jueves, 4 de septiembre de 2014

Autoubicación política: el test-diagrama de Nolan





Diagrama de Nolan de autoubicación política



Dicen los versos de Antonio Machado en una de las estrofas de su poema "Retrato":

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno...

Si se me permite la presunción, diría que a mí me pasa lo mismo: en algunos momentos me hierve la sangre por las injusticias del mundo y por las que veo a mi alrededor, pero en todo caso mis palabras intentan siempre resultar serenas y ecuánimes como las suyas. Al menos lo intento... Será por la edad, y por aquello que se cuenta, pienso que con razón, de que el joven que a los veinte años no quiere cambiar el mundo es que no tiene sangre en las venas, y el que quiere cambiarlo a los setenta es que es imbécil. Próximo a cumplirlos, me conforme con que el mundo no me cambie a mí. 

¿Tienen ustedes interés en conocer con bastante grado de aproximación cuál es realmente su autoubicación ideológica y política en relación con los problemas del mundo actual? Reedito actualizada una entrada del blog de marzo del pasado año sobre este mismo tema. Si se animan a ello, les propongo contesten las sencillas veinte preguntas que se recogen en el denominado test-diagrama de Nolan, que recibe ese nombre por su creador, el politólogo norteamericano David Fraser Nolan (1943-2010), del Massachussetts Intitute of Technology (MIT).

Partidario tanto de las libertades económicas como personales, Nolan consideraba hasta cierto punto reduccionista la división política entre posiciones de derecha e izquierda, y entre aquellos que solo abogan por la libertad personal y los que solo defienden la libertad económica.

Para resolver esa dicotomía, David F. Nolan creó un gráfico en el que situaba en el eje "X" la posición política respecto de las libertades económicas, y en el eje "Y" la posición política respecto a las libertades personales, dando lugar con ello a un cuadrante en el que se sitúa a los que se califican como izquierdistas o progresistas en el cuadrante izquierdo, a los derechistas o conservadores en el derecho, a los liberales  o libertarios en el superior, y a los autoritarios o populistas en el inferior. 

De las respuestas que se den a las veinte preguntas del test, el diagrama ubica ideológica y políticamente a la persona que lo realiza en un punto del diagrama que muestra su proximidad o alejamiento de cada una de las posiciones citadas.

Les invito a realizarlo. No lleva apenas tiempo. Son preguntas sencillas y claras que deben responderse con honestidad, claro está, para que la prueba resulte eficaz. Les aconsejo que previamente lean las notas que figuran al comienzo del test en las que se explica con claridad el procedimiento a seguir.

Yo he vuelto a realizarlo y confieso que me he sentido satisfactoriamente ubicado ideológica y políticamente con el resultado y posicionamiento que el diagrama me otorga, que está adaptado al panorama político español actual. Y si no es así en su caso, pues seguramente es que el test no está bien planteado. En todo caso, estoy seguro que les resultará entretenido e interesante. Pueden acceder al "test" desde este enlace. Disfrútenlo. 


Les dejo más abajo con el emocionado "Retrato" de Antonio Machado en la voz y la canción de Joan Manuel Serrat. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





"Retrato", de A. Machado, en la voz de J.M. Serrat



Entrada núm. 2156
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Yourcenar, Cortazar y sus "Memorias de Adriano"





Jardines de Villa Adriana (Tívoli, Italia)




Salvo excepciones, que haberlas, haylas, no me gusta prestar mis libros. Soy de los que piensan que es tristemente real ese pareado que reza: "libro prestado, libro amortizado" así que prefiero regalarlos, en su caso, sin desprenderme del mío. Hace un tiempo me llegó por correo un libro que había prestado a un antiguo compañero de trabajo jubilado hacía ya muchos años. Me lo devolvía con una nota pidiéndome disculpas por su tardanza en hacerlo. Confieso que sabía que lo había prestado, pero ni recordaba a quién. Lo había vuelto a comprar, y no una, sino varias veces.

