miércoles, 26 de abril de 2023

[ARCHIVO DEL BLOG] Sobre libros, bibliotecas y otras angustias. [Publicada el 12/01/2011]










Espero que leyeran el espléndido, interesante y entretenido reportaje de Leila Guerreiro, "La huella de los libros", en la revista Babelia (El País) del pasado 8 de enero. Una delicia. Los libros dejan huella, ¡joder que si la dejan; hasta en el alma!, y encima ocupan un espacio que ni les digo... Los míos, ya lo he contado anteriormente, andan repartidos por cinco sitios diferentes entre Maspalomas y Las Palmas, y por más que llevo años intentando clasificarlos y hacer una lista de ellos, ya he desistido. Es por pura pereza. He llegado hasta el 4521 y ahí me he quedado porque me abruma enfrentarme al reto que me resta.
Hablar de libros es otro de los asuntos recurrentes en este blog, y no porque yo me considere (que no me considero), ni lo sea (que no lo soy), lector empedernido y mucho menos de gusto cultivado; es simplemente, algo pasional. No se lo que sienten ustedes por los libros; lo mío es eso: pasión pura y simple. Mirar, tocar, leer, pasar sus páginas, se convierte para mí en una especie de ensoñación carnal que no tiene parangón con, ¿casi?, ninguna otra sensación voluptuosa... Hace muchísimo tiempo, en una cariñosa disputa familiar, me plantearon la disyuntiva "¡o tus libros o yo!... No se cual sería la expresión de mi rostro, pero nunca se ha vuelto a tratar la cuestión... Quizá por eso me he visto reflejado en algunas de las opiniones de escritores, literatos y autores que recoge Leila Guerreiro en su artículo. Disfrútenlo, que merece la pena; se lo aseguro. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt  













martes, 25 de abril de 2023

De lo que no es, de verdad, conciliación

 








Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz martes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, de la escritora Ana Iris Simón, va de lo que no es, de verdad, conciliación. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
harendt.blogspot.com








No lo llamen conciliar
ANA IRIS SIMÓN
22 ABR 2023 - El País
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“El amor de padres e hijos en este país es uno de los grandes poemas de la cristiandad”. La cita es de Chesterton y la escribió durante un viaje a Tarragona, donde lo que más le conmovió no fue ni el anfiteatro ni el circo, sino la imagen de un padre y un niño jugando a tirar flechas en un bar.
Cuando lo leí no lo entendí muy bien, porque Chesterton no explica qué tenían de distinto ese padre y ese niño españoles respecto del resto de padres e hijos del mundo. Pero unos días después, me tocó viajar a un país muy europeo, de esos en los que no hay colillas por el suelo, en los se cena muy pronto y levantan estatuas a luteranos. Allí me di cuenta de que en su aeropuerto no había, como en Barajas, una cola específica para las familias. De que en el control nadie nos ofrecía pasar primero a quienes llevábamos un bebé. De que mi anfitriona preguntó en un restaurante si podíamos llevar un niño, algo que jamás se me ha ocurrido hacer en España.
En el vuelo de vuelta me tocó al lado de una inmigrante dominicana que vivía en ese país muy europeo. Era abuela de un crío del que me habló durante todo el viaje y me contó que, aunque tenía tres años, aún no iba al colegio, pues allí era habitual no escolarizar a los niños en preescolar. Porque algunas familias preferían cuidar de sus hijos pero, sobre todo, porque podían.
Aquí, al contrario, el PSOE promoverá la apertura de los colegios en horas no lectivas y en vacaciones. La medida ya fue propuesta por Lobato en Madrid y ha sido anunciada también por Ayuso. Y, aunque podríamos pensar que por fin se ponen de acuerdo y lo hacen para que ganen las familias, la realidad es que la medida está pensada para que no pierdan las empresas. En lugar de llamarla política de conciliación familiar, el PSOE la ha concebido como una “política de conciliación laboral”, que viene a ser lo contrario.
Sería inocente no reconocer que abrir los colegios durante las vacaciones escolares le viene muy bien a muchas familias, la mayoría de clase obrera. Pero sería injusto no señalar también que no solo es un parche, sino que va en el sentido contrario al que debería: ninguna sociedad sana concebiría como un progreso tener a los críos aparcados en la escuela los días festivos mientras sus padres trabajan. Solucionar la papeleta proponiendo que los niños pasen más tiempo al cuidado del Estado u otras instituciones en lugar de facilitando que sus familias puedan cuidarlos en casa y llamarlo conciliación es tener el rostro de hormigón. Ponerles tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias.
Si el viejo Chesterton volviera de entre los muertos y viajara a Tarragona, no volvería a disfrutar de aquella bella estampa, la del padre y el hijo jugando con un arco y unas flechas: el crío estaría en el colegio, o en alguna extraescolar, o en el campamento de verano o en el taller de Navidad. En cualquier sitio menos con sus padres, que no podrían renunciar a larguísimas jornadas ni a hacer horas extra para cuidar de él. Así, tampoco sacaría esa conclusión tan bella, la de que la relación padre e hijo en nuestro país es uno de los más bellos poemas de la cristiandad. Porque el espíritu de un pueblo puede ser aniquilado por muchas vías. Y una de ellas es la cobardía política.






























