martes, 5 de diciembre de 2017

[Poesía y pintura] Hoy, con Ángel Crespo y Edvard Munch






Retomo la publicación, con un formato diferente, de la serie de entradas del blog dedicadas al "Tema de España" en la poesía española contemporánea, que tuvieron tan buena acogida de los lectores hace años. Grandes poetas contemporáneos españoles, poetas del exilio exterior e interior, pero españoles todos hasta la médula, que cantaron a su patria común, España, desde el corazón y la añoranza. 

En estos aciagos días en que unos hijos espurios reniegan de España, la insultan, la mancillan, y pretenden acallar las voces de aquellos otros que nos alzamos orgullosos de pronunciar su nombre, nada mejor que la poesía para reivindicarla como se merece. Si como dijo Walt Whitman la poesía es el instrumento por medio del cual las voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz, también es, en palabras de ese gran poeta y gran español que fue Gabriel Celaya, un arma cargada de futuro. Empuñémosla, entonces, en su defensa.

En cualquier caso, parafraseando al afamado crítico literario e intelectual Harold Bloom, si la poesía no puede sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos puede realizar la tarea de sanar al yo.

Hoy traigo al blog al poeta Ángel Crespo y su poema España, y al pintor Edvard Munch y su cuadro El vampiro. 


***



Ángel Crespo (1926-1995), nace en Ciudad Real (Castilla-La Mancha). Hijo de pequeños terranientes, durante la guerra civil estudia solo en su casa ayudado por un profesor de francés amigo de su familia que le lleva a entusiasmarse por la mitología clásica. Escribe poesía desde muy joven. Estudia Derecho y llega a ejercer como abogado y crítico de arte. Escribe poesía social, pero rechaza el marxismo del PC en el que milita y abandona el partido y España. Da clases como profesor en las universidades de Puerto Rico, Upsala, Leiden y Washington. Regresa a España en 1988 como profesor de la universidad de Barcelona donde muere. Les dejo con su poema "España".


ESPAÑA

Escribían su nombre en las paredes.

Con un carbón, con una tiza, con un lápiz mordido, con
un pedazo de yeso arrancando de una esquina, con
un clavo negro sacado de una tabla, escribían su
nombre en las paredes.

Les ponían sobre los pies un pie de plomo y otro de
acero, para que no anduviesen, para que no
llegasen, para que no escribiesen su nombre, pero
ellos escribían su nombre en las paredes.

Escribían su nombre en las paredes de las casas vecinales,
lo escribían con letras grandes, como una exclamación
que quisiera despertar a los vecinos, y los
vecinos seguían durmiendo.

Les ataban ambas manos con alambres y con esposas y
con clavos y con cordeles, y con harapos, y les
empujaban para que cayesen.

Pero ellos escribían su nombre en las paredes de los
colegios para que los niños fuesen hombres, y las
niñas también fuesen hombres y hasta los mariquitas
fuesen hombres.

Decidieron borrar aquellas letras y montaban andamios y
escaleras; fueron con helicópteros y con camiones
y con cestos de gomas de borrar y con enormes
botes de pintura y con máquinas pulidoras,pero
aquellas letras no se borraban.

Como ya la creían muerta, nadie más escribió su nombre 
en las paredes.

Para borrarlo, decidieron derribar la ciudad y hacer otra
ciudad con edificios nuevos y decidieron que los
poetas no pudieran andar sus calles deteriorando
las paredes. Grandes caravanas trasladaban máquinas, 
artesas, niños, camas, mujeres, hombres, 
palos, vajillas y cenizas a la nueva ciudad.

Tras el primer crepúsculo, a la primera hora de la noche,
se confundieron todas las bombillas de todos los
anuncios luminosos, se confunfieron todas las
letras de los rótulos de todas las fachadas y escribieron
el mismo nombre, allá en el cielo, donde
no se borra.


