lunes, 10 de octubre de 2016

[Política] La buena democracia: Einsteins y alquimistas





Una buena democracia no sólo legitima sino que mejora las decisiones: unos buenos expertos no son los que tienen las grandes respuestas, sino los que ayudan a formular las preguntas que la sociedad y sus representantes deberán contestar. Quién así se pronuncia es Víctor Lapuente Giné, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Gotemburgo, Suecia, en un reciente artículo en El País titulado Einstein y los alquimistas

¿Por qué no votamos a los atletas que enviamos a las Olimpiadas?, se pregunta. Pues porque queremos a los mejores, responde. Entonces, ¿por qué votamos a los políticos? Si realmente queremos a los mejores, sigue preguntándose, deberíamos someter a los candidatos a pruebas de inteligencia y capacidad. A oposiciones o competitivos concursos de plazas. Así tendríamos un Gobierno de Einsteins. Es lógico. Pero también tiene sentido pensar que llevamos demasiado tiempo gobernados por demasiados expertos. Y mira qué han conseguido.

Esta es la cuestión de fondo en la actual crisis de la democracia, dice. Nuestras sociedades se están rompiendo entre quienes desean delegar más capacidad de decisión a los Einsteins y quienes quieren dársela a los votantes y a sus representantes. El abismo entre ambos crece. Cada día acumulan más razones para desconfiar los unos de los otros.

Por un lado, añade, las élites (económicas, políticas e intelectuales) temen el juicio de los votantes en cuestiones fundamentales. Hace unos meses fue el Brexit: ¿cómo han podido votar los británicos a favor de la salida de la Unión Europea cuando van a estar peor? Hace unos días, el sorprendente "no" de los colombianos al acuerdo de paz con las FARC. Mañana puede ser un referéndum de autodeterminación o de reforma constitucional. Lo que parece de sentido común para los líderes de opinión y analistas más prestigiosos es sistemáticamente rechazado en las urnas.

El problema de fondo, sigue diciendo, somos nosotros. Los estudios indican que los votantes somos irracionales, ignorantes, cortoplacistas y caprichosos. Irracionales porque castigamos a los Gobiernos por accidentes de los que no son responsables. Así, una pertinaz sequía o incluso los ataques de tiburones en la costa pueden disminuir significativamente el voto por el partido en el Gobierno. Ignorantes porque no sabemos cómo funciona la economía hasta el punto de confundir subidas con bajadas del déficit. Cortoplacistas porque sólo nos fijamos en los logros o desastres económicos que tienen lugar en los meses inmediatamente anteriores a las elecciones. Si llegamos a entender la evolución de las estadísticas, claro. Y caprichosos porque votamos para expresar nuestra adhesión a un grupo o a una ideología en lugar de hacer un cálculo objetivo de costes y beneficios. Esto explica que políticas dañinas con melodías muy pegadizas, como el proteccionismo, sean abrazadas por tantos votantes en países tan distintos.

Que a unos ciudadanos tan imperfectos, continúa diciendo, se nos dé la responsabilidad de decidir el futuro de un país es, en palabras de Bryan Caplan, como si a unos estudiantes que han suspendido anatomía básica se les invita a hacer una operación de neurocirugía. No es por tanto casualidad que la ola de desregulación y privatización de los años ochenta viniera precedida de la publicación de las primeras investigaciones cuestionando la racionalidad de los votantes. La tendencia se puede acentuar ahora. Mejor la mano invisible del mercado que las manos defectuosas de los votantes.

Pero los ciudadanos también han acumulado un fundado resentimiento contra las élites, nos dice. Como han documentado Martin Gilens y Benjamin Page, en la democracia norteamericana gobierna la mayoría sólo si su opinión coincide con la de los más ricos. En caso de desavenencia, es el parecer de las clases altas, no de las medias, el que se impone. Las leyes consagran los agujeros fiscales que permiten a los más privilegiados pagar menos impuestos. Pero también los agujeros penales que perdonan sus vicios, como la normativa que durante tantos años ha castigado cien veces más la posesión de crack (una droga asociada a los marginados) que la de cocaína en polvo (la droga de Wall Street). Así, para que un yuppy fuera sentenciado a los 10 años de cárcel que le caían a un joven pillado con 50 gramos de crack, tenía que llevar todo un maletín de cocaína. Indulgencia para esnifarse el sistema.

