miércoles, 13 de abril de 2016

[Celebrando a Miguel de Cervantes] Hoy, "El rufián viudo llamado Trampagos"



Representación de "El rufián viudo llamado Trampagos"


El próximo 23 de abril se conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. Como bien decía el editorial de El País del pasado 30 de enero, las comparaciones son odiosas, pero a veces pueden servir para valorar cómo distintos países gestionan desafíos parecidos. Tanto Miguel de Cervantes como William Shakespeare parece que murieron ese mismo día del año 1616, y tanto uno como otro son los mayores referentes de la lengua española y de la inglesa, respectivamente.   

A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos —académicos, culturales, turísticos, educativos—. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico). 

De las tareas de la Comisión responsable del cuarto centenario de Cervantes poco se sabe. Y lo que se conoce hasta ahora no es como para tirar voladores (expresión del español de Canarias que no necesita traducción) y parece confirmar que no hay ningún plan claro.

"Desde el trópico de Cáncer" se suma con humildad y pasión contenida a la efeméride que conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Y para celebrarlo, asume el compromiso de ir subiendo al blog día a día, a lo largo de estas semanas que restan, la totalidad de su obra para disfrute de todos los lectores y amantes de la lengua española, lengua a la que él elevó a la máxima expresión literaria, hasta culminarlas los próximos 22 y 23 de abril con la publicación en el blog de las dos partes de El Ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha.

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, conocido con el sobrenombre de "Príncipe de los Ingenios". Está considerado como la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.

Continúo esta nueva sección del blog dedicada a la conmemoración del 400 aniversario de su muerte con la publicación de su entremés El rufián viudo llamado Trampagos, en la edición de Florencio Sevilla Arroyo, que puede leerse en la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante (España). Los escritos iniciales de Cervantes datan de los tiempos de reclusión en Argel. Fue a su regreso a España, entre 1582 y 1587, cuando escribió sus primeras obras teatrales, que ya he traído hasta el blog. Tras ellas, dejó de escribir para la escena y solo al final de su vida publicó ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados (1615). 

El rufián viudo llamado Trampagos es el segundo de los entremeses, pieza teatral de carácter cómico y de un solo acto que originalmente se representaba en el entreacto de una comedia, escritos por Cervantes. En este entremés Cervantes aborda la historia de Trampagos, un aristócrata rufián que tiene como sirviente a Vademécum y como amante a Pericona, que acaba de morir. A orar por esta acuden multitud de personas, entre ellas Repulida y Pizpita, que eran compañeras de Pericona y quieren que Trampagos elija a una de ellas como su nueva amante. Este elige, con el consejo de otros dos rufianes, Chiquiznaque y Juan Claros, a Repulida, dejando a Pizpita llena de envidia. Un hombre anuncia la llegada del alguacil, pero Trampagos es amigo de él, así que nadie se marcha del lugar.  Al final aparece Escarramán que adoraba a Pericona y cuenta todas las aventuras con ella... Disfrútenlo.



Miguel de Cervantes



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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Entrada núm. 2684
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Píldoras literarias] Hoy, "Cotidiana", de Miguel Gomes





La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Cotidiana, del escritor venezolano Miguel Gomes. Gomes decidió irse del país en 1989 y embarcarse en la aventura de obtener un doctorado en una universidad estadounidense con la premonición de que no regresaría a su país natal. Se trata de uno de los autores venezolanos de mayor calibre del Siglo XX y lo que va del XXI, porque su fructífera carrera prosigue bajo la égida inevitable de esa relación con Venezuela y su preocupación existencial por el deterioro acelerado del país. 

Su relato, incluido en la obra Visión memorable (1987), tiene veintiséis palabras, y dice así:

COTIDIANA

Tras una discusión, coloqué a mi mujer sobre la mesa, 
la planché y me la vestí. No me sorprendió que 
resultara muy parecida a un hábito.


***


Miguel Gomes



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Reedición] Libros que no he leído y que, seguramente, nunca leeré



Biblioteca Nacional de España (Madrid)


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente, conservan su título, fecha y numeración original, y no cuentan en el cómputo general de entradas del blog. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 

***

Creo que fue Jorge Luis Borges el que dijo que si un libro nos desagrada (por las razones que sean) una vez comenzada su lectura, por muy interesante que nos hayan dicho o que pensemos que es, no merece la pena que prosigamos con él. Evidentemente, aunque con la subjetividad que palabras como belleza y placer encierran, para gustos se hicieron colores, como dice el refrán. 

