martes, 26 de mayo de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] El caso Hamsun. Publicada el 20 de diciembre de 2009




El escritor Knut Hamsun


Les confieso mi miserable e injusta ignorancia, casi total, sobre la obra y la vida del escritor noruego Knut Hamsun, Premio Nobel de Literatura de 1920. Recuerdo haber visto en casa de mis padres (mi padre era un gran lector) algunas obras suyas, entre ellas, con toda seguridad, uno de sus primeros títulos "Hambre", escrita en 1890. Comencé a leerla con no más allá de diez u once años, pero la dejé enseguida: me desagradó su estilo, su tema, o ambas cosas. A esa edad mi refinamiento literario no estaba para muchas florituras aunque comenzaba a perfilarse, y mucho más tarde, quizá ya tarde, a corregirse. Pero me quedó una especie de animadversión escasamente fundamentada sobre la obra del gran escritor noruego, a juicio de muchos, el mejor europeo de todo el siglo XX. Más tarde, aunque seguía sin leerlo, me enteré de su afinidad más que manifiesta con el partido nazi y su admiración por la persona y la obra política de Adolf Hitler, antes, durante e incluso después de la ocupación de su patria natal por los alemanes.

Lo que tienen muchos domingos es que son días de paz y sosiego, y también de descubrimientos inesperados. Hoy me ha pasado a mí. Mi hija mayor, su marido y mis nietos están pasando el día en nuestra casa en Maspalomas; mi hija pequeña y su marido, se han llevado a mi mujer a dar una vuelta en coche por el interior de Gran Canaria, con parada y fonda en la Villa Mariana de Teror. Yo he preferido quedarme en casa, en Las Palmas, releyendo mis libros, zapineando por el Digital Plus y navegando por Internet en busca y captura de algún comentario inteligente e interesante (no suelen ser ambas cosas sumamente compatibles). Y lo he encontrado...

Entro en el Blog de "El Boomeran(g)", como tantas otras veces, sin intención manifiesta, y me encuentro en su portada una entradilla sobre el gran Premio Nobel noruego que lleva por título "Knut Hamsun. Soñador y traidor". Ni que decir tiene que ha suscitado mi curiosidad inmediata.

Escrito por el periodista y escritor noruego Ingar Sletten Kolloen, el artículo es una selección de textos realizada por él mismo a partir de su libro biográfico "Knut Hamsun. Soñador y conquistador" (Nórdica Libros, Madrid, 2009) para su publicación en la revista "Claves de Razón Práctica", que es de donde la reproduce "El Boomeran(g)".

El artículo tiene una primera parte que se centra sobre todo en la entrevista que el escritor noruego sostuvo el 26 de junio de 1943 con Adolf Hitler en su residencia bávara de Berghof, a petición del primero, y planteada con la intención manifiesta de interceder ante el jerarca nazi, sin mengua de su admiración por él y del designio providencial de su obra, en favor de una suavización de las condiciones de ocupación que los nazis habían impuesto a su patria. La entrevista, muy documentada históricamente, es narrada por Sletten Kolloen de forma precisa y detallada y supuso una enorme decepción para Hamsun y un indisimulable cabreo para Hitler.

La segunda parte del artículo lo hace sobre el proceso al que el anciano escritor octogenario fue sometido al final de la guerra por las autoridades noruegas, acusado de traición a su patria, y que se salvó con una condena meramente económica, que dejó profunda huella en la opinión pública de su país.

La verdad es que me ha impresionado profundamente su lectura y se la recomiendo a ustedes con todo interés. Espero que la disfruten. A mi, con sinceridad, me ha alegrado esta mañana de pacífica soledad. HArendt




Imagen de la visita de Knut Hamsun a Hitler en 1943



La reproducción de artículos firmados en este blog por otras personas no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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[SONRÍA, POR FAVOR] Es martes, 26 de mayo





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...





















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lunes, 25 de mayo de 2020

[A VUELAPLUMA] El respeto debido a la persona



Julio Anguita en el XIV Congreso del PCE en 1995


La calidad humana de Anguita cuenta ahora más que su comunismo, escribe en este primer A vuelapluma de la semana [Homenaje. El País, 22/5/2020] el filósofo Fernando Savater, en homenaje a Julio Anguita, el histórico dirigente del PCE recientemente fallecido. 

"Hace bastantes años -comienza diciendo Savater- tomé un taxi en Barajas y durante el trayecto a mi casa recibí una demoledora soflama política. Según mi espontáneo predicador, todos los políticos del momento —que repasó inmisericorde de uno en uno— eran mentirosos, enredadores, sólo pensaban en sí mismos y se burlaban del pueblo trabajador. La única excepción era Julio Anguita: íntegro, veraz, insobornable, preocupado por los humildes... Rompí mi silencio abrumado para decir que ese retrato podía ser muy cierto pero que por lo visto la gente se resistía a votar al recto varón. El chófer gruñó, algo ofendido: “Oiga, que yo tampoco le voto, ¿eh?”. Un admirador desinteresado.

