miércoles, 19 de noviembre de 2008

A vueltas con la universidad: Punto y final, con "post scriptum"

De vez en cuando voy cerrando asuntos de los que trato en el blog, lo hago por pura higiene mental, y para no agotar la posible paciencia de mis amables lectores. La situación de la universidad española es uno de ellos. Lo hago con el demoledor Informe del Lisbon Council, un centro de estudios europeos radicado en Bruselas, que sitúa a las universidades españolas a la cola de los diecisiete países europeos estudiados, más las de Estados Unidos y Australia, del que da cuenta en El País de ayer el corresponsal del mismo en Bruselas, Ricardo Martínez de Rituerto.

Por otro lado, en el ranking de universidades de todo el mundo elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de Madrid, no hay ninguna universidad española entre las 50 primeras de la relación correspondiente a Europa, y sólo siete (Complutense de Madrid, Sevilla, Barcelona, Autónoma de Barcelona, Politécnica de Cataluña, Granada y Politécnica de Valencia) se hallan entre las 100 primeras. Su paupérrimo orden continental (52, 57, 62, 75, 80, 90 y 95) cae a un estremecedor 173, 185, 196, 224, 236, 255 y 269, respectivamente, si se tiene en cuenta el orden global.

¿La culpa es de las administraciónes públicas educativas, de las propias universidades, del sistema en sí, de todos un poco? En cualquier caso, la situación en como para comenzar a preocuparse, en serio... Sean felices, si pueden... Tamaragua. (HArendt)






http://weblogs.madrimasd.org/images/weblogs_madrimasd_org/universo/159/o_Ranking%20de%20Universidades%20en%20la%20Web%20Top%20100%20.jpg
Diagrama de las 100 mejores universidades del mundo, por países




"La Universidad española, la peor de 17 países avanzados", por Ricardo Martínez de Rituerto.

Que la universidad española no resiste una mínima comparación seria con las de su entorno es de sobra conocido y cada nuevo análisis que aparece confirma el desastre de la educación superior en España. En el que hoy va a hacer público el Lisbon Council, un centro de estudios sobre asuntos europeos de Bruselas, España ocupa el último lugar en un ránking sobre la calidad de los sistemas educativos superiores en 15 países de Europa más Estados Unidos y Australia.

El trabajo, preparado por tres expertos del Lisbon Council, emplea una metodología innovadora y probablemente necesitada de ajustes que tabula seis criterios prácticos. Entre ellos, la inclusividad -el número de titulados que un país produce con respecto a la población en edad de estudiar), efectividad -la capacidad de producir titulados con capacidades adaptadas a las necesidades del mercado de trabajo del país- o respuesta -la capacidad del sistema de reformarse y cambiar para adaptarse-. Son criterios que rompen con criterios más objetivos de excelencia como los del ranking de la universidad de Shanghai, que contabiliza premios Nobel entre su profesorado y ex alumnos o el número de citas en revistas científicas.

Pero el resultado final es igual de tenebroso y de alarmante ante un mundo globalizado en el que la calidad del capital humano es el principal y más determinante factor del éxito económico de un país. La resultante de todos los elementos tabulados coloca a España a la cola de un grupo que encabezan Australia, Reino Unido y Dinamarca. De nuestros vecinos, Portugal ocupa el octavo puesto y Francia, el décimo.

Divorcio del mercado. Los autores subrayan que España ocupa lugares mediocres como el undécimo en ' inclusividad' (el porcentaje de problación en edad estudiantil que acude a la universidad, con el 33%) o el séptimo en ' educación para àdultos' (un 3,6% de estudiantes de entre 30 y 39 años) y subrayan como particularmente desalentador el puesto 16 en ' efectividad' , que mide el reflejo salarial en el mercado de trabajo de la titulación superior. España tiene que "trabajar para restaurar el equilibrio entre las materias enseñadas en la universidad y el mercado laboral".

"Si quiere mejorar, España debe hacer más para modernizar su sistema educativo y acercarlo a los estándares europeos (a lo que ayudaría avanzar en los criterios de Bolonia)", se lee en el documento. Además del farolillo rojo global, el sistema universitario español ocupa el último lugar en 'respuesta' , medida como la capacidad de cumplir los compromisos adquiridos en 1999 en Bolonia para hacer realidad la titulación superior homologable a escala europea en 2010, lo que suponía ofrecer nuevos programas de estudios a partir de 2006.

Con esos antecedentes y deficiencias es lógico que sólo un 2% de universitarios extranjeros acudan a realizar sus estudios en España, por más que sea repetidamente el país favorito de los veinteañeros de la UE que eligen un país para pasar con el programa Erasmus uno de los que quedarán como de los mejores años de su vida.

El estudio del Lisbon Council deja en evidencia a la autoridades educativas españolas, uno de cuyos responsables se jactaba, en carta publicada en este periódico en abril, de que España fuera una primera potencia en el universo de las becas Erasmus "por el excelente trabajo de nuestras universidades". Un vistazo superficial al ránking Erasmus publicado por la Comisión Europea con motivo del vigésimo aniversario del programa parecía dar la razón al funcionario, deslumbrado por el hecho de que hubiera trece universidades españolas entre las 20 primeras de la UE que más estudiantes atrajeron en el curso 2004-2005. La de Granada, la Complutense y la de Valencia ocupaban el podio en esa clasificación.

La realidad es más rica, más compleja y, lamentablemente, nada gratificante, como viene a confirmar el Lisbon Council. Hay muchas listas de evaluación de universidades por todo el mundo -y muchas críticas a ellas, de las que no se escapará la metodología de este último trabajo bruselense- pero el Ránking Mundial de Universidades en la Web elaborado por el Laboratorio de Cibermetría del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el mayor centro nacional de investigación de España) da una imagen muy distinta de la situación de nuestra universidad en el concierto europeo y mundial a la autocomplaciente que trasmitía Emilio García Prieto en su calidad de director del Organismo Autónomo de Programas Educativos Europeos.

No hay ninguna universidad española entre las 50 primeras de la relación correspondiente a Europa elaborada por el CSIC y sólo siete (Complutense, Sevilla, Barcelona, Autónoma de Barcelona, Politécnica de Cataluña, Granada y Politécnica de Valencia) se hallan entre las 100 primeras. Su paupérrimo orden continental (52, 57, 62, 75, 80, 90 y 95) cae a un estremecedor 173, 185, 196, 224, 236, 255 y 269, respectivamente, si se tiene en cuenta el orden global.

Lo que apunta el estudio del Lisbon Council es que más allá de las declaraciones políticas lo que hace falta en España es una visión realista del desafío a que se enfrentan el país y su universidad en un mundo crecientemente globalizado y competitivo en el que ciencia, investigación e innovación son motores económicos de primera magnitud. Desafío que no debe mezclarse ni confundirse con el ránking de las lógicas expectativas de satisfacción personal y disfrute de los universitarios europeos que con Erasmus quieren vivir en España una experiencia sin precedentes que atesorarán el resto de sus días. (El País, Bruselas, 18/11/08)





http://www.kalipedia.com/kalipediamedia/historia/media/200707/17/hisuniversal/20070717klphisuni_148.Ies.SCO.jpg
Campus de la Universidad de Oxford (Gran Bretaña)




Post Scriptum. No reabro el asunto. Pero me cuesta renunciar a dejar constancia del artículo del profesor Manuel Cruz, catedrático de Filosofía en la Universidad de Barcelona, en El País de hoy. Con él si que agoto el tema. Disculpen el incumplimiento. (HArendt)




"Lo peor de cada casa, o Bolonia como excusa", por Manuel Cru

Hace tiempo que nuestras facultades universitarias andan intentando llevar a cabo las transformaciones necesarias para alcanzar eso que enfáticamente se suele denominar el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), y que, de manera más simple y coloquial, profesores y estudiantes prefieren nombrar con una sola palabra: Bolonia. De todas esas transformaciones, probablemente la que en este momento está acaparando los mayores esfuerzos sea la relacionada con la elaboración de los nuevos planes de estudio.

No es mi intención en absoluto referirme aquí a la amenaza que semejante proceso supone para la enseñanza pública, asunto acertadamente analizado por José Luis Pardo en estas mismas páginas (La descomposición de la Universidad, 10 de noviembre de 2008). Como tampoco lo es entrar ahora en el detalle de hasta qué punto directrices y normativas procedentes de instancias supranacionales condicionan efectivamente las posibilidades de actuación autónoma de nuestros centros. Sin duda, tales limitaciones existen, de la misma forma que buena parte de los cambios que se vienen impulsando desde las diferentes instancias de gobierno universitarias resultaban poco menos que inaplazables. (A este respecto, en la sección de Opinión de la edición catalana de este mismo diario, Joan Subirats publicaba hace pocos meses un sensato y ponderado artículo titulado Bolonia en el laberinto universitario que me exime de mayores puntualizaciones).

Pero también parece claro que la apelación a Bolonia está sirviendo como coartada para operaciones y movimientos que nada tienen que ver con ningún proyecto de convergencia europea y que, con toda probabilidad, sólo puedan ser adecuadamente entendidos poniéndolos en relación con lo ocurrido en nuestras universidades en los últimos años, especialmente en lo tocante a las políticas de profesorado y al acceso a los cargos de responsabilidad institucional, aspectos ambos íntimamente conectados y en cuya conexión probablemente se encuentre una importante clave para entender la deriva que en determinados aspectos ha tomado el proceso mencionado.

Sin duda, la Universidad española anda recogiendo los frutos de su particular transición, del específico cambio de modelo llevado a cabo en los años ochenta. Tal vez no hubiera otra manera de resolver el monumental atasco generado por el reclutamiento masivo de profesores en los últimos años del franquismo que las incorporaciones masivas a la docencia reguladas por la LRU. De nada vale a estas alturas llorar sobre la leche derramada y lamentarse de la inutilidad de determinados escándalos (el tristemente célebre caso Lledó) o de la naturalidad con la que se asumía, en tantos y tantos concursos, la figura delcandidato de la casa, como si tal condición constituyera un mérito por completo insuperable. Pero sí valdrá la pena señalar que aquellos procedimientos, tan escasamente exigentes en muchos casos, funcionarizaron a un importante sector de viejos penenes que con el tiempo, han terminado por asumir un considerable protagonismo en determinados ámbitos de nuestra Universidad.

Porque buena parte de ese sector, una vez alcanzada la estabilidad laboral, aplicó buena parte de sus energías a otros fines, transformándose la política institucional en su nuevo objeto del deseo. Aprovechando unas modificaciones en la normativa que permitían un acceso en principio más democrático a los cargos, el grueso de los mismos pasaron a ser ocupados por miembros del mencionado sector, caracterizados -salvo honrosísimas excepciones- por su escasa excelencia académica. Surgió de esta manera una casta de profesionales del cargo, que ha venido detentando los espacios de poder universitario en las últimas décadas.