***


Edvard Munch (1863-1944) fue un pintor y grabador noruego. Sus evocativas obras sobre la angustia influyeron profundamente en el expresionismo alemán de comienzos del siglo XX. Sus obras son como variaciones constantes sobre la gran sinfonía de la existencia humana en sus lados diurnos, pero aún más, como es congruente con la sensibilidad finisecular, en los nocturnos. El amor y el odio, el deseo y la angustia, las pasiones y las emociones, son elevados a arquetipos de la vida anímica del hombre moderno o, incluso, de la propia condición humana.

El pintor decía de sí mismo que, del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, él intentaba diseccionar almas. Por ello, los temas más frecuentes en su obra fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas, como la soledad (Melancolía), la angustia (El grito, tal vez su mejor obra), la muerte (Muerte de un bohemio) y el erotismo (Amantes, El beso). Se le considera precursor del expresionismo, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus figuras, además del mejor pintor noruego de todos los tiempos.



El vampiro, 1893. Museo de Arte de Gotemburgo


***



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Humor en cápsulas] Para hoy martes, 5 de diciembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

En la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 







Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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lunes, 4 de diciembre de 2017

[A vuelapluma] El cupo vasco, inconstitucional





El Cupo vasco es inconstitucional, afirma el abogado y escritor José María Ruiz Soroa en El País. El Concierto está recogido en la Constitución, pero esta prohíbe que las diferencias entre comunidades autónomas impliquen privilegios económicos o sociales como los que en la práctica otorga el opaco cálculo de la compensación anual.

Me van a permitir que comience mi exposición con dos brochazos de trazo grueso. El primero, las Leyes Quinquenales de Metodología para la determinación del cupo contienen, en forma de anexo,una grosera cifra global del importe de las competencias asumidas por el País Vasco y de las compensaciones a aplicar por otros conceptos, de las cuales resulta el cupo líquido a abonar. Pues bien, nadie ha sido nunca capaz de explicar de dónde salen esas cifras, es decir, cómo y por qué se han valorado así las competencias (no se dice ni cuáles son) y no en otra cifra diversa. Es un cálculo que todos los expertos definen como totalmente opaco. Resulta así que el Congreso aprueba mansamente cada cinco años un cálculo que no lo es tal, unas cifras que no están explicadas y menos justificadas, que sólo los Gobiernos de Vitoria y Madrid saben de dónde han salido. Sorprendente, ¿no?

Pero, segundo apunte, resulta además que estas Leyes del Cupo se aprueban por un procedimiento de lectura única que no permite discutirlas ni enmendarlas sino sólo votarlas sí o no. Recordará el lector que ese procedimiento es el que la mayoría del Parlament de Catalunya decidió aplicar en septiembre pasado a las leyes de desconexión y referéndum, siendo acusado por ello de haber violado los derechos de la minoría al examen y discusión reposada de los proyectos de ley. Pues eso mismo es lo que se hace en Madrid con las Leyes del Cupo, aunque una minoría se oponga. Tramitar sin explicación ni debate una norma basada en un cálculo que nadie entiende. Más sorprendente aún, ¿no?

Dado que la forma en que ha sido calculado es opaca e impenetrable para los propios expertos, parece claro que la única manera de valorar si el Cupo es correcto o no desde un punto de vista económico y fiscal es la de fijarse en los resultados empíricos que produce. Tales resultados son al final el único índice que permite deducir si la cantidad que el País Vasco abona anualmente al Estado como pago de las competencias comunes no asumidas que este le presta (en eso consiste el meollo del Concierto) es correcto. O, lo que es lo mismo, si la parte de impuestos recaudados en y por Euskadi que esta comunidad se queda para financiar las competencias asumidas (policía, educación, sanidad, etc) es la correcta. ¿Correcta desde qué parámetro, preguntará el lector? Pues desde el de igualdad de trato, es decir, el que establece que, a igual esfuerzo fiscal de sus poblaciones y a igual nivel de competencias a financiar, todas las comunidades españolas deberían disponer de una financiación per capita similar: la justicia como imparcialidad.