Ese libro, uno de los más hermosos que he leído nunca es "Memorias de Adriano" (Edhasa, Barcelona, 1983), de la novelista franco-belga Marguerite Yourcenar. Un texto bellísimo, al menos en el castellano de la traducción de Julio Cortazar, que es la que yo conozco, y por eso, porque me parece justo, cito juntos a su autora y su traductor. Es también uno de los libros que más veces he regalado a aquellos que considero mis amigos en la confianza de que sabrían apreciarlo. No siempre ha sido así, pues no es un libro que atraiga de entrada. ¿A quién puede interesar la reflexión que al final de su vida, un emperador envejecido, Adriano (76-138 d.C.), hace por carta a quién años después le sucederá al frente de Roma, Marco Aurelio (sí, ese, el de la película "Gladiator", aunque yo prefiero recordarlo por sus espléndidas "Meditaciones"), sobre lo que ha sido su vida y su reinado?... A mucha gente, se lo aseguro, que conserve intacta la ilusión por la buena literatura.

De Yourcenar he leído también "Opus Nigrum", "Alexis o el tratado del inútil combate" y "Como el agua que fluye"; y la biografía, excelente, que sobre ella escribió Josyane Savigneau: "Marguerite Yourcenar: La invención de una vida". Pero ni punto de comparación con "Memorias de Adriano". De Cortazar, como no, su "Rayuela", que me desconcertó.

José Manuel Fajardo firmó en su día un bello artículo sobre la tierra flamenca, a caballo entre Francia y Bélgica, que vio nacer y crecer a la autora de "Memorias de Adriano". Se titulaba "A la sombra de Yourcenar". Releyéndolo ahora me dio por recodar la anécdota de la recuperación de ese libro suyo que ya creía perdido, pero también me vinieron al recuerdo los largos paseos que en mi último viaje a Roma, hace ya ocho años, diera por la que fuera la última residencia del emperador Adriano, "su casa": Villa Adriana, en la actual Tívoli, a una veintena de kilómetros al nordeste de la capital italiana, tan retratada en la novela que comento. Anímense a leerla; seguro que les encantará. O vayan a Roma; Roma siempre merece la pena.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




La novelista Marguerite Yourcenar



Entrada núm. 2155
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lunes, 1 de septiembre de 2014

El poeta Juan Rejano y el tema de España en la poesía española contemporánea (LI)




Puente romano sobre el río Genil (Puente Genil, Andalucía)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".

Hoy traigo hasta el blog al poeta Juan Rejano. Poeta, escritor, periodista. Perteneciente a la Generación del 27. Nace en Puente Genil (Andalucía) en 1903. Participa como soldado en la guerra de Marruecos. En 1927 reside en Málaga, donde conoce y hace amistad con poetas como Altolaguirre, León Felipe y Pedro Garfias. Colabora en las revistas Litoral, la Nueva España y Gaceta Literaria. Durante la guerra civil trabaja como periodista en la zoa republicana. Al fin de la misma se exilia en Francia y poco después en México. Desde su cátedra en la universidad mexicana defendió los valores de la cultura española e hispanoamericana. Murió en México en 1976 cuando preparaba su regreso a España. Les dejo con su poema "Dos sonetos":

I

No vivo en ti, no vivo en mí, no vivo
sino ardiendo entre llamas y luz de ausencia,
presente sobre el tiempo y la impotencia
dee esta raíz que tiene el ser cautivo.

¿Quién doblará este agudo acero altivo
-morir en ansia tuya de existencia-
si escrita está en tu entraña la existencia
que una vanguardia hará del fugitivo?

Por el aire, la luz, la nube, el sueño,
por el lamento de los ríos, dueño
de su vuelo mi cuerpo en ti despierta.

Mírame aquí, lejana España mía,
devanando en tu imagen mi agonía,
madura la pasión, la sangre alerta.

II

Si aquella voz del agua en la ribera
de los álamos blancos, si aquél río
conmigo vive siempre, por qué ansío
volverlo a oir? Habrá la primavera

cubierto ya la orilla y la pradera
con lenguas de esmeralda y de rocío...
y aquí estamos tú y yo, corazón mío,
como naves sin mar que el mar espera.

No quiero aquí morir, que aunque en la muerte
gozosa, rumorosa, de tenerte,
rosal oculto, dentro, vida llevo,

este sueño volver quiero al regazo
maternal de mi tierra y en abrazo
profundo hacerlo florecer de nuevo.

"Dos sonetos"
Juan Rejano



Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta José María Quiroga Plá. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta Juan Rejano




Entrada núm. 2153
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jueves, 28 de agosto de 2014

El poeta Francisco Giner de los Ríos y el tema de España en la poesía española contemporánea (L)




Palacio de Cristal. Parque del Retiro (Madrid)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".

