sábado, 14 de septiembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] El Mito de Europa (Publicada el 20/12/2008)



El rapto de Europa, de Tiziano


Me resisto como gato panza arriba a comentar las cosas de nuestros políticos. Se de lo que hablo, pues convivo con cinco gatos en casa... Mi decepción es tan profunda con la clase política, con toda, aunque con unos más que otros, que he tenido que esperar toda una semana completa para ponerme al teclado. No voy aburrirles con un catálogo de las chorradas e incongruencias que se han dicho unos a otros en estos días. Por mencionar una: aquí, en Canarias, todo un presidente del gobierno se permite amenazar con "acciones penales, civiles y de todo tipo" (y lo dice en sede parlamentaria, con el rictus desencajado por la ira) a quienes acusen a su gobierno de manipulación en la concesión de emisoras de TDT en la isla de Tenerife. Lo curioso del caso es que lo suelta después de que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, el máximo órgano judicial de la Comunidad Autónoma, en sentencia firme, pusiera a caer de un burro a su gobierno por la concesión de las susodichas licencias a sus amiguetes... Son como niños, no nos follan pero nos joden un montón... De los políticos nacionales, ni les hablo, pues les supongo al tanto; lo mismo que de los avatares europeos, un poco más lejanos. Si el ciclón Obama no aporta aires nuevos, lo veo todo muy negro... Y no es un juego de palabras...

Hoy escribe Pasqual Maragall en El País un interesante artículo titulado  "Los Estados Unidos de Europa, reinventados". Mítico ex alcalde de Barcelona, ex presidente del Comité de las Regiones Europeas, ex presidente del gobierno catalán, Maragall lanza un ilusionado mensaje en favor de esos Estados Unidos de Europa que pocos tienen interés en alcanzar, y menos aún en momentos de una generalizada crisis financiera, económica y social; sí, y lo que es peor, también de confianza en las instituciones de la Unión.

No se trata de reelaborar el "Mito de Europa". La Unión Europea no es un mito: es una realidad y está presente en nuestras vidas a pesar de sus muchas carencias... Yo nací a los nueve meses justos del término de la II Guerra Mundial en Europa, y me pregunto: ¿alguien de los que vivieron ese momento (el fin de la guerra, y mi nacimiento...), afortunadamente muchos aún, podría tan siquiera imaginar que las fronteras desaparecerían de Europa, que podríamos pasar sin detenernos de Francia a Alemania, de España a Portugal, de Italia a Austria, que la mayor parte de los países europeos tendrían una moneda en común, un parlamento europeo y unas instituciones políticas comunes? Piensen en ello. No se si llegaré a ver esos Estados Unidos de Europa que yo también deseo fervientemente, quizá la única meta política por la que siento verdadera ilusión; ni tan siquiera estoy seguro que la vean mis hijas, pero se que la verán mis nietos y que ellos vivirán con orgullo su condición de canarios y españoles, pero sobre todo de europeos... HArendt





"Los Estados Unidos de Europa, reinventados", por Pasqual Maragall 

Hace 25 años, en diciembre de 1983, el periódico francés Le Monde publicó una entrevista con el historiador Fernand Braudel sobre la identidad europea. Llevaba por título "Il faut réinventer les Etats-Unis d'Europe". España aún tardaría tres años en ingresar en la Unión, entonces compuesta por diez Estados miembros: Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido y Grecia. Yo llevaba un año de alcalde y miraba hacia Europa con las mismas esperanzas que Braudel evocaba. Mi amigo norteamericano residente en Brasil, Norman Gall, al frente hoy de la Fundación Braudel, y casado con una catalana, me sigue informando por Internet aún hoy de lo que por el mundo sucede. Gall, como el propio Braudel, es uno de los pocos humanistas globales que no hacen simplemente el ridículo, sino que, como decimos en catalán, hi toquen: que entienden de qué va la cosa. Braudel en 1983 explicaba la identidad europea desde la cultura europea, entendida como una y plural, como hecho compartido.

Lo ejemplificaba diciendo que un francés situado en Italia, Rusia, Polonia o Alemania, no se siente extranjero; que las sensaciones experimentadas son reconocibles y con referentes histórico-culturales comunes. A diferencia de lo que le ocurriría en países como la India o China, donde te sientes desorientado, distinto de verdad.

