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lunes, 16 de diciembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Quimeras policíacas



Cadena de ADN. Pixabay


Si las células de un donante -escribe el divulgador científico y doctor en genética y biología molecular, Javier Sampedro- pueden colonizar el semen de un receptor, y otros órganos, imaginemos que algún día, en algún tipo innovador de trasplante, puedan colonizar también el cerebro.

"Cabeza de león, torso de cabra y cola de dragón, -comienza diciendo Sampedro-, así era la quimera de la mitología griega que asoló el sur de Anatolia y sabe Zeus qué más hubiera asolado de no ser por la oportuna hazaña de Belerofonte, el 007 de la época. El centauro, la sirena y la criatura del doctor Frankenstein son quimeras en un sentido más lato, pues están hechas de partes de individuos distintos, componentes deshilvanados que, sin embargo, parecen funcionar bien en ese régimen de joint venture, según nos dicta el potaje febril que la imaginación humana ha cocinado durante 25 siglos. Y, sin embargo, las quimeras existen y caminan entre nosotros.

Hay casos conocidos en la literatura médica, niños a los que solo les baja el testículo derecho y que, tras un examen más detallado, resultan tener un ovario en el lado izquierdo, o hijos de padres con colores de piel distintos que están compuestos por zonas de distinta tonalidad, a menudo con fronteras nítidas entre un color y el otro. La mayoría de estos casos se debe a la fusión de dos embriones en el útero. Aunque la misma pareja concibiera un millón de embriones, no habría dos iguales, y unos llevarán los genes oscuros de papá y otros los genes claros de mamá. Si dos se fusionan en el desarrollo temprano resultará una quimera que puede observarse a simple vista. El fenómeno es más frecuente de lo que creemos, porque la mayoría de los casos de quimerismo requieren análisis de ADN para detectarlos, y no suele haber razones médicas para hacerlos.

Pero sí que hay razones policiacas. Aprendo en un concienzudo reportaje de Heather Murphy para The New York Times que, en 2004, unos policías de Alaska extrajeron ADN de semen en un caso de violación, lo subieron a las bases de datos genéticos y encontraron una coincidencia perfecta con el ADN de un hombre que estaba fichado. Eso serviría normalmente como una prueba decisiva para un juez. Pero había un problema: el sospechoso estaba en la cárcel cuando se cometió el delito. ¿Qué pasaba ahí? Pasaba que el hombre había recibido un trasplante de médula de su hermano, que las células trasplantadas habían colonizado su esperma, y que el violador no era él, sino su hermano.

En otro caso posterior, el semen revelaba dos perfiles de ADN, como si la mujer hubiera sido violada por dos hombres, pero ella aseguraba que solo había sido uno. De nuevo, el violador había recibido un trasplante de médula. En este caso, la médula del donante no había reemplazado por completo a la del receptor, sino solo en parte. Es evidente que los policías científicos van a tener que tomar un curso acelerado de quimerismo genético, con particular atención a los trasplantados de médula.

Volviendo al terreno de la imaginación febril, bajo la inspiración de la mitología griega, dejemos volar un poco la mente por las geografías ignotas del futuro cercano. Si las células de un donante pueden colonizar el semen de un receptor, y otros órganos como el bazo y el riñón, imaginemos que algún día, en algún tipo innovador de trasplante, puedan colonizar también otros órganos. El cerebro, por poner un ejemplo tonto. No es una perspectiva realista ahora mismo, pero puede ser un buen experimento mental. Hacedlo".


A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 







La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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sábado, 30 de noviembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Humanismo tecnológico



Filósofos griegos en el British Museum, Londres. Getty Images


A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. Ellos tienen, sin duda, mucho que decirnos. Les dejo con el A vuelapluma de hoy, del escritor José María Lasalle, en el que nos anima a profundizar en un humanismo tecnológico que digitalice a Protágoras y proclame que el ser humano es la medida de todas las cosas que pasan en la Red.

"La revolución digital necesita humanizarse -dice Lasalle-. Evolucionar hacia un diseño que restablezca la centralidad de lo humano como idea normativa. Una idea universal que haga medible a escala humana los efectos políticos, económicos y sociales de la transformación tecnológica. Hay que digitalizar a Protágoras y proclamar que el ser humano es la medida de todas las cosas que pasan en la Red. Y, de paso, hay que digitalizar también a Kant y defender que la persona es tecnológicamente un fin en sí mismo. 

La humanidad, entrado el siglo XXI, ha de pertrecharse frente a la amenaza de ser instrumentalizada y cosificada. Debe reivindicarse como protagonista y subordinar la tecnología a propósitos cívicos y humanísticos que saquen lo mejor de nosotros. Este es un empeño colectivo que exige una estrategia pública que sirva a un nuevo proyecto de emancipación humana que resignifique la revolución digital. Para lograrlo es urgente establecer una complicidad operativa con la cultura y el derecho. Algo que los griegos consiguieron hace 2.500 años. Entonces nos ofrecieron un relato sobre la técnica, a la que asociaban el entendimiento y la justicia que sustentan la creatividad humana. Un relato de responsabilidad que los dioses confiaron a los hombres, tal y como Platón abordó en el famoso mito de Prometeo.

