lunes, 29 de febrero de 2016

[Reedición] Hoy, "Enseñanza religiosa y aconfesionalidad del Estado"



¿Otros tiempos?


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente y conservan su título, fecha y numeración original. La reproducida hoy fue publicada originariamente con fecha 25 de mayo de 2105. Disfrútenla de nuevo si lo desean.


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Vaya por delante, y como declaración de principios, que no estoy en contra de la enseñanza de la religión en las escuelas públicas, siempre que sea a petición de los padres y nunca como materia obligatoria, ni para los alumnos el cursarla ni para los colegios el impartirla. 

Cada vez que se suscita este asunto -que no tiene visos de resolverse por la intransigencia de unos y otros- recuerdo un artículo de hace unos años en El País de la escritora tunecina afincada en España, Nicole Muchnik, que me causó una impresión muy favorable. Se titulaba "La excepción religiosa española"

Se equivoca quien piense que por mi condición de no-creyente el fenómeno religioso me resulta ajeno; por el contrario, me interesa muchísimo y no para combatirlo, cuestión esa en la que no tengo el menor interés, sino porque me parece un fenómeno relevante en la historia del progreso humano y que debería conocerse y enseñarse en las escuelas, eso sí, desde la objetividad y la total ausencia de dogmatismo. 

¿Permitirían la jerarquía católica española y las demás confesiones religiosas que el Estado fomentara la impartición de una asignatura que enseñara científicamente la historia del fenómeno religioso y de las religiones, como una más del currículo académico, por profesores no-confesionales, en las condiciones que exponía al comienzo de esta entrada? Lo dudo...

Sin la menor intención de molestar y mucho menos de ofender a los que piensen lo contrario, a mí, ninguna confesión religiosa -la católica entre ellas- me parece un peligro público. Respeto su derecho a existir, a organizarse como mejor crea, a adoctrinar a sus fieles, y a exponer libremente su "mensaje", si es que lo tiene... Pero es cierto, como dice Muchnik, que la iglesia católica española goza de privilegios inadmisibles e inentendibles en otros países europeos, salvo -acaso- la excepción italiana o polaca. 

Y que no se me diga que el 90 por ciento de la población española es católica para justificarlos. Primero porque no es verdad, y segundo porque una cosa es haber sido bautizado en una confesión religiosa, y otra muy distinta compartir, aceptar, seguir y cumplir sus preceptos, y no digamos ya considerar que esos preceptos y directrices obligan al conjunto de la sociedad. 

Sin acritud, y con cierta dosis de irónico escepticismo, diría que lo ideal para mi es que ser católico, evangelista, testigo de Jehová, musulmán, judío, ortodoxo, ateo, agnóstico, etc., etc., etc., resulte tan irrelevante a efectos sociales o morales para los ajenos a la respectiva fe, como ser del Real Madrid, el Barcelona o el Numancia Fútbol Club... 

Mientras no sea así, seguiré siendo escéptico-no-beligerante con las iglesias, -con todas-, mientras no demuestren con sus actos que las personas somos para ellas más importantes que sus dioses... 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt



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La escritora y pintora Nicole Muchnik




Entrada núm. 2279
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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
Publicada originariamente el día 25 de mayo de 2015

domingo, 28 de febrero de 2016

[Humor en domingo] Hoy, sin palabras, por descanso del personal. Monográfico: Política española (VI)





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Disfrútenlas. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt




Entrada núm. 2626
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Reedición] Hoy, "Islam, islamismo y Estado Islámico"



Musulmanes en oración


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente y conservan su título, fecha y numeración original. La reproducida hoy fue publicada originariamente con fecha 26 de mayo de 2105. Disfrútenla de nuevo si lo desean.

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Me resulta incomprensible la indiferencia con la que en Occidente, a pesar del escándalo que producen las imágenes una y otra vez compartidas por los medios de comunicación, se percibe la terrible y bárbara violencia que ejerce el denominado Estado Islámico sobre personas concretas y poblaciones enteras de Oriente Medio y África del Norte. ¿Por qué es un problema "solo" entre musulmanes?  Creo que el asunto merecería ser llevado con urgencia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y hasta promover una intervención militar de Naciones Unidas que pusiera fin a esta masacre de inocentes. Por menos razones se ha reunido el Consejo otras veces.

Hace unas semanas dediqué en el blog una entrada al tema, génerico, de la violencia, y de que maneras diferentes la percibimos unos y otros según el lado del que nos encontremos. Me costó un buen disgusto en las redes sociales algunas de las fotografías que puse para ilustrar la entrada, tanto, que preferí cambiarlas para no herir las sensibilidades de algunas almas cándidas que prefieren seguir mirando para otro lado con tal de mantener sus conciencias tranquilas.