Hoy traigo hasta el blog al poeta Francisco Giner de los Ríos. Poeta, escritor, ensayista y traductor. Nace en Madrid en 1917. Sobrino-nieto del fundador de la Institución Libre de Enseñanza, hijo y sobrino de sendos ministros de la República, participa como soldado en la batalla del Ebro. Al final de la guerra civil se exilia en México donde trabaja para la prestigiosa editorial Fondo de Cultura Económica, el Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México. Reside temporalmente en Chile y Estados Unidos y en 1975 regresa a España, afincándose en la ciudad de Nerja (Andalucía), donde morirá en 1995. Su poesía tiene como tema fundamental a España y la añoranza del suelo español, común a toda la poesía del exilio, pero también el amor y la muerte. Su obra servirá de nexo entre la Generación del 27 y la poesía del exilio español en México, y entre esta y la poesía española actual. Les dejo con su poema "Los tercetos del Sena":


I

Desde mayo y París, la flor del Sena,
me vuelvo hacia tu luz, España mía
y encuentro el corazón hondo en su pena,

pero alto de esperanza, en la porfía
de alcanzar tu canción y tu ventura,
camino entre el dolor y la alegría.

El Sena me acompaña, y la frescura
que trasmina el castaño -su ancho leño
vuelve tierna la piedra en la verdura-

me lleva hacia la hora en que te sueño
con más terca pasión, ya sin fatiga,
pues van parejos siempre fe y empeño.

La primavera dulcemente hostiga
toda la luz del mundo aquí encerrada.
Muere la tarde sin que me persiga

otro afán que encontrarte, tierra amada.
Con el río que canta tiernamente
la redondez del agua aprisionada

mientras llega la noche blandamente,
por tus agrios pinares y tu sierra
paseo mi nostalgia enteramente,
España de mi paz y de mi guerra.

II

El mundo se levanta de costado
en esta terca y lenta madrugada
en que el dolor me tiene desvelado

y vuelto a tu sazón aprisionada,
España del silencio y de la muerte.
La primavera canta enamorada

sobre el agua del río, dulce y fuerte
en su voz florecida de ternura,
y sueña el día en que su voz despierte

la misma brisa en la ribera dura
del claro Manzanares valeroso,
mis ojos por la sierra azul y pura.

¡Qué florecer entonces más hermoso
del alma y de la tierra ya reunidas
en otro amanecer lento y gozoso!

La limpia voluntad tendrá las bridas
de su propio corcel. E irá a la tierra
el afán que la tierra dio a las vidas.

La mañana de España se me encierra
en este hondón del alma y me remueve
junto al dolor que su esperanza entierra

todo el dolor que su esperanza anida.
Tercamente la noche canta y llueve
y deja en el cristal su angustia leve
y al costado del mundo España herida.

"Los tercetos del Sena"
Francisco Giner de los Ríos



Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Juan Rejano. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




"La rama viva", de Francisco Giner de los Ríos



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miércoles, 27 de agosto de 2014

El poeta Juan José Domenchina y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLIX)




Plaza Mayor (Madrid)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".

Hoy traigo hasta el blog al poeta Juan José Domenchina. Poeta, escritor, crítico literario, político. Nace en Madrid en 1898, en el seno de una acomodada familia de ingenieros. Estudia magisterio en Toledo, y ejerce desde muy joven como crítico literario en revistas y periódicos tan prestigiosos como El Imparcial, El Sol y la Revista de Occidente. Conoce y colabora desde muy pronto con Azaña, del que fue secretario personal desde antes de la guerra civil. Casado con la también poetisa Ernestina de Champourcín, durante la guerra trabaja junto a Antonio Machado en el Suplemento Literario del Servicio Español de Información. En febrero de 1939 marcha al exilio con su esposa, primero a Francia y poco después a México, donde trabaja como editor para la Casa de España. Como poeta estuvo vinculado al conceptismo y al barroco. Su poesía fue considerada como "una fiesta derl intelecto". El exilio le vuelve existencialista y doliente, y le acerca de nuevo a lo religioso. Muere en la ciudad de México en 1959. Les dejo con su poema "La voz remota":




Corriente por de dentro, soterraña
coz que se me quedó bajo la tierra
que tuve y que me tuvo. Allí no yerra;
allí está siendo, como siempre, entraña.

