jueves, 7 de diciembre de 2017

[A vuelapluma] El triunfo de Karla





Se pruebe o no la trama rusa, esa sensación ya corrompe y corroe las esencias del Estado, comenta en el diario El País el periodista, empresario y promotor cultural español Antonio Navalón. 

Desde el principio de los tiempos, comienza diciendo, los espías han jugado un papel fundamental en la vida humana. No solo por el daño que evitan o que generan, no solo por las jugadas sucias o limpias, no solo porque a la capacidad de crear problemas al enemigo en algún momento se le llamó inteligencia, sino porque, desde el arte de la guerra, los espías ocupan un lugar preeminente en la organización del mundo. Ahora conviene rescatar del armario de la historia a Markus Wolf. Una vez tuve la oportunidad de conocerlo personalmente. Recuerdo que fue en Berlín y me firmó un libro.

Wolf, que inspiró a John Le Carré el personaje que se escondía tras el nombre clave de Karla, fue el jefe de los servicios secretos de la Stasi, maestro de los espías de la República Democrática Alemana, un hombre capaz de destruir pueblos y, desde luego, ciudadanos y sociedades, un hombre con aspecto normal haciendo algo que le encomendó Dios —el suyo— sobre los demás. Él inventó ese fenómeno que retrató genialmente la oscarizada La vida de los otros: conseguir que las esposas delaten a los maridos y los hijos a los padres.

Toda la vida Putin quiso ser Karla. Su papel está hecho a partes iguales de Iván el Terrible, Josef Stalin y Markus Wolf. Uno demostró que ser ruso es tener nostalgia y crueldad. Otro dejó claro que, para los rusos, lo imposible es mejor que lo posible. Por eso, cimentado y pavimentado con la sangre y los huesos de su pueblo, hizo de un país de esclavos la potencia que no solo venció a Hitler, sino que después puso en jaque durante la Guerra Fría a Estados Unidos, que era igual de poderoso, solo que más libre, más inteligente y más institucional.

El espionaje y sus aventuras han llenado miles de páginas y han inspirado la trama de infinidad de películas. Desde El candidato manchú, un largometraje que plantea lo que significa colocar a una persona de confianza en el corazón del poder e intentar conquistarlo mediante alguien que tenga el cerebro lavado, hasta la bibliografía de Le Carré, ha quedado de manifiesto que poner a uno de los nuestros cerca de la máxima magistratura a fin de que espíe para nosotros es la operación más fantástica de la verdadera administración del poder. Hoy Karla vive, Karla ha triunfado, Karla está recibiendo de su hijo putativo, Vladímir Putin, el mejor homenaje. El monumento a Karla está en la Casa Blanca y se llama Donald Trump.

A estas alturas, ya no importa cuánto tiempo tarde el fiscal especial Robert Mueller, en desvelar la trama rusa en Washington, ya no importa por cuánto tiempo calle el exasesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, porque en este momento, sea verdad o mentira, Putin se perfila como el hombre que consiguió su propio candidato manchú, ya que al parecer no colocó a uno de los suyos cerca del poder, sino que llevó a alguien directamente a la silla presidencial.

Sin embargo, es una pena que la historia, el sentido de la decencia y este momento tan excepcional impidan a Putin tener un placer como el que Adolf Hitler sintió al ver la tumba de Napoleón en un bello amanecer de París, mientras la esvástica ondeaba en el Arco del Triunfo. Porque al único inquilino de la Casa Blanca al que no podrá visitar Putin será a Trump.

Pero, mientras tanto, Karla vive, Karla hizo su mejor operación. Y ahora Putin no tiene un espía, tiene a alguien que puede luchar contra los espías del otro lado, y eso, sin duda alguna, es una operación tan brillante que ni siquiera Sun Tzu se atrevió a soñar.

¿Y usted sabe qué es lo mejor? Que se pruebe o no la trama rusa, esta sensación ya corrompe y corroe las esencias del Estado, y eso es todavía más peligroso que si alguien realmente le hubiera lavado el cerebro a Trump y fuera el candidato manchú de Putin. El daño ya está hecho.