Me animo hoy a traer el asunto de nuevo a colación aprovechando dos magníficos artículos publicados en Revista de Libros. El primero, titulado "El misterio de Isis", de autor anónimo, que reseña los libros "ISIS. Inside the Army of Terror", de Michael Weiss y Hassan Hassan, y "ISIS. The State of Terror", de Jessica Stern y J.M. Berger, y el segundo, bajo el título de "Islam y política. Verdades y prejuicios", que publica Maribel Fierro, historiadora y profesora de investigación en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas español (CSIC). 

¿Es el Estado Islámico realmente islámico? ¿Es islámica su terrible violencia?, se pregunta la profesora Fierro. En un artículo aparecido en marzo de este año en The Atlantic, firmado por Graeme Wood, -continúa diciendo- se entrevistaba a Bernard Haykel, profesor de la Universidad de Princeton, quien afirmaba que no veía modo de negar el carácter islámico del Estado Islámico ni el hecho de que quienes se adherían a ese proyecto fueran musulmanes. Y esto en un momento en que muchos creyentes en el islam señalaban cómo el Estado Islámico se desviaba de forma sustancial de las normas de su religión. Algunos de entre ellos –y también algunos no creyentes, como el presidente Obama– han llegado a afirmar categóricamente que el Estado Islámico no tiene nada que ver con el islam. Las listas académicas que sirven de lugar de encuentro para conversar y debatir a los investigadores, profesores y otros especialistas dedicados a estudiar el mundo islámico se hicieron eco enseguida de la publicación. Muchos se expresaron críticamente sobre Graeme Wood, rechazando su afirmación de que el Estado Islámico fuese islámico, «muy islámico». Frente a esas críticas, el autor recordó que en su artículo se afirmaba también tajantemente: «Los musulmanes pueden rechazar el Estado Islámico; la mayoría lo hace». Si la mayoría de musulmanes rechazan el Estado Islámico, como es, en efecto, el caso, ¿realmente puede ser éste ser considerado islámico? ¿Quién decide lo que es islámico y lo que no lo es?

Graeme Wood, añade, no elude evocar el contexto específico en el que surge el Estado Islámico: la desintegración de Iraq y la consiguiente penetración de fuerzas yihadistas, la sensación de indefensión de la población sunní frente a las milicias shiíes y al corrupto gobierno de Nuri al-Maliki mientras duró, la intervención de países como Arabia Saudí, exportadores de una visión radicalmente fundamentalista y conservadora del islam y de mucho, muchísimo dinero para apoyar sus intereses económicos y estratégicos a través del adoctrinamiento de esa versión idiosincrática del islam, la wahhabí, que les caracteriza. Estos y otros elementos son cruciales, ya que sin ellos cualquier análisis pecaría de superestructural y esencialista. Pero mientras hay quienes consideran que lo verdaderamente importante es evitar crisis como las que han alimentado peligrosas derivas en el mundo islámico, derivas que tendrían más que ver con el contexto que no con el «texto» (es decir, con los textos fundacionales del islam), hay otros para quienes no puede prescindirse del hecho de que los ideólogos del Estado Islámico conocen muy bien la tradición islámica y a ella se remiten, desarrollando una argumentación en la que no faltan versículos coránicos y dichos del Profeta, como puede comprobarse en los siete números que ha publicado hasta la fecha su revista Dabiq. De ese conocimiento y utilización de la tradición islámica por los ideólogos del Estado Islámico parte Bernard Haykel para afirmar que quienes niegan su carácter islámico lo hacen porque quieren transmitir una visión amable («cotton-candy view») que oculta lo que la religión musulmana requiere desde el punto de vista jurídico y lo que ha requerido a lo largo de la historia, siendo su objetivo, en último término, salvar al «islam», como si éste fuese una realidad concreta y fija. Lo que hay, dice Haykel, son musulmanes que interpretan sus textos –esos textos que todos comparten– de distintas maneras y, por ello, el Estado Islámico participa de la misma legitimidad islámica que se arrogan aquellos que se la deniegan. Cuando los integrantes del Estado Islámico esclavizan, crucifican o cortan cabezas, ¿pueden apoyarse en unos textos religiosos y legales que no se están inventando? No es que la existencia del Estado Islámico implique que los musulmanes, por el hecho de serlo, vayan a cometer necesariamente las mismas atrocidades en las que se han embarcado los dirigentes del Estado Islámico, dirigentes entre los que se cuentan antiguos baazistas, el partido de Saddam Hussein, de tradición secular y nacionalista. El islam no es una religión pacifista en sus textos fundacionales, pero esto no quiere decir que sus seguidores tengan que ser necesariamente violentos: ahí están las condenas y repulsas de las prácticas del Estado Islámico por parte de la mayoría de quienes se declaran creyentes en Dios y en el profeta Muhammad.