Cada país europeo representa una Europa particular, decía Braudel. En aquel momento describía la Unión como únicamente económica, y por tanto muy beneficiosa, fundamental, pero no aún la Europa unida que él, yo y sin duda mucha gente soñamos. La Europa unida y popular (del pueblo) necesitaba una base donde desarrollarse. Era preciso que sus gentes viviesen y circulasen libres por el continente. Para ello, concluía en su reflexión, para construir la Europa cultural y ciudadana, hacían falta varias cosas: una estructura política, un Gobierno Europeo, un Parlamento Europeo con mayores poderes y una defensa europea común. Ya entonces decía que un país europeo solo no podía hacer frente a los retos que se le presentaban. Hacía falta reinventar los Estados Unidos de Europa. ¿Qué ha pasado desde entonces, dónde estamos, hacia dónde vamos como Europa?

La Unión Europea la formamos 27 Estados miembro y aún aspiran a entrar más países europeos. Tenemos un Parlamento Europeo e instituciones comunitarias que representan, res-pectivamente, a los ciudadanos y a los Estados miembro. Tenemos un Mercado Único y una Unión Económica y Monetaria, con la adopción en 2002 del euro como moneda única, realidad consolidada ya hoy. Tenemos moneda, bandera y un himno, la parte coral de la Novena sinfonía, de Beethoven, cuya letra, de Schiller, tradujo mi abuelo Joan Maragall al catalán: "Joia que ets dels cels guspira / engendrada dalt del cel". Tenemos la libre circulación. Tenemos incluso un Comité de las Regiones, que me honré en presidir durante dos años y vicepresidir otros dos.

¿Qué más hace falta para ser realmente los Estados Unidos de Europa? Quizás una selección nacional europea de fútbol, que podría ganar incluso a Brasil (sobre todo si nos dejaran poner a Messi en el equipo, aunque con Henry y algún otro de sus compañeros tendríamos bastante). Hemos intentado establecer una Constitución, pero las dificultades propias de ser tantos y tan distintos a la hora de ponernos de acuerdo la han frustrado, llevándonos al Tratado de Lisboa. A pesar del no irlandés, de momento.

Son grandes y notables éxitos comunes. Pero seguimos lejos de los Estados Unidos de Europa que Braudel defendía 25 años atrás. Hace un año un mandato del Consejo Europeo, encargó un informe sobre el rumbo y los objetivos de la Unión de cara al horizonte de los años 2020 a 2030 a un Consejo de Sabios o grupo de reflexión sobre el futuro, formado por personalidades de reconocido prestigio político y académico y presidido por Felipe González. El informe debe estar listo en junio de 2010 (aunque Felipe ya ha anunciado que intentará que sea antes), pero el mandato citado especifica que el grupo no deberá abordar cuestiones institucionales, sino trabajar en el marco que establece el nuevo Tratado de Lisboa. 2010, 2020, 2030... Europa es compleja y por ello lenta. El mundo no va al mismo ritmo. El mundo va rápido, los ritmos económicos exigen respuestas inmediatas. Los conflictos internacionales y sus víctimas no pueden esperar más.

Como subrayaba Lluís Bassets hace unos días, cada Gobierno se ha vuelto hacia su Estado. La Alemania de Merkel parece paralizada a nivel europeo por sus problemas internos. Si el país del himno no está por la labor, ya me dirán. Quizás haya también un problema de liderazgo, en el mundo y en Europa. Sanguinetti publicaba, también en este periódico, un artículo en ese sentido. Falta un liderazgo al servicio de una idea, la idea de la Europa Común, donde los ciudadanos, recuperando a Braudel, seamos libres e iguales, cada cuál con su acento y sus manifestaciones culturales, hermanas y distintas.

Hacia esta dirección remaba el plan de Bolonia para conseguir un espacio europeo de educación superior único y homologable, con universitarios y después profesionales europeos de verdad, circulando y ejerciendo libremente por toda Europa. Animo a nuestros líderes y pensadores a que aceleren el ritmo de la construcción europea. A Felipe y su grupo de reflexión a que no espere a 2010, a que levante la bandera europea bien alta y proponga medidas de presente. La crisis puede ser una muy buena oportunidad.

Recientemente me he adherido, junto al mismo Felipe González, Prodi, Santer y otros destacados líderes europeos, a una declaración promovida por una asociación de la que formo parte, Nôtre Europe, fundada por mi maestro europeo, Jacques Delors. Se titula Face à la crise, un besoin d'Europe. En ella se apela a la necesidad de más Europa para afrontar la crisis económica. Al final de la declaración proponemos que para las próximas elecciones al Parlamento Europeo (junio de 2009) cada familia política europea presente un candidato a presidente de la Comisión Europea, y que estos candidatos debatan entre sí, ofreciendo directamente a los ciudadanos europeos la oportunidad de conocer sus visiones e ideas y dando mucha más visibilidad y proximidad a los que nos representan en Europa. Sería un paso más. Decisivo. (El País, 20/12/08).



