Baltasar del Alcázar
Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos? Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado.
El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.
Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Amor, no es para mí ya tu ejercicio", de Baltasar del Alcázar (1530-1606), poeta y soldado español del Siglo de Oro. Fue soldado en las galeras de don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, y cayó prisionero de los franceses durante un tiempo. Sirvió en la guarnición militar del castillo de Jaén, época que recogió en diversos poemas. Siendo ya conocidos algunos de sus poemas. Fue también alcaide del castillo y villa de Los Molares. Murió sin haber publicado ninguno de sus poemas. Estos se conservan gracias a las copias de un solo manuscrito, hoy perdido, que confeccionó el pintor Francisco Pacheco, que hizo el único retrato que se conoce de él. Autor ignorado por la crítica literaria ya que no hay muchos estudios acerca de su obra, demuestra una gran versatilidad en sus composiciones al abordar temas que van desde el antipetrarquismo hasta los poemas de carácter religioso. No obstante, sus composiciones que más destacan son las que se mueven en la línea de lo burlesco y paródico. Por ejemplo, sus epigramas retratan la vida cotidiana del Siglo de Oro y se burla de ciertas actitudes de la sociedad, sobre todo de las mujeres, ya que el prototipo de la mujer descrita por Alcázar será la de una persona sin escrúpulos. Los tópicos del petrarquismo serán ridiculizados y denotará por igual los malos vicios del amante como los de la amada. La mujer destacará por un gozo en las cuestiones sexuales y actuará por un interés económico, dejando a un lado el ideal neoplatónico. Asimismo, la materia mitológica adquirirá en sus poemas un tinte paródico.
Las viñetas que acompañan la entrada de hoy son todas del dibujante El Roto, que las publica en el diario madrileño "El País", y se que se caracterizan por una crítica extremadamente dura mordaz de la sociedad actual.
Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
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AMOR, NO ES PARA MÍ YA TU EJERCICIO
Amor, no es para mí ya tu ejercicio,
porque cosa que importa no la hago;
antes lo que tu intentas yo lo estrago,
porque no valgo un cuarto en el oficio.
Hazme pues, por tu fe, este beneficio:
que me sueltes y des carta de pago.
Infamia es que tus tiros den en vago:
procura sangre nueva en tu servicio.
Ya yo con solas cuentas y buen vino
holgaré de pasar hasta el extremo;
y si me libras de prisión tan fiera,
de aquí te ofrezco un viejo mi vecino
que te sirva por mí en el propio remo,
como quien se rescata de galera.
Baltasar del Alcázar.