Pero, ¿es efectivo -continúa- denunciar al Estado Islámico como no islámico cuando sus ideólogos son capaces de articular una argumentada defensa de lo que hacen a partir –también ellos– de la propia tradición islámica? En el universo mental en que se mueven, los fundadores y seguidores del Estado Islámico no están solos, pues vienen a coincidir en muchas creencias con los musulmanes salafistas. Los salafistas son aquellos musulmanes que no tienen inconveniente alguno en adoptar las novedades técnicas de la modernidad, pero que buscan enraizar sus valores en lo que el Profeta y sus inmediatos seguidores hicieron y dijeron en el Hiyaz del siglo VII de nuestra era. Esos hechos se adoptan como precedentes que deben guiar la vida individual y social en el presente. Los salafistas cubren un vasto espectro, que va desde quienes buscan un perfeccionamiento individual y son quietistas en lo político, hasta los activistas que quieren cambiar la sociedad. Estos últimos, a su vez, se distribuyen a lo largo de un arco también muy amplio: desde los wahhabíes a Boko Haram, desde los Hermanos Musulmanes a al-Qaida (volveremos sobre esta diversidad). Dentro del campo salafista, los ideólogos del Estado Islámico exacerban la tendencia takfirista, es decir, la inclinación a negar la condición de musulmanes a quienes no están de acuerdo con ellos, declarándolos apóstatas y, en cuanto tales, exterminables. 

Es aquí -continúa diciendo la profesora Fierro en el artículo que comentamos- donde radica una de las grandes diferencias entre los ideólogos del Estado Islámico y las autoridades sunníes (los sunníes constituyen la mayoría musulmana y su principal rasgo definitorio es que no son shiíes, es decir, consideran que el carisma profético de Muhammad no legitima a sus descendientes para dirigir a la comunidad de creyentes). Los sunníes han sido históricamente, y siguen siéndolo, muy reacios a privar de la condición de musulmanes a quienes afirman serlo, precisamente porque son muy conscientes de que, una vez desaparecido el Profeta, y con el Corán y el ejemplo de Muhammad como base y punto de referencia, no hay más remedio que recurrir a la labor interpretativa de los especialistas religiosos para entender bien el significado de esos textos y para poder precisar cuál debe ser su aplicación. Y esa labor interpretativa supone inevitablemente la aparición de visiones discrepantes y plurales, razón por la cual los sunníes llegaron a la conclusión de que el camino hacia la salvación, siendo uno solo, estaba formado por varios carriles, todos ellos válidos siempre y cuando se mantuviese el mismo punto de partida, se tuviese la misma meta final y no se sobrepasasen los límites de la calzada.

Entre los críticos del artículo de The Atlantic, dice más tarde Maribel Fierro, se cuentan quienes han basado su argumentación en recordar en qué consisten esos límites, fijados por la tradición legal islámica clásica a partir de un principio rector: el islam es una religión de Escritura, pero no sólo, ya que también lo es de comunidad. Cuando los ideólogos del Estado Islámico se remiten directamente a los textos fundacionales sin tener en cuenta –desdeñándola incluso– la experiencia acumulada de la comunidad a lo largo de la historia, están dejando de proponer un carril válido por donde avanzar en la misma dirección que la mayoría de los musulmanes. En consecuencia –nos dicen quienes critican simultáneamente el artículo de The Atlantic y al Estado Islámico–, constituye un contrasentido definir a éste como «muy islámico». El islam sunní es pluralista, sin duda alguna, lo que no excluye que tenga un «centro de gravedad»  que lo distingue de las demás religiones monoteístas y que le permite establecer internamente lo que es normativo y lo que no lo es, al menos hasta cierto punto. Los ideólogos del Estado Islámico serían musulmanes; pocos de sus críticos les han negado esta condición, puesto que hacerlo supondría incurrir en el mismo error que les achacan: considerar apóstatas a quienes no aceptan sus creencias. Pero son musulmanes fundamentalmente equivocados.