Hoy se honra la memoria de Julio Anguita por dos motivos: su honradez y la fidelidad a sus ideales comunistas. La primera es una virtud sin contraindicaciones. Anguita no buscó su lucro personal —ni siquiera lícito— en los cargos públicos y a la hora de su retiro de la escena política sólo quiso ser maestro, lo cual no es una opción modesta sino de orgullo bien entendido: se puede sin duda cobrar más que siendo maestro, pero no ser más... ni mejor. En cambio la fidelidad a los ideales sólo es virtuosa según cuales sean. Si Adolfo Suárez o Borís Yeltsin demostraron virtud política fue traicionando sus ideales, no sirviéndolos. Es cierto que a pesar de las enseñanzas de la ciencia y la historia hay quien cree en los beneficios de la astrología, la homeopatía o el comunismo, pero no merecen elogio por ello. Sobre todo si ocupan cargos que pueden verse pervertidos por tales supersticiones. La calidad humana de Anguita cuenta ahora más que su comunismo, pero preocupa que otros menos íntegros aunque igualmente obcecados tengan el encargo de reconstruir nuestro maltrecho país. Quizá esa fuese también la opinión del taxista...".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





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[CUENTOS PARA ADULTOS] Hoy, con "El experimento", de Fredric Brown







El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Desde hace unos meses vengo trayendo al blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros. 

Continúo hoy la serie Cuentos para adultos con el titulado El experimento, de  Fredric Brown (1906-1972), escritor estadounidense de ciencia ficción y misterio, más conocido por sus cuentos caracterizados de grandes dosis de humor y finales sorprendentes. Es también conocido por ser uno de los escritores más audaces a la hora de hacer experimentaciones narrativas en el género de la ciencia ficción. Aunque no fue especialmente popular en vida, su obra generó considerable culto que continúa aun hoy. Sus obras se siguen reimprimiendo y tiene varias páginas de fanes en Internet tanto en EE. UU. como en Europa, en donde se han hecho adaptaciones de sus escritos. Les dejo con su relato publicado en 1954.


EL EXPERIMENTO
por 
Fredric Brown


-La primera máquina del tiempo, caballeros -informó orgullosamente el profesor Johnson a sus dos colegas-. Es cierto que solo se trata de un modelo experimental a escala reducida. Únicamente funcionará con objetos que pesen menos de un kilo y medio y en distancia hacia el pasado o el futuro de veinte minutos o menos. Pero funciona.

El modelo a escala reducida parecía una pequeña maqueta, a excepción de dos esferas visibles debajo de la plataforma.

El profesor Johnson exhibió un pequeño cubo metálico.

-Nuestro objeto experimental -dijo- es un cubo de latón que pesa quinientos cuarenta y siete gramos. Primero, lo enviaré cinco minutos hacia el futuro.

Se inclinó hacia delante y movió una de las esferas de la máquina del tiempo.

-Consulten su reloj -advirtió.

Todos consultaron su reloj. El profesor Johnson colocó suavemente el cubo en la plataforma de la máquina. Se desvaneció.

Al cabo de cinco minutos justos, ni un segundo más ni un segundo menos, reapareció. El profesor Johnson lo cogió.

-Ahora, cinco minutos hacia el pasado.

Movió otra esfera. Mientras aguantaba el cubo en una mano, consultó su reloj.

-Faltan seis minutos para las tres. Ahora activaré el mecanismo -puso el cubo sobre la plataforma- a las tres en punto. Por lo tanto, a las tres menos cinco, el cubo debería desvanecerse de mi mano y aparecer en la plataforma, cinco minutos antes de que yo lo coloque sobre ella.

-En este caso, ¿cómo puede colocarlo? -preguntó uno de sus colegas.

-Cuando yo aproxime la mano, se desvanecerá de la plataforma y aparecerá en mi mano para que yo lo coloque sobre ella. Las tres. Presten atención, por favor.

El cubo desapareció de su mano. Apareció en la plataforma de la máquina de tiempo.

-¿Lo ven? ¡Está allí, cinco minutos antes de que yo lo coloque!

Su otro colega miró el cubo con el ceño fruncido.

-Pero -dijo- ¿y si ahora que ya ha sucedido cinco minutos antes de colocarlo ahí, usted cambiara de idea y no lo colocase en ese lugar? ¿No implicaría eso una paradoja de alguna clase?

