Julio Herrea y Reissig
Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos? Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado.
El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.
Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado Lóbrega rosa que tu almizcle efluvia, de Julio Herrera y Reissig (1875-1910), poeta, dramaturgo y ensayista uruguayo iniciado en el romanticismo tardío y líder de la vanguardia modernista en la literatura uruguaya, fue miembro de una familia patricia uruguaya, de situación económica desahogada y conexiones importantes en el ámbito social y cultural. De precaria salud, la experiencia mundana es sustituida por su condición de ávido lector y, a partir de 1900, conduce reuniones literarias desde el ático de la mansión familiar en Montevideo, conocida como La Torre de los Panoramas. Allí empieza la evolución desde el romanticismo hacia la vanguardia modernista y surrealista que lo convertiría póstumamente en una referencia obligada de la poesía latinoamericana de la época, junto a Leopoldo Lugones, Ricardo Jaimes Freyre y Salvador Díaz Mirón. En poco menos de diez años creó una lírica de sutil sensibilidad moderna y de impecable precisión lingüística. Les dejo con su soneto.
LÓBREGA ROSA QUE TU ALMIZCLE EFLUVIAS
Lóbrega rosa que tu almizcle efluvias
y, pitonisa de epilepsias libias,
ofrendaste a Gonk-Gonk vísceras tibias
y corazones de panteras nubias,
para evocar los genios de las lluvias
tragedizaste póstumas lascivias
entre osamentas y mortuorias tibias
y cabelleras de cautivas rubias.
Sonó un trueno. A los últimos reflejos
de fuego sangre, en místicos sigilos,
se aplacaron los ídolos perplejos...
Picó la lluvia en crepitantes hilos
y largamente suspiró a lo lejos
el miserere de los cocodrilos.
Las viñetas que acompañan la entrada de hoy son todas ellas del dibujante El Roto y han sido publicadas estos últimos días en el diario El País. Les dejo con ellas.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
VIÑETAS DE EL ROTO
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
HArendt
Entrada núm. 2597
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)