[ARCHIVO DEL BLOG] El efecto mariposa. [Publicada el 06/08/2008]











Estoy seguro de que todos hemos oído hablar del "efecto mariposa", aunque sólo sea por la película de Fernando Colomo del mismo título, realizada en 1995. En realidad, es un concepto elaborado por el meteorólogo Edward Lorenz en 1963 que hace referencia "a la noción de sensibilidad a las condiciones iniciales dentro del marco de la teoría del caos. Su nombre proviene de un antiguo proverbio chino: 'el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo'. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema natural, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en formas totalmente diferentes. Sucediendo así que, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande".
¿Habrá sido el "efecto mariposa" actuando sobre la "Caja de Ahorros de San Quirico", el responsable del desastre que ha sacudido los cimientos del sistema financiero occidental? No es posible saberlo con certeza, pero bien pudiera ser...
La "Caja de Ahorros de San Quirico" es una entidad financiera ficticia creada por la imaginación del antiguo profesor del IESE barcelonés, Leopoldo Abadía, para explicar en términos sencillos y usando un lenguaje de fácil comprensión que es la denominada crisis de las "hipotecas basura" (las famosas hipotecas subprime), como se ha provocado y cuales son, de momento, sus consecuencias.
La génesis de su artículo, titulado "La crisis ninja", la relata muy bien el artículo de la Agencia EFE publicado en el diario barcelonés La Vanguardia el pasado día 4 de agosto, que reproduzco más adelante. Elaborado en una tarde de domingo del pasado mes de enero por el profesor Abadía para consumo interno de sus compañeros de la consultoría en la que trabaja desde su jubilación como profesor, fue colocado posteriormente en un blog por uno de sus hijos. El éxito del artículo ha sido tal, en todo el mundo, que ha llegado a superar las
165.000 visitas, y su autor, ha recibido ofertas de trabajo como comentarista financiero y para la redacción de un libro al respecto. Merece la pena leerlo con detenimiento; seguro que se les aclararán bastantes dudas. Y que conste, el "efecto mariposa" no ha hecho más que empezar... HArendt














lunes, 24 de abril de 2023

De la clase media






Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz lunes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, de la politóloga Estefanía Molina, va de la clase media. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com







¿Quién abandona a la clase media?
ESTEFANÍA MOLINA
20 ABR 2023 - El País
harendt.blogspot.com