En casi todas las democracias occidentales, dice más adelante, se extiende la desazón de la impotencia. El votante de a pie sospecha que la política está crecientemente dominada por grupos de interés. Por consiguiente, muchos reclaman recuperar espacios para la democracia. Quitar capacidad de decisión a los mercados anónimos. Y politizar los organismos autónomos. Los entes que, dirigidos por expertos que no responden a las urnas, han proliferado como setas, de los Ayuntamientos a Bruselas.

Dadas las limitaciones cognitivas que tenemos los votantes, añade, los partidarios de una mayor democratización son como los alquimistas medievales. Utilizando la metáfora de Jon Elster, creen que pueden convertir el plomo (las mediocres opiniones de los votantes) en oro (sabiduría colectiva). Sin embargo, tan insensato es creer en la omnisciencia de la voluntad colectiva como en el desinterés de los expertos. Dicho en otras palabras, existe una manera de reconciliar a estas dos visiones del mundo opuestas si los alquimistas abandonan la fe ciega en el poder de los números y los Einsteins la suya en el poder del conocimiento experto.

Los expertos tienen razón en que, para deliberar, menos es más, añade. Una deliberación óptima sólo se puede hacer en grupos pequeños. Por ejemplo, una comisión para reformar la Constitución formada por pocos miembros puede reflexionar de forma más profunda que una gran asamblea —o una cadena de asambleas desde los barrios hacia arriba—. Cuanto más grande es el foro de discusión, más probable es que la discusión se simplifique con etiquetas y atajos ideológicos. Al aumentar el número de pintores, nos quedaremos con los que usan la brocha más gorda.

Pero los alquimistas tienen razón en que, para juzgar, la pluralidad de opiniones es mejor que el conocimiento ortodoxo, señala más adelante. Es lo que se llama la “diversidad cognitiva”. Cuanto más inclusivo sea un grupo, mejores serán sus decisiones, pues tendrán en cuenta perspectivas más diversas. Un grupo de personas heterogéneas acierta más que un núcleo reducido de personas superinteligentes. La diversidad gana a la habilidad. Ninguna comisión de expertos puede elegir mejor a los responsables de las instituciones públicas de un país que sus millones de votantes.

En definitiva, concluye, una buena democracia no sólo legitima sino que mejora las decisiones. Y unos buenos expertos no son los que tienen las grandes respuestas, sino los que ayudan a formular las grandes preguntas que la sociedad y sus representantes deberán contestar. El buen gobierno necesita Einsteins y alquimistas. Mecanismos que complementen sus virtudes en lugar de enfrentar sus opiniones. Que sí, son distintas. Pero eso nos enriquece.



Dibujo de Nicolás Aznárez para El País


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt


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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

domingo, 9 de octubre de 2016

[Humor en cápsulas] Para hoy domingo, 9 de octubre de 2016





El Diccionario de la lengua española define humorismo como aquel modo que presenta, enjuicia o comenta la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios.

Como yo no soy humorista, me quedo con la primera acepción, y a partir de hoy, siempre en la medida de lo posible, iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en los diarios Canarias7: Morgan; La Provincia: Padylla y Montecruz, ambos de Las Palmas de Gran Canaria; y El País, de Madrid, en su edición nacional: Forges, Peridis, Ros y El Roto. Espero que disfruten de las mismas.







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[Resumen de prensa] Lo mejor de la semana del 3 al 9 de octubre de 2016






Continuó esta nueva sección del blog de periodicidad semanal, titulada Resumen de prensa, en la que iré publicando todos los domingos los artículos y noticias más interesantes que hayan seleccionado los diarios El País y Le Monde como Lo mejor de la semana. Pueden acceder a ellos desde los enlaces inmediatamente anteriores.

Pero también todos aquellos artículos de opinión que yo haya subido al blog durante la semana bajo la rúbrica de Tribuna de prensa. Estos artículos aparecen en la columna derecha de la pantalla de inicio del blog durante un máximo de 24 horas y pueden leerlos ahora, si lo desean, desde los enlaces de más abajo. Espero que los disfruten. 

