó por una actitud innovadora; consideraba el teatro de Eurípides como una degradación del teatro clásico.

Pluto fue escrita hacia el 380 a. C., y la da título el dios griego de la riqueza, Pluto. Como la mayoría de las obras de Aristófanes, es una sátira política de la Atenas de la época incluyendo a un maestro estúpido, un esclavo insubordinado, y muchos ataques a la hipócrita moral de entonces (y de siempre).

La obra está protagonizada por Cremilo, un anciano ciudadano ateniense, y su esclavo Cario. Cremilo se ve a sí mismo y a su familia como virtuosos pero pobres. Está preocupado por ello y pide consejo a un oráculo. La obra comienza justo después de haber recibido el consejo de seguir al primer hombre con el que se encuentre y convencerle de que le acompañe a su casa, un "hombre" que resulta ser el dios Pluto.

La primera parte de la obra expone cómo la riqueza no es repartida entre los virtuosos, ni necesariamente entre los no-virtuosos, sino aleatoriamente entre toda clase de hombres. Pero Cremilo está convencido de que si se restituyera la vista a Pluto, estos errores podrían rectificarse y el mundo sería un lugar mejor. En la segunda parte de Pluto la diosa Pobreza refuta el razonamiento de Cremilo de que es mejor ser rico, argumentando que sin pobreza no habría esclavos, pues todos ellos podrían comprar su libertad, ni tampoco comidas o bienes lujosos, pues nadie trabajaría si todos fueran ricos. Al final de la obra, el dios Pluto,  con su vista ya sanada, da riquezas a algunos y se las quita a los que ve que no son virtuosos, provocando comentarios rencorosos y clamores de injusticia por parte de los que han perdido sus riquezas. Aristófanes lanza en Pluto a los dirigentes atenienses, casi todo ellos ricos, algunos de sus más mordaces ataques.




Representación teatral de Pluto, de Aristófanes



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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miércoles, 17 de octubre de 2018

[A VUELAPLUMA] La inmortalidad no era esto





La Universidad estadounidense John Hopkins, en Baltimore (Maryland), a la que pertenece el hospital que recibió a una paciente llamada Henrietta Lacks en 1951, ha decidido dedicarla un nuevo edificio de investigación biomédica que llevará su nombre a partir de ahora, reconociendo así el enorme impacto que las células de esta mujer han tenido en la medicina. 

La historia la cuenta en El País Javier Sampedro, doctor en genética y biología molecular, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid y del Laboratorio de biología molecular del Medical Research Council de Cambridge, y desde 1995 divulgador científico habitual en dicho diario. 

Henrietta Lacks, comienza diciendo Sampedro, empezó a preocuparse por un sangrado vaginal a finales de 1950 o principios de 1951. Siendo pobre, afroamericana y madre de cinco hijos pese a tener solo 31 años, tuvo que presentarse directamente en el John Hopkins, uno de los pocos hospitales que admitían pacientes de esa extracción social. Su ginecólogo le diagnosticó enseguida un tumor maligno en el cuello del útero, tomó una biopsia del tejido canceroso y trató a Henrietta con radio, el mejor tratamiento disponible en la época. No funcionó, y la mujer murió a los pocos meses. Pero, antes de eso, el ginecólogo había entregado parte de la biopsia a su colega George Gey, un investigador que trabajaba en el mismo edificio.

El doctor Gey llevaba unos años intentando cultivar las biopsias de ese tipo de tumores, pero las células morían en cuestión de días. Las muestras de Henrietta Lacks resultaron muy diferentes. Se replicaban cada 24 horas, se transferían sin problemas a nuevas placas de cultivo y se podían enviar a científicos de otros centros para hacer todo tipo de investigaciones. El doctor Gey tomó la primera sílaba del nombre y el apellido de Henrietta Lacks y llamó HeLa a su cultivo. Fue la primera línea celular humana inmortal, a todos los efectos. Todos los alumnos de biología las estudian en sus cursos, y en los 70 años que han pasado desde la muerte de la paciente han sido una poderosa herramienta para el avance de la medicina: el desarrollo de la vacuna de la polio, el estudio del genoma humano, la investigación del cáncer y su relación con las hormonas, las toxinas, los fármacos, los virus o la radiación. Antes desaparecerá la humanidad que la línea HeLa.

Ahora imagina por un momento que tú eres Henrietta Lacks y que, décadas o siglos después, trocitos de tu cuerpo moran en los laboratorios de todo el mundo duplicando tu genoma cada 24 horas, propagando tu legado biológico por todo el planeta Tierra como una especie de planta invasiva, celebrando eternamente tu paso por este mundo como si no se hubieran enterado de que tú, su dueña, estás muerta y enterrada en la noche terráquea. ¿Te serviría eso como una forma de inmortalidad? ¿O más bien te parece una perspectiva perturbadora y macabra? Ahora que hablamos mucho del derecho al olvido en las redes, podríamos considerar también un posible derecho a la muerte en los laboratorios, ¿no? Puestos a imaginar, dejémonos flotar corriente abajo para considerar la posibilidad de resucitar a Henrietta Lacks. Obstáculos no nos faltarían. Para empezar, la línea celular HeLa no se obtuvo de los tejidos normales de la paciente, sino del tumor que la mató, y los tumores contienen numerosas mutaciones y aberraciones cromosómicas. Pero esto es en el fondo un problema técnico, y nuestra imaginación no debe detenerse por él. Una vez que dispongamos de una célula HeLa con el genoma corregido de la señora Lacks, implantar su núcleo en el óvulo de una donante supondría poco más que clonar a la oveja Dolly, técnicamente. No es inconcebible en el futuro cercano que se pueda resucitar a Henrietta Lacks. ¿Serviría eso como inmortalidad?

