Quizá sea por deformación académica; o quizá, no. Y sólo sea curiosidad. En todo caso disfruto leyendo las placas conmemorativas que me encuentro en las calles, plazas, edificios y monumentos de nuestras ciudades. En mi reciente viaje por el sur de la Península con mi hija Ruth y su marido, Ramón, he encontrado dos que me han llamado poderosamente la atención.
Una, en la ciudad de Huelva, en la fachada de la espléndida iglesia de La Concepción, recordando el incendio y saqueo de la iglesia por la "barbarie de las hordas marxistas" en julio de 1936. No me parece mal que se recuerden esos hechos, o cualquier otro hecho histórico, pero me parece desafortunado mantener a estas alturas de los tiempos textos propios de otras épocas felizmente superadas.
Otra, en la ciudad de Sevilla, recordando que en la Taberna Las Escobas, junto a la majestuosa torre de La Giralda, y en funcionamiento desde hace siete siglos, comieron personajes como Cervantes, Lope de Vega, Becquer o Lord Byron. Nosotros también lo hicimos... Una recomendación: si pasan por allí, no dejen de pedir los pimientos rellenos de merluza...
Ambas placas conmemorativas son historia, pero la verdad es que prefiero la segunda. Sean felices. (HArendt)
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