Les invito a continuar la lectura de este interesantísimo artículo académico en el enlace de más arriba. Estoy seguro de que les servirá de ayuda en la comprensión, que no aceptación, de este terrible fenómeno que es el autodenominado Estado Islámico y todas las complejidades que lo acompañan. 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Militantes del "Estado Islámico"




Entrada 2280
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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
Publicada originariamente el día 26 de mayo de 2015

sábado, 27 de febrero de 2016

[Pensamiento] Informe Anual 2015-2016 de Amnistía InternacionaI sobre los Derechos Humanos en el mundo





Desde este enlace puede accederse al Informe Anual 2015-2016 de Aministía Internacional sobre los Derechos Humanos en el Mundo. Es un texto exhaustivo de cerca de 500 páginas que pueden descargarse, si lo desean, como documento de trabajo o mera información, y leerse por temas, secciones o países.

Amnistía Internacional, comúnmente conocida como Amnistía o AI (en el original inglés Amnesty International), es un movimiento global presente en más de 150 países que trabaja para que los derechos humanos, reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en 1948 y en otros tratados internacionales, como los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, sean reconocidos y respetados. Amnistía cuenta con más de 7 millones de miembros y simpatizantes en todo el mundo. El objetivo de la organización es «realizar labores de investigación y emprender acciones para impedir y poner fin a los abusos graves contra los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos» y pedir justicia para aquellos cuyos derechos han sido violados.

En el campo de las organizaciones internacionales de derechos humanos, Amnistía es una de las que tiene un historial más largo, la que tiene el mayor reconocimiento, y «según muchos es la que establece la referencia en esta área en general».

Amnistía Internacional fue fundada en Londres el 1 de octubre de 1962, tras la publicación del artículo «The Forgotten Prisoners» en The Observer el 28 de mayo de 1961, escrito por el abogado Peter Benenson. Según el historiador británico Edward Peters, la idea de fundar la asociación surgió de la lectura en 1960 de una crónica periodística que relataba la detención y encarcelamiento de dos estudiantes portugueses por haber hecho un brindis por la libertad bajo la dictadura salazarista. "Desesperando de la eficacia de la protesta individual y nacional, Benenson, con sus colegas Louis Blom-Cooper y Erik Baker, y los miembros del grupo abogados de Justice, fundada en 1957 para exigir el cumplimiento de la Declaración de las Naciones Unidas de 1948, decidió formar una organización cuyos miembros, como individuos, tratasen de lograr la liberación de los encarcelados por sus opiniones, cuidar de que tales presos recibiesen un trato justo, desarrollar el derecho de asilo y ayudar a los refugiados a encontrar trabajo, e instar a la creación de un mecanismo internacional efectivo para asegurar la libertad de opinión y expresión. Benenson y sus colaboradores llegaron a la conclusión de que el medio más efectivo para alcanzar esos fines era la publicidad".

El primer informe oficial de Amnistía Internacional se refirió a la situación de las prisiones en la Sudáfrica del apartheid y fue publicado en 1965, un año después de la celebración de un juicio que había desvelado el uso sistemático de la tortura por la policía sudafricana durante los interrogatorios a los miembros de la mayoría negra detenidos o presos, muriendo algunos de ellos como resultado de los golpes, de las descargas eléctricas o de los azotes con el sjambok (látigo hecho de piel de rinoceronte) que recibían.8 Ese mismo año la organización fue reconocida por la ONU, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la Cruz Roja Internacional, la Comisión Internacional de Juristas y otras asociaciones de derechos humanos, además de conseguir el rango de organismo consultivo del Consejo de Europa.

También en 1965 se publicaron otros dos informes sobre el Portugal salazarista y sobre la Rumanía comunista. Al año siguiente publicó un informe sobre el régimen racista de Rodesia.

En 1968 se reunió en Estocolmo la Asamblea Internacional de AI en la que se adoptó como uno de sus principales fines el cumplimiento del artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU de 1948: «Nadie será sometido a tortura o a tratamiento o castigo cruel, inhumano o degradante». El motivo fueron las alegaciones presentadas por la sección sueca sobre las torturas perpetradas por el régimen de los coroneles en Grecia, que se había instaurado un año anterior mediante un golpe de estado. Inmediatamente AI publicó dos informes sobre el uso de la tortura por el nuevo régimen griego, que tuvo como resultado la expulsión de Grecia del Consejo de Europa ese mismo año por haber violado nueve de los artículos de la Convención Europea de Derechos Humanos aprobada en 1950. Tras la caída del régimen de los coroneles en 1974, AI publicó un informe detallado y documentado titulado La tortura en Grecia: el Primer Juicio a los Torturadores (1975), que pudo realizarse gracias a la colaboración del nuevo gobierno griego, y que, según el historiador de la tortura Edward Peters, es "una de las obras clásicas sobre la documentación y las técnicas de tortura de fines del siglo XX".

En 1972, AI inició la Campaña para la Abolición de la Tortura que incluyó un informe publicado en 1973 sobre la tortura desde 1962, lo que desató las protestas de los estados mencionados en el mismo que, por ejemplo, impidieron que AI pudiera utilizar los locales de la UNESCO en París para celebrar su planeada conferencia sobre la tortura. Ese mismo año AI también publicó un informe sobre la tortura por el nuevo régimen del general Pinochet instaurado en Chile tras el triunfo del golpe de estado militar del 11 de septiembre. A este informe le había precedido otro sobre la tortura en Brasil (1972), también entonces bajo una dictadura militar, y al que siguieron otros sobre la tortura en Irán (1976), Nicaragua (1976), Argentina (1980) e Irak (1981). En 1977 AI recibió el Premio Nobel de la Paz por su «campaña contra la tortura» y en 1978 el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

En la década de los 80 algunos gobiernos incrementaron sus críticas a Amnistía Internacional. La Unión Soviética alegó que Amnistía Internacional espiaba, el gobierno de Marruecos la acusó de defender delincuentes y el gobierno argentino prohibió la difusión del informe anual de Amnistía Internacional de 1983.

Durante los 80 Amnistía Internacional continuó su campaña contra la tortura y en defensa de los presos de conciencia. Se abordaron nuevos problemas, entre ellos las ejecuciones extrajudiciales, transferencias de personal entre el ejército y la policía, homicidios políticos y desapariciones.

Hacia el final de la década creció la preocupación de Amnistía Internacional por el creciente número de refugiados en todo el mundo. Muchos de los refugiados lo eran a causa de guerras y hambrunas pero, tal y como exige el mandato de Amnistía Internacional, esta organización concentró sus esfuerzos en ayudar a los que habían sido obligados a huir a causa de violaciones de los derechos humanos. Se pedía a los gobiernos que en lugar de aumentar las restricciones a la entrada de solicitantes de asilo actuaran para evitar las violaciones de derechos humanos que les forzaban al exilio.

Además de una segunda campaña contra la tortura, durante la primera mitad de la década hubo dos importantes acontecimientos musicales pensados para que las generaciones más jóvenes conocieran mejor Amnistía y los derechos humanos. En 1986 el tour Conspiración de la Esperanza realizó una serie de conciertos en Estados Unidos y en 1988, coincidiendo con el 40 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en las Naciones Unidas, Amnistía Internacional organizó el tour mundial ¡Derechos Humanos ya!. A lo largo de seis semanas algunos de los músicos y grupos más famosos del momento actuaron en conciertos en los cinco continentes.

Desde su fundación, Amnistía Internacional trabaja para llamar la atención de la sociedad sobre los abusos contra los derechos humanos, y hace campaña por el cumplimiento de las normas internacionales. Procura movilizar a la opinión pública para presionar a los gobiernos que toleran esos abusos.

En 1998 recibió la primera edición del Premio Internacional Jaime Brunet de la Universidad Pública de Navarra a la promoción de los Derechos Humanos.

Los principales objetivos de AI son: La liberación de todo prisionero de conciencia (se define un prisionero de conciencia como aquella persona encarcelada por el ejercicio de su derecho a expresar sus creencias y opiniones de forma pacífica); la exigencia de juicios justos; la abolición de la tortura y de todo castigo denigrante a prisioneros; denunciar las desapariciones forzadas; la abolición de la pena de muerte; la denuncia y condena de abusos tales como la toma de rehenes, la tortura y muerte de detenidos, así como las matanzas intencionadas y arbitrarias, sin importar quién sea el autor ni con qué fin; la protección de los derechos humanos de las personas refugiadas, solicitantes de asilo, migrantes y desplazadas internas; la regulación del comercio internacional de armas; la protección de los defensores y defensoras de los derechos humanos; la defensa de los derechos económicos, sociales y culturales; el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño; la consideración de la violencia y los abusos sobre las mujeres como delitos graves; la rendición de cuentas de los perpetradores de crímenes internacionales ante la justicia, y que sus víctimas vean realizados sus derechos a la verdad, justicia y reparación; la protección de la libertad de expresión, de manifestación y de asociación; acabar con las violaciones de los derechos humanos del colectivo LGBTI; proteger a migrantes y refugiados, solicitantes de asilo, desplazadas o víctimas de trata, aumentando su protección legal y física, garantizando que no se les niega su derecho a la educación, a la salud o a la vivienda. 

