Desde que inicié la aventura de "Desde el trópico de Cáncer" hace ya siete años, tuve claro que mi pretensión no era tanto la de expresar mis opiniones propias -aunque eso resulte inevitable como consecuencia del papel que me atribuyo- como la de dejar constancia de la importancia que, como glosador, daba a lo glosado. En resumen, y como he repetido en ocasiones anteriores, que lo interesante no está ni por asomo en lo que yo comento, sino en los textos que me tomo el atrevimiento de comentar.
Hace unos días traje a colación en una de las entradas del blog al filósofo alemán Jürgen Habermas. Lo hice después de leer su más reciente libro: "La constitución de Europa. Un ensayo" (Trotta, Madrid, 2012), publicado originalmente en Alemania a finales del pasado año.
Nacido en 1929, Jürgen Habermas fue ayudante de Th.W. Adorno, H.G. Gadamer y de K. Löwith, y es considerado el representante más sobresaliente de la llamada "segunda generación" de la Escuela de Frankfurt, y un referente indispensable para la filosofía y las ciencias sociales contemporáneas. Ha sido profesor en las universidades de Frankfurt, Princeton y Berkely, y fue premiado con el Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales el año 2003.
"La constitución de Europa. Un ensayo" no es un libro muy extenso, apenas un centenar de páginas, pero resulta muy interesante por su contenido, lo reciente de su publicación y por las propuestas que formula en orden a la profundización de la unión de los pueblos y los Estados de Europa. Comprende tres apartados diferentes. El primero, lo dedica al concepto de dignidad humana y la utopía realista de los derechos humanos. El segundo se centra en la crisis de la Unión Europea a la luz de una constitucionalización del Derecho Internacional, con especial atención al proceso de constitucionalización de Europa. El tercero desarrolla la idea del proceso que llevaría de la comunidad internacional a la comunidad cosmopolita.
Más interesantes que esos apartados me han parecido a mí los tres que componen el anexo, titulados, respectivamente: Tras la bancarrota, El destino de la Unión Europea se decide en el euro, y ¿Un pacto a favor o en contra de Europa?.
Mi intención sería de la comentar a lo largo de entradas sucesivas en el blog algunas de esas propuestas que formula el profesor Habermas en su libro, y muy especialmente, en ese último apartado sobre un pacto a favor o en contra de Europa. No estoy muy seguro de conseguirlo, pero intentarlo lo intentaré.
Como primicia, reproduzco la primera de las respuestas de Habermas a la entrevista concedida al diario alemán Die Zeit, el 6 de noviembre de 2008, reflejada en el libro, y que no ha perdido ni un ápice de actualidad. Le pregunta el entrevistador que "qué es lo que más le preocupa del colapso del sistema financiero internacional y de la crisis mundial que amenaza todo el sistema". Y esta es la respuesta de Habermas: "Lo que más me preocupa es la injusticia social que clama al cielo y que consiste en que los costes socializados, derivados del fallo del sistema, afectan con mayor dureza a los grupos sociales más vulnerables. Una vez más, dice, los que tienen que pagar las consecuencias económicas reales del mal funcionamiento -previsible- del sistema financiero son los que no figuran, en ningún caso, entre los vencedores de la globalización.Y han pagado no en valores monetarios, como los accionistas, sino en la dura moneda de su existencia cotidiana. También a escala global se consuma ese destino severo con los países económicamente más débiles. Ahí reside el escándalo político. Buscar ahora chivos expiatorios me parece evidentemente una hipocresía. También los especuladores han actuado siempre dentro del marco legal ajustado a la lógica, socialmente aceptada, de la maximización del beneficio. La política se ridiculiza a sí misma cuando se pone a moralizar en lugar de apoyarse en el derecho coercitivo del legislador democrático. Ella, y no el capitalismo, es la responsable de que las cosas se orienten hacia el bien común." ¿Lo habrán leído nuestros dirigentes políticos europeos y nacionales? Tengo mis dudas... Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt
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