Lo ha venido haciendo, todo hay que decirlo, ante la indiferencia, cuando no la displicencia, de esos otros colegas efectivamente interesados en la investigación y la docencia, que prefirieron el estudio y el trabajo con sus respectivos equipos y estudiantes a la burocracia y a la querella política doméstica. Sin duda, también les corresponde a ellos una cuota de responsabilidad por lo que ha terminado sucediendo. Y es que el poder académico, en gran parte irrelevante durante muchos años, de pronto se ha convertido en un espacio determinante, en la medida en que permite intervenir de manera directa en las transformaciones a las que nuestra Universidad viene obligada en este momento por Bolonia.

No pretendo abrir aquí un debate sobre la meritocracia o sobre la democracia censitaria, pero constato que, en contra de lo que a primera vista podría parecer (y resultaría deseable), la presunta democratización en el acceso a los cargos ha provocado la generalización de procedimientos dudosamente democráticos, lo que en el caso de la elaboración de los nuevos planes de estudio se ha concretado en la designación, por parte de las autoridades académicas, de comisiones pretendidamente técnicas que terminaban decidiendo acerca de cuestiones de contenido a uña de caballo, eliminando asignaturas y proponiendo otras nuevas, sin dar ocasión a que tuviera lugar un debate abierto, en el que pudieran participar todos los sectores afectados. Esto, sucedido en diversas facultades de mi Universidad (y doy por descontado que en otras Universidades españolas), está señalando lo que bien pudiéramos denominar una inquietante incapacidad de la Universidad para gobernarse a sí misma. Cosa que en modo alguno debe de ser interpretada como un cuestionamiento por mi parte del principio general según el cual el gobierno de la Universidad deba basarse en su legitimación y control por parte de la comunidad universitaria, sino precisamente como la denuncia del incumplimiento perverso de dicho principio por parte de algunos.

Es probable que Bolonia no sea la solución, pero tampoco está claro que sea el principal problema. Al igual que tampoco creo que éste sea la proliferación de pequeñas universidades, que, como se señalaba en una reciente carta al director de este periódico, habría "multiplicado la mediocridad": a fin de cuentas, nada obligaba a reclutar profesores mediocres en ellas (si hemos de aceptar el diagnóstico del corresponsal). Es posible también que en dichos centros sobrevivan también "catedráticos mandarines", que propician, con su poder autista, la imagen de los departamentos universitarios como reinos de taifas. Pero me parece aún más cierto que en las grandes, como en la que yo trabajo, el problema que revela la situación descrita en el párrafo anterior es de toda otra naturaleza. Naturaleza que, para terminar, me permitirán que resuma en términos de pregunta (un tanto vertical, he de reconocerlo): ¿tiene sentido que los que menos se han dedicado a las tareas más específicamente relacionadas con el conocimiento prescriban a los demás lo que tienen que saber? O, yendo a la raíz del asunto, ¿es de recibo (muy especialmente a la luz de todo lo que se está viendo) que la excelencia no sea un elemento relevante para el acceso a los diferentes niveles de responsabilidad institucional?
(El País, 1/12/08)





33 años después...

Justo a los treinta y tres años de la muerte del dictador, que se cumplen mañana, el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, dicta un Auto (ver aquí) por el que declara extinguida la responsabilidad penal de Francisco Franco y otros militares españoles y jerarcas del régimen franquista, habida cuenta de la constatación de su fallecimiento. En dicho Auto, el juez se inhibe en favor de los tribunales territoriales ordinarios para que sea en estos, y según corresponda en cada lugar, donde se realicen las investigaciones conducentes a la identificación y recuperación de los cadáveres de las personas "desaparecidas" con motivo de la represión consecuente a la rebelión militar encabezada por Franco en 1936.

Contra la opinión y el desencanto de muchos, pienso que el juez Garzón ha hecho lo que debía y podía: dejar la responsabilidad en manos de quien tiene la potestad de impulsar la investigación, que no es otro que el gobierno. La cuestión, ahora, es ver si el gobierno de España va a estar a la altura de lo que se espera de él por parte de las asociaciones de víctimas y desaparecidos por la represión franquista. Las palabras del ministro del Interior esta mañana en la Cadena SER daban la impresión de que lo van a hacer, pero la verdad es que corren malos tiempos, para la lírica y para bastantes más cosas... El editorial del diario El País de hoy, parece reflejar también esa misma opinión (pueden leerlo aquí). Y el Auto del juez Garzón en el enlace resaltado al comienzo de este comentario. Espero que sepan perdonarme mi inocultable escepticismo, que no es otra cosa que un optimismo voluntarista trufado por la experiencia... Hoy no tengo uno de mis mejores días, y eso se me nota. Sean felices a pesar de todo. Tamaragua. (HArendt)





http://www.eitb24.com/archivos/imagenes/eitb24/politica/2008/02/09/El-juez-Baltasar-Garzon-2008020917045903hg2.jpg
El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón




viernes, 14 de noviembre de 2008

Bolonia: ¿Alea iacta est?

Bolonia es una bella y antigua ciudad del norte de Italia, situada a las faldas de los Apeninos, y capital de la Región de Emilia-Romaña. Cuenta con una población muy similar a la de Las Palmas de Gran Canaria (374.000 habitantes) y con la Universidad más antigua de toda Europa occidental.

Creada en el año 1088, entre sus estudiantes han figurado personajes de la talla de Dante, Petrarca, Thomas Becket, Erasmo de Rotterdam o Nicolás Copérnico. En el Colegio de San Clemente de los Españoles, en Bolonia, creado en 1369, aún en funcionamiento y mantenido por el gobierno de España, estudió entre otros Antonio de Nebrija.

Quizá fue por todo lo anterior que en 1999 los ministros de Educación y Universidades de toda Europa se reunieron para acordar la iniciación de un proceso de desarrollo que, en 2010 como máximo, condujera a la implantación efectiva de un Espacio Europeo de Educación Superior. Es el proceso conocido popularmente con el nombre de Declaración de Bolonia.

Mal comprendido y peor explicado, el proceso de convergencia de las universidades españolas en el Espacio Europeo de Educación Superior, a punto de culminar, no ha gozado de buena prensa, recibiendo acusaciones muy duras de "mercantilizar" la enseñanza superior, acabar con la universidad pública, rebajar sus niveles de formación a los de una FP elitista, condenar al ostracismo a las enseñanzas de Humanidades, y un etcéterá muy muy largo. En la rotunda oposición a la Declaración de Bolonia, sus detractores han contado con la entusiasta colaboración de buen número de estudiantes universitarios, futuros alumnos (aún en Secundaria), y también, como no, de profesores y claustros de Facultades universitarias...

¿Está echada, para mal, la suerte de la universidad española? A mi me da la impresión, después de muchos años de relación con ella, que hay bastante de exageración en la crítica de los medios, de ignorancia en la de los estudiantes y de intereses no sólo académicos en la de buen número de profesores.

Ayer se echaron a la calle miles de estudiantes, en Madrid y otras capitales españolas, para oponerse a la implantación del EEES en España. Lo recogía El País en su información general. Complemento la información con sendos artículos de opinión, a favor y en contra, respectivamente, de dos ilustres profesores de la Universidad Complutense de Madrid, publicados por José Luis Pardo, catedrático de Filosofía, el día 10, y por Fernando J. García Selgas, catedrático de Sociología, hoy mismo.

En cualquier caso, para bien o para mal (y yo espero que para bien) como dijo Julio César al traspasar los límites del río Rubicón, "alea iacta est"... Sean felices. Tamaragua. (HArendt)




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Casco histórico de la ciudad de Bolonia




"La descomposición de la Universidad", por José Luis Pardo

El "proceso de Bolonia" pretende facilitar la incorporación de los licenciados a la sociedad. En realidad, esconde tras sus promesas un zarpazo que puede ser mortal para las estructuras de la enseñanza pública

Como sucede a menudo en política, la manera más segura de acallar toda resistencia contra un proceso regresivo y empobrecedor es exhibirlo ante la opinión pública de acuerdo con la demagógica estrategia que consiste en decirle a la gente, a propósito de tal proceso, exclusivamente lo que le agradará escuchar. Así, en el caso que nos ocupa, las autoridades encargadas de gestionar la reforma de las universidades que se está culminando en nuestro país -sea cual sea su lugar en el espectro político parlamentario- han presentado sistemáticamente este asunto como una saludable evolución al final de la cual se habrá conseguido que la práctica totalidad de los titulados superiores encuentren un empleo cualificado al acabar sus estudios, que los estudiantes puedan moverse libremente de una universidad europea a otra y que los diplomas expedidos por estas instituciones tengan la misma validez en todo el territorio de la Unión.

Una vez establecido propagandísticamente que el llamado "proceso de Bolonia" consiste en esto y solamente en esto, nada resulta más sencillo que estigmatizar a quienes tenemos reservas críticas contra ese proceso como una caterva de locos irresponsables que, ya sea por defender anacrónicos privilegios corporativistas o por pertenecer a las huestes antisistema del Doctor Maligno, quieren que siga aumentando el paro entre los licenciados y rechazan la homologación de títulos y las becas en el extranjero por pura perfidia burocrática. Vaya, pues, por adelantado que el autor de estas líneas también encuentra deseables esos objetivos así proclamados, y que si se tratase de ellos nada tendría que oponer a la presente transformación de los estudios superiores.

Sin embargo, lo que las autoridades políticas no dicen -y, seguramente, tampoco la opinión pública se muere por saberlo- es que bajo ese nombre pomposo se desarrolla en España una operación a la vez más simple y más compleja de reconversión cultural destinada a reducir drásticamente el tamaño de las universidades -y ello no por razones científicas, lo que acaso estuviera plenamente justificado, sino únicamente por motivos contables- y a someter enteramente su régimen de funcionamiento a las necesidades del mercado y a las exigencias de las empresas, futuras empleadoras de sus titulados; una operación que, por lo demás, se encuadra en el contexto generalizado de descomposición de las instituciones características del Estado social de derecho y que concuerda con otros ejemplos financieramente sangrantes de subordinación de las arcas públicas al beneficio privado a que estamos asistiendo últimamente.

Habrá muchos para quienes estas tres cosas (la disminución del espacio universitario, la desaparición de la autonomía académica frente al mercado y la liquidación del Estado social) resulten harto convenientes, pero es preferible llamar a las cosas por su nombre y no presentar como una "revolución pedagógica" o un radical y beneficioso "cambio de paradigma" lo que sólo es un ajuste duro y un zarpazo mortal para las estructuras de la enseñanza pública, así como tomar plena conciencia de las consecuencias que implican las decisiones que en este sentido se están tomando. De estas consecuencias querría destacar al menos las tres que siguen.

1. La "sociedad del conocimiento". Este sintagma, casi convertido en una marca publicitaria que designa el puerto en el que han de desembarcar las actuales reformas, esconde en su interior, por una parte, la sustitución de los contenidos cognoscitivos por sus contenedores, ya que se confunde -en un ejercicio de papanatismo simpar- la instalación de dispositivos tecnológicos de informática aplicada en todas las instituciones educativas con el progreso mismo de la ciencia, como si los ordenadores generasen espontáneamente sabiduría y no fuesen perfectamente compatibles con la estupidez, la falsedad y la mendacidad; y, por otra parte, el "conocimiento" así invocado, que ha perdido todo apellido que pudiera cualificarlo o concretarlo -como lo perdieron en su día las artes, oficios y profesiones para convertirse en lo que Marx llamaba "una gelatina de trabajo humano totalmente indiferenciado", calculable en dinero por unidad de tiempo-, es el dramático resultado de la destrucción de las articulaciones teóricas y doctrinales de la investigación científica para convertirlas en habilidades y destrezas cotizables en el mercado empresarial. La reciente adscripción de las universidades al ministerio de las empresas tecnológicas no anuncia únicamente la sustitución de la lógica del saber científico por la del beneficio empresarial en la distribución de conocimientos, sino la renuncia de los poderes públicos a dar prioridad a una enseñanza de calidad capaz de contrarrestar las consecuencias políticas de las desigualdades socioeconómicas.

