El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros.
Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado La pata de mono, de William Wymark Jacobs (1863-1943), humorista, novelista y cuentista británico. Se le conoce principalmente por uno de sus relatos macabros, La pata de mono, incluido en el libro de cuentos La dama de la barca (1902). La mayor parte de su obra, sin embargo, se adscribe al género humorístico. Publicó su primer relato en 1885 y su camino hacia el éxito fue relativamente lento ya que por motivos económicos no se atrevió a dejar su puesto de trabajo hasta 1899. Mostró una gran maestría en el manejo de la tosca jerga del East End de Londres, provocando la admiración de escritores como P. G. A partir de 1898 los cuentos de Jacobs fueron publicados en The Strand, lo que le proporcionó seguridad económica casi hasta la fecha de su muerte. El relato de La pata de mono fue incluido en la Antología de la literatura fantástica compilada por Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares.
La pata de mono es un cuento corto de terror sobrenatural en el que la pata de un mono muerto es un talismán que cumple a quien la posea tres deseos, pero los deseos vienen con un enorme precio. Al final, solo el primer deseo prevalece, y los otros dos son desperdiciados, cancelándose entre sí para prevenir un horror mayor.
Disfrútenlo. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
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W.W. Jacobs
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Disfrútenlo. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
1 comentario:
Excelente !
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