La UNESCO declaró el año 2000, al instituir el Día Mundial de la Poesía que se celebra cada 21 de marzo, que el mundo contemporáneo tiene necesidades estéticas y sociales que la poesía puede cubrir, así que, aunque a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer, durante unas semanas voy a unir en la misma entrada algunos de los más bellos poemas del pasado siglo escritos en español y a mis dibujantes de viñetas cotidianas preferidos. Lo hago sin pretensión alguna de originalidad, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un poema y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén estas últimas de crítica social y realismo cotidiano, puede no resultar una fórmula afortunada.
Comienzo hoy la serie de poemas del siglo XX con el famoso Poema 20, de Pablo Neruda, seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (1904-1973), poeta chileno, considerado entre los más destacados e influyentes artistas de su siglo. Como el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma, según Gabriel García Márquez. Entre sus múltiples reconocimientos, destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. Ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él, ha dicho también sobre él el crítico literario Harold Bloom, que lo considera uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos. Fue un destacado activista político, senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia. Murió unos días después del golpe de estado del general Pinochet en Chile, probablemente envenenado.
Las viñetas que acompañan la entrada de hoy son todas del dibujante Forges y se han publicado durante estos últimos días en El País.
Comienzo hoy la serie de poemas del siglo XX con el famoso Poema 20, de Pablo Neruda, seudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (1904-1973), poeta chileno, considerado entre los más destacados e influyentes artistas de su siglo. Como el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma, según Gabriel García Márquez. Entre sus múltiples reconocimientos, destacan el Premio Nobel de Literatura en 1971 y un Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Oxford. Ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él, ha dicho también sobre él el crítico literario Harold Bloom, que lo considera uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos. Fue un destacado activista político, senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia. Murió unos días después del golpe de estado del general Pinochet en Chile, probablemente envenenado.
Las viñetas que acompañan la entrada de hoy son todas del dibujante Forges y se han publicado durante estos últimos días en El País.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
***
POEMA 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda
Entrada núm. 2559
elblogdeharendt@gmail.com
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
No hay comentarios:
Publicar un comentario