2. El nuevo mercado del saber. Cuando los defensores de la "sociedad del conocimiento" (con Anthony Giddens a la cabeza) afirman que el mercado laboral del futuro requerirá una mayoría de trabajadores con educación superior, no están refiriéndose a un aumento de cualificación científica sino más bien a lo contrario, a la necesidad de rebajar la cualificación de la enseñanza superior para adaptarla a las cambiantes necesidades mercantiles; que se exija la descomposición de los saberes científicos que antes configuraban la enseñanza superior y su reducción a las competencias requeridas en cada caso por el mercado de trabajo, y que además se destine a los individuos a proseguir esta "educación superior" a lo largo de toda su vida laboral es algo ya de por sí suficientemente expresivo: solamente una mano de obra (o de "conocimiento") completamente descualificada necesita una permanente recualificación, y sólo ella es apta -es decir, lo suficientemente inepta- para recibirla. Acaso por ello la nueva enseñanza universitaria empieza ya a denominarse "educación postsecundaria", es decir, una continuación indefinida de la enseñanza media (cosa especialmente preocupante en este país, en donde la reforma universitaria está siguiendo los mismos principios seudopedagógicos que han hecho de la educación secundaria el conocido desastre en que hoy está convertida): como confiesa el propio Giddens, la enseñanza superior va perdiendo, como profesión, el atractivo que en otro tiempo tuvo para algunos jóvenes de su generación, frente a otros empleos en la industria o la banca; y lo va perdiendo en la medida en que el profesorado universitario se va convirtiendo en un subsector de la "producción de conocimientos" para la industria y la banca.

3. El ocaso de los estudios superiores. No es de extrañar, por ello, que el "proceso" -de un modo genuinamente autóctono que ya no puede escudarse en instancias "europeas"- culmine en el atentado contra la profesión de profesor de bachillerato que denunciaba el pasado 3 de noviembre el Manifiesto publicado en este mismo periódico: reconociendo implícitamente el fracaso antes incluso de su implantación, la administración educativa admite que los nuevos títulos no capacitan a los egresados para la docencia, salida profesional casi exclusiva de los estudiantes de humanidades; pero, en lugar de complementarlos mediante unos conocimientos avanzados que paliarían el déficit de los contenidos científicos recortados, sustituye estos por un curso de orientación psicopedagógica que condena a los profesores y alumnos de secundaria a la indigencia intelectual y supone la desaparición a medio plazo de los estudios universitarios superiores en humanidades, ya que quienes necesitarían cursarlos se verán empujados por la necesidad a renunciar a ellos a favor del cursillo pedagógico.

Todos los que trabajamos en ella sabemos que la universidad española necesita urgentemente una reforma que ataje sus muchos males, pero no es eso lo que ahora estamos haciendo, entre otras cosas porque nadie se ha molestado en hacer de ellos un verdadero diagnóstico. Lo único que por ahora estamos haciendo, bajo una vaga e incontrastable promesa de competitividad futura, es destruir, abaratar y desmontar lo que había, introducir en la universidad el mismo malestar y desánimo que reinan en los institutos de secundaria, y ello sin ninguna idea rectora de cuál pueda ser el modelo al que nos estamos desplazando, porque seguramente no hay tal cosa, a menos que la pobreza cultural y la degradación del conocimiento en mercancía sean para alguien un modelo a imitar. (El País, 10/11/08)





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Estudiantes españoles se manifiestan contra el "Proceso de Bolonia"




"Miles de estudiantes salen a la calle contra el Plan Bolonia" (Agencias)

Más de 10.000 personas se manifiestan en Madrid contra el proyecto de reforma de la educación superior europea.

Miles de estudiantes, unos 10.000 según fuentes policiales, se han manifestado hoy en en el centro de la capital para unirse a la huelga general convocada y mostrar su rechazo al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), conocido popularmente como Plan Bolonia, y que, entre otros puntos, recoge la desaparición de algunas carreras como las Filologías. Con una pancarta bajo el lema de En defensa de la Educación Pública. Que la crisis la paguen los capitalistas, la manifestación ha comenzado alrededor de las 12.00 horas en la Plaza de Colón con la intención de ir abriéndose paso por el carril izquierdo del paseo de Recoletos hasta llegar al Ministerio de Educación, situado en la calle Alcalá.

La marcha es la segunda en lo que va de curso y repite el recorrido habitual de las manifestaciones de estudiantes anteriores. A pesar de que el tema de las universidades es competencia del Ministerio de Ciencia e Innovación, el departamento dirigido por Mercedes Cabreras siempre ha sido el punto final de las concentraciones reivindicativas de la Educación.

Un portavoz de la coordinadora de estudiantes de las universidades públicas de Madrid, Javier Galán Blanco, ha explicado a la prensa que el "proceso de Bolonia" implica la desaparición de carreras, sobre todo las que tengan un escaso número de alumnos, e incorporar unos máster oficiales no subvencionados por el Estado. Esos máster alcanzarán precios de entre "1.500 y 13.000 euros, mientras que los actuales estaban entre los 600 y 1.500", ha precisado. De esta forma, no todos los estudiantes van a poder acceder a una formación de calidad y completa, pues muchos se tendrán que conformar con el grado de cuatro años, "que no permite investigar, sólo el ejercicio profesional". "Crean obreros megacualificados, pero no intelectuales, que es para lo que se ha creado la universidad", ha advertido.

También ha asegurado que Bolonia significa que la universidad pública comience a financiarse por sí misma, es decir a través de empresas privadas. Esto amenaza la pervivencia de carreras de letras como Filosofía o Historia "porque no interesan", incluso de ciencias como Biología o Químicas, ha insistido.

El secretario general del Sindicato de Estudiantes, Juanjo López, ha indicado que los jóvenes han salido hoy a la calle para luchar "en defensa de la educación pública, para que no se privatice, porque es lo que se están haciendo en todas las etapas: Infantil, Secundaria, Formación Profesional y Universidad". "El Plan Bolonia implicará la privatización de la universidad, el darla a las grandes empresas para echar a los hijos de los trabajadores de estos estudios", ha denunciado López, y ha explicado que el plan europeo sólo recogerá títulos superiores "para aquellos que tengan 3.000 euros en el banco, los retengan y los puedan costear".

"Nos han cortado la cabeza". La presencia de estudiantes de distintas facultades dieron muestra de distintas maneras de manifestación. Así, un grupo de estudiantes de Bellas Artes idearon un disfraz de cartas de póquer para simular a los naipes de la baraja que en el cuento de 'Alicia en el País de las Maravillas' les cortan la cabeza. "El Plan Bolonia nos ha cortado la cabeza", ha apuntado una estudiante mientras que al ritmo de los timbales se unía al coro de voces que clamaban "¡Izquierda, Izquierda, Bolonia a la mierda!". Sin embargo, hubo cánticos para todas las administraciones porque entre algún cartel de "Entérate ZP, existe FP", había otros con 'Aguirre no tiene educación' o 'Escuelas clasistas dividen a la ciudadanía'.

Por parte de la Asamblea de Estudiantes contra el Plan Bolonia, que llevan desde el pasado viernes organizando encuentros por varias facultades de la Comunidad, David, uno de sus integrantes, ha asegurado que "están contentos con la participación" y que el trabajo de los estudiantes "es cada vez más fuerte". Estos días se han "encerrado" centenares de estudiantes con la intención de trabajar en equipo y buscar soluciones al problema que, según ellos, plantea el nuevo Espacio Europeo. "Estamos intentando crear un tejido social y educativo, que haga avanzar nuestras reivindicaciones", añadió en relación a sus 'huelgas a la japonesa', donde se concentran para "no parar de trabajar".

"Sobre todo, queremos llevar nuestra denuncia de que somos la mayoría los que denunciamos este Plan, se hizo un referéndum y ha salido que los estudiantes no lo quieren. Tenemos que poner la realidad sobre la mesa", ha agregado.

Manifestaciones similares se han convocado en otras ciudades en coincidencia con una jornada de huelga de estudiantes en las enseñanzas medias y universitarias. (El País, 13/11/08)





http://www.arqhys.com/arquitectura/imagenes/Universidad%20de%20Bolonia.jpg
Escudo de la Universidad de Bolonia





"Matices sobre el 'proceso Bolonia'", por Fernando J. García Selgas

Creo que el alarmado artículo del profesor Pardo (publicado en EL PAÍS el 10 de noviembre) mezcla acertados diagnósticos con afirmaciones no justificadas, que requieren ser matizadas. Me voy a centrar en la más desafortunada, aquella que imputa al proceso de Bolonia la vigente descomposición de la Universidad española, cuando su efecto en las universidades británicas, francesas o alemanas no está siendo ése. Si no nos dejamos avasallar por el griterío que nos rodea o por la urgencia que nos gobierna, es fácil reconocer que esa descomposición es más bien efecto de un largo proceso en el que podemos destacar tres hitos consecutivos.

Primero, la resistencia a abandonar los viejos hábitos de los mandarinatos o de la exclusividad de la clase magistral. Segundo, el café para todos de la España autonómica, que llevó una universidad no a cada autonomía, sino a cada provincia, multiplicando la mediocridad. Tercero, la incapacidad de nuestros gobernantes para homologar la estructura de nuestros estudios universitarios con el resto de la Unión Europea, al establecer grados de cuatro años y másteres de un año (en lugar del 3+2), lo que ha imposibilitado encarrilar a esa mayoría de pequeñas universidades hacia el cumplimiento de los objetivos de Bolonia (movilidad, equivalencia y empleabilidad en toda la Unión Europea) y ha minimizando el tiempo dedicado a la docencia especializada y profunda del posgrado.

Tan propagandista y maniqueo es desacreditar a los críticos con el proceso de Bolonia como convertirlo en chivo expiatorio de la incapacidad de nuestros gobernantes y el conservadurismo de nuestros colegas. (El País, 14/11/08)




http://www.delcastellano.com/wp-content/2008/05/cesar-rubicon.jpg
Julio César cruzando el Rubicón





martes, 11 de noviembre de 2008

La "Noche de los Cristales": 70 Aniversario

Ayer, 10 de noviembre, se cumplieron 70 años justos del inicio de lo que acabaría convirtiéndose en el Holocausto, la "Shoah", el exterminio sistemático y premeditado de los judíos de Alemania y Europa por el régimen nazi. La atrocidad fue de tal calibre que ninguna de las realizadas posteriormente por régimen, estado, nación u hombre alguno, y las ha habido de todos los colores y calibres, le resulta equiparable. Fue la llamada por los historiadores "La Noche de los Cristales". Lo recuerda hoy en un interesante artículo de El País titulado "La España en guerra ante la Kristallnacht", que reproduzco más adelante, el profesor de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid Alejandro Baer, .

