Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos? Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado.
El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.
Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el de Eugenio Gerardo Lobo (1670-1750) que comienza con el verso "Gusté la infancia sin haber gozado". Eugenio Gerardo Lobo Huerta, conocido también como el capitán coplero, fue un militar y poeta español, de noble familia emparentada con Garcilaso de la Vega. Aunque quiso destacar en la épica culta con poemas narrativos afectados de culteranismo, sus contemporáneos apreciaban más sus composiciones cortas en arte menor, casi siempre jocosas y de circunstancias, donde lucía por extremo su ingenio sin que el estilo dejase de ser claro. Sus modelos fueron los satíricos del barroco Francisco de Quevedo y Luis de Góngora.
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GUSTÉ LA INFANCIA SIN HABER GOZADO
Gusté la infancia sin haber gozado
el dulcísimo néctar que bebía;
pasé la adolescencia en la porfía
de estudio inútil, mal aprovechado;
la juventud se llevan Marte airado,
Amor injusto, rústica Talía,
sin acordarme que vendrá algún día
la corva ancianidad con pie callado.
Y cuando llegue, que será temprana,
¿qué empresa entonces seguiré contento?
¿La de triunfar de mí? ¡Ceguera insana,
esperar el más arduo vencimiento,
quien el día perdió con su mañana,
en la noche infeliz del desaliento!
Eugenio Gerardo Lobo
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Las viñetas que acompañan la entrada son todas del dibujante canario Montecruz, que publica en el diario La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria. Disfruten de ambas.
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VIÑETAS DE MONTECRUZ
1 comentario:
Muy bueno...
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