Esto supone hoy día convertir el bienestar material y espiritual del ser humano en el propósito responsable de los cambios que impulsa la técnica. Un objetivo al servicio de la libertad y la equidad que debe fijar un perímetro de seguridad jurídica que proteja a la persona en su dignidad frente a las vulnerabilidades a las que se expone en un espacio digital que hasta el momento se ha desarrollado sin reglas ni derechos. Pero también un objetivo que ha de impulsar educativamente dispositivos universales de emancipación que favorezcan experiencias individuales y colectivas que desde la cultura refuercen la autonomía y la capacidad crítica del sujeto para responsabilizarse de su propio destino digital.

La estructura del mundo se ha hecho tecnológica. Incluso ha alterado el marco interpretativo de los poderes del entendimiento humano. Hasta el punto de configurar una nueva hegemonía cultural que condiciona nuestra forma de vivir y de organizarnos. No solo porque altera la ontología corpórea de la humanidad y las consecuencias morales de nuestras acciones, sino porque el horizonte mismo de nuestra identidad está expuesto al desafío de una nueva alteridad. Una otredad que se insinúa en el ambiente como una posibilidad realizable y que está asociada a la robótica o la inteligencia artificial. Un reto para el que, sin duda, debemos prepararnos no solo emocional y cognitivamente, sino también ética y legalmente.

Para afrontar estos desafíos, y otros más profundos que, por ejemplo, tienen que ver con la propia finitud humana, hace falta atribuir a la humanidad la responsabilidad de controlar la automatización del mundo. Tenemos por delante la tarea emancipadora de liberar a los seres humanos del estrés digital al que les somete un relato de maximización eficiente de dispositivos inteligentes que solo buscan asistirnos y, de paso, monitorizarnos de forma cotidiana en el ejercicio de nuestras decisiones. Administrado sin cortapisas por quienes monopolizan la economía de plataformas, el relato del capitalismo cognitivo bajo el que vivimos debe ser modificado. Al menos si queremos encontrar una salida al panóptico en el que hemos convertido la revolución digital que habitamos como simples usuarios de aplicaciones y consumidores de contenidos. Pero sobre todo si deseamos liberarnos de la dinámica extractiva de un modelo capitalista que nos reduce a huellas digitales de nosotros mismos.

De ello puede librarnos el humanismo tecnológico al invocar un pacto de equidad real entre el hombre y la técnica. Un humanismo que fortalezca el sentido ético de lo humano y que actúe como la herramienta educativa sobre la que formar la capacidad creativa de una humanidad que ha de dar sentido a las máquinas. Si queremos hacerlo, hemos de poder colaborar con ellas y explorar e intensificar la potencialidad imaginativa y creativa que aloja el cerebro y la sensibilidad humanas. Algo a lo que nos puede ayudar un humanismo que nos convenza de que no se trata de competir con ellas, sino de trabajar a su lado".







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[ARCHIVO DEL BLOG] Dos mujeres. (Publicada el 19 de abril de 2009)



Rita Levi Montalcini


He dado a esta entrada el título de "Dos mujeres", el mismo de la hermosísima y dura película de Vittorio De Sica (1961), basada en un relato de Alberto Moravia, e interpretada por una exhuberante Sofía Loren, Emma Baron, Eleanora Brown, Raf Vallone, y un principiante Jean Paul Belmondo. Pero salvo el título, nada tiene en común la trágica violencia ejercida por esos soldados aliados que avanzan por la península italiana en en las postrimerías de la II Guerra Mundial sobre una joven viuda y su hija, con esa otra historia de dos mujeres, contemporáneas, y aparentemente con muy pocas cosas en común, que hoy comento: Rita Levi-Montalcini y Corín Tellado. La primera, italiana y judía, neurocirujana, premio Nobel de Medicina, soltera, que cumple 100 años dentro de unos días; la segunda, española de Asturias, católica, prolífica autora de novelas "rosa", la escritora en español más leída después de Cervantes, separada, fallecida la semana pasada. Y sin embargo, ambas unidas por su condición femenina, por un indomable carácter, una voluntad férrea y una increíble capacidad de trabajo. Esta mañana, leyendo por Internet el suplemento "Domingo" de El País de hoy, que les dedica sendos reportajes: "Un cerebro centenario" , por Miguel Mora, y "El amor solo en los libros", por Javier Cuartas, he descubierto el gran paralelismo profundo existente entre dos vidas tan dispares, y que puede resumirse en el insobornable deseo de vivir con dignidad. No se si he acertado en la comparación, pero a mi me ha parecido interesante. HArendt




Corín Tellado



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sábado, 23 de noviembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] En busca de la excelencia. (Publicada el 30 de marzo de 2009)



 George Steiner


De George Steiner se pueden decir muchas cosas: por señalar únicamente dos, que es uno de los más importantes intelectuales de la segunda mitad del siglo XX, y que toda su obra viene caracterizada por una insaciable búsqueda de la "excelencia". Excelencia humanística, literaria, académica, y vital. No es extraño, pues, que el crítico literario Martín Schifino titule el comentario de su última obra: Los libros que nunca he escrito (Siruela, Madrid, 2008), como "Utopías de la excelencia", publicado en Revista de Libros, en el número de marzo de 2009.

