Representación actual de Las gemelas, de Plauto
Continúo con esta entrada la sección dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia titulada Las gemelas (Báquides), de Plauto. La pueden leer en el enlace inmediatamente anterior, y desde este vídeo pueden ver una escena de la representación de la misma en el Teatro Romano de Mérida el año 2007.
No se conoce la fecha de nacimiento de Plauto, que se ha fijado hacia el 254 a. C. por una noticia de Cicerón, pero sabemos que murió en el 184 y que un lapso vital históricamente muy revuelto. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. Murió enormemente rico, envuelto en una gran popularidad. Plauto usa un rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial que no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Se le atribuyen hasta 130 obras.
No se conoce la fecha de nacimiento de Plauto, que se ha fijado hacia el 254 a. C. por una noticia de Cicerón, pero sabemos que murió en el 184 y que un lapso vital históricamente muy revuelto. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. Murió enormemente rico, envuelto en una gran popularidad. Plauto usa un rico y vistoso lenguaje de nivel coloquial que no elude la obscenidad y la grosería entre retruécanos, chistes, anfibologías, parodias idiomáticas y neologismos, usando un vocabulario muy abundante de una gran variedad de registros. Se le atribuyen hasta 130 obras.
Plauto le dio el título de Las dos Bacchis porque en efecto las dos heroínas de la comedia son dos huérfanas samias cuyos padres las llamaron así por estar iniciados en los misterios de Baco.
Estas dos jóvenes gemelas se parecen como dos gotas de agua. Pobres y huérfanas, ponen precio a su hermosura. Una de ellas se establece en Atenas. Mnesíloco, hijo del viejo Nicóbulo, ve a la seductora cortesana y queda presa de sus encantos, pero el enamorado mancebo tiene precisión de hacer un viaje a Éfeso por encargo de su padre. La comisión que lleva lo retiene en esta ciudad durante dos largos años y allí sabe por unos viajeros que su amante se ha fugado. Desolado, escribe a su camarada y gran amigo Pistóclero para que averigüe su paradero. En efecto, la cortesana se había ido a Creta en busca de su hermana, pero hacía poco que habían regresado ambas a Atenas.
Pistóclero cumple el encargo de su amigo mas al cumplirlo cae a su vez en las redes de la otra Bacchis, a pesar de las predicaciones y advertencias de su honrado maestro Lydo. Este pedagogo entera a Mnesíloco cuando regresa de los amores de Pistóclero y Bacchis. De ignorar Mnesiloco que las Bacchides son ya dos y de la semejanza de ambas nace el enredo pues se cree que la Bacchis cortesana de su amigo es la suya y se indigna contra ambos. Se convence después de que su enojo es infundado cuando se entera de que son dos e idénticas las cortesanas. Cada uno de los dos amigos se apodera de la suya y se procuran fondos para entregarse a los placeres.
En esta pieza cómica se ofrece un contrato para nosotros detestable que se daba, sin embargo, en las costumbres de la antigüedad: el de alquilar una mujer sus encantos por tiempo determinado. Una de las cortesanas efectivamente se ajusta por un año con un rico militar por el precio de veinte minas. Con este motivo, intervienen en la acción dos personajes cómicos: un pobre parásito del capitán Cleómaco que por acudir a casa de las cortesanas reclamando que cumplan el pacto convenido con su amo es despachado con una paliza y un siervo enredador que media en las intrigas amorosas de los dos jóvenes, el cual con sus ardides y trapacerías no solo les consigue el dinero que necesitan para librar a la comprometida Bacchis de su empeño y para sus goces y liviandades sino que por último el diablo del esclavo consigue introducir a los ancianos padres en el burdel de las impúdicas bacantes.
En el antiguo teatro romano, sin ofensa del sentido moral reinante y aun en armonía con él, se presentaban estos cuadros demasiado al desnudo proponiéndose sin duda hacer odioso el vicio al mostrarlo en toda su repugnante y ridícula desnudez.
La diosa Clío, musa del Teatro
La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
No hay comentarios:
Publicar un comentario