Santuario-Basílica de Begoña (Bilbao, Vizcaya)
¿Por qué buena parte de los españoles que nos declaramos de izquierdas damos la impresión de estar un tanto perdidos en el uso de términos tales como "pueblo, país, patria, gobierno, nación, España, estado"?... Al usarlos parecen similares pero no lo son. Para la derecha, sí; todo es lo mismo y va en el mismo saco. Los españoles que nos declaramos de izquierdas no deberíamos avergonzarnos de reivindicar el uso del nombre de España, la patria común que a todos nos acoge y ampara, No es solo de ellos, es también nuestra. Y deberíamos hacerlo sin vergüenza alguna, sin ningún tipo de remordimiento, sin amargura ni complejo de ninguna especie. Y para eso puede servirnos la poesía.
De ahí, mi atrevimiento de traer durante unas cuantas semanas, o mientras el cuerpo aguante, lo que algunos de los grandes poetas contemporáneos, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, han dicho sobre su patria común, sobre la nuestra, sobre España y su añoranza. Y es que, en palabras de Walt Whitman, "el poeta es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz".
¡Oh, joven doloroso, joven triste
que sufres como yo del mal de España
y que una negación honda, en tu entraña
tienes, clavada, contra lo que existe!
Tu virgen corazón vibra de saña,
de santa saña porque no tuviste
lo que pidió tu amor cuando naciste:
de la Patria, una idea y una hazaña.
La general incepcia fue el veneno
que atosigó tu juventud vehemente,
y de asco y de dolor yo te sé lleno.
Más el futuro es nuestro y esa gente
que hizo nuestra desgracia, se va al cieno.
Hermano, aquí va un ósculo en tu frente.
Entrada núm. 2133
http://elblogdeharendt.blogspot.com
Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri