viernes, 1 de marzo de 2019

[SONRÍA, POR FAVOR] Al menos hoy viernes, 1 de marzo





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. También, como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Un servidor de ustedes tiene escaso sentido del humor, aunque aprecio la sonrisa ajena e intento esbozar la propia. Identificado con la primera de las acepciones citadas, en la medida de lo posible iré subiendo periódicamente al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española del día, y las antiguas de aquellos ya fallecidos como Mingote, Forges o Máximo, que siguen presentes entre nosotros. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras..., aunque pueden sonreír igual. 






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

jueves, 28 de febrero de 2019

[GALDÓS EN SU SALSA] Hoy, con "Los condenados"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quién es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que acaban de cumplirse 175 años, estoy subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog,  su obra teatral Los condenados, en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante, basada en la de Imprenta de José Rodríguez, (Madrid, 1895) que se encuentra en la Biblioteca del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria.

Los condenados es una obra de teatro en tres actos y un prólogo del autor, que fue estrenada en el Teatro de la Comedia de Madrid el 11 de diciembre de 1894. Ambientada en el Valle de Ansó, en los pirineos aragoneses, está protagonizada por la joven Salomé, destinada por su familia a contraer matrimonio con el honrado Santiago Paternoy. Sin embargo, Salomé mantiene amoríos con el bandolero José León, lo que lleva a Santiago a abandonar sus intenciones y bendecir el amor de su prometida y José. Estos desean acomodarse en una granja alquilada que les permita emprender una nueva vida. La falta de recursos motiva que José solicite la ayuda de una antigua amante. Enterada de la situación, Salomé, agraviada, denuncia ante el pueblo las fechorías de su amante, que es casi objeto de linchamiento. Santiago y la anciana Santamona aplacan la ira de los lugareños con la intención de regenerar a José. Pero Salomé, mientras tanto, se ha enclaustrado en un convento, donde recibe tiempo después la visita de su antiguo amante, cuando ya ha perdido casi totalmente el juicio. Ante ello, José se entrega a la justicia, que acabará ejecutándole en la horca.




Valle de Ansó (Huesca, Aragón)


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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miércoles, 27 de febrero de 2019

[A VUELAPLUMA] Retórica neoliberal





No nos andemos con retórica, para el pensamiento neoliberal hay gente de primera y segunda clase, señala la escritora Marta Sanz. En Retina, comienza diciendo Sanz, me encuentro con una entrevista a Josep Maria Echarri, presidente de Inveready, firma de capital de riesgo que invierte en ciencia. Confieso que no entiendo bien la expresión “firma de capital de riesgo” porque soy tonta. También me sorprende que el señor Echarri sea once años menor que yo: aún me veo como una muchacha que busca el camino de baldosas amarillas. El significado del espíritu emprendedor me es revelado. No censuro los logros de Echarri, su trabajo para hacer posible un fármaco contra el cáncer, pero mi visión del mundo, humanista y anticuada, me lleva a escandalizarme con ciertas declaraciones: “Si el conocimiento no se convierte en dinero, no habrá dinero que financie el conocimiento”. Sin paños calientes, declaraciones como esta, apocalípticas y amenazantes, asentadas en el realismo de las habas contadas, inhibidoras de la imaginación política, configuran el aterrador poliedro de nuestro sentido de común.

Echarri utiliza para difundir su discurso un quiasmo, figura retórica de construcción que consiste en repetir e invertir el orden de los términos: “Cuando pitos, flautas / cuando flautas, pitos”, es el famoso ejemplo gongorino. El quiasmo es señuelo manierista de seducción publicitaria, pero también constituye una forma de pensar que, a través de la manipulación del lenguaje, consigue que brote la idea iluminando la realidad: la marxiana Miseria de la filosofía responde a La filosofía de la miseria de Proudhon y hace del quiasmo un método de pensamiento dialéctico. El quiasmo que contiene, como balda, la reflexión de Echarri sugiere una perturbadora masa sumergida de preceptos ideológicos: el conocimiento ha de ser rentable; la educación fomenta la resiliencia; el que paga, manda… Aparejadas a esta ideología, entendemos otras afirmaciones del sentido común neoliberal: estudiar latín no es pertinente; la privatización de la enseñanza garantiza la libre elección de madres y padres respecto a la educación de su prole; la desestimación de subvenciones al cine o a proyectos artísticos poco comerciales es imprescindible; no hay motivos para desconfiar de que un banco patrocine una cátedra universitaria… Partiendo de esta mentalidad empresarial, resulta lógico que las farmacéuticas abandonen investigaciones, dejen de construir conocimiento y fabricar medicinas para curar enfermedades de pobres (leishmaniasis, malaria, etcétera), a no ser que se descubra que esa medicina puede también aplicarse con rentabilidad en el primer mundo: Gabriel Wüldenmar cuenta que la eflornitina, que cura la enfermedad del sueño, volvió a producirse cuando se supo que funcionaba como componente para una crema depilatoria. Gente de primera y segunda clase. Competidores, empresarios con vista de lince y seres humanos en el vagón de cola. Dinero que financia el conocimiento. Conocimiento que se convierte en dinero. Se desarrollan proyectos de investigación para el diseño de armas, y la guerra es estrategia de enriquecimiento de los plutócratas. Sin embargo, la elección de un quiasmo para expresar estas ideas no es apropiada porque subraya lo utilísimos que resultan esos conocimientos inútiles que no se traducen en una inmediata rentabilidad económica; es el caso de quienes estudian las glosas silenses, filosofía neoplatónica, la perspectiva en Velázquez, historia o retórica clásica y, con sus saberes, fomentan una aproximación crítica hacia el funcionamiento antiestético y poco ético del mundo en que vivimos. Otro día hablaremos de cómo Pablo Casado hace de la mujer metonimia —más retórica—, reduciéndola a huevo Kinder.



Josep Maria Echarri, presidente de Inveready



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt






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