El presidente de Rusia, Vladímir Putin


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Humor en cápsulas] Para hoy jueves, 7 de diciembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

En la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas.





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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miércoles, 6 de diciembre de 2017

[Píldoras literarias] Hoy, con "Oscurecimiento", de Antonio Di Benedetto





La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? 

Continúo hoy la serie de píldoras literarias con el relato titulado Oscurecimiento, del periodista y escritor argentino Antonio Di Benedetto (1922-1986).  Benedetto comenzó a estudiar Derecho pero luego se dedicó al periodismo, llegando a ser subdirector del diario Los Andes. Con los años se convirtió en un editor de noticias reconocido por su oposición a la censura. 

Comenzó a escribir en su adolescencia, inspirado por autores como Fiódor Dostoyevski y Luigi Pirandello y llegó a ocupar un lugar sobresaliente en la narrativa contemporánea argentina, por su estilo conciso y muy personal, por su inventiva, por su capacidad de crear personajes que sentimos latir y su deseo de remodelar el mundo poéticamente.

Durante la última dictadura cívico-militar fue perseguido, encarcelado y torturado. Excarcelado en septiembre de 1977, quedó anímicamente destrozado.

Les dejo con su relato. Fue publicado en la obra Cuentos del exilio (1983), tiene quince palabras y dice así:


OSCURECIMIENTO
por 
Antonio Di Benedetto

El suicida se cuelga del cuello 
con el cable telefónico. 
La ciudad queda a obscuras.





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Humor en cápsulas] Para hoy miércoles, 6 de diciembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

En la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 






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martes, 5 de diciembre de 2017

[A vuelapluma] ¿España, capital Barcelona?





Hay una leyenda, con toda seguridad apócrifa, que cuenta que el rey Carlos I, poco antes de morir, habría dicho a su hijo, el futuro Felipe II: "si quieres aumentar tus reinos, pon la Corte en Lisboa, si quieres conservarlos déjala en Toledo, y si los quieres perder, trasládala a Madrid". No dijo nada de Barcelona, pero, ¿cómo hubiera sido la Historia de España de haber trasladado Felipe II la corte a la bella ciudad mediterránea? 

El cambio que necesitamos debe llevar a los catalanes a creer que ganarán más dentro que fuera del país, afirma en El País el profesor Santiago Petschen, catedrático emérito de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid.

El título que encabeza este artículo no es una boutade, comienza diciendo el profesor Petschen. Es una idea política, a la vez, profunda y pragmática. El independentismo catalán se acabaría solo con que cambiáramos una palabra de la Constitución que se encuentra en el artículo 5. Donde pone capital del Estado Madrid, poner capital del Estado, Barcelona. Sería así porque, aunque revestido de diversos ropajes, el elemento motor que impulsa el independentismo es el poder.

Nadie cree que fuera posible realizar ese cambio ya. Aunque tal vez sí, dentro de algunas décadas. Ahora debe ser solo una idea inspiradora como reforma exigida por el caminar profundo de la historia dirigido por la evolución demográfica.

Para ningún hombre de Estado puede ser un valor establecer en la Unión Europea una nueva frontera. Las fronteras deben seguir el camino iniciado de su supresión. No puede haber una marcha atrás tan llamativa, en tan meritorio objetivo. Por ello es negativo lo que quieren los independentistas aunque se hayan lanzado a una guerra que busca la victoria. Una guerra incruenta, sí. Pero guerra. Cualquiera de los dos contendientes sabe que, si empieza una batalla cruenta, por pequeña que sea, tiene perdida la guerra. Consecuencia de la admirable madurez que en este punto ha alcanzado la opinión pública sin fronteras de la Unión Europea.