Nacido en París, en 1929, en el seno de una familia judía austriaca emigrada por causa del nazismo, en 1940 se traslada a Estados Unidos obteniendo su licenciatura por la Universidad de Chicago, el MA (Master of Arts) por Harvard y el doctorado por Oxford Balliol College, del que sería Profesor Honorario en 1995. Ha enseñado en la Universidad de Princeton (1956-58), en Innsbruck (1958-59), en Cambridge (1961), en el que fue elegido Profesor Extraordinario en 1969. En 1974, aceptó el puesto de Profesor de Literatura Inglesa y Comparada en la Universidad de Ginebra, en la que estuvo hasta 1994, cuando se convirtió en Profesor Emérito al jubilarse. Desde entonces, ha sido nombrado Weidenfeld Professor de Literatura Comparada y Profesor del St Anne's College de Oxford, (1994-95), y Norton Professor de Poesía en Harvard (2001-02). En 2001 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

De él dice Martín Schifino en su artículo citado que aspira a considerar la totalidad de la cultura occidental, donde la palabra se expande hasta incluir no sólo las artes liberales y las humanidades, sino además las ciencias y su historia. Acusado de "todólogo", según SchifinoSteiner responderá que la especialización en las humanidades le parece "una catástrofe". Los campos vallados -dice- son para el ganado. También con motivo de la publicación de Los libros que nunca he escrito, el escritor y periodista canario, Juan Cruz, entrevistó a George Steiner. Fue una deliciosa y polémica entrevista, titulada "Yo intento fracasar mejor", que se publicó en El País el 24 de agosto del pasado año, y que levantó cierta polvareda en España por sus críticos y ácidos comentarios sobre las lenguas autonómicas, por las que Steiner pidió disculpas posteriormente clarificando su primera opinión..

Yo no había oído hablar de George Steiner hasta que, hará diez años, leí su magnífico Errata: El examen de una vida (Siruela, Madrid, 1998). Un excepcional libro autobiográfico que me impresionó profundamente, al que llegué gracias a la lectura del comentario del escritor Ángel García Galiano titulado"El pensamiento como vocación", publicado en Revista de Libros en abril de 1999.

De mi emocionada lectura de Errata, recuerdo con especial intensidad los capítulos que hacen referencia a la enseñanza universitaria y a su propia experiencia académica, como alumno, primero, y como profesor después, siempre en busca de esa "excelencia" que caracteriza toda su obra. Dice Steiner: "Una universidad digna es sencillamente aquella que propicia el contacto personal con el aura y la amenaza de lo sobresaliente. Estrictamente hablando, esto es cuestión de proximidad, de ver y escuchar. La institución, sobre todo si está consagrada a la enseñanza de las humanidades, no debe ser demasiado grande. El académico, el profesor, deberían ser perfectamente visibles. Cruzarse a diario en nuestro camino". Y continúa más adelante: "En la masa crítica de la comunidad académica exitosa, las órbitas de las obsesiones individuales se cruzarán incesantemente. Una vez entra en colisión con ellas, el estudiante no podrá sustraerse ni a su luminosidad ni al desafío que lanzan a la complacencia. Ello no ha de ser necesariamente (aunque puede serlo) un acicate para la imitación. El estudiante puede rechazar la disciplina en cuestión, la ideología propuesta (…) No importa. Una vez que un hombre o una mujer jóvenes son expuestos al virus de lo absoluto, una vez que ven, oyen, “huelen” la fiebre en quienes persiguen la verdad desinteresadamente, algo de su resplandor permanecerá en ellos. Para el resto de sus vidas y a lo largo de sus trayectorias profesionales, acaso absolutamente normales o mediocres, estos hombres y estas mujeres estarán equipados con una suerte de salvavidas contra el vacío."

Antes de eso, Steiner nos ha contado su experiencia personal como alumno universitario en los años 50. No me resisto a reproducir algunos de esos párrafos: " Ingresé en 1949 en la universidad de Yale. Pero, aunque larvado, allí también había antisemitismo: hasta el año anterior ningún judío se había licenciado en humanidades. Con el curso ya en marcha, me trasladé a la Universidad de Chicago, que resultó ser un lugar muy especial… La providencia –el curso ha había comenzado- puso en mi camino un artículo sobre la Universidad de Chicago y su legendario condottiere. Desdeñando el absurdo infantilismo y la banalidad dominantes en la mayía de los planes de estudio académicos, Robert Maynard Hutchins permitía a quienes lo solicitaban presentarse a los exámenes de cualquier asignatura. Si obtenían una puntuación adecuada, quedaban eximidos de cursar las asignaturas en cuestión. De este modo, y en casos excepcionales, los estudios universitarios podían reducirse a un año.