Parlamento europeo, Estrasburgo, U.E.



La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt







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[SONRÍA, POR FAVOR] Al menos hoy sábado, 14 de septiembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...




















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viernes, 13 de septiembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Anglocentrismo



Fotografía de Jesús Diges, EFE, para El País


Pamplona acogió este agosto el festival Flamenco on Fire. Al ver uno de los carteles anunciadores, primero pensé que los duendes del cante se habían reconvertido en los duendes de la imprenta, y que quizás habían querido escribir “Flamenco en Feria”, qué sé yo. Después vi que no, afirma con aprensión (algo que también padece un servidor de ustedes cuando encuentra un palabro en inglés que tiene su correspondiente término en español) el escritor Álex Grijelmo, un habitual en este blog.

Me parecieron enternecedoras las distintas pronunciaciones que la palabra inglesa fire provocó en corresponsales, presentadores y, sobre todo, participantes, comienza diciendo Grijelmo, pero descarté la perversidad de la organización como causa del nombre, y la atribuí más bien al cada vez más fuerte anglocentrismo que padecemos.

“Anglocentrismo”, exacto. El banco de datos de la Academia data la primera aparición escrita de esa palabra en 1975, en un texto del psicólogo José Luis Pinillos Díaz que denuncia “el anglocentrismo que prevalece en la mayoría de los textos que circulan por nuestras bibliotecas y librerías”. Y lo he encontrado también, hace poco, releyendo un trabajo de la lingüista Pilar García Mouton titulado Género, sexo y discurso, publicado en 2002 y en el que la autora atribuye al anglocentrismo la elección del término género (por influencia del inglés gender) en el discurso feminista. La lucha justa contra el androcentrismo se rindió ante el anglocentrismo, vaya paradoja.

Poco después oía en una serie española, que distraídamente se ha apoderado de mi televisor, que un cura dice en la boda que está oficiando: “Isaac, ya puedes besar a la novia”. No es la primera vez que en ficciones españolas cuelan los guionistas esa frase, que difícilmente se oye en nuestras ceremonias nupciales, civiles o religiosas, y mucho menos en las de la época en que se desarrolla esa serie, los años veinte de hace un siglo. Pero hemos visto tantas películas norteamericanas, que han construido en nosotros el imaginario de que los curas dicen eso en las bodas, y hasta lo hemos asumido con efecto retroactivo. Además, sin cuestionar siquiera el hecho de que el sacerdote deba dar ese permiso a la pareja (eso sí, dirigiéndose al novio), cuando los contrayentes ya podían besarse antes de la boda si les venía en gana.

El anglocentrismo sirve para eso y para que gentes acomplejadas que parecen no tener complejos den nombre en inglés a muchas realidades que ya se designaban en español, desde el spoiler al call center.

Flamenco on Fire me dio la impresión de arrojar al oído una contradicción interna (o sea, un oxímoron que decían los griegos; la contradictio in terminis de los romanos). Porque un vocablo tan simbólico como “flamenco” chocaba con un anglicismo puro, en una locución que cada cual traducirá como le parezca. Desde “flamenco en llamas” a “flamenco ardiente”, pasando por “flamenco encendido” (tal vez “enchufado”, “conectado”). Desconozco qué deseaban transmitir los ideólogos del asunto, porque suele ocurrir que un solo anglicismo se las apaña para desplazar a varias alternativas en español.

El caso es que Flamenco on Fire me sonó a algo así como cool gazpacho, o tortilla de potatoes, una mezcla impensable. Quizá tan exagerado como long siesta o relaxing cup of café con leche. Y líbreme Dios de criticar a quien acuñó esta última expresión, que al menos habló en inglés con más desparpajo que el 90% de los españoles, incluido yo. Pero es que ya me imagino que nuestra siguiente candidatura olímpica ofrecerá “Flamenco on Fire” a todos los miembros del Comité Olímpico Internacional. O, puesto que hablamos de Pamplona, que los invitará a un genuino “Flamenco on fire with relaxing pacharán”.





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[CLÁSICOS DE SIEMPRE] Hoy, con "El Gorgojo", de Plauto



Representación de El Gorgojo, de Plauto


En la mitología griega Talía era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes. 

Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia El Gorgojo, de Plauto, que pueden leer desde el enlace anterior y ver desde este otro, en vídeo, intepretada el año 2013 por el grupo de teatro La Bicicleta de Saldaña, dirigido por Miguel Sánchez Mota.