Pues bien, estos cálculos sí están hechos, discutidos y contrastados por los expertos en la materia (me refiero, por citar a algunos, a Ignacio Zubiri, Carlos Monasterio o Ángel de la Fuente, o a la Fundación BBVA, o al Sistema de Cuentas Públicas Territorializadas). Aquí sí que luce la claridad, en contraste con la penosa fraseología huera de precisión de los políticos de turno. Y tales datos dicen que las instituciones vascas disfrutan hoy de más del doble de financiación pública por habitante que la media de las comunidades de régimen común. Y que además el importe de esa sobrefinanciación no cesa de crecer: 165% (2002), 177% (2007), 235% (2009). Y crecerá más con el nuevo minicupo.

Visto desde otro ángulo, la ventaja vasca en financiación se prueba también en el hecho de que esta comunidad no contribuye al esfuerzo de igualación entre comunidades mediante la redistribución a través de los fondos de suficiencia. Siendo como es una región cuya riqueza es muy superior a la media española debería presentar un saldo fiscal negativo (como sucede con las otras “ricas” como Madrid, Cataluña o Baleares), es decir, debería ser aportadora neta de fondos a la solidaridad en un importe de alrededor del 8% de su propio PIB. Pues bien, los números demuestran que por el contrario Euskadi es receptora neta de financiación del resto de España, una situación incomprensible e inimaginable en cualquier sistema federal comparado.

Últimamente, y para intentar justificar lo injustificable, se arguye por los defensores del Cupo que esta sustancial ventaja está justificada por la asunción de un riesgo unilateral. La idea sería que Euskadi estaría asumiendo el riesgo de que, si en algún momento la recaudación fiscal en la comunidad vasca se desplomase y pasara a ser una región “pobre”, entonces no podría reclamar la solidaridad del resto del Estado sino que tendría que apechugar ella sola con su pobreza. Los 7.000 millones que se ahorra ahora no serían, así, sino la prima por correr con un riesgo. El argumento no se tiene de pie, puesto que se trataría de un riesgo inexistente: Euskadi siempre ha sido más rica que la media, y precisamente su ventaja vía Cupo hace que se vuelva más y más rica comparativamente con las demás regiones. Nunca en la historia ha sucedido ese espantoso caso cuya teórica posibilidad cobran tan alto los vascos.

Carece igualmente de cualquier fundamento empírico contrastado, igual que de cualquier cálculo ajustado, el argumento de que la ventaja vasca se debe en realidad a una mayor eficacia de su gestión de los tributos, a una Hacienda foral de rigor superior a la española que sacaría dinero donde otros no lo encuentran. Un argumento de corte supremacista carente de cualquier estudio ad hoc que lo soporte.

Por último, no es cierto que los vascos paguen más impuestos y por eso tengan más recursos (Montoro dixit). Lo cierto es que todos los impuestos concertados son más bajos en el País Vasco que en el territorio común, lo que sucede es que debido a su mayor riqueza y a la progresividad del sistema tributario la presión fiscal media es un 3% superior. Igual que sucede en otras comunidades ricas, claro, la diferencia está en que Euskadi retiene íntegramente para sí el exceso de recaudación mientras que Cataluña o Madrid lo aportan a la solidaridad.

Ultimo y aparentemente definitivo argumento: el sistema de Concierto está recogido en la Constitución (DA 1ª), luego cállense los críticos que esto no hay quien lo toque. ¿Correcto? No: lo que la Constitución amparaba eran los “derechos históricos de los territorios forales” pero (incluso suponiendo —que ya es mucho— que el Concierto Económico caiga dentro de ese vago concepto), añadía que su actualización debe llevarse a cabo dentro del marco de la Constitución. Y ese marco constitucional expresamente prohíbe (artículo 138) que las diferencias entre las comunidades autónomas puedan implicar en ningún caso privilegios económicos o sociales. O sea, Concierto sí, pero desarrollado en la práctica de manera que no genere diferencias de contribución o financiación tan potentes como para ser calificables de “privilegio”. Y si un Cupo que garantiza a los vascos disponer del doble de financiación para servicios públicos que los demás españoles (insisto, a iguales servicios y a igual esfuerzo fiscal) no es un privilegio de los que repugnaba y repelía el artículo 138, que baje Dios y lo vea.