Yo, por deformación profesional, soy más lector de ensayo o libros académicos que de literatura de ficción. En ningún caso, desdeño esta última. Un ejemplo: acabo de leer Nos vemos allá arriba, la novela de Pierre Lemaitre, ganadora del último premio Goncourt, que me ha encantado. Y en estos últimos meses he disfrutado sobremanera con dos autores israelíes contemporáneos como Amos Oz y David Grossman y varias de sus novelas; más con el primero que con el segundo, lo confieso. Ahora, para variar, estoy releyendo la apasionante historia del cristianismo que escribiera el teólogo Hans Küng, titulada: El cristianismo: Esencia e historia.     

En agosto de 2008 escribí una entrada en el blog, que titulé Los clásicos, en la que traía a colación el famoso "canon occidental", establecido por el profesor, erudito y crítico literario vivo más famoso del mundo, el estadounidense Harold Bloom, sobre las obras literarias cuya lectura resulta imprescindible para el hombre moderno y culto de hoy. Ni que decir tiene que esa lista, como cualquier otra, resulta subjetiva, pero el peso de los clásicos está ahí, y en todo caso, merece la pena conocerla, aunque leerla resulte otra cuestión. Les invito a hacerlo en el enlace de más arriba.

Pero hoy no quiero hablarles por más tiempo de los libros que "deberíamos" haber leído, sino de aquellos otros que, a pesar de su fama, nos ha sido imposible leer. Un interesante artículo en el diario El País de ayer domingo, titulado "Libros que muy pocos han logrado terminar", construído a base de opiniones de escritores actuales sobre los libros que no han podido terminar de leer, por razones de todo tipo, en el que la lista resultante parece como mínimo, tan subjetiva o más, que la del canon de Bloom sobre las lecturas imprescindibles. 

De las del canon no voy a decir cuales no he leído porque no tengo necesidad ni ganas de exponerme al escarnio público; de la lista de esos libros que se comentan como que muy pocos han logrado terminar si me gustaría refutarla en algunos de los títulos en ella reflejados.

Estos son los títulos y sus autores: El arco iris de la gravedad, de Thoman Pynchon; Crimen y castigo, de Fiodor Dostoyievki; Guerra y paz, de Leon Tolstoi; Orgullo y prejuicio, de Jane Austen; Vida y opiniones del caballero Tristam Shandy, de Laurence Sterne; La divina comedia, de Dante Alighieri; Moby Dick, de Herman Melville; Paradiso, de José Lezama Lima; Don Quijote de La Mancha de Miguel de Cervantes, Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek; y La broma infinita, de David Forster Wallace. 

Discrepo educadamente de la inclusión en esa lista, aun admitiendo mi profunda subjetividad, de las obras de Dante, Melville y Cervantes. De las restantes, a pesar de conocerlas, no puedo decir nada salvo que yo tampoco las he leído. Pero, insisto, a pesar de su subjetivismo, no alcanzo a comprender como de esa lista han sido excluidos títulos como Ulises o Finnegans Wake, de James Joyce, o En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. El Ulises tardé diecisiete años en decidirme a leerla; cuando lo hice, la leí de un tirón, y me encantó. Por el contrario, su Finnegans Wake, confieso que si no dejo su lectura hubiera acabado completamente loco de atar. Sobre la novela de Proust no me atrevo a decir nada más que la tengo pendiente de lectura desde hace infinito tiempo y que siempre encuentro alguna excusa, seguro que injustificable, para comenzarla.

Termino con una, de nuevo, confesión personal. No puedo con los autores rusos; ni con los clásicos ni con los modernos: es algo psicosomático. En parte por los nombres, que me resultan imposible de retener. Sí, supongo que es pueril, pero es real. Y en la literatura española no he podido, y he puesto voluntad, con La regenta, de Leopoldo Alas. No me pregunten por qué, porque no sabría explicarlo. Como tampoco puedo con la novela realista: ni la española de Galdós, ni la francesa de Balzac, o la británica de Dickens. Me he leído los Episodios Nacionales de Galdós, pero no puedo con sus novelas: imposible. Sé que me estoy perdiendo lo mejor de la literatura española, pero es así. Sin embargo, leo con mucho placer su teatro, y el de García Lorca o Buero Vallejo. 