El Gorgojo narra las aventuras de un parásito, auténtico precedente del pícaro, un hombre sin escrúpulos de imaginación fecunda, que vive de su astucia e ingenio. El Curculius, Curculio o el Gorgojo es una obra de teatro del comediógrafo latino Plauto. Una producción de escaso interés desde el punto de vista literario, pero en cambio es una preciosa fuente de conocimiento en cuanto a la historia del arte y de las costumbres. Toma nombre esta comedia del apodo cómico que da en ella al parásito quien desempeña en la pieza un papel principal. Encontramos todo en esta comedia: interpretaciones de sueños, el novelesco destino de una joven robada en sus primeros años, esclava después y reconocida libre al final del drama y por último, hasta un intermedio cantado por el director de la grex o coro. Se trata de una especie de parabrisas aristofánica en que se revistaban malignamente todas las bribonerías e iniquidades de aquel mismo pueblo soez que aplaudía con júbilo delirante. Esta comedia romana ofrece la particularidad de carecer de prólogo, sin duda porque su excelente exposición lo hacía innecesario. Debió componerse este drama hacia el año 545 desde la fundación de Roma.

No se conoce la fecha de nacimiento de Plauto, que se ha fijado hacia el  254 a. C. por una noticia de Cicerón, pero sabemos que murió en el 184. Un lapso vital históricamente muy revuelto. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. Murió enormemente rico, envuelto en una gran popularidad. Plauto usa un rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial que no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Se le atribuyen hasta 130 obras.



Talía, la musa del teatro



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El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena y la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...


















 
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jueves, 12 de septiembre de 2019

[A VUELAPLUMA] No ha lugar a Sinatra en los funerales



Frank Sinatra, en 1954. (Fotografía de Getty)


La muerte nos equipara a todos, pero la reacción ante lo inexorable muestra las diferencias culturales entre unas sociedades y otras, afirma Ricardo de Querol, subdirector del diario El País, comentando la decisión del obispo de Huesca de evitar en su diócesis los discursos de allegados en los funerales, así como la interpretación de música o cantos que no sean los adecuados. A mí me gustaría que en el mío cantaran el "A mi manera" (Comme d'habitude), de Claude François y Jacques Revaux, la canción que hiciera universalmente famosa Frank Sinatra en su versión inglesa (My way). Pero en fin, como tampoco me voy a enterar, que hagan lo que quieran...

En la iglesia anglicana de St Georges, en Madrid, comienza diciendo Ricardo de Querol, la comunidad británica en España despedía hace unos años a uno de sus miembros más queridos. Por el púlpito desfilaron compañeros y amigos de la difunta contando graciosas anécdotas sobre su vida. Alguna despertó risas. Luego, en una sala contigua, se sirvieron canapés y se brindó por su memoria con copas de cava con zumo de naranja (el llamado cóctel mimosa o agua de Valencia). Se respiraba emoción. No vi a nadie llorar.

La muerte nos equipara a todos, pero la reacción ante lo inexorable muestra las diferencias culturales. El pasado junio, cuando se enterraba a Dr. John, uno de los músicos más singulares de Nueva Orleans, una multitud desfiló por la ciudad con trompetas y percusión, cantando y bailando. Es una tradición que se remonta al menos un siglo atrás y está en el origen del jazz.

No todos quieren eso. El obispo de Huesca, Julián Ruiz, ha decretado que se eviten en su diócesis los discursos de allegados en los funerales, así como la interpretación de “música o cantos que no sean los adecuados”. “Hay funerales en los que se ha llegado a hablar de lo ricas que estaban las natillas de la abuela”, dijo a este diario el arcipreste Francisco Raya. “En algunos entierros se ha terminado con un aplauso, con un rock de Guns N’Roses o una canción de Frank Sinatra”. En efecto, entre las canciones más elegidas para exequias, además de piezas clásicas de Bach o Pachelbel, figura My Way, de La Voz; Always on My Mind, de Elvis, o Imagine, de Lennon, que dice: “Imagina que no hay religiones”. Lo más irreverente que puede sonar, no sé si habrá pasado en Huesca, es Always Look on the Bright Side of Life, de la película La vida de Brian.

En la España de hace un siglo, mientras la comunidad negra de Nueva Orleans creaba un estilo musical en torno a los entierros, aún existían las plañideras, mujeres a las que se pagaba para que lloraran al difunto. Su tiempo terminó. Pero la austera y conservadora sociedad que no conocieron los mileniales seguía llena de viudas de luto riguroso. La norma decía que debían vestir de negro al menos dos años; los hijos, un año. Después, otro año de medio luto permitía ir añadiendo algún color.

Hay muchas formas de honrar a los muertos: el culto a los antepasados es de los más antiguos vestigios de civilización. No pongo ningún pero al funeral anglicano, salvo que prefiero el cava sin naranja.






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