"Confundimos el lunes con el sábado y nos da igual. Ya son otras horas, otros minutos, escribe el pintor Joan-Pere Viladecans en el A vuelapluma de este martes [De camino a las cenizas. La Vanguardia, 24/4/2020]. Las horas lentas de los tiempos analógicos también apuntilladas. Sólo tenemos delante un folio blanco en blanco. Puro hielo. Los días sin cola escapando sin más, como las anguilas entre las manos. Habitamos un delirio que nunca hubiéramos imaginado. Y un ambiente de víspera que se prorroga. Nunca los puntos suspensivos tuvieron tanto argumento. Y tanto sentido. Meses abrazados a un inmenso interrogante. La gran encrucijada para la humanidad: el reloj a punto de volverse del revés, pero ¿cuándo? Dependerá de esa bola algodonosa llena de trompetillas de marciano, de ese puto virus carroñero, arañando la indefensión de los mansos, de los disciplinados, de los particulares. Todos desprotegidos, practicando una candorosa obediencia solidaria. Para que luego digan del carácter de la ciudadanía anarcoibérica con tendencia al cabreo. Miedo. Incógnita. Para muchos: quizá la nada. No será el fin del mundo, pero será el fin de muchos mundos. Que alguien guarde los recuerdos para la reconstrucción. Material para arqueólogos. Poetas abstenerse.
Hacía mucho que el planeta entero no tenía un enemigo común y nunca habían coincidido tantos tontos gobernando. Bobas y bobos. Cuando llegue la época de los supervivientes estos deberían pedir cuentas. Las veces que lamentaremos que la incompetencia no se cure con pastillas. La retórica del argumentario político –una ducha escocesa incesante–, a estas alturas del drama, resulta repugnante. Comercian con agonías, trafican con cifras, esconden muertes… ¡que pronto se han olvidado de los que los han votado! Una pandemia asesina global, la humanidad justo al borde del barranco de la calamidad y ellos politizándolo todo: epidemiólogos, virólogos, expertos en salud pública, periodistas, tertulianos, encuestadores… Todo sirve como botín electoral. Esta ideologización sistemática supone el gran fracaso moral de la política. El conflicto con la ética.
Y en el alma: un aguafuerte trágico, una perspectiva renacentista, hileras de ataúdes anónimos. La larga avenida del insomnio. Muertes después de una vida de sacrificio que nos hizo posibles. La muerte sin ritual, sin despedida, sin susurro, sin el bisílabo adiós. La memoria camino de la ceniza. Y el reloj embreado de luto. De lágrimas".
A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo.
La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo.
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