Yo no canto en falsete la patraña
que atipla al que, avenido, se destierra.
Pronuncio desde allí, que es donde entierra
su son el grave acento que no engaña.

Aquí, sombra a lo lejos, me acompaña
el ademán suasorio de una tierra
que esgrime el gesto con rotunda maña.

Y os hablo, limpio timbre que se empaña
sobre los mares, como muerto en guerra,
desde una fosa, con mi voz de España.

"La voz remota"
Juan José Domenchina



Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Francisco Giner de los Ríos. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El poeta Juan José Domenchina




Entrada núm. 2151
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martes, 26 de agosto de 2014

El poeta Pedro Garfias y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLVIII)




Catedral de La Asunción y río Tormes (Salamanca, Castilla y León)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".

Hoy traigo hasta el blog al poeta Pedro Garfias. Poeta vanguardista de la Generación del 27, nace en Salamanca (Castilla y León) en 1901. A los 17 años se traslada a Madrid para estudiar Derecho, estudios que no concluye. Impulsor del ultraísmo, se opone a modernismo que domina la lírica española de ese tiempo. Funda las revistas de poesía Horizonte y Tableros, y ejerce como periodista. En 1921 frecuenta la Residencia de Estudiantes de Madrid. Sus primeros libros de poemas reciben elogiosas críticas de revistas como Gaceta Literaria, Revista de Occidente y Mediodía. En 1927 participa en el famoso homenaje que los poetas español rinden a Góngora en Sevilla. Al advenimiento de la República se afilia al partido comunista colaborando en sus revistas Línea y Octubre. En la guerra civil participa activamente como comisario político en varias unidades de combate del PCE. Al término de la misma se exilia a Francia, y de allí a Gran Bretaña. En 1940, se traslada a México, donde reside hasta su muerte, acaecida en la ciudad de Monterrey, en 1967. Les dejo con su poema "Primavera en Eaton Hasting. VI":


Hoy que llevo mis campos en mis ojos
y me basta mirar para verlos crecer
siento vuestra llamada, prados de verde edad,
oigo vuestras palabras, árboles de cien años,
y os busco inútilmente a través de la tarde.
Ni el vuelo de los trinos ni el canto de las ramas
han de romper el duro silencio de mi boca.
Si me quedase inmóvil, como esta buena encina,
vendrían vuestros pájaros a anidar en mi frente,
vendrían vuestras aguas a morder mis raíces
y aun seguiría viendo con su blancura intacta,
quien sabe si dormida, la España que he perdido.

"Primavera en Eaton Hasting. VI"
Pedro Garfias



Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Juan José Domenchina. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Pedro Garfias



Entrada núm. 2150
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lunes, 25 de agosto de 2014

Sobre el estado de la nación española. Análisis de una encuesta (II)




Los científicos españoles, los mejor valoradas por la ciudadanía



Bajo el título de "Los pilares de la sociedad española aguantan", el profesor Juan José Toharia, doctor en sociología por la universidades Complutense de Madrid y de Yale (Estados Unidos), comentaba en el diario El País de ayer domingo la segunda entrega de la encuesta realizada por Metroscopia ("Pulso de España, 2014"), dedicada en esta ocasión a valorar el aprecio de los españoles por sus instituciones. Sobre la primera entrega, "Una ciudadanía abatida reclama una explicación sobre la crisis", ya publiqué una entrada hace unos días en el blog y a ella les remito.

La sociedad española, comenta el profesor Toharia, sigue aguantando, sin hundirse, un año más. Y ello a pesar, continúa diciendo, de los estragos que ya ha causado una crisis que apenas ahora da signos de querer amainar, generalizando empobrecimiento, creciente desigualdad y profundo desgaste institucional. Daños que, masivamente, la ciudadanía considera de difícil y lenta reparación. Pese a lo cual, añade, el país resiste gracias al buen hacer de muchas instituciones que lo vertebran y consiguen compensar las cada vez más irritantes e insoportables carencias de otras. 

Investigadores científicos (con un 89% de aceptación); médicos del servicio público de salud con un 85%, no la propia institución del SPS como tal, que suspende con un 49% de aceptación); y maestros de la enseñanza pública (con un 81%) acaparan los primeros puestos en cuanto a los cuerpos y organismos de la adminitración del Estado. El último lugar en cuanto a valoración de los encuestados lo ocupa la inspección de hacienda con un 39%. 