AI efectúa su acción por medio de misiones de investigación para recabar información sobre denuncias de violación de los derechos humanos, así como misiones de observadores. Una Red de Acciones Urgentes en los casos de pena de muerte, por medio del envío de cartas al respectivo gobierno. Este sistema también funciona para la liberación de los prisioneros de conciencia. Campañas internacionales para promover los derechos humanos. Cooperar con otras organizaciones, con las Naciones Unidas y las organizaciones intergubernamentales de carácter regional. Organizar programas de educación en derechos humanos y defensa de los derechos humanos para crear conciencia sobre el tema.

Amnistía Internacional es una organización mundial de voluntarios compuesta de Secciones, Estructuras, redes internacionales, Grupos afiliados y miembros internacionales. La máxima autoridad en la dirección de los asuntos de la organización recae en el Consejo Internacional. También tiene un Comité Ejecutivo Internacional (CEI), cuya función primordial es proporcionar liderazgo y orientación estratégica a la organización en todo el mundo. La gestión diaria está a cargo del Secretariado Internacional (SI), encabezado por un secretario o una secretaria general, bajo la dirección del Comité Ejecutivo Internacional. El SI tiene su sede en Londres, Gran Bretaña. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Reedición] Hoy, "Educación sentimental (a la francesa)"



http://www.elpais.com/recorte/20080703elpepucul_19/LCO340/Ies/Francois_Hardy.jpg
Françoise Hardy, hoy



"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente y conservan su título, fecha y numeración original. La reproducida hoy fue publicada originariamente con fecha 27 de mayo de 2105. Disfrútenla de nuevo si lo desean.

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A estas alturas de la vida sería bastante tonto negar todo lo que mi educación sentimental le debe a Francia. En lo literario: Colette y Françoise Sagan leídas en su idioma a los diecisiete años resultan imposibles de olvidar. Y por supuesto, en lo musical: no hay ninguna lengua como el francés para la canción de amor...

No tengo la menor idea de quién es ese Carlos Galilea que firmaba hace unos años el reportaje titulado "Los elegidos. La memoria sentimental del siglo XX" en la revista Babelia, uno de los suplementos semanales de El País. Da lo mismo quién fuera: me emocionó con el recorrido sentimental que hizo por la canción francesa de la última mitad del pasado siglo: Brel, Gainsbourg, Brassens, Gréco, Ferré, Hardy (mi musa), Piaf, Nougaro..., siempre comprometida (con la vida, el amor, el arte...), y siempre hermosísima. 

Ante tantos hechos y tantas gentes que profanan diariamente la vida, nada como la música para reconciliarnos con nosotros mismos, con la existencia, con los demás y con cuanto nos une como humanos... Y gracias especialísimas a Francoise Hardy: ella, su voz y su "Tous les garçons et les filles" encandilaron y encendieron mi juventud... Nunca la olvidaré... 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Tous les garçons et les filles... (F. Hardy)



Entrada núm. 2283
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)
Publicada originariamente el día 27 de mayo de 2015

viernes, 26 de febrero de 2016

[Cuentos para la edad adulta] Hoy, "La pata de mono", de W.W. Jacobs





El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros. 

Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado La pata de mono, de William Wymark Jacobs (1863-1943), humorista, novelista y cuentista británico. Se le conoce principalmente por uno de sus relatos macabros, La pata de mono, incluido en el libro de cuentos La dama de la barca (1902). La mayor parte de su obra, sin embargo, se adscribe al género humorístico. Publicó su primer relato en 1885 y su camino hacia el éxito fue relativamente lento ya que por motivos económicos no se atrevió a dejar su puesto de trabajo hasta 1899. Mostró una gran maestría en el manejo de la tosca jerga del East End de Londres, provocando la admiración de escritores como P. G. A partir de 1898 los cuentos de Jacobs fueron publicados en The Strand, lo que le proporcionó seguridad económica casi hasta la fecha de su muerte. El relato de La pata de mono fue incluido en la Antología de la literatura fantástica compilada por Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares.

La pata de mono es un cuento corto de terror sobrenatural en el que la pata de un mono muerto es un talismán que cumple a quien la posea tres deseos, pero los deseos vienen con un enorme precio. Al final, solo el primer deseo prevalece, y los otros dos son desperdiciados, cancelándose entre sí para prevenir un horror mayor.