Dibujo de Nicolás Aznárez para El País


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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[Parlamento] XII Legislatura de las Cortes Generales. Diciembre, 2017 (I)





Las Cortes Generales representan al pueblo español y están conformadas por el Congreso de los Diputados y el Senado. Ambas Cámaras ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuye la Constitución. 

En los Diarios de Sesiones de las Cámaras se reflejan literalmente los debates habidos en los plenos y las comisiones respectivas y las resoluciones adoptadas en cada una de ellas. Los demás documentos parlamentarios: proyectos de ley, proposiciones de ley, interpelaciones, mociones, preguntas, y el resto de la actividad parlamentaria, se recogen en los Boletines Oficiales del Congreso de los Diputados y del Senado. 

Desde este enlace pueden acceder a toda la información parlamentaria de la presente legislatura, actualizada diariamente. Les recomiendo encarecidamente que la exploren con atención si tienen interés en ello. Y desde estos otros a las páginas oficiales de la

Casa de S.M. el Rey

Congreso de los Diputados
Senado
Presidencia del Gobierno
Tribunal Constitucional
Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial
Consejo de Estado
Boletín Oficial del Estado

Parlamento Europeo

Consejo Europeo y Consejo de la Unión Europea
Comisión Europea
Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Diario Oficial de la Unión Europea

Parlamento de Canarias
Gobierno de Canarias
Cabildo de Gran Canaria
Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

La actividad parlamentaria de las Cortes Generales ha estado centrada esta pasada semana en las de las Comisiones y los Plenos de ambas Cámaras. Desde los enlaces siguientes (en rojo) pueden acceder a los Diarios de sesiones respectivos. Estos enlaces se actualizan diariamente aunque la entrada haya sido publicada con anterioridad.

DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES

Martes, 28 de noviembre
Sesión plenaria (Congreso)
Comisión de Investigación sobre la financiación del partido popular (Congreso)
Comisión de Agricultura, alimentación y medio ambiente (Congreso)
Comisión de Empleo y seguridad social (Congreso)
Comisión de Presupuestos (Congreso)
Comisión General de las Comunidades Autónomas (Senado)
Sesión plenaria (Senado)
Comisión Mixta para el Estudio del problema de las drogas (Cortes Generales)
Comisión Mixta de Control de la RTVE (Cortes Generales)

Miércoles, 29 de noviembre
Sesión plenaria (Congreso)
Comisión de Sanidad y servicios sociales (Congreso)
Comisión de Fomento (Congreso)
Comisión de Cultura (Congreso)
Comisión de Igualdad (Congreso)
Comisión de Investigación sobre la crisis financiera (Congreso)
Comisión de Energía, turismo y agenda digital (I) (Congreso)
Comisión de Energía, turismo y agenda digital (II) (Congreso)
Sesión plenaria (Senado)
Comisión de Asuntos exteriores (Senado)
Comisión Conjunta de las Comunidades Autónomas y Constitucional (Senado)

Jueves, 30 de noviembre
Sesión plenaria (Congreso)
Comisión Constitucional (Congreso)
Comisión de Interior (Congreso)
Comisión para el Estudio del cambio climático (Congreso)
Comisión para Política integrades de discapacidad (Congreso)
Comisión Mixta de Seguridad nacional (Cortes Generales)


Esta es la agenda de trabajo prevista para esta semana en el Congreso y en el Senado Y desde este enlace pueden acceder al programa semanal que RTVE ofrece sobre la actividad parlamentaria.








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Entrada núm. 4069
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[Humor en cápsulas] Para hoy lunes, 4 de diciembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción.