¿Quién abandona a la clase media? No hay sentimiento que atormente más en una democracia que la sensación de que la política es para otros y que a nosotros nadie nos atiende. La clase media estará precarizada, pero sigue poniendo gobiernos. Por eso, combatir la idea de abandono será una de las claves de este año electoral, desde Doñana hasta la ley de vivienda, con primera parada el 28-M.
Y es que el temor a ser ignorado por la política rinde cuenta del momento político actual. En una economía donde muchos ciudadanos llegan con apuros a final de mes, la sed de que “alguien haga algo”, de que los poderes públicos intervengan, cotiza al alza. Su punto álgido se produjo ante la excepcionalidad de la pandemia y redobló con la crisis de inflación abriendo el grifo del gasto ante las necesidades del contexto. Culmina ahora que el Gobierno ha abierto la mano para limitar precios de los alquileres, como símbolo de un Estado cada vez más presente.
Si bien, la sed intervencionista corre el riesgo de volverse una especie de nuevo “opio del pueblo” si acaba provocando efectos indeseados. La ley de vivienda necesitará tiempo para ser valorada —también en sus aspectos positivos—, aunque algunos expertos como J. García Montalvo han advertido del riesgo de que el control acabe expulsando oferta y subiendo los precios. La izquierda debería saber que la frustración puede volverse la emoción más cercana al abandono, si el compromiso de seguir construyendo más parque público no se mantiene firme en el tiempo.
Aunque ni el propio Partido Popular puede sustraerse ya de la ola expansiva que llama a implicarse en ciertos mercados. Nadie quiere aparecer como el culpable de abandonar a las familias a su suerte: hasta Alberto Núñez Feijóo propone avales públicos a los jóvenes compradores de viviendas. La ley estatal también supone un desafío a los barones del PP si, más allá de cuestionar la norma, tampoco dan salida a un problema transversal como alquilar un techo asequible.
El caso es que la noción de abandono es uno de los arietes más sutiles de la derecha liberal contra Pedro Sánchez. Es la estrategia de echar a pelear al penúltimo contra el último de la sociedad. Acusando a la izquierda de legislar para “ganar votos” entre las rentas humildes, Isabel Díaz Ayuso venía espoleando una sensación de agravio frente a esos trabajadores que no están al nivel del ingreso mínimo vital o el salario mínimo, pero siguen teniendo sueldos muy bajos.
Parte de esa crítica debe ser recogida por la izquierda. La percepción de estancamiento entre la clase media —que por grueso existe, aunque esté empobrecida— es una constante desde hace años, y de ello solo se sale apostando por la transformación económica y el crecimiento de la productividad. Se percibe una relación entre los bajos salarios y esa demanda creciente de un Estado cada vez más protector o asistencial.
Sin embargo, hay parte de falacia en la idea del liberal abandono. Los servicios públicos siguen siendo de facto la principal política que el Estado destina para aliviar los bolsillos ciudadanos. Desde la sanidad, pasando por el colegio o la universidad hasta transporte, un contribuyente común goza de esas prestaciones gracias a un Estado de bienestar que se nutre de impuestos. No es de extrañar que quienes menos creen en lo público obvien ese detalle de sus discursos.
Y quizás uno de los ejemplos más paradigmáticos del sentimiento de abandono irrumpe con la sequía. La política apoyada por el PP y Vox en Andalucía para ampliar terrenos de regadío busca presentarse ante los agricultores de Huelva como salvadores de su pesar económico. El hecho es que la Junta se ha lavado las manos al obviar que la autorización del acceso al agua depende del Gobierno: el malestar pasa de administración, con apariencia de culpa.
¿Quién abandona a la clase media? Las comunidades autónomas siguen siendo el principal eje de las políticas sociales en España, cubriendo desde la salud hasta la educación y ahora también con el reto de la vivienda. Los ciudadanos darán una primera opinión este 28-M en las urnas, en medio de un clima de recelo ante el crecimiento del coste de la vida. Pero a la larga, los problemas estructurales de nuestra economía volverán a llamar a la puerta. Peor que sentirse abandonado sería acabar desconectando de la esperanza en la política.



