1. ¿Para qué los filósofos?, por Mario Vargas Llosa.
2. Humanidades obligatorias, por Juan Manuel Escourido.
3. Prelados, por Félix de Azúa.
4. Explicar el fracaso, por Héctor Abad Faciolince.
5. La revancha del hombre blanco, por Diego Beas.
6. El PSOE no está solo, por David Mathiesan.
7. Objetivo del PSOE: frenar a Podemos, por Felipe Fernández-Armesto.
8. Sindicatos, por Jorge M. Reverte.
9. ¿Y los museos?, por Tomás Llorens.
10. Nacional-egoísmo, por Jorge Galindo.
11. Zarzuela, por Julio Llamazares.
12. Todas las infancias, por Ana Merino.
13. Redes antiliberales, por Máriam Martínez-Bascuñán.


Y para terminar, las fotos seleccionadas de la semana:



Fieles hindúes rezan por sus difuntos en Bombay, India. (El País)




Colombia: Triunfa el "no" al acuerdo de paz con las FARC (El País)




Nacen veintitrés crías de osos panda el mismo tiempo en China. (El País)




Un robot juega al ping pong con un humano en Chiba, Japón (El País)




Un acomodador revisa las butacas de la Ópera de Dresde, Alemania. (El País)




Celebración del Año Nuevo judío en una playa de Los Ángeles (El País)




"Le bisou de l'Hôtel de Ville" (1950), de Robert Doisneau (El Mundo)




Niñas jugando al fútbol en un colegio de Mogadiscio, Somalia (El País)




Festival religioso en Punkhet, India (El País)




Simulacro de operación antiterrorista en el metro de Budapest, Hungría (El País)




Intervención de la policía francesa antidisturbios en entredicho (Le Monde)




El huracán Matthew se ceba sobre la ciudad de Jeremie, Haití (El País)




Siluros a la espera de su comida. Lago Gundalao, India (El País)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt


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sábado, 8 de octubre de 2016

[Humor en cápsulas] Para hoy sábado, 8 de octubre de 2016





El Diccionario de la lengua española define humorismo como aquel modo que presenta, enjuicia o comenta la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios.

Como yo no soy humorista, me quedo con la primera acepción, y a partir de hoy, siempre en la medida de lo posible, iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en los diarios Canarias7: Morgan; La Provincia: Padylla y Montecruz, ambos de Las Palmas de Gran Canaria; y El País, de Madrid, en su edición nacional: Forges, Peridis, Ros y El Roto. Espero que disfruten de las mismas.







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[Cuentos para la edad adulta] Hoy, con "Amor verdadero" de Isaac Asimov






El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros.

Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado Amor verdadero, de Isaac Asimov (1919-1992). Escritor y profesor de bioquímica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, de origen ruso, nacionalizado estadounidense, fue uno de los más prolífico autores de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica. En 1981 se dio su nombre al asteroide 5020.  

Amor verdadero es un relato romántico de final infeliz en el que un científico programa a su ordenador para que encuentre entre todas las mujeres del mundo a la ideal para él. El ordenador cumple la función para la que ha sido programado, pero no todo sale como debiera..Disfrútenlo. 






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viernes, 7 de octubre de 2016

[Humor en cápsulas] Para hoy viernes, 7 de octubre de 2016





El Diccionario de la lengua española define humorismo como aquel modo que presenta, enjuicia o comenta la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios.

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[Galdós en su salsa] Hoy, con "Un faccioso más y algunos frailes menos"



Estatua de Galdós en Las Palmas de G.C. (Pablo Serrano, 1969)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que acaban de cumplirse 173 años, voy a ir subiendo al blog a lo largo de los próximos meses su copiosa obra narrativa, que comencé hace unos días con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió.

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912.


Un faccioso más y algunos frailes menos es la décima y última novela de la segunda serie de los Episodios nacionales de Galdós. Publicada en 1879, la novela hace referencia a la matanza de frailes ocurrida en el verano de 1834, al inicio de la Primera Guerra Carlista, y con ella termina su serie sobre los Episodios Nacionales, que retomará, en una tercera entrega, veinte años más tarde. La acción transcurre en el último año del reinado de Fernando VII, el comienzo de la guerra carlista y los primeros pasos de la regencia de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, relatando también los sucesos por los que debido a una epidemia de cólera, el populacho hizo responsable de la misma a varios frailes de Madrid, arrasando la mayor parte de los conventos de la ciudad. Disfrútenla.

Pueden leerla o descargarla desde el enlace de más arriba en la versión existente en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante. 






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