Siempre y cuando guardasen silencio, los estudiantes podían asistir a seminarios avanzados. Matricularse con Leo Strauss: “Damas y caballeros, buenos días. En esta clase, no se mencionará el nombre de …., que por supuesto es estrictamente incomparable. Ahora podemos ocuparnos de la República, de Platón”. “Que por supuesto es estrictamente incomparable”. Yo no logré captar el nombre en cuestión, pero aquel “por supuesto” me hizo sentir como si un rayo luminoso, frío, me recorriese la espina dorsal. Un amable posgraduado escribió el nombre para mí al terminar la clase: un tal Martin Heidegger. Corrí a la biblioteca. Esa noche, intenté hincarle el diente al primer párrafo de Ser y tiempo. Era incapaz de entender incluso la frase más breve y aparentemente directa. Pero el torbellino ya había comenzado a girar, el presentimiento radical de un mundo absolutamente nuevo para mí. Prometí intentarlo una vez más. Y otra.

Ésa es la cuestión. Llamar la atención de un estudiante hacia aquello que, en principio, sobrepasa su entendimiento, pero cuya estatura y fascinación le obligan a persistir en el intento. La simplificación, la búsqueda del equilibrio, la moderación hoy predominantes en casi toda la educación privilegiada son mortales. Menoscaban de un modo fatal las capacidades desconocidas en nosotros mismos. Los ataques al así llamado elitismo enmascaran una vulgar condescendencia: hacia todos aquellos a priori juzgados incapaces de cosas mejores. Tanto el pensamiento (conocimiento, Wissenschaft, e imaginación dotados de forma) como el amor, nos exigen demasiado. Nos humillan. Pero la humillación, incluso la desesperación ante la dificultad –uno se pasa la noche sudando y no consigue resolver la ecuación, descifrar la frase en griego-, pueden desvanecerse con la salida del sol."

¡Qué envidia!... Si encuentran algún parecido entre esa "experiencia" y la de nuestras masificadas universidades actuales, será por una excepcional casualidad. No la desaprovechen, porque es difícil que se repita... Espero que disfruten con estas lecturas que les propongo. Sean felices. HArendt





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martes, 19 de noviembre de 2019

[ARCHIVO DEL BLOG] Iglesia versus Ciencia. Tres enfoques críticos. (Publicada el 24 de marzo de 2009)





Hablaba ayer de la desastrosa imagen de nuestra política exterior con respecto a la retirada de las tropas españolas de Kosovo, que no por coherente, deja de ser una fenomenal metedura de pata diplomática. Cabría decir lo mismo del recién concluido viaje pastoral del papa Benedicto XVI al continente africano y sus polémicas declaraciones sobre la inutilidad del uso del preservativo en el combate mundial de esa pandemia africana que es el virus del Sida.

Iglesia y Ciencia no han ido de la mano nunca en los tiempos modernos, así que no vale de nada perder el tiempo en una discusión seria al respecto. Por muy buena voluntad que pongan ambas, y hay que reconocer que la Iglesia pone muy poca, ciencia y religión siguen siendo realidades incompatibles.

esús Mosterín, filósofo, profesor investigador en el Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en Madrid, le lanza hoy ("Obispos, aborto y castidad") una andanada de gran calado a Benedicto XVI y la jerarquía católica española, respectivamente, a cuenta de sus recientes declaraciones en África sobre el SIDA, y en España, por su beligerante campaña antiabortista, andanada que comparto plenamente. A mi, la verdad, me parece bien que la iglesia española y la universal, defiendan públicamente sus opiniones y criterios, sean éstos los que fueren. Lo que me parece sumamente hipócrita, es que no mantegan esos mismos criterios ni posturas de beligerancia e intransigencia en países como Francia, Holanda, Gran Bretaña o Estados Unidos, donde el aborto está regulado de forma similar a la española. Me duele pensar que la razón sea que la jerarquía católica nacional esté convencida de que los españoles somos unos pobres infelices incapaces de pensar por nosotros mismos y necesitados de tutela, mientras que a los ciudadanos de los países citados, mayores de edad, como nunca consentirían a sus jerarquías católicas respectivas que se entrometieran en asuntos que no son de su competencia, mejor no molestarlos.

Por otro lado, Avaaz, una ONG ("Avaaz" significa "voz" en varios idiomas asiáticos y europeos) de ámbito internacional, independiente y sin fines de lucro y cuya misión es asegurar que los valores y opiniones de la mayoría de la gente sean tomados en cuenta en las políticas que nos gobiernan, acaba de lanzar una campaña mundial de recogida de firmas para hacer llegar al papa Benedicto XVI, respetuosamente, su opinión contraria a la condena papal del uso del preservativo en el combate contra el Sida. 

Y como conclusión, el interesante artículo que el divulgador y científico español, Pere Estupinya, en su estupendo blog Apuntes científicos desde el MIT, escribe hoy sobre este mismo asunto, con el título de "Benedicto XVI: Las evidencias científicas contradicen sus palabras". Espero que los disfruten. HArendt




Benedicto XVI en África, 2009


"El Papa vs. los preservativos", por Avaaz.org

Estimad@s amig@s,

Las recientes declaraciones del Papa Benedicto XVI sugiriendo que el uso de preservativos puede agravar la epidemia del sida podría poner en riesgo a millones de personas. Firma la petición dirigida al Papa para que evite socavar el ya probado y efectivo trabajo de prevención
del VIH/SIDA.