El artículo del profesor Baer se centra en explicar la diferente actitud que mostraron ante los hechos que se relatan el gobierno y la prensa de la zona republicana, por un lado, y el gobierno y la prensa de la zona nacional, por otro. La primera, condenándolo con energía y rotundidad; la segunda, amparándolo y justificándolo.

Pero a mi lo que más me ha llamado la atención del artículo es la afirmación, que comparto, de que "los enraizados prejuicios y estereotipos antisemitas, con que se prodigaron en noviembre de 1938 quienes finalmente vencieron la Guerra Civil, han perdurado durante décadas - y que- sus resabios y ramificaciones forman parte de nuestro presente". ¿Acaso le cabía a alguien duda de ello? No me atrevería yo a afirmar rotundamente que la mayoría de la sociedad española sea racista; desde luego, arraigados prejuicios antisemitas si que tiene. Y en lo que discrepo del profesor Baer es que provengan del régimen franquista... Tengo la impresión de que son bastante más antiguos.

Hay un libro espléndido y admirable del filólogo e historiador Américo Castro titulado "España en su historia: cristianos, moros y judíos" (Círculo de Lectores, Barcelona, 1989), que explicita ese eterno tema de discusión académica nacional sobre que es el "Ser de España". Castro, contra la opinión de otros eminentes historiadores españoles como Claudio Sánchez Albornoz, con el que polemizó duramente sobre ello, se inclina por la tesis del mestizaje entre cristianos, moros y judíos, como característica definitoria del "ser nacional español". Es por ello por lo que al inicio del capítulo X de su libro afirma con rotundidad: "La historia del resto de Europa puede entenderse sin necesidad de situar a los judíos en un primer término; la de España, no. La función primordial y decisiva de los hispano-hebreos es indisoluble, a su vez, de la circunstancia de haber vivido articulados prietamente con la historia hispano-musulmana."

Como atestigua mi apellido paterno y el escudo de armas familiar (se dice en él que "probó" su hidalguía, lo que significa que había dudas sobre la pureza de su sangre...) soy descendiente de conversos. Como lo fueron innumerables españoles tales como el propio rey Fernando el Católico; los escritores Juan de Mena, Fernando de Rojas, fray Luis de León, Mateo Alemán, Hernando del Pulgar, Jorge de Montemayor y el mismo Miguel de Cervantes; los místicos (y santos) Teresa de Jesús y Juan de la Cruz; el teólogo Juan de Torquemada; el médico y científico Miguel Servet; los filósofos Juan Luis Vives, Francisco Sánchez y Benito Espinosa... La lista es interminable y espléndida.

Decir ahora que el antisemitismo español, según algunos especialistas el más arraigado de Europa, es producto del franquismo, o de la confrontación israelí-palestina actual, me parece como poco, quedarse un poco cortos... Sean felices a pesar de todo. Tamaragua. (HArendt)





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"La España en guerra ante la 'Kristallnacht'", por Alejandro Baer


Kristallnacht, Noche de los Cristales, es el término con el que ha pasado a la historia el pogromo antisemita organizado por el régimen nazi en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938. La destrucción de cientos de sinagogas, saqueos, asesinatos y decenas de miles de arrestos y traslados a campos de concentración conforman el fatal balance de las acciones que tuvieron lugar en Alemania y Austria hace 70 años, y que dan comienzo al periodo hoy definido como el Holocausto.

En noviembre de 1938 España atraviesa la última etapa de la Guerra Civil, que se va definiendo de manera ya prácticamente irreversible a favor del bando nacional. El hambre, la destrucción y las noticias del frente que protagonizaban la vida en las dos Españas pueden hacer suponer que los infortunios que sufrieron los judíos alemanes por esas fechas no tendrían apenas repercusión en los medios españoles. Pero no es el caso. Los diarios se hicieron eco de los sucesos de Alemania, desde el atentado contra el diplomático alemán Von Rath en París por un joven judío polaco -que ofreció la excusa al régimen de Hitler para iniciar el pogromo-, hasta las reacciones internacionales a las acciones y medidas antisemitas. La percepción y representación de estos hechos en España se inscribe en un contexto político y cultural condicionado, por un lado, por la imagen estereotipada del judío -que emerge con nitidez durante la República en el ideario conservador y católico- y, por otro, por los acontecimientos de la guerra de España y, en especial, el vínculo entre los fascismos italiano y alemán con Franco.

La prensa de la zona nacional dio las noticias justificando las acciones antijudías, reproduciendo la versión antisemita de la propaganda alemana y ofreciendo también su propia interpretación, a partir del ancestral antijudaísmo de raíz católica. El atentado contra Von Rath del 7 de noviembre es presentado como fruto de una conspiración internacional judía contra Alemania: "Se trata de un crimen evidentemente político, fraguado por las organizaciones judías" titulaba, por ejemplo, La Gaceta del Norte el 9 de noviembre. El diario El Pensamiento Navarro titulaba en primera página el 11 de noviembre: "Los judíos envenenan las relaciones entre los pueblos", y describían los ataques como "acciones espontáneas contra los judíos". Respecto a las disposiciones que dicta el Gobierno alemán separando a los judíos de la economía nacional, el diario gallego El Progreso reproducía directamente las fuentes alemanas: "El judaísmo ha logrado acabar con la paciencia del pueblo alemán, siendo ya hora de que se den cuenta de cómo sabe reaccionar contra tales ataques". Ideal, de Granada, titula en portada el 13 de noviembre: "Alemania adopta medidas enérgicas contra los hebreos. Es un aviso claro para el judaísmo internacional, para que no vuelva a atentar contra un alemán". En esta misma línea también el diario Amanecer, de Zaragoza, señalaba el 11 de noviembre que "nadie debería sorprenderse por las medidas adoptadas por Alemania para defenderse", y se refería a las acciones anti-judías como "merecido castigo" para aquellos que "habían lanzado una ignominiosa campaña contra Alemania". Las noticias son también encuadradas mediante los mitos antisemitas que florecieron durante la República y la Guerra Civil. "Ese es el gran enemigo de la España de Franco: el judaísmo internacional que desde hace muchos años ha visto en nuestra patria presa segura de la política de turbulencias y castradoras concesiones que inauguró el 14 de abril" (Ideal, Granada, 25 de noviembre de 1938). En conjunto y con ocasión de los acontecimientos de noviembre de 1938, las diferencias entre los periódicos son más de matiz que de fondo, y se caracterizan por un discurso marcadamente antisemita.

La prensa republicana, por el contrario, reaccionó condenando con firmeza las acciones nazis y expresando solidaridad, e incluso identificación con los perseguidos. La Vanguardia titula el 11 de noviembre a cuatro columnas "En Alemania se ha desatado la fobia antisemita", y señala a continuación que "las turbas han incendiado todas las sinagogas de Berlín y saqueado las tiendas y domicilios particulares de los israelitas, cometiendo actos de verdadero vandalismo". El día 13 de noviembre los diarios de Madrid y Barcelona informan con detalle sobre lo sucedido. "Aumenta la indignación en todo el mundo por los actos de violencia de Alemania", titula La Vanguardia. Con el encabezamiento "El pogrom nazi", el Abc de Madrid, entonces en manos republicanas, dará comienzo a una serie de informaciones sobre las acciones de la noche del 9 al 10 de noviembre, la reacción internacional que provocaron, así como sobre los decretos que continuaron a los atentados y que fomentaron la creciente arianización y separación de los judíos de la vida económica de Alemania. Igualmente, el Abc publica noticias que desmienten el carácter espontáneo del pogromo, menciona "brutales métodos hitlerianos" e "inconcebibles decretos antisemitas de Goebbels". Aparecen también por vez primera los nombres de los campos de concentración nazis de Mauthausen y Buchenwald. El diario, editado en Alicante, Fragua Social, órgano de la CNT, se refiere al atentado contra Von Rath como "un acto de justicia realizado por un israelita" (9 de noviembre de 1938), y en los días siguientes publica titulares como "Se ha desatado en toda Alemania una furiosa ola de barbarie antisemita. Incendios, saqueos y otros excesos" o "Todas las conquistas del derecho y de la civilización han quedado sepultadas bajo el régimen despótico de la barbarie nazi". Igualmente se interpretan las acciones nazis en el contexto internacional, el de las concesiones al totalitarismo nazi, que afectaban también a la República española: "Sin la claudicación de Múnich, la bestia nazi no se hubiera atrevido a los actos de barbarie que comete contra los judíos" (Fragua Social, 12 de noviembre).

Finalmente, merece ser destacada la nota de condena a las acciones nazis que hace pública el Gobierno republicano tras una reunión del Consejo de Ministros en Barcelona el 16 de noviembre de 1938. La comunicación, reproducida de forma íntegra por los diarios republicanos un día más tarde, subrayaba que "los responsables de estos crímenes son los mismos promotores de la propaganda calumniosa que a partir de julio de 1936 se ha venido haciendo contra España y su gobierno", y que España, "dolorida ante el agravio de la dignidad humana que significa la afrenta de los nefandos pogromos de la Alemania nazi" prestaría, una vez terminada la guerra y dentro de los límites de sus posibilidades, "cobijo a cuantos perseguidos por su origen, ideas políticas o religiosas", quisieran venir a España. En contraste, esta misma noticia es recogida por el Abc nacional, el de Sevilla, en una columna titulada "Ecos y fichas de la criminalidad roja" el 18 de noviembre de 1938. En ella se expresa que, "además de acoger en su suelo a toda la hez de las brigadas internacionales", el gobierno de la República "dará la máxima facilidad a todos los judíos que quieran trasladarse a la España roja (...) Con esta ley se prepara la invasión de España roja por el judaísmo internacional".

Barcelona caería en manos de Franco apenas dos meses más tarde, y a finales de marzo de 1939 las tropas nacionales entraban en Madrid, donde el Generalísimo daría el 1 de abril su conocido último parte oficial de la guerra.