En fin, les invito a que dejen en el blog si lo desean su lista de lecturas imposibles; "Desde el trópico de Cáncer" está siempre abierto a todos ustedes. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt







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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
Publicada originariamente con fecha 20 de octubre de 2014

martes, 12 de abril de 2016

[Celebrando a Miguel de Cervantes] Hoy, "El juez de los divorcios"



Representación de "El juez de los divorcios"


El próximo 23 de abril se conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. Como bien decía el editorial de El País del pasado 30 de enero, las comparaciones son odiosas, pero a veces pueden servir para valorar cómo distintos países gestionan desafíos parecidos. Tanto Miguel de Cervantes como William Shakespeare parece que murieron ese mismo día del año 1616, y tanto uno como otro son los mayores referentes de la lengua española y de la inglesa, respectivamente.   

A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos —académicos, culturales, turísticos, educativos—. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico). 

De las tareas de la Comisión responsable del cuarto centenario de Cervantes poco se sabe. Y lo que se conoce hasta ahora no es como para tirar voladores (expresión del español de Canarias que no necesita traducción) y parece confirmar que no hay ningún plan claro.

"Desde el trópico de Cáncer" se suma con humildad y pasión contenida a la efeméride que conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Y para celebrarlo, asume el compromiso de ir subiendo al blog día a día, a lo largo de estas semanas que restan, la totalidad de su obra para disfrute de todos los lectores y amantes de la lengua española, lengua a la que él elevó a la máxima expresión literaria, hasta culminarlas los próximos 22 y 23 de abril con la publicación en el blog de las dos partes de El Ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha.

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, conocido con el sobrenombre de "Príncipe de los Ingenios". Está considerado como la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.

Continúo esta nueva sección del blog dedicada a la conmemoración del 400 aniversario de su muerte con la publicación de su entremés El juez de los divorcios, en la edición de Florencio Sevilla Arroyo, que puede leerse en la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante (España). Los escritos iniciales de Cervantes datan de los tiempos de reclusión en Argel. Fue a su regreso a España, entre 1582 y 1587, cuando escribió sus primeras obras teatrales, que ya he traído hasta el blog. Tras ellas, dejó de escribir para la escena y solo al final de su vida publicó ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados (1615). 

El juez de los divorcios, es el primero de los ocho entremeses, pieza teatral de carácter cómico y de un solo acto que originalmente se representaba en el entreacto de una comedia, escritos por Cervantes.  En este entremés Cervantes aborda desde múltiples perspectivas, siempre irrisorias, pero sin olvidar su lado más oscuro, la relación matrimonial de cuatro parejas ridículas que desfilan ante el juez de los divorcios sin conseguir la separación pese a que sus matrimonios son verdaderos infiernos, satirizando entre veras y burlas a los jueces de la época, que no tenían el menor interés en la resolución de los pleitos matrimoniales sino que gozaban de los problemas de las parejas... Disfrútenlo.



Miguel de Cervantes



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Reedición] Noche de difuntos



Doña Inés y don Juan, en la famosa escena del sofá


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente, conservan su título, fecha y numeración original, y no cuentan en el cómputo general de entradas del blog. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 


***

Dentro de unos días el mundo católico y algunos países cristianos de origen anglosajón celebran la festividad de Todos los Santos. Una fiesta a la que sigue indisolublemente unida la noche de ese día, "Noche de Difuntos", ahora trivializada como tantas otras cosas para convertirla en fiesta de disfraces para niños y adultos infantilizados, como si de una celebración carnavalera anticipada se tratara.

Hoy día la fiesta de Todos los Santos, unida a la Noche de Difuntos, la llaman en todo el mundo la fiesta de "Halloween", contracción de la frase en inglés "all hallow's eve" (víspera de todos los santos), una celebración de origen celta que se celebra en los países anglosajones la noche del 31 de octubre y que se ha extendido prácticamente a todo el mundo occidental perdiendo por completo su sentido originario.

