POEMA DEL VINO
Vierte la sangre de uvas en copas de cristal puro,
como fuego apresado en el granizo,
y bebe, cuando trinan las aves al alba,
el zumo que brilla en el vaso como la luz.
Su aspecto es rojo y agrada a quien lo bebe;
se elabora en España, y a la India llega su aroma.
Y no dejéis descansar al vino por las noches,
apagad la candela, ¡que os iluminen vuestras copas,
que en la tumba no hay cantos, ni vino, ni amigos!
Amigo mío, ¿cuándo vendrás a beber mi vino?
El canto del gallo me ha despertado,
no hay sueño en mis pupilas.
Salid a ver por el Oriente
la luz del alba como un hilo escarlata.
Daos prisa, antes que se alce la aurora,
y escanciadme en la copa
mosto oloroso y zumo de granada.
El escanciador llenaba la copa de rubíes,
la ponía sobre una cesta de mimbre multicolor
y la enviaba por el agua al que quería beber,
como a un novio, cual novia, en una litera.
Este vino debería quedar bien guardado,
encerrado en escondrijos sellados
para el que beba con alegría los zumos de la uva
y coja la copa con manos expertas;
para el que observe las normas escritas sabiamente
y tema el castigo después de la muerte.
Semuel Ibn Nagrella (993-1055)
Poeta sefardí de Al-Andalus
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