Seguramente tampoco. Pero, entretanto, la Universidad John Hopkins, a la que pertenece el hospital que recibió a la paciente en 1951, ha decidido dedicar a Henrietta Lacks un nuevo edificio de investigación biomédica, según informó el sábado la institución junto con los herederos de Lacks. La universidad quiere reconocer el enorme impacto que las células de esta mujer han tenido en la medicina. Esta es la forma de inmortalidad que tenemos a mano por el momento.



Microfotografía electrónica de las células HeLa



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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martes, 16 de octubre de 2018

[SONRÍA, POR FAVOR] Un toque de humor para hoy martes, 16 de octubre




Mafalda, por Quino


El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. También, como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Un servidor de ustedes tiene escaso sentido del humor, aunque aprecio la sonrisa ajena e intento esbozar la propia. Así pues, identificado con la primera de las acepciones de la palabra humor del Diccionario de la Lengua Española, en la medida de lo posible iré subiendo periódicamente al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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lunes, 15 de octubre de 2018

[CUENTOS PARA LA EDAD ADULTA] Hoy, con "Ángelus", de Pío Baroja





El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Desde hace unos meses vengo trayendo al blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros.

Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado Ángelus, de Pío Baroja (1872-1956). Pío Baroja fue un escritor español de la Generación del 98, hermano de los escritores Carmen Baroja y Ricardo Baroja y tío del antropólogo Julio Caro Baroja y del director de cine y guionista Pío Caro Baroja. ​Médico de profesión, Baroja cultivó preferentemente el género narrativo, pero se acercó también con frecuencia al ensayo y más ocasionalmente al teatro,​ la lírica y la biografía. Agrupó sus novelas en nueve trilogías y dos tetralogías, aunque es difícil distinguir en algunas de ellas qué elementos pueden tener en común: Tierra vasca, La lucha por la vida, El pasado, El mar, La raza, Las ciudades, Agonías de nuestro tiempo, La selva oscura, La juventud perdida y La vida fantástica. Saturnales pertenece en su temática a la Guerra civil y permaneció inédita a causa de la censura franquista, publicándose las dos últimas novelas de la serie en el siglo XXI. Afectado por la arterioesclerosis murió en 1956. Fue enterrado en el Cementerio Civil de Madrid como ateo, con gran escándalo de la España oficial, a pesar de las presiones que recibió su sobrino, el antropólogo Julio Caro Baroja, para que renunciase a la voluntad de su tío. Ello no obstante, el entonces ministro de Educación Nacional, Jesús Rubio García-Mina, asistió en su calidad de tal al entierro. Su ataúd fue llevado a hombros por Camilo José Cela y Miguel Pérez Ferrero, entre otros. Ernest Hemingway asistió al sepelio y John Dos Passos declaró su admiración y su deuda con el escritor. Les dejo con su relato Ángelus, incluido en su libro Vidas sombrías, de 1900.


Ángelus
por
Pío Baroja


Eran trece los hombres, trece valientes curtidos en el peligro y avezados a las luchas del mar. Con ellos iba una mujer, la del patrón.

Los trece hombres de la costa tenían el sello característico de la raza vasca: cabeza ancha, perfil aguileño, la pupila muerta por la constante contemplación de la mar, la gran devoradora de hombres.

El Cantábrico los conocía; ellos conocían las olas y el viento.

La trainera, larga, estrecha, pintada de negro, se llamaba Arantza, que en vascuence significa espina. Tenía un palo corto, plantado junto a la proa, con una vela pequeña…

La tarde era de otoño; el viento, flojo; las olas, redondas, mansas, tranquilas. La vela apenas se hinchaba por la brisa, y la trainera se deslizaba suavemente, dejando una estela de plata en el mar verdoso.

Habían salido de Motrico y marchaban a la pesca con las redes preparadas, a reunirse con otras lanchas para el día de Santa Catalina. En aquel momento pasaban por delante de Deva.

El cielo estaba lleno de nubes algodonosas y plomizas. Por entre sus jirones, trozos de un azul pálido. El sol salía en rayos brillantes por la abertura de una nube, cuya boca enrojecida se reflejaba temblando sobre el mar.

Los trece hombres, serios e impasibles, hablaban poco; la mujer, vieja, hacía media con gruesas agujas y un ovillo de lana azul. El patrón, grave y triste, con la boina calada hasta los ojos, la mano derecha en el remo que hacía de timón, miraba impasible al mar.

Un perro de aguas, sucio, sentado en un banco de popa, junto al patrón, miraba también al mar, tan indiferente como los hombres.

El sol iba poniéndose… Arriba, rojos de llama, rojos cobrizos, colores cenicientos, nubes de plomo, enormes ballenas; abajo, la piel verde del mar, con tonos rojizos, escarlata y morados. De cuando en cuando el estremecimiento rítmico de las olas…

La trainera se encontraba frente a Iciar. El viento era de tierra, lleno de olores de monte; la costa se dibujaba con todos sus riscos y sus peñas.

De repente, en la agonía de la tarde, sonaron las horas en el reloj de la iglesia de Iciar, y luego las campanadas del ángelus se extendieron por el mar como voces lentas, majestuosas y sublimes.

El patrón se quitó la boina y los demás hicieron lo mismo. La mujer abandonó su trabajo, y todos rezaron, graves, sombríos, mirando al mar tranquilo y de redondas olas.

Cuando empezó a hacerse de noche el viento sopló ya con fuerza, la vela se redondeó con las ráfagas de aire, y la trainera se hundió en la sombra, dejando una estela de plata sobre la negruzca superficie del agua…

Eran trece los hombres, trece valientes, curtidos en el peligro y avezados a las luchas del mar.

FIN




Oleo de Julian de Tellaeche (1884-1957)


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