Se suele decir respecto a la relación entre historia y sociología que la primera sin la segunda está ciega y que la segunda sin la primera está vacía. Esto es lo que nos suele recordar Reyes Mate cuando insiste, con Walter Benjamin, que el presente puede ser iluminado en un instante a través de la fuerza fugaz de un pasado olvidado. Al volver la mirada a la representación de la Noche de los Cristales en los medios de la época descubrimos que estos hechos también nos conciernen en España. Por un lado, republicanos españoles y judíos europeos -muy especialmente aquellos que se alistaron en la Brigadas Internacionales- reconocieron entonces que sus destinos estaban entrelazados. Por otro, los enraizados prejuicios y estereotipos antisemitas, con que se prodigaron en noviembre de 1938 quienes finalmente vencieron la Guerra Civil, han perdurado durante décadas. Sus resabios y ramificaciones forman parte de nuestro presente. (El País, 11/11/08)





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lunes, 10 de noviembre de 2008

Realidades y percepciones

A conejo ido, palos a la madriguera..., dice el refrán (sabiduría popular). Y a posteriori del hecho insólito, todo es predecible... Esto último lo dice el profesor español Pere Estupinyà, becario del Instituto Tecnológico de Massachussets y de la Universidad de Harvard, en Cambridge (USA), en su magnífico blog, "Apuntes científicos desde el MIT", que sigo todos los días con delectación, para explicar, entre otras muchas cosas, porqué se equivocan los expertos en sus, presuntamente infalibes predicciones y porqué los humanos cometemos errores de percepción y de apreciación de la realidad... Lo reproduzco al final de este comentario, pero les aconsejo que no desperdicien la oportunidad de leerle cada día. Merece la pena. Y de paso, disfruten de la viñeta diaria de Romeu y sus compañeros en El País. Una nota de humor, ayuda... Si no, que se lo pregunten a la irremplazable concejala nacionalista en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Esther Sarraute, cuya respuesta a la pregunta de la oposición sobre las ONG dependientes del Ayuntamiento ha dado la vuelta al mundo, al menos al de habla hispana... Sean felices. Tamaragua. (HArendt)



















Otoño en el jardín de casa (Maspalomas, Gran Canaria)





"Apuntes científicos desde el MIT: Tu compañero ideal para ligar...", por Pere Estupinyà

… debe parecerse físicamente a ti, pero ser un poquito más feo. De esta manera, según explicó durante una conferencia el experto en Behavioral Economics Dan Ariely , las chicas del local te percibirán inconscientemente más atractivo que si fueras acompañado de alguien con un aspecto o estilo totalmente diferente al tuyo.

Dan Ariely mostró a sus alumn@s del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) las fotografías de dos caras de características similares, acompañadas de la imagen un poco distorsionada de una de ellas. Cuando se les pidió escoger quien les parecía más atractivo, la mayoría de alumnos escogió la versión intacta de la cara que había sido desfigurada.

Cuando repitió el experimento con un nuevo grupo de alumnos distorsionando el otro rostro, la mayoría consideró que esa persona era la más apuesta. Ariely concluyó que la clave para ganar unos puntos de interés no es ir acompañado de una persona menos atractiva que tú, lo más importante es que además de serlo, se parezca a ti.

Quizás porque sobre gustos no hay nada escrito, Ariely realizó un nuevo experimento preguntando a un grupo amplio de personas si preferían como regalo: 1- tres noches de hotel en París con desayuno incluido, 2- tres noches de hotel en Roma con desayuno incluido, o 3- tres noches de hotel en Roma sin desayuno incluido. La tercera opción parece del todo irrelevante, pero cuando después la sustituyó por "tres noches de hotel en París sin desayuno incluido", la proporción de gente que se inclinó por la capital francesa aumentó considerablemente respecto al primer caso.

Los alumnos a los que Dan Ariely enseña lo irracionales que somos en la toma de decisiones son estudiantes de economía, y claro, para ellos estos engaños sistemáticos de la percepción no se quedan en una simple curiosidad. Hay mil maneras de explotarlos en técnicas de marketing; desde el menú en un restaurante, la distribución de productos en una tienda, o las subscripciones a revistas.

Hace ya bastante tiempo Ariely descubrió que en el apartado de subscripciones del Economist había las siguientes opciones: a) suscripción de un año al economist.com con acceso online a todos los artículos desde 1997: $59; b) suscripción de un año a la versión impresa del economist: $125; c) suscripción de un año a la versión impresa del economist con acceso online a todos los artículos desde 1997: $125. ¿absurdo? Cuando preguntó a un centenar de sus alumnos qué opción contratarían el 16% escogió la primera, el 84% la tercera, y evidentemente ninguno la segunda. Pues bien, cuando eliminó esa alternativa y pidió a otros 100 alumnos que eligieran sólo entre la a) y la c), los porcentajes se invirtieron drásticamente: el 62% optó por la primera y el 32% por la tercera.

Los economistas pueden tener parte de razón al considerar que tienen nuestras decisiones en sus manos, pero que no vayan de listillos, a pesar de creerse expertos ellos también se equivocan sistemáticamente en su propio campo de experiencia.
De hecho Ariely se pasó de la psicología a la economía conductual (behavioral economics) tras una explosión en Israel que quemó el 70% de su cuerpo. Él explica que lo peor para los afectados por quemaduras es la dolorosa retirada de los vendajes. Cada día durante los 6 meses que pasó en el hospital las enfermeras pasaban una hora quitándole vendas adheridas a su carne. Lo hacían empezando por los pies y subiendo hacia la cabeza, y con tirones rápidos, porque decían que esa era la mejor manera de minimizar el dolor. Ariely tenía sus dudas de que fuera el mejor método, pero como ellas eran las expertas asumía que tenían razón. Sin embargo, al salir del hospital pasó un tiempo documentándose y… se dio cuenta que las enfermeras estaban equivocadas! En realidad era mejor quitar las vendas poco a poco, empezando por una zona más dolorosa como la cabeza y terminando por los pies. ¿Cómo podía ser que unas profesionales con tanta experiencia, y que en teoría eran expertas en esa tarea estuvieran equivocadas? Y lo que más le intrigaba: ¿pasaría lo mismo con otros grupos de expertos? ¿se estarían tomando en campos todavía más trascendentes decisiones sistemáticamente erróneas, que el resto asumiríamos como correctas siguiendo el principio de autoridad? En ese momento empezaron las investigaciones de Dan Ariely en behavioral economics, que demostraron que lamentablemente eso ocurría de manera frecuente en muchos campos, incluido el de los mercados financieros.

No puedo evitar citar aquí un ejemplo personal, a sabiendas que los casos concretos no tienen porqué representar una tendencia generalizada. Hace poco más de dos años un buen amigo y asesor en un banco organizó mis ahorros: un porcentaje en la cuenta corriente, otro a plazo fijo, y otro en estas acciones de bolsa que yo te recomiendo. "ok, tu mandas…". A los 6 meses me dice: "mira, tus acciones han ganado tanto, ahora las vendemos y compramos estas que están a 17 euros la acción, y se prevé que suban hasta 19". "Ok, tú eres el experto…". Pero a los dos meses las acciones estaban a 16: "no te preocupes", me dijo. Al poco bajaron a 15: "oye, que yo miro la gráfica esta y va bajando, no deberíamos vender? las acciones son de un baco, y con todo esto de la burbuja inmobiliaria ¿seguro que no…?". "no te preocupes, los bancos son inversiones de poco riesgo" . 14, 13… "te lo dije! ¿no bajarán más?", "espera que pregunto a los expertos… (…) mira, me han dicho que tranquilo, que es un valor seguro y recuperará". Hace 3 meses, antes del estallido de la crisis, estaban oscilando entre 10 y 9 euros la acción.

Como las enfermeras de Ariely, mi amigo y los "expertos" a los que consultó estaban equivocados. Todos "sabían" que vender no era la opción correcta, pero "saber" quería decir "hacer caso de lo que dicen los que saben más", y esto (que es lo mismo que yo hice), en economía también se llama efecto cascada de la información, y es uno de los varios factores irracionales que contribuyen a la ineficiencia de los mercados y la aparición de burbujas.

No pretendo dármelas de más visionario que los asesores del banco, pero yo tuve una mala intuición (como Ariely con los vendajes) ¿por qué ellos no? O si la tuvieron, ¿por qué no hicieron caso de ella? Por otra trampa de nuestra mente: cuando tomamos una decisión compleja de manera irrevocable, tendemos luego a ver los aspectos que la refuerzan en lugar de los que la contradicen. Y además, cuanto más experto eres en un asunto determinado, más te cuesta aceptar algo que contradiga los pilares de tus creencias.

A posteriori del hecho insólito, como diría Nassim Nicholas Taleb , todo es predecible, y los analistas del banco de mi amigo seguro que saben explicar perfectamente porqué he perdido una pasta en la inversión.

Estoy de acuerdo que este caso concreto se puede revocar por varios sitios, pero muchos investigadores en finanzas conductuales (behavioral finances –lo mismo que economics pero a escala de mercados en lugar de individual) están poniendo de manifiesto el papel que los pánicos, los rumores, o las ventas precipitadas juegan en las crisis económicas a gran escala. La expresión "los mercados se rigen por sentimientos" hace referencia a las decisiones irracionales que a menudo toman los líderes, inversores o directivos con acceso a la mejor información objetiva posible.

Como explica David Brooks en el NYT, el problema es que de los 4 pasos que se necesitan para tomar una decisión (1-percibir la situación, 2- imaginar posibles formas de actuar, 3- calcular cuál es la mejor, y 4- realizar la acción), los economistas clásicos consideran que la 3) es la más relevante, mientras que los psicólogos trabajando en behavioral economics están demostrando que la 1), la manera como primero percibes la situación, tiene un peso descomunal. Y existen engaños de la percepción específicos tanto para neófitos como para expertos.

Lo más importante, y de aquí el título "predictably irrational " (irracionales predecibles) del libro de Dan Ariely, es que estos errores no son aleatorios sino sistemáticos. Hay una serie de maneras de equivocarnos que se repiten continuamente, y en teoría, si somos conscientes de ellas, deberíamos poder evitarlas…





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Romeu (El País, 06/11/08)





jueves, 6 de noviembre de 2008

"Sí, podemos"

Las imágenes de este 4 de noviembre se me van a quedar en la retina por mucho tiempo. Mis 62 años de vida me han hecho pasivo protagonista de algunos avatares históricos. El primero (los cito por estricto orden cronológico), al que no pude asistir ni puedo recordar, el de mi concepción, pues si la Madre Naturaleza fue exacta en sus previsiones, lo fui el 8 de mayo de 1945: exactamente el día que terminaba la II Guerra Mundial en Europa. El segundo, la toma de posesión de John F. Kennedy como presidente de los Estados Unidos de América, el 20 de enero de 1961. El tercero, su asesinato en Dallas, va a hacer 45 años dentro de unos días. El cuarto, la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969. El quinto, el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. El sexto, los atentados en Madrid del 11 de marzo de 2004. Y algunos más, evidentemente, que no cito aunque los recuerdo. El último, la alegría desbordada de buena parte de la población del mundo por la victoria de Barack Obama en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América de 2008.

Su discurso es una magnífica pieza de oratoria política, dicho sin papeles, con serenidad contenida. A mi me ha recordado enormemente el de toma de posesión de John F. Kennedy como presidente. Lo he buscado en Google, y aquí pueden leerlo y compararlo con el de Barack Obama de antesdeayer noche en Chicago. Habrá que esperar al de su toma de posesión, que, evidentemente, será mucho más elaborado. Estoy deseando escucharlo... En todo caso, agradezco a la diosa Fortuna que me haya proporcionado la oportunidad de ver y disfrutar de este 4 de noviembre de 2008. Sean felices a pesar de la que está cayendo... Nos merecemos la esperanza. Tamaragua. (HArendt)





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El presidente John F. Kennedy (1961-1963)




"Sí, podemos", por Barack Hussein Obama

¡Hola, Chicago!

Si todavía queda alguien por ahí que dude de que Estados Unidos es un lugar donde todo es posible, que se pregunte si el sueño de nuestros fundadores sigue vivo en nuestros tiempos, que cuestione la fuerza de nuestra democracia, esta noche es su respuesta.