Las cosas ya no son como eran. Si eso es para bien o para mal, no soy quién para decirlo..., pero a mi me gustaba más lo de antes. Cuando era niño, a inicios de los 50 del pasado siglo, la "Noche de Difuntos" era mágica ¡y terrible! para mí. Sentado al calor del brasero bajo la mesa camilla, oí junto a mi madre durante años la retransmisión radiofónica del Don Juan Tenorio de Zorrilla lleno de miedo, emoción y asombro. Me encantaba la escena de la seducción de doña Inés por don Juan, aquella de "¿No es verdad, ángel de amor...?"; o esa otra en que, a punto de huir de Sevilla, lanza su famoso "¡Llamé al cielo y no me oyó...!", pero cuando de verdad los pelos se me ponían de punta, literalmente, era cuando el espíritu del comendador, don Gonzalo de Ulloa, invitado sacrílegamente por don Juan en el cementerio a cenar aquella noche en su casa, se presenta a la misma con sus llamadas a las puertas de la casa que iban sonando cada vez más cercanas...

Durante años escuché el "Don Juan" con la cabeza apoyada sobre los brazos simulando dormir pero emocionado hasta los tuétanos; o ayudando a mi madre a separar a mano y una por una las lentejas, o desgranando las judías verdes, que ella cocinaría al día siguiente para todos nosotros; son cosas que no se olvidan... Mis hermanos mayores, sabedores de mis miedos y emociones, cuando llegaba la escena de la aparición del comendador golpeaban las puertas de nuestra casa para asustarme..., ¡y bien que lo conseguían, los muy c...! Esa noche me resultaba difícil conciliar el sueño, y cuando lo lograba era para ser presa de una especie de duermevela agitada que duraba hasta el alba, en la que los esqueletos de los difuntos salían de sus féretros, con sombrero de copa, y se ponían a bailar sobre las tumbas...

Yo sigo prefiriendo recordar esa noche el mito universal, y tan español, de "Don Juan". Quiza por eso, en estas fechas próximas a la noche mágica de Difuntos, o de "Halloween" si lo prefieren, intento releer y disfrutar una vez más el Don Juan Tenorio (1844), de José Zorrilla, o su antecedente directo, El burlador de Sevilla (1617), de Tirso de Molina. Pueden leer ambas obras en los enlaces de más arriba, pero si no tienen ganas de leer, esperen a la doce de la noche del 1 de noviembre y disfruten de este vídeo, rescatado de los archivos de RTVE, con la representación del "Don Juan Tenorio" de Zorrilla en un "Estudio 1" de 1966, dirigido por Gustavo Pérez Puig, con el actor Francisco Rabal en el papel de don Juan y la actriz Concha Velasco en el de doña Inés. Es un auténtico lujo, se lo aseguro.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Los espíritus de doña Inés y del comendador se disputan el alma de don Juan



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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
Publicada originariamente con fecha 25 de octubre de 2014

lunes, 11 de abril de 2016

[Celebrando a Miguel de Cervantes] Hoy, "Pedro de Urdemalas"



Representación teatral de "Pedro de Urdemalas", de Cervantes


El próximo 23 de abril se conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. Como bien decía el editorial de El País del pasado 30 de enero, las comparaciones son odiosas, pero a veces pueden servir para valorar cómo distintos países gestionan desafíos parecidos. Tanto Miguel de Cervantes como William Shakespeare parece que murieron ese mismo día del año 1616, y tanto uno como otro son los mayores referentes de la lengua española y de la inglesa, respectivamente.   

A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos —académicos, culturales, turísticos, educativos—. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico). 

De las tareas de la Comisión responsable del cuarto centenario de Cervantes poco se sabe. Y lo que se conoce hasta ahora no es como para tirar voladores (expresión del español de Canarias que no necesita traducción) y parece confirmar que no hay ningún plan claro.

"Desde el trópico de Cáncer" se suma con humildad y pasión contenida a la efeméride que conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Y para celebrarlo, asume el compromiso de ir subiendo al blog día a día, a lo largo de estas semanas que restan, la totalidad de su obra para disfrute de todos los lectores y amantes de la lengua española, lengua a la que él elevó a la máxima expresión literaria, hasta culminarlas los próximos 22 y 23 de abril con la publicación en el blog de las dos partes de El Ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha.

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, conocido con el sobrenombre de "Príncipe de los Ingenios". Está considerado como la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.

