Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quién es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que acaban de cumplirse 175 años, estoy subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912.
Subo hoy al blog, su obra teatral Los condenados, en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante, basada en la de Imprenta de José Rodríguez, (Madrid, 1895) que se encuentra en la Biblioteca del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria.
Los condenados es una obra de teatro en tres actos y un prólogo del autor, que fue estrenada en el Teatro de la Comedia de Madrid el 11 de diciembre de 1894. Ambientada en el Valle de Ansó, en los pirineos aragoneses, está protagonizada por la joven Salomé, destinada por su familia a contraer matrimonio con el honrado Santiago Paternoy. Sin embargo, Salomé mantiene amoríos con el bandolero José León, lo que lleva a Santiago a abandonar sus intenciones y bendecir el amor de su prometida y José. Estos desean acomodarse en una granja alquilada que les permita emprender una nueva vida. La falta de recursos motiva que José solicite la ayuda de una antigua amante. Enterada de la situación, Salomé, agraviada, denuncia ante el pueblo las fechorías de su amante, que es casi objeto de linchamiento. Santiago y la anciana Santamona aplacan la ira de los lugareños con la intención de regenerar a José. Pero Salomé, mientras tanto, se ha enclaustrado en un convento, donde recibe tiempo después la visita de su antiguo amante, cuando ya ha perdido casi totalmente el juicio. Ante ello, José se entrega a la justicia, que acabará ejecutándole en la horca.