Es la respuesta que dieron las colas que se extendieron alrededor de escuelas e iglesias en un número como esta nación jamás ha visto, por las personas que esperaron tres y cuatro horas, muchas de ellas por primera vez en sus vidas, porque creían que esta vez tenía que ser distinta y que sus voces podrían suponer esa diferencia.

Es la respuesta pronunciada por los jóvenes y los ancianos, ricos y pobres, demócratas y republicanos, negros, blancos, hispanos, indígenas, homosexuales, heterosexuales, discapacitados o no discapacitados. Estadounidenses que transmitieron al mundo el mensaje de que nunca hemos sido simplemente una colección de individuos ni una colección de Estados rojos y azules. Somos, y siempre seremos, los Estados Unidos de América.

Es la respuesta que condujo a aquellos que durante tanto tiempo han sido escépticos, temerosos y dudosos sobre lo que podemos lograr a poner manos al arco de la historia y torcerlo una vez más hacia la esperanza en un día mejor.

Ha tardado tiempo en llegar, pero esta noche, debido a lo que hhemos hecho en estas elecciones, en este momento decisivo, el cambio ha llegado a América.

Esta noche recibí una llamada extraordinariamente cortés del senador McCain.

El senador McCain ha luchado duramente en esta campaña. Y ha luchado aún más larga y duramente por el país que ama. Ha aguantado sacrificios por Estados Unidos que no podemos ni imaginar. Todos nos hemos beneficiado del servicio prestado por este líder valiente y abnegado.

Le felicito. Felicito a la gobernadora Palin por todo lo que han logrado. Y estoy deseando colaborar con ellos para renovar la promesa de esa nación durante los próximos meses.

Quiero dar las gracias a mi compañero en este viaje, un hombre que hizo la campaña desde el corazón y actuó como portavoz de los hombres y las mujeres con quienes se crió en las calles de Scranton y con quienes viajaba en un tren de vuelta a su casa en Delaware: el vicepresidente electo de Estados Unidos, Joe Biden.

Y no estaría aquí esta noche sin el respaldo infatigable de mi mejor amiga durante los últimos 16 años, el pilar de nuestra familia, el amor de mi vida, la próxima primera dama de la nación, Michelle Obama.

Sasha y Malia [sus hijas], os quiero a las dos más de lo que podéis imaginar. Y os habéis ganado el nuevo cachorro que nos acompañará a la nueva Casa Blanca. Y aunque ya no está con nosotros, sé que mi abuela nos está viendo, junto con la familia que hizo de mí lo que soy. Les echo en falta esta noche. Sé que mi deuda con ellos es incalculable.

A mi hermana Maya, mi hermana Alma, al resto de mis hermanos y hermanas, muchísimas gracias por todo el respaldo que me habéis dado. Estoy agradecido a todos vosotros. Y a mi director de campaña, David Plouffe, el héroe no reconocido, quien diseñó la mejor estrategia, creo, en la historia de Estados Unidos.

A mi estratega jefe, David Axelrod, que me ha acompañado en cada paso del camino. Al mejor equipo de campaña que en la historia de la política. Vosotros hicisteis realidad esto, y estoy agradecido para siempre por lo que habéis sacrificado para lograrlo.

Pero, sobre todo, no olvidaré a quien pertenece de verdad esta victoria. Os pertenece a vosotros. Os pertenece a vosotros.

Nunca di la impresión de ser el aspirante a este cargo con más posibilidades. No comenzamos con mucho dinero ni con muchos avales. Nuestra campaña no fue ideada en los pasillos de Washington. Se inició en los jardines traseros de Des Moines y en los cuartos de estar de Concord y en los porches de Charleston. Fue construida por los trabajadores y las trabajadoras que recurrieron a los pocos ahorros que tenían para donar a la causa cinco, diez dólares y veinte dólares.

Adquirió la fuerza de los jóvenes que rechazaron el mito ser una generación apática, que dejaron atrás sus casas y sus familiares para trabajar por poco dinero y sacrificando horas de sueño.

Adquirió la fuerza de las personas no tan jóvenes que hicieron frente al gélido frío y el ardiente calor para llamar a las puertas de desconocidos, de los millones de estadounidenses que se ofrecieron voluntarios y organizaron y demostraron que, más de dos siglos después, un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo es posible en la Tierra.

Ésta es vuestra victoria.

Y sé que no lo hicisteis sólo para ganar unas elecciones. Y sé que no lo hicisteis por mí. Lo hicisteis porque entendéis la magnitud de la tarea que queda por delante. Mientras disfrutamos esta noche, sabemos que los retos que nos traerá el día de mañana son los mayores de nuestras vidas: dos guerras, un planeta en peligro, la peor crisis financiera desde hace un siglo.

Mientras estamos aquí esta noche, sabemos que hay estadounidenses valientes que se despiertan en los desiertos de Irak y las montañas de Afganistán para jugarse la vida por nosotros.

Hay madres y padres que se desvelarán en la cama después de que los niños se hayan dormido y se preguntarán cómo pagar la hipoteca o las facturas médicas o cómo ahorrar lo suficiente para la educación universitaria de sus hijos.

Hay nueva energía que aprovechar, nuevos puestos de trabajo que crear, nuevas escuelas que construir y amenazas que afrontar, alianzas que reparar.

El camino por delante será largo. La cuesta será pronunciada. Puede que no lleguemos en un año ni en un mandato. Sin embargo, Estados Unidos, nunca he estado tan esperanzado como esta noche de que llegaremos.

Os prometo que, nosotros, como pueblo, llegaremos.

Habrá percances y pasos en falso. Muchos no estarán de acuerdo con cada decisión mía cuando sea presidente. Y sabemos que el gobierno no puede solucionar todos los problemas.

Pero siempre seré sincero con vosotros sobre los retos que nos espera. Os escucharé, sobre todo cuando discrepemos. Y sobre todo, os pediré que participéis en la labor de reconstruir esta nación, de la única forma en que se ha hecho durante 221 años: bloque por bloque, ladrillo por ladrillo, mano encallecida sobre mano encallecida.

Lo que comenzó hace 21 meses en pleno invierno no puede terminar en esta noche otoñal. Esta victoria en sí misma no es el cambio que buscamos. Es sólo la oportunidad para que hagamos ese cambio. Y eso no puede suceder si volvemos a lo de antes. No puede suceder sin vosotros, sin un nuevo espíritu de sacrificio. Así que hagamos un llamamiento a un nuevo espíritu patriótico, responsable, en que cada uno eche una mano y trabaje más y se preocupe no sólo de uno mismo sino también del otro. Recordemos que si esta crisis financiera nos ha enseñado algo es que no puede haber un Wall Street [el sector financiero] próspero mientras Main Street [la economía real] sufre.

En este país avanzamos o fracasamos como una sola nación, como un solo pueblo. Resistamos la tentación del partidismo, la mezquindad y la inmadurez que han intoxicado nuestra vida política desde hace tanto tiempo. Recordemos que fue un hombre de este Estado quien llevó por primera vez a la Casa Blanca la bandera del Partido Republicano, un partido fundado sobre los valores de la independencia y la libertad del individuo y la unidad nacional. Son valores que todos compartimos. Y si el Partido Demócrata ha logrado una gran victoria esta noche, lo hemos hecho con humildad y el empeño de curar las divisiones que han impedido nuestro progreso.

Como dijo Lincoln a una nación mucho más dividida que la nuestra, no somos enemigos, sino amigos. Aunque las pasiones hayan puesto bajo tensión nuestros lazos de afecto, éstos no deben romperse.

Y a aquellos estadounidenses cuyo respaldo me queda por ganar, puede que no haya obtenido vuestro voto esta noche, pero escucho vuestras voces. Necesito vuestra ayuda. Y seré vuestro presidente también.

Y a todos aquellos que nos ven esta noche desde más allá de nuestras costas, desde parlamentos y palacios, a aquellos que se reúnen alrededor de las radios en los rincones olvidados del mundo, nuestras historias son diferentes, pero nuestro destino es el mismo, y llega un nuevo amanecer de liderazgo estadounidense.

A aquellos que quieren derrumbar el mundo: os vamos a vencer. A aquellos que buscan la paz y la seguridad: os apoyamos. Y a aquellos que se preguntan si el faro de Estados Unidos todavía ilumina con fueerza: esta noche hemos demostrado una vez más que la fuerza auténtica de nuestra nación procede no del poderío de nuestras armas ni de la magnitud de nuestra riqueza, sino del poder duradero de nuestros ideales: la democracia, la libertad, la oportunidad y la esperanza firme.

Ahí está la verdadera genialidad de Estados Unidos: que puede cambiar. Nuestra unión se puede perfeccionar. Lo que ya hemos logrado nos da esperanza para lo que podemos y tenemos que lograr mañana.

Estas elecciones tuvieron muchas historias que se contarán durante siglos. Pero una que tengo en mente esta noche trata de una mujer que votó en Atlanta. Ella se parece mucho a otros que guardaron cola para hacer oír su voz en estas elecciones. Salvo por una cosa: Ann Nixon Cooper tiene 106 años.

Nació sólo una generación después de la esclavitud, en una era en la que no había automóviles por las carreteras ni aviones por los cielos, cuando alguien como ella no podía votar por dos razones: porque era mujer y por el color de su piel. Y esta noche pienso en todo lo que ella ha visto durante su siglo en Estados Unidos: la desolación y la esperanza, la lucha y el progreso; las veces que nos dijeron que no podíamos y la gente que se esforzó por continuar adelante con ese credo estadounidense: sí, podemos.

En tiempos en que las voces de las mujeres fueron acalladas y sus esperanzas descartadas, ella sobrevivió para verlas levantarse, expresarse y alargar la mano hacia la papeleta. Sí, podemos. Cuando la desesperación y la Gran Depresión se extendió a lo largo del país, ella vio cómo una nación superaba sus miedos con un New Deal (Nuevo Contrato), nuevos empleos y un nuevo propósitos comunes.

Sí, podemos.

Cuando las bombas cayeron sobre nuestro puerto y la tiranía amenazó al mundo, ella estaba allí para ser testigo de cómo una generación respondió con grandeza para salvar la democracia.

Sí, podemos.

Ella estaba allí con los autobuses de Montgomery, las mangas de riego en Birmingham, un puente en Selma y un predicador de Atlanta que dijo a un pueblo: "Lo superaremos".

Sí, podemos.

Un hombre llegó a la luna, un muro cayó en Berlín y un mundo se interconectó a través de nuestra ciencia e imaginación. Y este año, en estas elecciones, ella tocó una pantalla con el dedo y votó, porque después de 106 años en Estados Unidos, en los buenos tiempos y en las horas más negras, ella sabe cómo Estados Unidos puede cambiar.

Sí, podemos.

Hemos avanzado mucho. Hemos visto mucho. Pero queda mucho más por hacer. Así que, esta noche, preguntémonos ¿qué cambio verán, que progresos habremos conseguido si nuestros hijos viven hasta ver el próximo siglo, si mis hijas tienen la suerte de vivir tanto tiempo como Ann Nixon Cooper? Ésta es nuestra oportunidad de responder a ese desafío. Éste es nuestro momento. Éstos es nuestro tiempo, para dar empleo a nuestro pueblo y abrir las puertas de la oportunidad a nuestros pequeños; para restaurar la prosperidad y fomentar la causa de la paz; para recuperar el sueño americano y reafirmar esa verdad fundamental: que, aunque muchos, somos uno; que mientras respiremos, tenemos esperanza.