La semana pasada, durante su primera visita a África, el Papa Benedicto XVI afirmó que "[el SIDA] no puede solucionarse a través de la distribución de preservativos, que agravan aún más el problema."

Las declaraciones del Papa están en abierta contradicción con las investigaciones sobre VIH/SIDA y representan un retroceso de décadas en el arduo trabajo para lograr la concienciación, educación y prevención de la enfermedad. Dada su poderosa influencia moral sobre más de 1.100 millones de católicos en el mundo, y ante una realidad de 22 millones de VIH positivos en África, estas palabras podrían afectar severamente la pandemia de VIH y poner millones de vidas en riesgo. La creciente preocupación mundial está comenzando a dar resultados y el Vaticano ha mostrado cierta voluntad de revisar dichas declaraciones: firma nuestra petición ahora pidiéndole al Papa una mayor atención para no socavar las ya probadas y efectivas estrategias de prevención del virus.

No se trata de una disputa religiosa, sino de una seria preocupación que concierne a las políticas de salud pública. Las creencias personales de católicos y de gente de todos los credos deben ser
respetadas, y la prédica del Papa sobre la fidelidad podría ser eficaz en la prevención del VIH/SIDA si el uso de preservativos no fuese desestimado. La Iglesia Católica está llevando a cabo numerosos trabajos de ayuda social, incluyendo el cuidado de personas que viven con el virus o la enfermedad. Pero la afirmación del Papa de que la distribución de preservativos no es un mecanismo de prevención eficaz contra el VIH/SIDA no es un argumento que sea sustentado por los investigadores. Por contra, puede llevar a una disminución en el uso de los profilácticos, lo cual sería mortal para miles.

El hecho es que el uso de preservativos puede prevenir eficazmente el VIH y el SIDA. No existe una solución fácil para detener esta cruel enfermedad pero los profilácticos y la educación son la mejor combinación conocida en materia de prevención, y no está demostrado que ello resulte en un aumento de una actividad sexual riesgosa. Es por eso que incluso sacerdotes y monjas que trabajan en África han cuestionado las declaraciones del Papa.

Puede que no seamos capaces de pedirle a la Iglesia Católica que cambie su posición en relación a este asunto, pero lo que le estamos pidiendo al Papa es que cese este tipo de declaraciones contra
estrategias de prevención cuya eficacia está probada. Es importante que gente de todas las creencias, especialmente católicos, le reclamen al Papa un ejercicio de cuidado y mesura en sus palabras, especialmente por su rol de liderazgo en un asunto como éste. Firma la petición abajo y comunicaselo a tus amigos y familiares: tu acción puede, de hecho, salvar muchas vidas.

http://www.avaaz.org/es/pope_benedict_petition

25 millones de personas en el mundo han fallecido a causa del VIH/SIDA, y 12 millones de niños son hoy huérfanos a causa de esta enfermedad. Con vuestro apoyo masivo, podemos ganar una importante batalla en la lucha por un mundo sin VIH/SIDA.

Con esperanza,

Ricken, Alice, Ben, Graziela, Iain, Brett, Paula, Pascal, Luis, Paul,
Veronique, Milena y todo el equipo de Avaaz.

PD: Hemos realizado una encuesta sobre esta campaña con un grupo de 20.000 miembros de Avaaz elegidos al azar. Más del 90% de los encuestados apoyó esta campaña. Más de 75% de los miembros de Avaaz que se declaran católicos nos dieron su visto bueno.

Fuentes:
* EL Papa no quiere condones - BBC Mundo:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_7949000/7949116.stm
* En África, el Papa rechazó el uso del preservativo contra el
SIDA - Clarin:
http://www.clarin.com/diario/2009/03/18/elmundo/i-01879443.htm
* Informe de UNAIDS sobre la situación del VIH/SIDA en África Subsahariana:
http://www.unaids.org/es/CountryResponses/Regions/SubSaharanAfrica.asp

Avaaz es una organización independiente y sin fines de lucro cuya misión es asegurar que los valores y opiniones de la mayoría de la gente sean tomados en cuenta en las políticas que nos gobiernan. "Avaaz" significa "voz" en varios idiomas asiáticos y europeos. Avaaz
no acepta dinero de gobiernos ni de empresas y su equipo esta basado en oficinas en Ottawa, Londres, Río de Janeiro, Nueva York, Buenos Aires, Washington DC y Ginebra. No te olvides visitar nuestras páginas enFacebook Myspace y Bebo. Si quieres contactar con nosotros escribe a info@avaaz.org. o entra a http://www.avaaz.org




Manifestación contra la legalización del aborto en España


"Obispos, aborto y castidad", por Jesús Mosterín
(El País, 24/03/09)

La Iglesia católica ha puesto en marcha una campaña fundamentalista con el fin de paralizar la revisión de la ley de aborto vigente. Pero también prohíbe la contracepción. Sólo permite la castidad o el natalismo salvaje.