Continúo esta nueva sección del blog dedicada a la conmemoración del 400 aniversario de su muerte con la publicación de su comedia Pedro de Urdemalas, en la edición de Florencio Sevilla Arroyo, que puede leerse en la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante (España). Los escritos iniciales de Cervantes datan de los tiempos de reclusión en Argel. Fue a su regreso a España, entre 1582 y 1587, cuando escribió sus primeras obras teatrales, que ya he traído hasta el blog. Tras ellas, dejó de escribir para la escena y solo al final de su vida publicó ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados (1615). 

Pedro de Urdemalas, la octava y última de esas comedias, recoge la tradición picaresca medieval española y es una de las obras más sugestivas y animadas de Cervantes, la que ha conseguido los mayores elogios de la crítica, y uno de los más grandes homenajes que un autor dramático haya dedicado nunca al oficio de actor. Pedro de Urdemalas es pícaro, astuto, aventurero, cínico y además, noble. Un adivino le había profetizado que un día llegaría a ser rey, fraile, papa, volatinero incluso, y Pedro espera que se cumpla la profecía con toda fidelidad. En la trama, que guarda cierto parecido con La gitanilla, él se enamora de una gitana llamada Belica y movido por este amor se va a vivir con una tropa de gitanos... Disfrútenla.



Miguel de Cervantes



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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[Reedición] Valores, civismo y mayúsculas



Rajoy, Aznar y Rato: ¡Qué tiempo tan feliz, que nunca volverá...! 


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente, conservan su título, fecha y numeración original, y no cuentan en el cómputo general de entradas del blog. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 

*** 

Siempre he desconfiado de la gente que habla o escribe con mayúsculas. Por supuesto que con eso no me refiero a los que escriben en alemán, un idioma que hace uso profuso de ellas. Me refiero a aquellos a los que no se les cae de la boca, la pluma o el teclado palabras como Dios, Patria, Libertad, Justicia, Estado, Nación, Derecha, Izquierda, Religión, Paz, Guerra, Valores, Civismo y todo el largo etcétera que ustedes quieran. Me cabrean mucho porque suelen ser -hay pocas excepciones a la regla- los que uso más torticero hacen de esos valores que dicen defender. ¿Pruebas?: Basta con abrir un periódico y encender un televisor para ponerse al día. Me excusarán de citar algún caso en particular pues se iría al traste el límite de palabras que me impongo para cada entrada del blog en un mero índice de los susodichos.

Frente a la generalizada apelación a los valores no vendría nada mal un poco más de prosaico interés en la defensa de los derechos y libertades individuales consagrados constitucionalmente y cada vez más restringidos en esta España y Europa nuestras: el proyecto de ley de seguridad ciudadana y la falta de acuerdo para hacer frente al tremendo desafío de la inmigración ilegal, por ejemplo.  

Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política y Social en la Universidad del País Vasco, en un artículo en El País de hace ya unos años titulado "Cuidado con los valores" comentaba con sarcasmo que cuando un profesor de Oxford se refiere a la decadencia de Occidente en realidad está pensando en lo malo que es el servicio doméstico. ¿Una boutade más de un ingenioso profesor universitario? Me temo que no, porque como se decía en el artículo citado, a lo largo de la historia los seres humanos hemos justificado hasta lo menos justificable apelando a los valores morales. Pero habría que preguntarse -continuaba- si con la actual inflación de discursos morales no se estaba poniendo de manifiesto algo más ideológico e inquietante para las democracias contemporáneas, algo que se traduce en un permanente cuestionamiento de la prioridad que en una sociedad democrática le corresponde a los derechos, el consentimiento, las garantías y las libertades individuales reduciendo el espacio de la política, no para fundar los derechos sino para ponerlos en cuestión.


Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Reunión del Consejo Europeo, febrero 2013


Entrada núm. 2183
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Publicada originariamente con fecha 26 de octubre de 2014

domingo, 10 de abril de 2016

[Humor en domingo] Hoy, sin palabras por descanso del personal. Con viñetas de El Roto






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





HArendt




Entrada núm. 2679
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[Celebrando a Miguel de Cervantes] Hoy, "La entretenida"



Representación teatral de "La entretenida" de Cervantes


El próximo 23 de abril se conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. Como bien decía el editorial de El País del pasado 30 de enero, las comparaciones son odiosas, pero a veces pueden servir para valorar cómo distintos países gestionan desafíos parecidos. Tanto Miguel de Cervantes como William Shakespeare parece que murieron ese mismo día del año 1616, y tanto uno como otro son los mayores referentes de la lengua española y de la inglesa, respectivamente.   