Y cuando tengamos dudas y oigamos a algunos decir que no podemos, contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: sí, podemos.

Gracias. Que Dios os bendiga. Y que Dios bendiga a Estados Unidos de América.




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El presidente electo, B.H. Obama

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Y Dios se equivocó con Obama...

Hace bastante meses, cuando aún parecía cantado que el candidato del partido demócrata a la Casa Blanca iba a ser Hillary Clinton, conté en el blog el chiste que circulaba en los mentideros políticos de Washington sobre las posibilidades de cualquiera de los candidatos demócratas en liza, Hillary Clinton o Barac Obama, por alcanzar la presidencia. El chiste era una supuesta conversación entre el reverendo Jesse Jackson, uno de los pesos pesados del partido demócrata, negro, al que esta madrugada veíamos llorando de emoción entre la multitud de seguidores de Barack Obama, y el mismísimo Dios. La cuestión era que el reverendo Jackson preguntaba a Dios si podría ver a una mujer de presidenta de los Estados Unidos... La respuesta de Dios a la pregunta del reverendo era la de que "eso, una mujer presidenta, no lo verás tú"... Entonces, el reverendo Jackson preguntaba a Dios que si sería posible que llegara a haber un presidente negro... Y a eso, Dios le respondía: "Eso, no lo veré yo"... Por esta vez, Dios se ha equivocado... Sean felices. Tamaragua. (HArendt)




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El presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama




"Invitación a soñar". Editorial. (El País, 05/11/08)

La batalla de Obama representa la culminación de un sueño para alumbrar una nueva América.
Es difícil exagerar la importancia de que EE UU haya elegido por primera vez en su historia un presidente negro. Tiene tanto de sorprendente como de revolucionario, palabra ésta que no resulta excesiva si se considera que hace medio siglo que en el país de las oportunidades los negros tenían que ceder su asiento en el autobús a los blancos en algunos Estados y en otros el Ejército protegía su acceso a los institutos. El mismo camino de Barack Obama hacia la Casa Blanca, que durante las últimas semanas ha ido cobrando los perfiles de una nueva mística de cambio de época, ha resultado dentro de su propio partido todo lo complicado que cabía esperar, con la renuencia hasta el último minuto de Hillary Clinton, la otra aspirante demócrata, a tirar la toalla y ceder el paso a su correligionario.

La magnitud de su victoria esta madrugada frente al republicano John McCain, con una desbordada participación electoral, muestra que tras el candidato negro se han alineado en el momento decisivo no sólo sus votantes naturales, sino también un considerable caudal de estadounidenses blancos, independientes, conservadores, a los que difícilmente hace seis meses hubiera podido considerarse partidarios del Change we need. Porque si algo han puesto en evidencia los ocho años de calamitosa presidencia de George W. Bush es la necesidad imperiosa de que EE UU emprenda un camino de regeneración para el cual el presidente electo -por su origen, trayectoria y convicciones aparentes- parece el guía indiscutible. No le van a faltar las herramientas parlamentarias indispensables para acometer el cambio prometido, puesto que el Congreso, contrapoder indispensable y exigente, tendrá clara mayoría demócrata en ambas Cámaras.

La amarga herencia de Bush ha hecho tan formidables como poco envidiables los retos que esperan a Obama. El mundo se ha hecho multipolar, política y económicamente, y unos EE UU disminuidos en su crédito y su proyección deben contar inevitablemente con cada vez más interlocutores para obtener el visto bueno o el apoyo a sus políticas. Como demuestran empresas tan funestas como Irak o tan mal calibradas como Afganistán, Washington ya no puede mantener sus intereses contra viento y marea en el resto del planeta sin pagar por ello un precio inimaginable a finales del siglo pasado. Obama deberá cortar el nudo gordiano de la salida de sus tropas de Irak y liquidar Guantánamo. Tiene que atender urgentemente Afganistán y Pakistán y recomponer relaciones con el mundo islámico, que incluye Irán. Y la bomba de tiempo de Oriente Próximo, el resurgimiento imperial ruso, el desafío chino, la situación de una África crecientemente insurgente o la reparación de las averiadas relaciones transatlánticas.

Por encima de todo, el nuevo presidente tendrá que intentar poner orden en una crisis económica cuya envergadura nunca pudo sospechar. Las implicaciones de esta conmoción global representan hoy el punto de inflexión de una nueva época. Sus repercusiones sociales y políticas pueden dar al traste con los planes mejor trazados y con las prioridades convencionales que acompañan cada inauguración presidencial en Washington. Controlar sus efectos y tratar de embridar a un capitalismo desbocado, con la cooperación de sus socios, es la tarea más urgente para el próximo titular de la Casa Blanca. Obama tendrá que poner rápidamente mucha carne en el asador, concretar sus promesas de renovación y cambio, para no defraudar las desmesuradas esperanzas puestas en su victoria, no sólo por parte de sus compatriotas. En un mundo más peligroso y complejo, donde rara vez los logros satisfacen las expectativas, Obama ha situado el listón muy alto con su invitación a volver a soñar.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Mujeres

El hermoso artículo de Mario Vargas Llosa en El País de hoy, lleno de elogios por la actriz británica y decidida activista pro-derechos civiles, Vanessa Redgrave, por la que comparto con el autor mi admiración plena, me ha hecho recapacitar sobre el enorme privilegio de vivir, a pesar de todos los "tsunamis" financieros que se nos vengan encima, en este acorralado puerto a la defensiva que llamamos Occidente. Y no digamos si encima se es mujer.

Me parece terrible y de una crueldad inusitada la pasmosa indolencia con que en este Occidente del que presumimos como eje de la civilización se ha recibido y reaccionado ante la lapidación de una joven somalí de 23 años años, de la que sólo sabemos su nombre, Aisha. Ni una palabra del Secretario General de las Naciones Unidas, ni del Papa, ni de los candidatos a presidir los Estados Unidos, ni del presidente de Rusia, ni del Dalai Lama, ni de los líderes musulmanes moderados, ni de Dios..., De nadie, salvo de los familiares y unos cuantos vecinos y amigos de Aisha. Y unas descomprometidas palabras de condena del hipersensibilizado presidente de Francia y de la Unión Europea. Y si no es por la corresponsal de El País en Ciudad del Cabo, Lali Cambra, ni nos enteramos los lectores españoles. De vergüenza. Amnistía Internacional sí da la cara a diario, y gracias a su labor se salvan muchas Aishas en el mundo. ¿Será posible ver el día en que las religiones y los dioses, y sus intérpretes varios, dejen de jodernos a los pequeños e insignificantes humanos y que podamos vivir, equivocarnos y morir en paz?

No recuerdo quien dijo que en Filosofía y Literatura, después de los clásicos griegos, todo era mera paráfrasis... Lo comparto plenamente. Será por eso que mis tres personajes femeninos preferidos de ficción, son producto de los trágicos griegos. Dos de ellos de Eurípides: Ifigenia, la inocente y desventurada hija de Agamenón y Clitemnestra, sacrificada a los dioses en aras de la victoria aquea sobre los troyanos; Medea, la repudiada y vengativa esposa de Jasón, inmisericorde ante la traición del amado; y la tercera, mi favorita, la sacrificada y heroica Antígona, de Sófocles, hija de Edipo y Yocoasta, que afronta con serenidad la condena a muerte que le es impuesta por rendir honores fúnebres a su hermano rebelde.

Y si tuviera que nombrar a únicamente tres mujeres contemporáneas a las que admiro profundamente, me quedo con la imagen de ínfinita tristeza y soledad de la actriz norteamericana Marilyn Monroe, la valiente fragilidad y sensibilidad de la filósofa francesa Simone Weil, y la descarada independencia de juicio crítico de la politóloga norteamericano-alemana Hannah Arendt. Estas dos últimas lúcidas críticas de su tiempo, ambas intelectuales de prestigio, y judías. ¿Será casualidad esto último?... No creo que ellas se hubieran callado... Vaya dicho en homenaje de todas las Aishas del mundo que nunca subirán a los altares. Sean felices a pesar de todo. Tamaragua. (HArendt)




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La actriz Marilyn Monroe




"Vanessa Redgrave", por Mario Vargas Llosa

La actriz británica monologa en un escenario de Londres durante una hora y tres cuartos como un torero que se encierra con seis toros: jugándoselo todo. Su genio convierte la obra en algo mágico

Qué extraordinaria actriz es Vanessa Redgrave! Durante una hora y tres cuartos mantiene al público que repleta los asientos del Lyttelton Theatre, de Londres, en estado de trance, mientras, transformada en Joan Didion, evoca El año del pensamiento mágico, es decir, el año en el que la escritora y periodista norteamericana perdió a su marido de manera súbita el mismo día que su hija entraba en coma en un hospital neoyorquino víctima de una infección cerebral.

Nadie diría, oyendo su perfecto acento californiano, que es inglesa ni que es ya una actriz septuagenaria porque en el escenario su alta, imponente figura es la de una mujer sin edad, o, más bien, que tiene vivas en ella todas las edades por las que ha pasado, arreglándoselas siempre para ser en todas bellísima, edades que reaparecen en su persona cada vez que vuelve a ellas con la memoria para resucitar episodios, anécdotas, imágenes que compartió con aquellos dos seres queridos de los que ha sido privada de manera tan violenta. No hay en lo que dice, y sobre todo en la manera en que lo dice, asomo de autocompasión ni sentimentalismo, más bien una helada objetividad. Sin embargo, o acaso tal vez por eso mismo, el escenario se va poco a poco cargando de un dolor animal, de un desgarramiento desesperado e impotente que los espectadores sienten como propio porque es algo que, todos, alguna vez hemos padecido o intuido que padeceríamos, ya que forma parte de lo que somos como seres humanos el anticipar la muerte propia en la de los seres queridos que se nos adelantan en el viaje sin retorno.

No puedo imaginar a nadie capaz de hacer una interpretación más perfecta del personaje ni de sacarle más provecho dramático. El actor o la actriz que monologa por una hora y tres cuartos en un escenario hace algo parecido al torero que se encierra con los seis toros de la corrida: se la juega entero. Su exposición será extrema porque nadie más estará allí, para apoyarlo o contrarrestar sus fallas: por eso, su fracaso o su éxito serán también supremos. El de Vanessa Redgrave es un éxito superlativo. Ya lo fue, cuando estrenó la obra en Broadway, en marzo de este año, y lo ha sido luego en Salzburgo, Cheltenham, Bath, Dublín y lo es ahora en Londres donde encontrar entradas para verla en el Lyttelton es una especie de milagro.