La actual campaña de la Conferencia Episcopal contra los linces y las mujeres que abortan pone de relieve el patético deterioro de la formación intelectual del clero, que si bien nunca ha sobresalido por su nivel científico, al menos en el pasado era capaz de distinguir el ser en potencia del ser en acto. ¿Dónde quedó la teología escolástica del siglo XIII, que incorporó esas nociones aristotélicas? ¿Qué fue de la sutileza de los cardenales renacentistas? La imagen de deslavazada charlatanería y de enfermiza obsesión antisexual que ofrecen los pronunciamientos de la jerarquía católica no sólo choca con la ciencia y la racionalidad, sino que incluso carece de base o precedente alguno en las enseñanzas que los Evangelios atribuyen a Jesús.

La campaña episcopal se basa en el burdo sofisma de confundir un embrión (o incluso una célula madre) con un hombre. Por eso dicen que abortar es matar a un hombre, cometer un homicidio. El aborto está permitido y liberalizado en Estados Unidos, Francia, Italia, Portugal, Japón, India, China y en tantos otros países en los que el homicidio está prohibido. ¿Será verdad que todos ellos caen en la flagrante contradicción de prohibir y permitir al mismo tiempo el homicidio, como pretenden los agitadores religiosos, o será más bien que el aborto no tiene nada que ver con el homicidio? De hecho, el único motivo para prohibir el aborto es el fundamentalismo religioso.

Ninguna otra razón moral, médica, filosófica ni política avala tal proscripción. Donde la Iglesia católica (o el islamismo) no es prepotente y dominante, el aborto está permitido, al menos durante las primeras semanas (14, de promedio).

Una bellota no es un roble. Los cerdos de Jabugo se alimentan de bellotas, no de robles. Y un cajón de bellotas no constituye un robledo. Un roble es un árbol, mientras que una bellota no es un árbol, sino sólo una semilla. Por eso la prohibición de talar los robles no implica la prohibición de recoger sus frutos. Entre el zigoto originario, la bellota y el roble hay una continuidad genealógica celular: la bellota y el roble se han formado mediante sucesivas divisiones celulares (por mitosis) a partir del mismo zigoto. El zigoto, la bellota y el roble constituyen distintas etapas de un mismo organismo. Es lo que Aristóteles expresaba diciendo que la bellota no es un roble de verdad, un roble en acto, sino sólo un roble en potencia, algo que, sin ser un roble, podría llegar a serlo. Una oruga no es una mariposa. Una oruga se arrastra por el suelo, come hojas, carece de alas, no se parece nada a una mariposa ni tiene las propiedades típicas de las mariposas. Incluso hay a quien le encantan las mariposas, pero le dan asco las orugas. Sin embargo, una oruga es
una mariposa en potencia.

Cuando el espermatozoide de un hombre fecunda el óvulo maduro de una mujer y los núcleos haploides de ambos gametos se funden para formar un nuevo núcleo diploide, se forma un zigoto que (en circunstancias favorables) puede convertirse en el inicio de un linaje celular humano, de un organismo que pasa por sus diversas etapas de mórula, blástula, embrión, feto y, finalmente, hombre o mujer en acto.

Aunque estadios de un desarrollo orgánico sucesivo, el zigoto no es una blástula, y el embrión no es un hombre. Un embrión es un conglomerado celular del tamaño y peso de un renacuajo o una bellota, que vive en un medio líquido y es incapaz por sí mismo de ingerir alimentos, respirar o excretar -no digamos ya de sentir o pensar-, por lo que sólo pervive como parásito interno de su madre, a través de cuyo sistema sanguíneo come, respira y excreta. Este parásito encierra la potencialidad de desarrollarse durante meses hasta llegar a convertirse en un hombre. Es un milagro maravilloso, y la mujer en cuyo seno se produzca puede sentirse realizada y satisfecha. Pero en definitiva es a ella a quien corresponde decidir si es el momento oportuno para realizar milagros en su vientre.

El niño es un anciano en potencia, pero un niño no tiene derecho a la jubilación. Un hombre vivo es un cadáver en potencia, pero no es lo mismo enterrar a un hombre vivo que a un cadáver. A los vegetarianos, a los que les está prohibido comer carne, se les permite comer huevos, porque los huevos no son gallinas, aunque tengan la potencialidad de llegar a serlas. Un embrión no es un hombre, y por tanto eliminar un embrión no es matar a un hombre. El aborto no es un homicidio. Y el uso de células madre en la investigación, tampoco. Otra falacia consiste en decir que, si los padres de Beethoven hubieran abortado, no habría habido Quinta Sinfonía, y si nuestros padres hubieran abortado el embrión del que surgimos, ahora no existiríamos. Pero si los padres de Beethoven y los nuestros hubieran sido castos, tampoco habría Quinta Sinfonía y tampoco existiríamos nosotros. Si esto es un argumento para prohibir el aborto, también lo es para prohibir la castidad. Pero tanta prohibición supongo que resultaría excesiva incluso para la Iglesia católica. Una de sus múltiples contradicciones estriba en que impone un natalismo salvaje a los demás, mientras a sus propios sacerdotes y monjas les exige el celibato y la castidad absoluta.