A principios de año el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, lanzaba al mundo un rotundo mensaje, que Shakespeare sigue vivo, y poco a poco se ha empezado a concretar la ofensiva internacional de propuestas con las que se pretende proyectar la obra del clásico en 141 países. En cuanto a Miguel de Cervantes, solo existe la vaga afirmación de que están en marcha 131 proyectos —académicos, culturales, turísticos, educativos—. No tiene sentido -sigue diciendo el editorial citado- medir la envergadura de los clásicos por la magnitud de los fastos que se programan para celebrar sus centenarios. Lo que importa es que sean leídos y representados y que su obra siga hablando en el presente. En ese sentido, El Quijote ha contado con prestigiosos valedores que lo llevan mimando desde que en 2005 se celebrara el cuarto centenario de la aparición de su primera parte. El año pasado, que recordaba el aniversario de la publicación de la segunda, hubo excelentes iniciativas que ayudaron a confirmar su grandeza. Pero fueron hechos puntuales, fruto muchas veces de la sociedad, a falta de un verdadero plan riguroso y bien articulado que cumpla con las expectativas que deben exigirse a cualquier Gobierno respecto al patrimonio cultural del que es responsable: convertirlo en pieza esencial de la educación de los menores, cuidarlo para que siga manteniéndose vivo y saber proyectarlo para sacar provecho de todo su potencial (también económico). 

De las tareas de la Comisión responsable del cuarto centenario de Cervantes poco se sabe. Y lo que se conoce hasta ahora no es como para tirar voladores (expresión del español de Canarias que no necesita traducción) y parece confirmar que no hay ningún plan claro.

"Desde el trópico de Cáncer" se suma con humildad y pasión contenida a la efeméride que conmemora el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes. Y para celebrarlo, asume el compromiso de ir subiendo al blog día a día, a lo largo de estas semanas que restan, la totalidad de su obra para disfrute de todos los lectores y amantes de la lengua española, lengua a la que él elevó a la máxima expresión literaria, hasta culminarlas los próximos 22 y 23 de abril con la publicación en el blog de las dos partes de El Ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha.

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 29 de septiembre de 1547-Madrid, 22 de abril de 1616) fue un soldado, novelista, poeta y dramaturgo español, conocido con el sobrenombre de "Príncipe de los Ingenios". Está considerado como la máxima figura de la literatura española y es universalmente conocido por haber escrito Don Quijote de la Mancha, que muchos críticos han descrito como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal, además de ser el libro más editado y traducido de la historia, solo superado por la Biblia.

Continúo esta nueva sección del blog dedicada a la conmemoración del 400 aniversario de su muerte con la publicación de su comedia La entretenida, en la edición de Florencio Sevilla Arroyo, que puede leerse en la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante (España). Los escritos iniciales de Cervantes datan de los tiempos de reclusión en Argel. Fue a su regreso a España, entre 1582 y 1587, cuando escribió sus primeras obras teatrales, que ya he traído hasta el blog. Tras ellas, dejó de escribir para la escena y solo al final de su vida publicó ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados (1615). 

La entretenida, la séptima de esas comedias, es una obra de las que se ha dado en llamar "una comedia de arte" y una de las que más disparidad de opiniones ha provocado: para unos la comedia más perfecta de todas las que escribió; para otros no pasa de ser una obra laboriosa. El protagonista es Cardenio, un estudiante pobre y apurado cuyos anhelos se limitan a intentar conseguir la mano de una dama riquísima llamada Marcela, que tiene un hermano que casualmente está enamorado de otra joven doncella del mismo nombre. Las esperanzas del estudiante se verán truncadas cuando sepa de la obligación que tiene la joven de casarse con un primo suyo de origen peruano y que en esos momentos está de viaje. Cardenio seguirá los consejos de un criado y se hará pasar por el primo, dando su nombre e instalándose, junto con su criado, en casa de la propia Marcela, a la espera de la requerida dispensa papal solicitada para proceder al casamiento... Disfrútenla.



Miguel de Cervantes



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





HArendt




Entrada núm. 2678
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)