CONTRA TODAS LAS PATRIAS
(Bombardeo de la Biblioteca Nacional de Bosnia Herzegovina, en Sarajevo,
el 25 de agosto de 1992)
Habría que saber por qué proceso
el hombre más sensible se convierte en
alimaña. La historia no es de ahora,
sino de siempre.
Pongamos que es un joven profesor
de Sarajevo, que es experto en Shakespeare.
Que ama los libros a los que dedica
sus horas de emoción y sus placeres.
Pero esa herida de los libros no es
suficiente, sino que camina
come, viaja, fornica, tiene amigos,
sueña y siente
una patria que ama y que quisiera
grande, libre y triunfante entre laureles.
Justo en la parte del cerebro donde
entra la patria, todo lo demás,
libros, música y arte, se convierte en
una cuestión de higiene.
Limpiar, limpiar, y al cabo de los años
de militancia y formación política,
su país, que pongamos que es la Serbia,
hace una guerra de limpieza y tiene
este hombre poder y, como puede,
ordena destruir la biblioteca
donde estudió, dio clases y leyera
tantas horas a Shakespeare.
Era una biblioteca demasiado
libre, con libros bosnios y croatas
y libros servios conviviendo amigos
en el silencio de los anaqueles.
El nombre es lo de menos, mas pongamos
que se llamaba Nikola Koljevic.
Y como el fuego engendra, da esplendor,
y limpia y fija, le pusieron fósforo
blanco a las bombas para que en el breve
espacio de unas horas fuese humo
lo que cientos de manos recogieron
de libros pieles hojas incunables
durante muchos siglos. Cuánto duele
la miseria del hombre y sus quehaceres.
Mortal, tú que me lees, no te vayas
de estos versos indemne
y párate a pensar cuántos tu patria
–sea real o inventada–
libros quemó, dilapidara herejes.
MANUEL GARCÍA (1966)
poeta español
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