-Una idea interesante -repuso el profesor Johnson-. No se me había ocurrido, y resultará interesante comprobarlo. Muy bien, no pondré…

No hubo ninguna paradoja. El cubo permaneció allí. Pero el resto del universo, profesores y todo, se desvaneció.

FIN



El escritor Fredric Brown


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[SONRÍA, POR FAVOR] Es lunes, 25 de mayo





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...





















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domingo, 24 de mayo de 2020

[ESPECIAL DOMINICAL] Las leyes de la amistad





"Mi tío bisabuelo, Matt Plunkett, -escribe en el Especial dominical de esta semana [Las leyes de la amistad. Letras Libres, 1/5/2020] la profesora de la Facultad de Leyes de la Universidad de New Hampshire, Leah Plunkett- era el sheriff de Deadwood, Dakota del Sur, en 1906, cuando Buffalo Bill Cody llegó a la ciudad. En una imagen aparece con su bigote al lado de Buffalo Bill, los dos junto a una estatua de Wild Bill Hickock, que había sido asesinado décadas atrás por una bronca relacionada con una partida de póker en una taberna local. Según la descripción, Buffalo Bill estaba en Deadwood para rendir homenaje a su colega pistolero; no sé muy bien por qué estaba ahí mi tío. Quizá para mantener la paz.

La amistad es una de nuestras relaciones cercanas más anárquicas. Por eso es la relación humana dominante en nuestro mundo digital actual, que es una especie de Salvaje Oeste del siglo XXI. Las redes sociales están construidas sobre la idea de compartir información privada, igual que las amistades en el mundo real. La tecnología nos anima a compartir nuestra información pero también la de la gente a nuestro alrededor. ¿Cuál es la categoría más grande de gente con la que interactuamos cada día? Nuestros amigos, desde los de plata a los de oro, y también los que son de otro tipo de metales.

El vínculo entre amigos se produce a través de emociones, costumbres y normas, no se define legalmente como en el matrimonio o la paternidad, que imponen obligaciones. Cualquiera puede ser amigo de cualquiera, y cuantos más amigos tengamos mejor. Pero con el surgimiento del dominio digital, la amistad se ha resentido. Tanto en el mundo online como en el mundo real, podemos compartir información sobre nuestros amigos sin su permiso y sin restricciones legales (aunque existen los delitos de calumnias o injurias).

La información compartida entre amigos puede acabar viéndola gente fuera de nuestro círculo de amistades, una audiencia que no era la que se buscaba. Un ejemplo es el escándalo de hace unos años en el grupo de Facebook de Harvard. La universidad consideró las bromas internas racistas y ofensivas que hicieron en el foro algunos alumnos un motivo suficiente para revocar su admisión.

A veces compartimos información de un amigo sin querer. Por ejemplo, las confidencias entre cercanos pueden ver la luz y llegar al público sin que nos demos cuenta; basta un correo electrónico poco cuidadoso o una configuración de privacidad equivocada en Facebook. Cada vez más –y les pasará tarde o temprano a nuestros hijos–, cuando solicitamos empleo, nuestros empleadores usan las redes sociales u otros rastros digitales disponibles para averiguar cosas sobre nosotros y juzgarnos. Por eso lo que nuestros amigos revelan de nosotros es bastante importante.

Nuestras amistades online también nos pueden meter en problemas legales. Las redes sociales ya se están usando para detener a gente que intenta cruzar la frontera de Estados Unidos. Ha habido agentes fronterizos que han analizado los mensajes digitales de amigos de quienes quieren cruzar y los han considerado sospechosos o peligrosos.

La vida digital y la tendencia a compartir demasiado nuestra vida privada han dado pie a un ejército de vigilantes y espías. Una especie de KGB de la amistad, formada por individuos contratados por empresas tecnológicas para perseguir las ilegalidades que nos permiten nuestros amigos, impone una vigilancia sistémica y un control completo sobre nuestras vidas online.

Todo el mundo sabe que Facebook usa nuestra información para controlar sus interacciones con nosotros, incluido lo que nuestros amigos comparten y vemos en nuestro tablón.

Pero pocos conocen las empresas que suele haber detrás de nuestras interacciones y que utilizan nuestra información en secreto y sin control en busca de sus propios objetivos, como cuando los datos de amigos de usuarios de Facebook llegaron a la empresa de consultoría política Cambridge Analytica (sin que esos usuarios dieran permiso o tuvieran conocimiento) y se usaron en anuncios políticos.

En medio de este caos, la amistad sigue siendo algo desregulado. No necesitas una licencia para hacerte amigo de alguien, pero sí la necesitas para casarte. No asumes obligaciones legales cuando te haces amigo de una persona, como cuando tienes un hijo. No entras en ningún tipo de contrato, ni escrito ni implícito, como cuando compras algo.