En cuanto a las instituciones del sistema político la Corona, en la persona del nuevo rey don Felipe VI, recupera el apoyo del 69% de los ciudadanos, ocupando el primer lugar, seguida de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, que suspenden en el índice de aceptación ciudadana con un 34% y 31% respectivamente. Peor librado sale el gobierno de la nación, con un escuálido 21%, y los partidos políticos y la clase política en general con un raquítico 10% de aceptación.

Sobre las instituciones del sistema económica el índice de mayor aceptación ciudadana es para las pequeñas y medianas empresas, con un 70%. La banca, por el contrario ocupa el último lugar de ese índice de aceptación con un 10%.

Las instituciones del sistema jurídico alcanzan un índice de aceptación del 51% para los abogados, los únicos que aprueban, y por los pelos; a la cola se situan el tribunal constitucional y la fiscalía, con un 30%.

Por último, y en cuanto a otras entidades e instituciones civiles, el índice de aceptación ciudadana es de un 75% para Cáritas y de un 70% para las ONG en general. Por el contrario la iglesia católica solo alcanza un 36% de aceptación y los obispos un 15%.

Si hay una tercera parte de la encuesta que sale a luz, cuenten con ella. En el ínterin, sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





La Corona, la única institución política aprobada




Entrada núm. 2148
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sábado, 23 de agosto de 2014

El poeta Fernando Quiñones y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLVII)




Playas (Chiclana de la Frontera, Andalucía)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".

Hoy traigo hasta el blog al poeta Fernando Quiñones. Poeta, escritor, ensayista, autor teatral. Nace en Chiclana de la Frontera (Andalucía), en 1930. A los quince años trabaja como estibador en los muelles de Cádiz. A los diecicoho comienza su aventura literaria con la fundación de la revista El Parnaso", a la que seguirá más tarde "Platero". Comienza su colaboración literaria con la prensa. Trabaja en la redacción del "Reader's Digest". En 1957 publica su primer libro de poemas. En 1960 gana el premio literario del diario La Nación, de Buenos Aires, recibiendo una elogiosa crítica de Jorge Luis Borges. Muere en la ciudad de Cádiz (Andalucía) en 1998. Les dejo con su poema "El pan de todos":



El pan es luz cautiva y apretada.
Cordilleras del pan, laderas, fuego
blando de amor la miga, tajo ciego
la tórrida corteza enamorada.

Quiero pan, dame ya esa levantada
visita general y áspero ruego
del pan, carta del pan, hombro, sosiego
del pan y su hermosura y su mirada.

Caballo que en la lengua desordena,
desata el sol, enciende el movimiento
acompasado de la trigalía.

Pan, campana en la sangre, ¡oh boca llena
de pan de España en llama y luz, oh aliento
con que la tierra viene a ser más mía! 

"El pan de todos"
Fernando Quiñones



Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Pedro Garfias. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Fernando Quiñones




Entrada núm. 2147
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jueves, 21 de agosto de 2014

El poeta Manuel Arce y el tema de España en la poesía española contemporánea (XLVI)




Llanes (Asturias)



¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.

De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz". 

Hoy traigo hasta el blog al poeta Manuel Arce. Poeta, novelista y crítico de arte, nace en Llanes (Asturias). Estudia Comercio en Santander y con veinte años comienza a escribir poesía fundando la revista literaria "La isla de los ratones", y poco más tarde la librería y galería de arte "Sur", toda una referencia en la vida cultural cántabra. En 2010 publica su autobiografía: "Los paples de una vida recobrada". Fue presidente del Consejo Social de la universidad de Cantabria y concejal por partido socialista en el ayuntamiento de Santander. Como crítico de arte ha publicado en numerosas revistas de Madrid y Barcelona. Les dejo con su poema "Tres cantos a España":


I


Sobre tus verdes campos,
sobre tus secos campos vestidos de batalla,
la disfrazada muerte de los hombres he visto
luchar contra una vida de muerte disfrazada.

He visto como un hombre moría asesinado.
He visto a otro hombre llorar cómicamente.
Llorar el miedo agudo de un golpe tras la nuca.
Reir ante el terror con sonrisa de ausente.