A los no independentistas nos agradaría mucho que Puigdemont llegase a tener una naturaleza de hombre de Estado. Y a quien escribe estas líneas más que a nadie. Sería la forma de que abandonase su maltrecho propósito de conseguir una nueva frontera. ¿Qué sería Cataluña en caso de hacerlo? Hay algunos que doran la píldora a los ciudadanos ofreciendo el modelo de Eslovenia. ¿Hay algún paralelismo? Veámoslo. Desde un primer momento Eslovenia contó con la ayuda de muchos Estados. Antes de la proclamación de la independencia, Reino Unido y Estados Unidos se implicaron en su rearme. Alemania, Austria e Israel le apoyaron. Algunos países (Croacia, Georgia, las Repúblicas Bálticas) reconocieron a Eslovenia en las primeras semanas de su declaración como Estado soberano. Y al cabo de seis meses ya lo habían hecho los Estados grandes y muchos más, tras el impulso de Alemania. Ningún parecido con Cataluña como aspirante a Estado soberano por el que nadie muestra interés alguno. ¿Qué modelo puede decirse que seguiría entonces Cataluña? El modelo de Chipre del Norte. La culminación más consumada del Estado paria.

Como aleteos populares de la realidad internacional que envuelve a la cuestión catalana, unos manifestantes independentistas de Barcelona gritaban: Europa una vergonya. Al percibir, sin embargo, tanto silencio en el entorno internacional, ¿no se irán inclinando poco a poco a preguntarse: no seremos la vergonya nosotros?

En Cataluña ha habido una admirable manifestación de esfuerzo. Una gran esperanza puesta en un ideal gigantesco. Una pasión de muchos cientos de miles de personas. No se puede desperdiciar. El independentismo no se va a acabar. Pero tiene que asimilar altas dosis de realismo.

¿Cómo debe operar esa idea inspiradora de España capital Barcelona, en el momento actual? Debe influir y de una manera muy eficaz, en la preparación de un cambio de la Constitución. En dos aspectos.

El cambio que se necesita es tan grande que antes de que entre a afrontarlo una comisión del Congreso, condicionada por partidos políticos y comunidades autónomas, tiene que abordar la cuestión un reducido grupo de expertos independientes como los que elaboraron la Ley Fundamental de Bonn o redactaron en la calle Martignac el ejemplar texto del Tratado de la CECA. Tendrían más libertad para el audaz salto que hay que dar y prepararían moderadamente a quienes tuvieran que seguir después con él.

 En segundo lugar hay que tener en cuenta que, entre otras virtualidades, debe llevar a que el catalán moderado piense que Cataluña -al igual que sucede con el País Vasco- gana más dentro de España que fuera. Y algo además, y es lo más importante, lo mucho nuevo que se ponga en manos de Cataluña debe tener siempre un carácter centrípeto. Nunca centrífugo. Es el punto en donde la Constitución actual debe ser superada. ¿Con qué concreciones? La pregunta me sobrepasa totalmente. Al grupo reducido de expertos no le sobrepasaría. ¿El Senado a Barcelona? Tal vez un federalismo a dos planos. Uno de modelo yugoslavo para la economía, con tres entidades geográficas. Y otro de modelo suizo con diecisiete unidades, para todo lo demás.



Vista de Barcelona


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[Poesía y pintura] Hoy, con Ángel Crespo y Edvard Munch






Retomo la publicación, con un formato diferente, de la serie de entradas del blog dedicadas al "Tema de España" en la poesía española contemporánea, que tuvieron tan buena acogida de los lectores hace años. Grandes poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. 

En estos aciagos días en que unos hijos espurios reniegan de España, la insultan, la mancillan, y pretenden acallar las voces de aquellos otros que nos alzamos orgullosos de pronunciar su nombre, nada mejor que la poesía para reivindicarla como se merece. Si como dijo Walt Whitman la poesía es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz, también es, en palabras de ese gran poeta y gran español que fue Gabriel Celaya, un arma cargada de futuro. Empuñémosla, entonces, en su defensa.