En la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos en Canarias7, El Mundo, El País y La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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Entrada núm. 4068
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domingo, 3 de diciembre de 2017

[A vuelapluma] Las miserias de la política





Solía pensar que era por lo aburrido del paisaje -que aquí, en el Estado estadounidense de Indiana, es un campo deforestado, ondulante, cubierto de maíz en verano y de nieve en invierno-, que los letristas de canciones y autores de ficciones siempre se fijan en la supuesta belleza de sus cielos: los mosaicos de las nubes, el horizonte borrado por la llovizna, la claridad violeta de las noches de verano, el azul chillón del mediodía..., comenta en El Mundo el profesor Felipe Fernández Armesto, historiador y titular de la cátedra William P. Reynolds de Artes y Letras de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EEUU).

Acabo de darme cuenta, comienza diciendo, de que el encanto de los cielos de Indiana consiste en sus cambios constantes, que invocan a la fragilidad de la vida. El otro día quedé fascinado por un cielo azul pálido, manchado por una luz rosa y oro, que se desvaneció para ceder paso a la noche, dejándome con una profunda tristeza por saber que nunca volvería a ver su esplendor. La política es parecida: aunque no goza de placer estético, sus muestras son fugaces y dejan lamentos y miserias. Casi no vale la pena hacerle caso. Como dijo A. J. Balfour, el filósofo que llegó a ser primer ministro británico hace un siglo más o menos, en la política "poco cuenta y no hay nada que cuente por mucho".

Me atrae la idea de que la política suele ser poco importante. En mi vocación de historiador espero a que las noticias maduren durante varios siglos antes de interesarme por ellas. En EEUU es fácil convencerse de que mientras hay que seguir la trayectoria de la economía, las decisiones judiciales y la situación internacional, la política interna no vale sino como entretenimiento. Lo que hacen el presidente y el Congreso es retórica y comedia.

El sistema es tan esclerótico que la política queda estancada en debate sin generar efectos reales. Es una arena ideal para un payaso como Donald Trump, pero un campo poco digno de la atención de gente seria. Los que le teníamos miedo cuando Trump ganó las elecciones, hemos dejado de hacer caso al presidente. Cuando sale el tema en una reunión o una cena o un paseo por el campus, decimos "no hablemos de él" y nos consolamos pensando que no influye. Hasta cierto punto, esta actitud de descuido y complacencia es comprensible. Casi todos los retos del Trump candidato se han disuelto bajo el Trump presidente. No vamos a construir un muro contra México, ni exigir que los mexicanos nos lo paguen. No vamos a echar del país a los hijos de inmigrantes. No vamos a abandonar los acuerdos internacionales, ni siquiera el notorio tratado nuclear con Irán. Ni se va a desmantelar el sistema, por ineficaz que sea en EEUU, de bienestar social. No habrá guerra con Corea del Norte. Seguiremos manteniendo relaciones comerciales con China. Los impuestos de los pobres no subirán, ni se bajarán mucho los de los ricos. No se acabará con la independencia de los jueces, ni con la libertad de la prensa. A los agentes de policía no se les permitirá actuar sin exigir responsabilidad ante los tribunales. El presidente sigue escribiendo tuits pero, debido a su falta de habilidad política y el desacuerdo paralítico en el Congreso, no prospera ninguna de sus temibles propuestas.

Gracias a la Constitución, el presidente tiene pocas perspectivas de cumplir sus deseos. Por eso, se limita a sus tuits acerbos y frustrados de mal humor y peor gusto. Un sistema perfectamente equilibrado, que no favorece a ninguno de los órganos de gobierno, acaba sin cumplir nada. Entre los famosos "chequeos y balanzas" que limitan el poder ejecutivo y garantizan el equilibrio entre el administrativo, legislativo y los tribunales no hay sino lo poco que queda en el campo exclusivo del presidente. Sus decretos se hunden ante la oposición de los jueces. Sus proyectos legislativos quedan encallados en el Congreso. En el Congreso es casi imposible reunir una mayoría a favor de ningún cambio radical. Cualquier intento contra los derechos humanos de los inmigrantes suscita la conciencia colectivamente liberal del cuerpo judicial.