He visto en tus caminos, campos y carreteras
a solitarios hombres de apagada mirada.
Les he visto abrazarse, soñar calladamente:
pagar con lo sufrido lo que del tiempo aguardan.

Les he visto alejarse, vadear grandes ríos.
Daban al despedirse su mano y "buena suerte".
Sus palabras tenían un algo emocionante.
Poder para agitar la sangre indiferente.

(Me he fijado en las manos de algunos campesinos
rugosas y morenas, por el sol y el arado.
En su saludo esconden un pan caliente y bruno
bajo esa trabajada corteza de las manos).

Crecer después he visto primaveras,
nuevas lluvias tornar, amarillentos trigos.
He visto a una muchacha corriendo por un bosque,
y una razón de vida en su cintura he visto.

España, triste España, he visto tantas cosas,
que temo ver de nuevo, si te miro a los ojos,
otros ríos de sangre recorriendo tus campos,
hacia el mar que dibuja tu silueta de toro.

II

Indiscutiblemente tú eres nuestra España.
Agriamente lo dice la tierra que pisamos.
Esta piel que dibuja tu dura geografía:
el trigo de tus eras, el vino de tus campos.

Nos lo dicen los montes que sostienen el cielo,
a quien se pide a veces, pero se pide en vano.
Donde la nube habita tan amada
del labrador que espera, al pie firme del arado.

Indiscutiblemente eres tú quien nos duele,
y nosotros los hijos que te estamos llorando.
Como voz de protesta que tus muertos lanzaran,
en nuestra sangre pones un feroz latigazo.

España, si algún día levantas tu cabeza
de en medio de los muertos que contigo enterraron,
nos hallarás a todos por campos y ciudades
en la plena faena de dar a nuestros brazos
la alegría de estar laborando tu suelo,
que se toma en espigas al calor de tus manos.

Si algún día levantas tu cabeza,
podrás vernos a todos trabajar... trabajando.
Y a todos nos verás, aunque alguno te falte,
tal como tú nos quieres: hijos de ti, hermanos.

Canto final

Si te dijera, España, que para mí tú eres
el pan caliente y bueno que nos sale del trigo;
el pan nuestro rezado día a día
a veces sin haberlo merecido;

esos álamos verdes para nombres de amantes;
esas piedras que habitan al borde del camino,
ese polvo que empaña mis cansados zapatos;
el mirar de ese hombre que te hubiera vendido.

Cada ciudad que oculta tantas penas sufridas;
cada alma que puebla tu caudaloso río;
todos los hospitales donde mueren sin prisa
tantos desheredados del destino.

Que para mí tú eres todo cuanto se canta;
el vuelo de las aves, el llanto de algún niño;
la tristeza del hombre que acabará robando;
del preso mal juzgado que espera en un presidio.

No acabaría nunca de cantarte;
de poner, piedra a piedra, palabras en su sitio;
palabras que dijeran tanto como queremos
decirte, los que somos tus verdaderos hijos. 

"Tres cantos a España"
Manuel Arce


Y en la próxima ocasión nos vemos con el poeta Fernando Quiñones. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




El poeta Manuel Arce





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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)

miércoles, 20 de agosto de 2014

"La Reina India", de Henry Purcell




La Reina India (Tilton, Nueva Hampshire)




La segunda cadena de RTVE estrenó el pasado domingo en su programa El Palco, que presenta la soprano Ainhoa Arteta, la ópera "La Reina India" (The Indian Queen) del compositor barroco británico Henry Purcell, muerto en 1695, y considerado el más grande compositor británico de todos los tiempos. El libreto es una versión revisada de la obra de 1664 de John Dryden y Robert Howard. La ópera "The Indian Queen" fue estrenada en el Teatro Real Drury Lane de Londres en 1695. 

La versión estrenada en el Teatro Real de Madrid es obra de Peter Sellars, bajo la dirección musical de Teodor Currentzis, y relata el primer contacto entre los indios maya y los conquistadores españoles del Nuevo Mundo, y es un espectáculo que auna danza, música, literatura, teatro y artes visuales.

Pueden verla completa en el enlace de más arriba. Les aconsejo que lo hagan en cuanto puedan porque el enlace de RTVE no suele estar disponible más allá de unas pocas semanas. Espero que la disfruten.  

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





El compositor Henry Purcell




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