Desde luego, la contracepción es mucho mejor que el aborto, pero la Iglesia la prohíbe también (siguiendo en ambos casos al ex-maniqueo Agustín de Hipona, no a Jesús). Tanto el anterior papa Wojtyla como el actual papa Ratzinger se han dedicado a viajar por África y Latinoamérica despotricando contra los preservativos y el aborto, lo que equivale a promover el sida y la miseria. En cualquier caso, la contracepción puede fallar. A veces el embarazo imprevisto será una sorpresa muy agradable. Otras veces, llevarlo a término supondría partir por la mitad la vida de una mujer, arruinar su carrera profesional o incluso traer al mundo un subnormal profundo o un vegetal humano descerebrado. Sólo a la mujer implicada le es dado juzgar esas graves circunstancias, y no a la caterva arrogante de prelados, jueces, médicos y burócratas empeñados en decidir por ella.

El aborto es un trauma. Ninguna mujer lo practica por gusto o a la ligera. Pero la procreación y la maternidad son algo demasiado importante como para dejarlo al albur de un descuido o una violación. El aborto, como el divorcio o los bomberos, se inventó para cuando las cosas fallan.

Muchas parejas anhelan tener hijos, muchas mujeres desean quedar embarazadas y esperan con ilusión el nacimiento de la criatura. El infante querido y deseado suele estar bien alimentado y educado, colmado de cariño y estimulación y (salvo raro defecto genético) su cerebro se desarrolla bien. Por desgracia, el mundo está lleno de madres violadas o forzadas y de niños no deseados, abandonados a la mendicidad y la delincuencia, famélicos, con los cerebros malformados por la carencia alimentaria y la falta de estímulos, carne de cañón de guerrillas crueles y explotaciones prematuras. La jerarquía eclesiástica se ensaña con esas mujeres desgraciadas. El cardenal nicaragüense Obando y Bravo se opuso al aborto terapéutico de una niña de nueve años, violada, enferma y con su vida en peligro. Hace un par de años, la Iglesia de Nicaragua acabó apoyando políticamente al dictador Daniel Ortega a cambio de que éste prohibiese definitivamente el aborto terapéutico. Hace unas semanas el arzobispo Cardoso ha excomulgado en Brasil a la madre de otra niña de nueve años violada por su padrastro y en peligro de muerte por su embarazo doble, así como a los médicos que efectuaron el aborto. En 2007 se hizo famoso el caso de Miss D, una irlandesa de 17 años embarazada con un feto con anencefalia, es decir, sin cerebro ni parte del cráneo, condenado a ser un niño vegetativo, ciego, sordo, irremediablemente inconsciente, incapaz de percibir, pensar ni sentir nada, ni siquiera dolor. Las autoridades impidieron que Miss D fuera a Inglaterra a abortar, aunque más tarde los tribunales anularon la prohibición. Los grupos católicos fanáticos presionan para que se impida a las irlandesas que viajen a Inglaterra a abortar, lo que choca con la legislación comunitaria, que garantiza la libertad de movimientos en la UE.

En España misma, el año pasado, una mujer preñada de un feto con holoprosencefalia, condenado a morir al nacer o a vivir como vegetal, tuvo que ir a Francia a abortar. El derecho a abortar es para muchas mujeres más importante que el derecho a votar en las elecciones, y ha de serles reconocido incluso por aquellos que personalmente jamás abortarían. En 1985 se aprobó la reforma del Código Penal para cumplir a medias y mal el programa electoral del PSOE. Desde entonces, tanto los Gobiernos de Felipe González como de Zapatero se han dedicado a marear la perdiz, diciendo que no era el momento oportuno y que había que esperar a que los obispos dejasen de vociferar. Pero los obispos nunca van a dejar de vociferar. Después de 24 años de remilgos, espero que los socialistas se decidan finalmente a liberalizar el aborto dentro de las primeras semanas del embarazo. Tampoco hace falta ser tan progre para ello. Margaret Thatcher lo tenía ya perfectamente asumido hace 30 años.




Manifestación antiabortista en España


"Benedicto XVI: Las evidencias científicas contradicen sus palabras", por Pere Estupinya
(Apuntes científicos desde el MIT, 24/03/09)

Las primeras reacciones tras oír al Papa Benedicto XVI diciendo durante su visita a África que “la distribución de preservativos no soluciona el problema del SIDA, incluso lo agrava” son de estupor y enfurecimiento visceral. ¿Cómo puede alguien tan influyente espetar semejante sandez? ¿hasta tal punto está su ideología por encima de la vida de tantos miles de personas?

Al día siguiente lees que el Vaticano ha reiterado oficialmente dichas palabras , y te enervas todavía más al comprobar lo desfasada y peligrosa que puede llegar a ser la Iglesia Católica como institución. ¡Que se aparten de una vez por todas!
Entonces recuperas la calma y recuerdas un post antiguo en el que describiste un estudio del Poverty Action Lab del MIT demostrando que repartir libros en escuelas africanas no mejoraba el rendimiento escolar de los alumnos. Las recetas que funcionan en los países ricos no tienen porqué hacerlo en el complejo mundo en desarrollo.