[ARCHIVO DEL BLOG] Esther Tusquets: "In memoriam". [Publicada el 23/07/2012]










No se si es una pasión o un vicio, pero aunque desconfío y detesto a partes iguales las secciones de libros de las grandes superficies comerciales, colocadas normalmente al lado de los embutidos o los electrodomésticos para el hogar, lo primero que hago en cuanto entro a una de ellas es pararme a echar una ojeada por los estantes y mirar por encima los títulos y novedades que en ellos se exponen.
Con un poco de práctica el cerebro se educa para reconocer aquellos títulos que en uno u otro momento han llamado nuestra atención, y como si de un código de barras se tratara nuestro escáner cerebral emite un chasquido especial cuando la vista, aun abarcando unas docenas de libros simultáneamente, tropieza con el titulo previamente grabado en nuestra mente.
Me pasó ayer tarde, en el Carrefour de Hoya de la Plata, junto a nuestra casa en Las Palmas. Fue como un “piii, piii, piii”…, intenso y sonoro, aunque evidentemente sólo lo oía yo. Allí estaba; sin buscarlo, en un estante a media altura, escondido junto a otros muchos libros sin sustancia (la mayoría de lo que se ponen a la venta en estos lugares) el objeto de la inconsciente respuesta automatizada de mi cerebro: "Habíamos ganado la guerra" (Ediciones B, Noviembre de 2007, Barcelona), de Esther Tusquets, justo el libro y la autora de la que trataba la entrada de mi blog del pasado día 6. Una hora más tarde estaba sentado en el sofá de casa leyéndolo, y unas horas después lo terminaba transido de emociones y sentimientos contradictorios, casi al borde del llanto.
Hasta yo mismo me preguntaba el porqué. ¿Qué podía tener de especial un libro de memorias de una joven burguesa. de buena familia, ahora escritora famosa y editora de prestigio, que relata sus vivencias de infancia y juventud entre 1936, el año de su nacimiento, y el de 1956, en que lo finaliza, para despertar en mi ese cúmulo de sensaciones?
Una de las razones es que, nacido diez años después que ella, y en ambientes, no solo sociales, completamente distintos y diferentes, muchas de las vivencias de juventud que Esther Tusquets relata en sus memorias las he vivido y experimentado personalmente.
Sólo una primera coincidencia: el desfile de las tropas de Franco entrando en Barcelona en marzo de 1939. Me faltaban siete años para nacer, pero mi madre y mis dos hermanos mayores, niños aún como ella, también estaban ese día en las calles de Barcelona, es probable que a su mismo lado, celebrando la entrada de los “nacionales” en la Ciudad Condal y con ella, el práctico final de la guerra civil. Mientras mi padre, desaparecido hacía meses, esperaba su repatriación en un campo de prisioneros cercano a Lyon (Francia).
Hay más coincidencias, claro está: Un temprano fervor religioso y su posterior conversión en desprecio por la iglesia; su agnosticismo casi militante; un inquieto estado de perplejidad ante la flagrante injusticia social imperante en la época; un volcarse en la organización oficial del régimen (el Movimiento) como instrumento de realización y vocación política personal, defraudada finalmente; una decidida y latente ubicación en la izquierda, pero incapaz a la larga, de sujetarse a los trágalas de todas y cualesquiera organizaciones políticas existentes; el cambio radical de forma de pensar que supuso el paso por la universidad; nuestra común licenciatura en Historia; la pasión por el mar… Todo muy difuso, pero muy real, en el recuerdo y en los sentimientos. Me mereció la pena leerlas y rememorar una época no tan lejana en el tiempo. 
Esta entrada es una reedición, corregida, de la publicada en "Desde el trópico de Cáncer" el día 10 de diciembre de 2011, con el título de "Sobre libros y lecturas. Memorias de juventud de Esther Tusquets", que a su vez lo era de otra del 9 de diciembre de 2007. Incapaz de añadir algo más a lo que el mundo literario está diciendo hoy de ella, es mi personal homenaje de admiración y respeto a Esther Tusquets, la gran dama de la edición española, fallecida hoy en su amada ciudad de Barcelona. 
Como complemente de la entrada he subido un vídeo de la entrevista que TV3 la realizó el pasado año titulada "Se han perdido las maneras". Seguro que les resulta interesante. 
Descanse en paz. Que la tierra le sea leve, como decían los clásicos que ella tanto prodigó y amó. Y a ustedes, les ruego que intenten ser felices, por favor, a pesar del gobierno. Tamaragua, amigos. HArendt













domingo, 23 de abril de 2023

De cómo la familia, nada

 






Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz domingo. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, del escritor Manuel Jabois, va de cómo la familia, nada. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
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Que no pase frío, que no pase hambre, que no se moje cuando llueve
MANUEL JABOIS
19 ABR 2023 - El País
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Este martes mi amigo Rafa Cabeleira estuvo en la SER contando cómo se ha adaptado a vivir tras un infarto. La noticia de ese infarto cayó en la pandilla como una bomba; por él, por supuesto, pero también por lo que suponía para el resto: desde entonces, cuando tenemos gases, nos encontramos todos en Urgencias. Nacho Carretero, presente en el programa, contó cómo nos lo comunicó: “Amigos, ya ocurrió”, que me recordó a cómo Eduardo Haro Tecglen recibió la noticia de la muerte de su hijo, Haro Ibars, de esta forma escueta: “Ya está”. Por supuesto, Cabeleira exageraba: nadie se esperaba su infarto. Pero al mismo tiempo, la forma de comunicarlo tranquilizaba: se entendía que estaba ya fuera de peligro.
“Amigos, ya ocurrió” es una frase fantástica, de la clase de frases que construyen mundos, o los describen, o los delatan. En Léxico Familiar, Natalia Ginzburg cuenta cómo su hermano fue detenido en la frontera italiana cargado de propaganda antifascista y, en un momento de despiste de los guardias, escapó de ellos, se tiró al río y nadó hacia la frontera suiza. Su madre, al enterarse de semejante aventura, juntó las manos “entre feliz, admirada y asustada”, y lo primero que hizo fue exclamar con asombro: “¡Al agua con el abrigo!”. A mí me parece que huir de los nazis tirándote a un río y que tu madre diga, pasando muchísimo de Hitler y Mussolini y llevándose la mano a la frente, “¡al agua con el abrigo!”, demuestra un amor más puro que la madre que elogia sólo la heroicidad: es una madre que está en todo porque no hay madre, aunque esté el Holocausto de por medio, que no esté en todo.
Cuando Amador, el protagonista de O que arde, sale de la cárcel después de varios años y llega a casa, se encuentra a su madre trabajando en la huerta y lo primero que ella dice al verlo es: “¿Tes fame?”.
A mi amigo Rafa Cabeleira, cuando lo subieron a planta, le tocó en la habitación a Claudio Jabois, un hombre de unos setentaypico años de una parroquia de Sanxenxo al que yo no conocía, primo o tío tercero mío, a saber (el apellido Jabois, Javois en el original francés, sufrió una mutación en el registro de la iglesia siglos atrás y el pueblo es cuna de cuanto Jabois haya repartido por el mundo, muchos de ellos emigrantes en América). Llamé a Rafa para ver cómo iba el corazón y me pasó el teléfono para ver cómo iba mi familia. Le pregunté a Claudio Jabois por su infarto y me lo describió de manera genial: “Un arrechucho, unha arritmia rara”. Luego me preguntó él a mí dónde estaba y le dije que en Madrid, y entonces preguntó por lo único que pregunta un viejo gallego cuando descubre que su interlocutor está fuera de Galicia: “¿E que tempo fai aí?”.
Pensé automáticamente en mi padre, en mi abuelo, y en los padres y en los abuelos de mis amigos que, si un día cualquier hijo les llama desde Estocolmo para decirles que ha recogido el Nobel, lo primero que harán será preguntar por el tiempo que hace allí, mientras se escucha a alguien al fondo: “Que se abrigue”. Y eso es lo único que le importa a una familia de una hija o un hijo, así escape de los nazis: que no pase frío, que no pase hambre, que no se moje cuando llueva. Y así tiene que ser siempre.