En cualquier caso, parafraseando al afamado crítico literario e intelectual Harold Bloom, si la poesía no puede sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos puede realizar la tarea de sanar al yo.

Hoy traigo al blog al poeta Ángel Crespo y su poema España, y al pintor Edvard Munch y su cuadro El vampiro. 


***



Ángel Crespo (1926-1995), nace en Ciudad Real (Castilla-La Mancha). Hijo de pequeños terranientes, durante la guerra civil estudia solo en su casa ayudado por un profesor de francés amigo de su familia que le lleva a entusiasmarse por la mitología clásica. Escribe poesía desde muy joven. Estudia Derecho y llega a ejercer como abogado y crítico de arte. Escribe poesía social, pero rechaza el marxismo del PC en el que milita y abandona el partido y España. Da clases como profesor en las universidades de Puerto Rico, Upsala, Leiden y Washington. Regresa a España en 1988 como profesor de la universidad de Barcelona donde muere. Les dejo con su poema "España".


ESPAÑA

Escribían su nombre en las paredes.

Con un carbón, con una tiza, con un lápiz mordido, con
un pedazo de yeso arrancando de una esquina, con
un clavo negro sacado de una tabla, escribían su
nombre en las paredes.

Les ponían sobre los pies un pie de plomo y otro de
acero, para que no anduviesen, para que no
llegasen, para que no escribiesen su nombre, pero
ellos escribían su nombre en las paredes.

Escribían su nombre en las paredes de las casas vecinales,
lo escribían con letras grandes, como una exclamación
que quisiera despertar a los vecinos, y los
vecinos seguían durmiendo.

Les ataban ambas manos con alambres y con esposas y
con clavos y con cordeles, y con harapos, y les
empujaban para que cayesen.

Pero ellos escribían su nombre en las paredes de los
colegios para que los niños fuesen hombres, y las
niñas también fuesen hombres y hasta los mariquitas
fuesen hombres.

Decidieron borrar aquellas letras y montaban andamios y
escaleras; fueron con helicópteros y con camiones
y con cestos de gomas de borrar y con enormes
botes de pintura y con máquinas pulidoras,pero
aquellas letras no se borraban.

Como ya la creían muerta, nadie más escribió su nombre 
en las paredes.

Para borrarlo, decidieron derribar la ciudad y hacer otra
ciudad con edificios nuevos y decidieron que los
poetas no pudieran andar sus calles deteriorando
las paredes. Grandes caravanas trasladaban máquinas, 
artesas, niños, camas, mujeres, hombres, 
palos, vajillas y cenizas a la nueva ciudad.

Tras el primer crepúsculo, a la primera hora de la noche,
se confundieron todas las bombillas de todos los
anuncios luminosos, se confunfieron todas las
letras de los rótulos de todas las fachadas y escribieron
el mismo nombre, allá en el cielo, donde
no se borra.


***


Edvard Munch (1863-1944) fue un pintor y grabador noruego. Sus evocativas obras sobre la angustia influyeron profundamente en el expresionismo alemán de comienzos del siglo XX. Sus obras son como variaciones constantes sobre la gran sinfonía de la existencia humana en sus lados diurnos, pero aún más, como es congruente con la sensibilidad finisecular, en los nocturnos. El amor y el odio, el deseo y la angustia, las pasiones y las emociones, son elevados a arquetipos de la vida anímica del hombre moderno o, incluso, de la propia condición humana.

El pintor decía de sí mismo que, del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, él intentaba diseccionar almas. Por ello, los temas más frecuentes en su obra fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas, como la soledad (Melancolía), la angustia (El grito, tal vez su mejor obra), la muerte (Muerte de un bohemio) y el erotismo (Amantes, El beso). Se le considera precursor del expresionismo, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus figuras, además del mejor pintor noruego de todos los tiempos.



El vampiro, 1893. Museo de Arte de Gotemburgo


***



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[Humor en cápsulas] Para hoy martes, 5 de diciembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

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