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W.W. Jacobs


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Disfrútenlo. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 2624
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[Reedición] Hoy, "Por una Canaria federal, española y europea"




Escudo de Armas de Canarias



"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir de manera aleatoria antiguas entradas que tuvieron relativo predicamento en su día entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente y conservan su título, fecha y numeración original. La reproducida hoy fue publicada originariamente con fecha 30 de mayo de 2105. Disfrútenla de nuevo si lo desean.


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CANARIAS

La patria es una peña,
la patria es una roca,
la patria es una fuente,
la patria es una senda y una choza. 
Mi patria no es el mundo;
mi patria no es Europa;
mi patria es de un almendro
la dulce, fresca, inolvidable sombra. 
A veces por el mundo
con mi dolor a solas
recuerdo de mi patria
las rosadas, espléndidas auroras. 
A veces con delicia
mi corazón evoca,
mi almendro de la infancia,
de mi patria las peñas y las rocas. 
Y olvido muchas veces
del mundo las zozobras,
pensando de las islas
en los montes, las playas y las olas. 
A mí no me entusiasman
ridículas utópias,
ni hazañas infecundas
de la razón afrenta, y de la Historia. 
Ni en los Estados pienso
que duran breves horas,
cual duran en la vida
de los mortales las mezquinas obras. 
A mí no me conmueven
inútiles memorias,
de pueblos que pasaron
en épocas sangrientas y remotas. 
La sangre de mis venas,
a mí no se me importa 
que venga del Egipto
o de la razas célticas y godas. 
Mi espíritu es isleño
como las patrias rocas,
y vivirá cual ellas
hasta que el mar inunde aquellas costas. 
La patria es una fuente,
la patria es una roca,
la patria es una cumbre,
la patria es una senda y una choza. 
La patria es el espíritu,
la patria es la memoria,
la patria es una cuna,
la patria es una ermita y una fosa. 
Mi espíritu es isleño
como las patrias costas,
donde la mar se estrella
en espumas rompiéndose y en notas. 
Mi patria es una isla,
mi patria es una roca,
mi espíritu es isleño
como los riscos donde vi la aurora.

Nicolás Estévanez (1838-1914)

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Me sumo a la efeméride del Día de Canarias y lo hago trayendo hasta el blog un asunto que dos siglos después de iniciado sigue influyendo decisivamente en la, por lo que parece, difícil vertebración política de Canarias. Vertebración agravada por un sistema electoral que aunque declarado constitucional por el máximo órgano judicial del Estado, distorsiona hasta extremos grotescos el valor del voto de los ciudadanos en función de la isla en que residen. Un sistema difícil de reformar pues, en el fondo, y aunque no lo confiesen, beneficia a los tres partidos hegemónicos, ¿hasta ahora?, en el archipiélago. La prueba de lo que digo: las elecciones del pasado domingo, 24 de mayo.

Y me gustaría hacerlo, por deformación profesional -como amante de Clío, la musa de la Historia- a partir de la obra de uno de los grandes historiadores, y ha dado muchos, que han nacido en esta tierra atlántica común que nos acoge. Me refiero a Marcos Guimerá Peraza (1921-2012) y al estudio que dedicó a "El Pleito Insular", publicado entre 1967 y 1974 en el prestigioso Anuario de Estudios Atlánticos, en cinco entregas sucesivas, que pueden ustedes leer en el enlace anterior.  

Un pleito difícil de entender para quien no sea canario, no solo por lo que tiene de peculiar e idiosincrásico, sino por la carga política que lo provocó, lo mantuvo, y que aún colea, y que en realidad se resume en la lucha por la hegemonía en el archipiélago de las burguesías dominantes y enfrentadas de las ciudades de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. 

Guimerá Peraza lo deja meridianamente claro desde el inicio del primero (1967) de los estudios que le dedicó: "Las luchas por la capitalidad, primero, y por la división, después, cuentan con más de un siglo de antigüedad en el Archipiélago Canario. Y gozan siempre, por desdicha, de actualidad, tan pronto se apunta, siquiera, el tema de la unidad regional, después de más de cuarenta años de la división, en dos, de la provincia de Canarias. 

Con la renovación del pleito insular, -sigue diciendo- el tema de la capitalidad resurge. Orillado con la división de 1927, sustituido mucho antes por el divisionismo, con la pensada creación de regiones cobra el problema de la capitalidad del Archipiélago nuevos bríos. 