Te asaltan ciertas dudas ¿a ver si me estaré dejando llevar yo también por ideas preconcebidas? Enseguida aparece en mente el seminario atendido hace tres semanas en Boston con Esther Duflo , la directora del Poverty Action Lab (J-PAL). El planteamiento básico del J-PAL es que para atajar los problemas del mundo en desarrollo debemos utilizar menos ideología y más ciencia. Y algo por lo que empezar es no asumir tan alegremente que conocemos bien las soluciones y sólo se trata de implantarlas, ya que muchos años y millones de dólares invertidos por instituciones como el World Bank, IMF, ONG’s… demuestran lo contrario. En África se llevan gastadas cantidades ingentes de dinero en proyectos que no funcionan.

He aquí la propuesta del J-PAL: Ante un problema determinado, utilizar la metodología científica para evaluar cuál es la mejor intervención para solventarlo. ¿Cómo? La medicina lleva años haciendo estudios epidemiológicos para entender las causas de ciertas enfermedades y testar posibles tratamientos. Se trata de trasladar esta metodología a las políticas de desarrollo: si quieres comparar las diferentes maneras de mejorar la educación en un país, escoge un número considerable de escuelas, sepáralas en grupos, aplica una medida a cada grupo, y haz un estudio randomizado para ver al cabo del tiempo cuál ha sido más efectiva. Quizás te sorprendan los resultados .

Este “novedoso” método de evaluación está proporcionando grandes éxitos al J-PAL. Como premio y estímulo la fundación BBVA les otorgó el pasado enero un premio de 400.000 euros . Recupero el hilo de la historia: ¿Habrán realizado algún estudio randomizado para comparar diferentes políticas de prevención del SIDA? ¿Habrán evaluado científicamente si potenciar el uso del preservativo disminuye el número de contagios? Búsqueda en su web y… Bingo! En 2006 Esther Duflo publicó los resultados de un estudio financiado por el World Bank para analizar la conducta sexual de los adolescentes de Kenya , y justo en enero del 2009 Pascaline Dupas presentó una ampliación .

Información insuficiente en Kenya. En las sesiones sobre prevención del SIDA que se imparten en las escuelas de Kenya se habla de cómo se transmite el virus, de cómo lidiar con personas infectadas, de abstinencia hasta el matrimonio… pero no se mencionan los preservativos. Sí, inaudito, pero según el estudio del J-PAL el programa educativo diseñado por el gobierno sólo se concentra en la abstinencia. El foco principal no es “reducir el riesgo”, sino “evitarlo”. ¿es la mejor estrategia? Esto es lo que pretendían averiguar.

Para ello seleccionaron 328 escuelas con un total de 70.000 adolescentes, las dividieron en grupos de condiciones similares, y a cada uno de ellos aplicaron diferentes intervenciones. Al cabo de 2 años contabilizaron el número de embarazos, que en tales edades es un buen indicador del sexo inseguro. En un grupo de escuelas se entrenó a los maestros para enseñar sólo el programa oficial del gobierno, en otras se debatía abiertamente sobre el uso de condones, y en otro tomaban medidas para que las adolescentes permanecieran más tiempo en la escuela.

En la ampliación del estudio hecha por Dupas también se informaba a las estudiantes que los hombres de edad avanzada tenían índices de SIDA mucho mayores (en Kenya es muy habitual que las adolescentes tengan sexo inseguro con personas adultas). También se pasaron tests antes y después del estudio para conocer cómo se había modificado la conducta sexual de los adolescentes.

De los estudios de Duflo y Dupas surgieron una serie de conclusiones: seguir el programa oficial centrado en la abstinencia no disminuía el número de embarazos. Informar sobre el riesgo de mantener relaciones con personas mayores hacía que las niñas modificaran la edad de sus parejas. Informar sobre el uso de preservativos fomentaba su uso sin aumentar el número de relaciones sexuales. Y mantener a las niñas en la escuela también lograba disminuir el número de embarazos.

En concreto, en el estudio de Dupas se observó que la estrategia del gobierno de “eliminar el riesgo” no era efectiva, mientras que la campaña ampliada que proponía “reducir el riesgo” (informar sobre el uso de preservativos y la distribución de SIDA por edades) logró aumentar el uso de preservativos sin incrementar el número total de relaciones sexuales. Y como consecuencia redujo en un 28% el número de embarazos entre adolescentes, el parámetro utilizado como referencia al sexo inseguro.

Por tanto, estos estudios científicos (y otros que se pueden rastrear en la bibliografía de ambos) contradicen claramente las palabras de Benedicto XVI. Fomentar el uso del preservativo sí tiene resultados positivos en la lucha contra el SIDA. Lo se, no estoy diciendo nada nuevo a los que ya saben que no deben hacer mucho caso a lo que diga el Papa, pero por desgracia no todo el mundo es consciente de ello, y resulta que el gobierno de Kenya todavía mantiene un programa de prevención en escuelas centrado en la abstinencia, cuando podrían estar reduciendo en un 28% el riesgo de contagio entre sus adolescentes.







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Entrada núm. 5460
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