The Year of Magical Thinking es una adaptación teatral, hecha por la propia Joan Didion de su libro autobiográfico del mismo nombre, con la ayuda del director de la puesta en escena, el dramaturgo y director inglés David Hare. El libro tuvo un enorme éxito en los Estados Unidos, lo que es sorprendente, pues, aunque Joan Didion es muy conocida por sus reportajes políticos y sociales, y sus novelas han sido bien consideradas por la crítica, esta memoria sobre la muerte de su esposo, el escritor John Gregory Dunne, con quien escribió algunos guiones de películas como The Panic in Neddle Park y A Star is born, y la de la hija de ambos, Quintana, está tan impregnada de sufrimiento, enfermedad, angustia y muerte que, se diría, se halla en las antípodas de esos libros fáciles, entretenidos e inocuos que suelen ser los best sellers. Sin embargo, millones de personas lo han leído, con avidez y cierto masoquismo. Sin ser una reflexión notable ni contar una historia extraordinaria, esta confesión hace vivir a los lectores de manera directa, creíble y lacerante, esa experiencia para la que ningún argumento lógico es suficiente ni religión alguna consuela del todo: la de la muerte de los seres queridos y la conciencia de la inevitable muerte propia.

Salí del teatro sobrecogido y esa misma noche leí de un tirón el texto adaptado por Joan Didion. Me llevé una sorpresa notable. En comparación con el espectáculo, no valía gran cosa, era repetitivo, previsible, con debilidades melodramáticas. Y, sin embargo, Vanessa Redgrave no había añadido ni quitado una coma a ese libreto al que su fulgurante interpretación había transformado, convirtiéndolo en una tragedia moderna, en una inmolación catártica en la que los grandes temas, la vida, la muerte, el amor, el conocimiento, el dolor aparecían en su desnudez máxima, encarnados en una pobre mujer desamparada que se defiende contra la desintegración contando al mundo lo que le ha ocurrido y como aquellas muertes de su marido y su hija también la están matando.

Sobriedad, austeridad, despojamiento, son las palabras que me vienen a la memoria cuando trato de resumir mi impresión sobre la puesta en escena de David Hare y la actuación de Vanesa Redgrave. Sólo hay una silla común y corriente sobre las tablas y un telón de fondo gris que, por dos veces en el curso de la obra -en dos momentos particularmente fronterizos de la evocación de aquellas muertes- cae de golpe y es sustituido por otros dos lienzos con matices de gris más oscuro que el primero. La luz es casi siempre mortecina, salvo en breves momentos en que el personaje, abandonándose a un recuerdo tierno o risueño, parece vivir paréntesis de paz en su convulso monólogo.

En verdad todo lo que ocurre tiene lugar en las manos, los ojos, la boca, el cuerpo y los movimientos -casi siempre mínimos y a menudo al borde de lo imper-ceptible- de la actriz. Las pocas veces que se levanta de la silla y los segundos que permanece de pie es como si un viento huracanado sacudiera la sala y fuera a arrastrar el teatro entero en un torbellino infernal. Pero, al instante, con un simple ademán silente y lento, la tempestad se calma y subsume en la voz de la mujer que prosigue, incansable, dando vueltas en ese remolino de desesperación del que, lo sabemos tan bien como ella, nunca más saldrá.

No sólo las palabras hablan por su boca; también las sílabas, las letras, los puntos y las comas. Y, sobre todo, los silencios son de una locuacidad extraordinaria y acaso cuando ella calla y clava su mirada en el vacío es cuando los espectadores se sienten más desamparados y nulos, convertidos ellos también en vacío.

Siempre me pareció Vanessa Redgrave una actriz fuera de serie, incluso en aquellas películas de segundo orden que hacía a veces, me imagino, más por razones alimenticias que vocacionales. Pero, a diferencia de otras actrices, es para mí imposible recordar una película u obra de teatro en que su actuación fuera mala o aun deficiente. Siempre enriqueció lo que hacía añadiendo con su actuación una hondura y verdad a personajes que eran anodinos y superficiales. En los años sesenta, la vi muy de cerca, en las manifestaciones contra la guerra de Vietnam que ella siempre encabezaba, con Tariq Alí, en el swinging Londres, embutida en unos pantalones vaqueros y con una cola de caballo que el viento mecía. Dentro de los grupos y grupúsculos de izquierda, ella tuvo el buen gusto de no ser nunca estalinista. Si no recuerdo mal, militaba en una secta trotskista que lideraba su hermano y tenía apenas un puñadito de militantes. Y en todos estos años ha seguido siendo fiel a sus convicciones de juventud, lo que le deparó a veces problemas, como su solidaridad con los palestinos, por los que alguna vez fue objeto de boicot en los Estados Unidos.

Hacía años que no la veía en un escenario y es notable lo joven que parece todavía, quiero decir lo insegura, vulnerable, vacilante que por momentos finge ser con tanta veracidad y fuerza contagiosa, para, unos instantes después, en función de los grandes vaivenes temporales y de ánimo a que la obliga su personaje, revelar su larga experiencia, su sabiduría, su seguridad, su dominio tan absoluto de ese espacio al que su genio, antes que el texto, vuelve mágico.

La literatura, la música, una exposición pueden enriquecer la vida, intensificándola y sensibilizándola de manera profunda, transportando a lectores, oyentes o espectadores a unos niveles de percepción y comprensión del mundo, de las relaciones humanas, de los sentimientos, que, además de hacerlos gozar, los vuelven más lúcidos respecto a las insuficiencias e imperfecciones de que están rodeados. Pero probablemente ninguna otra experiencia artística tenga un efecto tan poderoso sobre el ánimo y la conciencia del ser humano como una gran representación teatral. Porque éste es el mejor simulacro que existe de la vida, el que se le parece más, pues está hecho de seres de carne y hueso que, por el tiempo que dura esa otra vida que transcurre en el escenario, viven de verdad aquello que hacen y dicen, y lo viven, si tienen el talento y la destreza debidas, de una manera que nos fuerza a nosotros, los espectadores, a vivirlo con ellos, saliendo de nosotros mismos, para ser otros, también mágicamente, que es la mejor manera que se ha inventado para vernos mejor y saber cómo somos. Gracias, Vanessa Redgrave. (El País, 02/11/08)




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La actriz Vanessa Redgrave




"Lapidada por adúltera", por Lali Cambra

Aisha, de 23 años, fue enterrada hasta el cuello y apedreada hasta la muerte en Somalia - Un niño murió por fuego islamista.

"Nuestra hermana Aisha pidió a la corte islámica ser juzgada y castigada por el crimen cometido", "admitió ser una adúltera", "se le pidió que revisara su confesión pero ella demandó la Sharia y el castigo que merecía". El líder islámico de la ciudad portuaria de Kismayo (sur de Somalia), el jeque Hayakallah, pronunció estas frases el pasado lunes ante la multitud que presenció la muerte de la adúltera por lapidación. Frases que justificaban "la práctica de un castigo inusual en la región, llevado a cabo por primera vez en Kismayo". Aisha Ibrahim Dhuhulow, de 23 años, fue enterrada hasta el cuello y, después, apedreada hasta la muerte por medio centenar de hombres. No fue la única en morir. Los guardias islamistas abrieron fuego cuando familiares de la joven pretendieron acercarse a ella y mataron a un niño.

La supuesta docilidad de Aisha no fue tal, según explicaron los testigos a Reuters. La mujer, arrastrada a la plaza atada de pies y manos, fue metida en el agujero entre gritos de protesta que el saco negro que cubría su cabeza no ahogó. Fue entonces cuando sus familiares rompieron filas de entre la multitud, para encontrarse con los disparos de los islamistas. La lapidación, que un millar de personas observaron, fue lenta. Según los testigos, el apedreamiento se interrumpió hasta tres veces para comprobar si la joven había fallecido. Si los islamistas justificaron nuevamente su acción en la radio por la supuesta voluntad de la joven a aceptar la Sharia, (ley islámica), también se disculparon por disparar a la multitud. "Lamentamos la muerte del niño. Prometemos que detendremos y juzgaremos al que abrió fuego", dijo Hayakallah a una emisora local. Los islamistas, que controlan la ciudad de Kismayo desde el pasado mes de agosto, no permitieron a los cámaras de televisión o a fotógrafos asistir a la lapidación, pero sí consintieron la entrada de medios impresos y radios. Posteriormente, en una entrevista a Efe, Hayakallah aseguró que la mujer había confesado haberse casado con dos hombres y reiteró que ella había pedido la aplicación de la pena.

Los familiares de la joven se mostraron furiosos y negaron que Aisha hubiera confesado la comisión de adulterio. "Y desde luego no pidió que la lapidaran". Una de sus hermanas consideró la ejecución "contraria a la religión y a la lógica" y aseguró que para matar a una adúltera al menos debe haber cuatro testigos de la relación y la confesión del hombre. Los familiares reclamaron a la comunidad internacional que "detenga y castigue a los responsables".

La última vez que los islamistas practicaron ejecuciones públicas fue en 2006, cuando controlaban parte del sur del país y la capital, Mogadiscio. Fuerzas militares somalíes y etíopes recuperaron una parte a finales de ese año, pero los señores de la guerra organizados en guerrillas están recuperando el territorio perdido. Si bien su presencia garantiza una cierta paz en la zona, con ellos llega la introducción de prácticas fundamentalistas y lecturas radicales del Islam.

No es la primera vez que en África se invoca la Sharia para justificar la lapidación de una mujer. Aisha Ibrahim Dhuhulow ha tenido la desgracia de vivir en un país sumido en el caos, sin gobierno, sin leyes más que las que dictan los señores de la guerra.

La nigeriana Amina Lawal tuvo más suerte. Su caso dio la vuelta al mundo en 2001 cuando fue condenada por un tribunal islámico (con inmenso poder en el norte del país africano) por haberse quedado embarazada fuera del matrimonio. Debía haber muerto también por lapidación, pero el apoyo de organizaciones de derechos humanos locales y una campaña mundial en su favor consiguió dar la vuelta a la sentencia. El pasado año se produjo la lapidación de una chica de 17 años de la secta yazidi, en Irak, por haberse enamorado y convertido al Islam. Unas 2.000 personas asistieron a su asesinato en Bashika, cerca de Mosul, al parecer, a manos de familiares que se oponían a su conversión.

La coalición de islamistas que gobierna Kismayo pertenece a la milicia de Al Shabab, considerada una organización terrorista por los Estados Unidos desde marzo. Se les considera afines a Al Qaeda, organización con la que varios de sus líderes se habrían entrenado, según dijo James Swan, vicesecretario de Estado para Asuntos Africanos del Gobierno de EE UU. "Han publicado documentos en los que vanaglorian a Osama Bin Laden e invitado a soldados extranjeros a ir a Somalia. Consideramos que son un peligro para los somalíes, puesto que sus ataques han afectado a la gente de Somalia y entorpecen el proceso de reconciliación en el país".

La presidencia de la Unión Europea condenó la lapidación de la joven, "que los insurgentes islamistas deliberadamente hicieron pública". Así lo declaró la presidencia horas después de que se conociera la ejecución de Aisha en Somalia, un país sin Gobierno central efectivo desde 1991. Ese año, el dictador Siad Barre fue derrocado y los señores de la guerra se hicieron con el control de sus diferentes regiones. En 2007, murieron al menos 6.000 personas y cientos de miles tuvieron que desplazarse, según Amnistía Internacional. (El País, 28/10/08)




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Cartel de Amnistía Internacional contra la lapidación