Como es sabido, -continúa- la organización de las Islas Canarias, antes y después de la Conquista, a fines del siglo xv, fue por Islas, regidas por sus antiguos Ayuntamientos o Cabildos. No hubo nunca una capitalidad provincial o regional, que extendiera su jurisdicción a todo el territorio. Había, sí, en la isla de Gran Canaria una Audiencia y un Obispado; como en la de Tenerife una Comandancia o Capitanía General, desde finales del siglo XVII : concretamente, instalada en Santa Cruz desde 1723, por el Marqués de Vallehermoso. Pero no existió una capital administrativa, poiítica ni económica, hasta bien entrado el siglo XIX.

La realidad -añade- es que la unidad ha sido, y es, la Isla. El Archipiélago es, por definición, un conjunto de Islas, y en las Canarias presentan caracteres bien distintos entre sí, y no sólo geográficos. La historia, política y administrativa, ha coincidido con la geografia. Y la economía ha presentado diferencias notables entre Islas.

Pues bien, pese a ello, -concluye- al nacer la Provincia de Canarias con la Constitución de 1812, surgió, casi de inmediato, el pleito sobre la capitalidad. Pero como quiera que la pugna entre Tenerife y Gran Canaria ya había aparecido desde el Motín de Aranjuez en 1808, nuestro estudio va a comprender la historia de la lucha por la capitalidad durante el primer tercio del siglo a XIX, es decir, la parte del mismo que va desde la guerra de la Independencia  contra Napoleón hasta el final de la primera guerra carlista: de 1808 a 1839". 

El pleito que tan exhaustivamente relata Guimerá Peraza es evidente que ya no es lo que era, ni histórica ni políticamente, pero sigue estando ahí por algo tan sencillo de explicar como difícil de entender para muchos: que la realidad insoslayable de Canarias, como él mismo enfatiza, es la "isla", y que el archipiélago canario son siete (o trece) islas diferentes física, histórica, social, cultural y económicamente. Y para resolver circunstancias como esta se inventó, a finales del siglo XVIII, el federalismo.

Federalizar Canarias supondría replantearse la distribución del poder político en el seno de la Comunidad Autónoma de manera horizontal entre el gobierno regional y los gobiernos insulares mediante un reparto de competencias tasado estatutariamente tanto a nivel regional como insular, y la configuración de un parlamento regional (o Cabildo General de Canarias), bicameral, en el que estuvieran representados tanto el pueblo del archipiélago en su conjunto como cada una de sus islas (consideradas como entidades territoriales propias y autónomas) con competencias colegislativas iguales para ambas cámaras, y otras propias y específicas de cada una de ellas. 

La cámara de elección popular podría ser elegida por la totalidad de la población del archipiélago mediante un sistema proporcional puro, en una circunscripción electoral única, y con listas cerradas pero no bloqueadas, en las que elector pudiera ordenar por orden de preferencia hasta una cuarta parte de los candidatos de la lista de su elección. Aunque a decir verdad, yo prefiero un sistema electoral directo y mayoritario, a dos vueltas, en circunscripciones electorales de igual número de electores, en las que se elija a un solo candidato, de forma que el voto de cada elector valga exactamente lo mismo en todas y cada una de las circunscripciones.

La cámara territorial podría conformarse por representantes de los gobiernos de los Cabildos Insulares, en número igual para cada uno de ellos, y con entre uno y cinco votos para cada isla en función de su población de derecho. 

No es la primera vez que planteo esta posibilidad. Lo hice ante el propio Parlamento de Canarias en 1995, 1996 y 1997, con ocasión de las deliberaciones que llevaron a la reforma del Estatuto de Autonomía, y en varios artículos publicados en la prensa regional que tuvieron cierta repercusión en medios académicos y universitarios, pero ninguna política. Esos artículos pueden leerse, en el blog en las entradas correspondientes a los días 26 y 27 de octubre y 25 y 28 de noviembre de 2006. 

Respecto al tan traído y llevado tema de las identidades compartidas, como digo en la presentación del blog, me gustaría dejar claro expresamente que no tengo problema alguno al respecto: me siento tan ciudadano (de mi ciudad, Las Palmas) como grancanario, canario, español y europeo. No renuncio a ninguna, no las confronto, todas son mías y con todas me siento igual de solidario. 

Como los lectores de Desde el trópico de Cáncer saben, me gusta definir a Canarias como un estado de ánimo rodeado de agua por todas partes que tiene sus pies en África, su corazón en América y todo lo demás en Europa. Desde ese estado de ánimo, pleno de esperanza en un futuro mejor: ¡feliz Día de Canarias a todos los canarios de las islas y la diáspora! 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Himno de Canarias 




Entrada núm. 2288
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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
Publicada originariamente el día 30 de mayo de 2015