Quedan dos posibles salidas para un presidente dispuesto a trastornar el país. Tiene, en primer lugar, el derecho de declarar la guerra. Es inquietante pensar que a una persona tan inestable como Trump se le permita algo tan horrible. Pero es casi seguro que nunca lo ejerza, en parte por su inclinación personal a abrazar conflictos retóricos sin entrar en enfrentamientos violentos. A fin de cuentas, Trump es un hombre de negocios a quien le gusta conseguir tratos y cuyo libro más conocido -un largo panegírico de sí mismo- se llama El arte de la transacción. El presidente también tiene poder para nombrar jueces de los tribunales de apelación, y sobre todo del Tribunal Supremo. Lógicamente sus nombramientos son y seguirán siendo de gente conservadora. Pero no existe ningún motivo para pensar que eso llevará a decisiones contrarias a las preciosas libertades del modelo de vida norteamericana. La jurisprudencia es fiable en este país: los jueces, al nivel de los tribunales de apelación, son incorruptos y respetan la ley sin someterla a juicios personales. El caso de Anne Barrett, colega mía de la universidad de Notre Dame, donde es catedrática de derecho, es pertinente: acaba de conseguir la aprobación del senado a su nombramiento a pesar de las sospechas divulgadas por algunos senadores laicistas que temen que una católica ortodoxa podría intentar manipular la Ley del Aborto. La profesora Barrett insiste que un juez no debe, ni puede permitir que sus opiniones personales, sean religiosas o seculares, influyan en sus decisiones judiciales. Es probable que tarde o temprano la Ley del Aborto en EEUU se reforme para introducir más restricciones, pero no será por actos aislados de los tribunales sino por el lento cambio de la opinión pública que, debido a la progresiva mejora de la viabilidad de los fetos inmaduros, se inclina cada vez más por la defensa de los no nacidos.

Cuesta pensar que Trump sufre la inmovilidad de su propia política. Es una persona de intelecto primitivo, pero de cierta sagacidad política. Apuesta por estrategias populistas, no por compromisos personales. Por consolidar su apoyo entre la clase obrera blanca -que responde positivamente al grito contra elites-, minorías y extranjeros desgraciados, sin interesarse por la falta de logros concretos. El presidente debe saber que los deseos que proclama suelen ser imposibles o desastrosos. Le conviene no poder implementarlos si puede echar la culpa a los diputados o jueces de impedirlos.

Así que todos acabamos contentos: el presidente por fastidiar a sus amigos y gratificar a sus constituyentes; los jueces y diputados por poder felicitarse el triunfo de no hacer nada; los votantes a bajo nivel económico por poder molestar a las elites sin sufrir las consecuencias de la política populista que han votado; y los intelectuales por asegurarnos de que podemos escapar por los huecos en la dentadura del Leviatán. Como toda, ese sentido de seguridad es peligroso -lo que se llama en inglés el "paraíso de tontos"-. La gran amenaza de Trump no consiste en sus posibles contribuciones a la política estadounidense, sino en los efectos funestos de su influencia cultural. El guardián de la polis puede ser plebeyo o un gentil hombre, burgués o realeza, varón o hembra, del color o la religión que sea, pero es preciso que se comporte como una persona bien educada, civil y honrada, con respeto y "cortesía para todos". Cada vez parece más difícil conseguir líderes de la categoría deseable. Entre los presidentes de EEUU desde Eisenhower, todos menos Jimmy Carter, que era una persona cabal que sabía mantener la dignidad del oficio tanto como la simpatía de su propio carácter, han sido decepcionantes por su conducta sexual, o su mendacidad, o su corrupción, o su crudeza, o su egoísmo o simplemente su estupidez o, en el caso de Ronald Reagan, el mal gusto de su mujer. Al lado del Trump, todos parecen virtuosos y civilizados. Con su twitter repugnante, lleno de palabrotas y comentarios asquerosos dirigidos a ancianos y viudas, héroes y desgraciados, potentes y marginados, víctimas y vencedores, ha logrado ensuciar el diálogo político en este país. Si triunfa alguna política suya, no cabe duda de que podremos recuperarnos. Pero el envilecimiento de la vida política es irremediable. 



Dibujo de Ajubel para El Mundo



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