Cuando eres adolescente o adulto, puedes hacer amigos en áreas reguladas: compañeros de piso, compañeros de trabajo, los padres de los amigos de tus hijos, amantes. Pero desde una perspectiva legal, la amistad ha sido algo históricamente indefinido. Hay 210 opiniones publicadas por el Tribunal Supremo estadounidense que contienen la palabra “amistad”. Por comparar, hay más de 1.000 que contienen la palabra “matrimonio”. La mayoría de los casos sobre “amistad” ni siquiera discuten la experiencia personal y cotidiana de ser amigo de alguien. Son sobre tratados internacionales, o barcos cuyos nombres incluyen la palabra “amistad”, o situaciones en las que la amistad afecta inevitablemente la aplicación de los derechos legales de alguien, o situaciones muy alejadas de alguien con quien juegas en el recreo o escribes tras un mal día.

Pero últimamente está tomando forma una definición legal de la amistad. Como la amistad no tiene leyes y el espacio de las redes sociales está muy poco regulado, muchas jurisdicciones han considerado necesario aprobar leyes contra el cyberbullying o el acoso digital.

Claramente estas leyes no establecen lo que tienes que hacer para ser un amigo; establecen lo que no debes hacer y que te convertiría en un acosador. Sin embargo, si imaginamos lo opuesto al bullying, podemos ver qué considera la ley como amigo.

Tomemos un ejemplo de Nuevo Hampshire, donde trabajé como asistente legal de un abogado que representaba a clientes jóvenes y donde ahora soy profesora de derecho. La Ley de seguridad estudiantil y prevención de la violencia (2000) para estudiantes de primaria y secundaria dice que el bullying ocurre cuando un alumno hace una o varias de las siguientes cosas a un compañero: Daña físicamente a un alumno o la propiedad de un alumno; provoca malestar emocional a un alumno; interfiere con las oportunidades educativas de un alumno; crea un entorno educacional hostil; o trastorna sustancialmente el correcto funcionamiento de la escuela.

El cyberbullying ocurre cuando se producen estos comportamientos con dispositivos electrónicos. Démosle la vuelta. Para ser un amigo, un estudiante tiene que: apoyar físicamente o ayudar a mejorar a un compañero o proteger su propiedad; proporcionar bienestar emocional a un compañero; apoyar o incentivar las oportunidades educativas de un compañero; crear un entorno educacional positivo; proteger sustancialmente el correcto funcionamiento de la escuela.

Para ejercer la “ciberamistad”, este comportamiento tiene que producirse en un entorno digital.

La ley de Nuevo Hampshire no propone convertir a los estudiantes en amigos, pero está implícita en la prevención del bullying la promoción de la amistad. Y la promoción de la amistad ya se produce en las escuelas a través de tecnologías educativas que promueven el aprendizaje social y emocional y en un currículo que premia con puntos el comportamiento prosocial.

La promoción de la amistad es un objetivo positivo en teoría pero no debería ser dictatorial. Si te pudieran castigar por no ser un buen amigo en vez de por ser un acosador, esto dañaría la parte anárquica y sin leyes que convierte a la amistad en algo tan estimulante.

Damos por hecho que la amistad no tiene leyes. Imagina ir al ayuntamiento a por una licencia para ser amigo de alguien. Es absurdo. Imagina tener que pagar una pensión a un examigo. Es ridículo. Pero los ejemplos que he puesto sobre control de la amistad tienen grandes implicaciones en la amistad individual y también en la propia institución de la amistad. Aunque te parezca bien que haya un control de la amistad en una situación particular –por ejemplo, si crees que decir cosas racistas justifica que te impidan acceder a una universidad–, merece la pena reflexionar sobre la estructura y deseabilidad de un control de la amistad.

Aspiramos continuamente a proteger nuestras libertades, pero también tenemos que proteger la naturaleza de una amistad sin leyes. A medida que la amistad se va volviendo más legal, más controlada por hipervigilancia y por gente como mi tío Matt, desaparecen la lealtad, la afinidad y la confianza, y la amistad se convierte en algo estratégico, en algo intercambiable y surge una especie de dilema del prisionero (“No desvelaré lo que sé de ti si tú no desvelas lo que sabes de mi”). Tenemos que seguir homenajeando los vínculos de amistad que son anárquicos por naturaleza, que abren nuevas fronteras en nuestro interior". 

El Especial de cada domingo no es un A vuelapluma diario más, pero se le parece. Con un poco más de extensión, trata lo mismo que estos últimos, quiza con mayor profudidad y rigor. Y lo subo al blog el último día de la semana pensando en que la mayoría de nosotros gozará hoy de más sosiego para la lectura.



La profesora Leah Plunkett



La reproducción de artículos firmados en este blog por otras personas no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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